04/05/2024

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La misión del "shenfú" Ferreira - Por Juan María Coria

06/07/1981
Nos reconocimos al mirarnos. Quizás esa rara identificación que nace en el espíritu de las razas tuvo algo que ver para que el cronista, que hasta ese momento desconocía el aspecto de su entrevistado, y que estaba en medio del amplio vestíbulo de un hotel de China, transitado por hombres y mujeres de todas las razas y vestimentas, lo llamara para preguntarle sin ninguna duda: ¿Usted es Ferreira? A partir de ese momento se sucederían tres horas de charla ininterrumpida.

Habíamos logrado encontrarnos, gracias a la buena disposición del director de los Apóstoles Comunitarios de China, el sacerdote católico español Jesús Breña, quien dijo al cronista que no podía irse de Taipei sin conocer al único residente argentino desde alrededor de 30 años atrás. Ricardo Ferreira, nuestro compatriota, es un miembro de la Compañía de Jesús, un cura que desde hace tres décsdas desarrolla su misión pastoral en la República de China.

Se regocija de hablar con un argentino y sus preguntas son inagotables. Después vendrán las nuestras.

Nació en Córdoba y además de demostrar que no olvidó la tonada de su provincia, habla a la perfección el idioma oficial del país, el mandarín, como también el dialecto taiwanés, el portugués y, por supuesto, el inglés.

Estudió los idiomas chinos en Honolulú, Hawaii,(1) y ahora enseña español a los chinos, en la Universidad de Taipei. (2) En cuanto al portugués, debió aprenderlo cuando ejerció su sacerdocio en Timor, una colonia portuguesa del mar de la China.

Antes de profundizar la conversación, pide que le envíe ejemplares de "La Prensa" porque no recibe diarios argentinos desde hace mucho tiempo.

Para los habitantes de Taipei es el "shenfú" Ferreira, es decir el padre Ferreira y después de contarle cómo esta Buenos Aires y de ponerlo al día del anecdotario político y económico de nuestro país, entramos en materia.

La misión pastoral

La Universidad Católica de Taipei es el instituto más grande, de carácter privado, de la República de China, y donde además de impartirse la enseñanza del Evangelio, se dictan cursos diversos de nivel terciario.

(1) El padre Ferreira asegura que aprendió chino en China.
(2) Universidad Católica de Fu Jen

En Taipei, hay 44 templos católicos, pero la tarea no se atiene a los grandes centros urbanos, ya que los misioneros se trasladan hasta las montañas de Taiwan, para catequizar a las tribus autóctonas de la isla: los Akkas y los de la tribu Tayal.

La "Volunteer Apostles Community", no sólo levanta templos sino que también crea cooperativas de consumo y organiza barrios de viviendas que atienden las necesidades de los montañeses.

Los occidentales tienen que adoptar algunas vestimentas acordes con las costumbres de estas comunidades, tal como se ve en el grabado en el que el padre Barry Martinson, un norteamericano, oficia misa acompañado por el alcalde del pueblo de los tayal.

Los creyentes católicos de China siguen el oficio de la misa con verdadera unción, hecho que comprobó el cronista en uno de los templos de Taipei -a cargo del padre Paul Chung-, pero según las apreciaciones escuchadas, el Evangelio y su difusión recién podrá contarse como de resultado satisfactorio, dentro de 250 a 300 años, lapso que para la Iglesia, no es preocupante.

El mayor centro pagano

El padre Ferreira relata sus experiencias en Peikan, el mayor centro pagano de Taiwán, donde predicó, solitariamente, durante 13 años.

Es el santuario de la diosa Mat-Só, divinidad budista de los pescadores, que a través de los tiempos fue confundiendo su propio rito con los del taoísmo y adonde concurren, una vez al año, miles de peregrinos.

Las creencias en China

"Todas las religiones -nos dice- están para resolver un problema humano fundamental: el dolor. Buda por ejemplo afirma que para resolver el problema y obtener la felicidad, deben alcanzarse todos los deseos".

Pero señala que la dificultad es que, al alcanzar cada deseo, se crea otro mavor. . .

Lao-Tse en cambio, fue un individualista cerrado y afirmaba que toda la sociedad estaba corrompida, por lo que entonces debía destruirse y comenzar de nuevo hasta alcanzar el Tao, o la perfección.

Chiang Kai-shek era -como todos los chinos- un seguidor fervoroso de Confucio, el gran filósofo que organizó la sociedad original de ese gran país, tomando ejemplo de los antiguos, sin preocuparse, en aquel entonces, por lo que ocurría después de la muerte, al afirmar que no debía perderse tiempo en eso: "Arreglemos esta vida. Después la otra".

Después de 2.000 años, el confucionismo y el budismo aparecen "extraviados". razón por la cual -según el padre Ferreira- la misión sacerdotal cristiana tiene ahora mucho qué hacer. Nos despedimos del padre Ricardo Ferreira llevándonos una imagen de lo que significa una misión de tal magnitud y comprobando una vez más que los valores de la libertad son importantes, incluso para la confrontación de las más diversas creencias religiosas.
(Adaptación de La Prensa, de Argentina)

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