03/05/2024

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Taiwan: modelo perfecto de una reforma agraria democrática

26/11/1983
The Wall Street Journal, un importante periódico de Nueva York, Estados Unidos, en una reciente edición, publicó un artículo en el cual expresa que la historia del éxito de la reforma agraria de Taiwan ha demostrado que todos pueden beneficiarse de una reforma agraria democrática. El artículo fue escrito por Roy Prosterman y Jeffrey Riedlinger, dos especialistas en Desarrollo, de la Escuela de Leyes de la Universidad de Washington, quienes han trabajado en programas de reforma agraria en Latinoamérica y Asia, expresaron que los pronósticos para la paz, prosperidad e intereses norteamericanos serían substancialmente más favorables si una adecuada reforma agraria pudiera asistirse financiera y técnicamente antes del advenimiento, en gran escala, de guerras civiles en los países menos desarrollados. "Para hacer esto," señalaron, "debemos restaurar el consenso que apoyó las reformas agrarias democráticas después de la Segunda Guerra Mundial -como las de Japón, Taiwan y Corea del Sur- el cual debe constituir una parte consistente y articulada de nuestra política exterior." A diferencia de la "política agraria" al estilo marxista, la cual presentó guerra de clases, confiscación y sin beneficiarios, -indicaron- la reforma agraria democrática implica dos elementos universales además de su compromiso para resolver los problemas agrarios sin violencia. Primero está la libertad de los beneficiarios para escoger su forma de agricultura y segundo, la compensación razonable a los antiguos propietarios. "En verdad, todos pueden salir ganando. Los anteriores terratenientes taiwaneses afirmaron que la compensación tanto en efectivo como en bonos que recibieron por las tierras, la reinvirtieron en otras empresas; así, tanto ellos como los nuevos beneficiarios de la reforma, agraria productiva cuyas ganancias cubrieron la demanda de mercaderías y servicios producidos, se beneficiaron grandemente de la reforma agraria." El vínculo entre la falta de tierra y la inestabilidad política es igualmente claro. En este siglo, hay 21 países cuyos agricultores y trabajadores del campo constituyen más de la cuarta parte del total de la población. De ellos, 14 han experimentado la revolución o conflictos civiles, incluso los memorables levantamientos ocurridos en México, Rusia, España, China Continental, Vietnam, Cuba y Nicaragua, así como las revoluciones de Bolivia y Etiopía. Dos casos especiales ocurriron en Egipto, donde la monarquía fue derrocada pero con poca violencia y en Irán, con su injusta historia de frustrada reforma agraria, la migración urbana debida a la pobreza rural y luego, la revolución. Los otros tres países son lugares de mayores conflictos actuales: El Salvador, donde el gobierno ha empezado a responder por medio de la reforma agraria, las Filipinas y Guatemala donde ésta aún no ha tenido lugar. Los otros siete países restantes son: la República de China en Taiwan y Corea del Sur donde fue encontrada una solución sin revolución, contando con la ayuda de los Estados Unidos que promovió la reforma agraria después de la guerra (como en el caso del Japón, la cual no forma parte de la lista de los 21 países) y un grupo de cinco países en donde persisten los problemas provocados por la agricultura: India, Pakistán, Bangladesh, Indonesia y Honduras. La ideología marxista leninista ha canalizado y manipulado las injusticias que han cometido con los campesinos, quienes fueron traicionados tanto en términos políticos como agrícolas a través de la colectivización forzada. Pero otros países como Japón, República de China en Taiwan, Corea del Sur, Irlanda y Egipto -continuaron diciendo- han demostrado que existe un modelo muy diferente de reforma agraria que ofrece una alternativa democrática. Con los países menos desarrollados, agrícolas en su mayor parte que cuentan con 100 millones de familias sin tierras, la presencia de dicha alternativa democrática es potencialmente de profunda significación.

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