07/05/2024

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Análisis histórico: Lucha sin fin entre los comunistas chinos

16/07/1981
Los conflictos y la lucha por el poder caracterizan los 60 años de historia del Partido Comunista Chino, el cual está condenado a la destrucción a menos que cambie su curso y siga la senda del San Min Chu I (los Tres Principios del Pueblo), según indicaron observadores políticos en Taipei. El desarrollo del Partido Comunista Chino puede dividirse en dos etapas, iniciándose la segunda de estas cuando los comunistas usurparon el continente. Durante los primeros 28 años -1921-1949-, los comunistas chinos no eran más que una banda guerrillera bajo la instrucción directa de la Unión Soviética. Moscú no solamente suministró asistencia financiera y personal a los comunistas chinos en su rebeldía contra el gobierno nacionalista, sino que también diseñó todas las políticas y guías que ellos debían seguir. En 1949, los comunistas chinos establecieron el régimen de Pekín que intentó construir una "sociedad socialista al estilo ruso" basada en las instrucciones de Stalin. Moscú estuvo al comando de todas las relaciones externas del régimen de Pekín y regularmente interfirió en sus asuntos internos. Una cruenta política de reforma agraria fue adoptada por el régimen en sus primeros años y entre 1950 y 1952 inició la "supresión de los contrarrevolucionarios con las tres y cinco campañas anti" en un intento para privar de los derechos, la libertad y democracia al pueblo. Cuando estalló la guerra de Corea, los comunistas chinos lanzaron la campaña denominada "Kang-Mei Yuan-chao" (lucha para resistir la agresión de los Estados Unidos y ayudar a Corea). Era la primavera de 1951. Tal campaña y el remoldeamiento consecuente lanzado también en 1952 fueron obviamente una respuesta a las órdenes de Moscú. Las naciones satélites de la Unión Soviética experimentaron dificultades a finales de la década de 1950, cuando numerosos pueblos de Europa Oriental demandaron la liberalización en sus sistemas económicos y políticos. En una época en que los cambios eran necesarios para hacer frente a las demandas del pueblo, el régimen de Pekín -por el contrario- aumentó el control sobre el pueblo. Al mismo tiempo, Mao Tse-tung intentaba desembarazarse de la influencia soviética y llevar a la práctica el "socialismo al estilo Mao". En 1958, Mao inició el "gran salto hacia adelante", un movimiento supuestamente dirigido al incremento de la producción industrial y agrícola de China Continental. Se establecieron, entonces, las comunas populares y se organizaron equipos y brigadas de producción. Mao quiso utilizar estos medios totalitarios para esclavizar aún más al pueblo chino en nombre del comunismo y el socialismo. Las campañas, sin embargo, fracasaron muy pronto y el poder totalitario así como el aventurerismo de Mao fueron criticados por altos cuadros del partido. A fin de restaurar su poder y autoridad, la "Pandilla de los Cuatro" lanzó la "Revolución Cultural", con la crítica de Yao Wen-yuan titulada "La Revocación de Hai Jui", en noviembre de 1965, como una señal del violento drama. Mao recurrió a la violencia para vengar su pérdida de prestigio en el fracaso del "gran salto hacia adelante". Utilizó, entonces, los más crueles medios para perseguir a sus viejos seguidores. El desastre de la "Revolución Cultural", la cual persistió hasta septiembre de 1976, llevó al régimen de Pekín al borde de la ruina. Después de la muerte de Mao, Hua Kuo-feng se unió a Yeh Chien-ying para tomar el poder político. Los dos continuaron siguiendo la vieja senda de Mao, aún después de la caída de Chiang Ching, la viuda de Mao y la líder de la "Pandilla de los Cuatro". Al ser rehabilitado Teng Hsiao-ping, Hua quedó destinado a caer en desgracia. Hua renunció primero de su cargo como "primer ministro", luego como presidente del Partido Conunista Chino y como presidente de la comisión militar. La remoción de Hua no significó la eliminación total del pensamiento maoísta. Un documento expedido por Pekín luego de la sexta sesión del 11º comité central del Partido Comunista Chino, puntualizó que "las realizaciones de Mao están en primer lugar y sus errores en segundo lugar". Ello ha dejado en claro que entre Teng, como un revisionista, y los defensores del pensamiento maoísta, existe una lucha que llevará a uno de los más grandes conflictos dentro del régimen de Pekín, en poco tiempo.

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