Siendo también orientales, estamos situados en la antípoda de la República Oriental del Uruguay. En esta era del siglo XX en que vivimos, lo que acontece en cualquier lugar del planeta se sabe casi instantaneamente en el resto del mundo; la ciencia y la técnica han permitido acercarse tanto a los pueblos de la tierra, el alunamiento no nos sorprende ya más y nuestra ambición de conocer a los demás planetas no parece tener límite. Inútil es entonces evocar en estos breves momentos a las antiguas invenciones chinas universalmente conocidas tales como la pólvora, el papel, la imprenta, etc. Pero quiero recordar unos preceptos básicos de nuestra cultura. Confucio nos enseña a "no hacer nada al prójimo que no queremos que se haga a nosotros mismos" y a "considerar a todos los seres humanos dentro de los 4 océanos como nuestros hermanos". Al presentar la China de hoy y la de mañana, permítanme también recordar un capítulo de Li Chi, obra también de Confucio cuya enseñanza es tan válida hace 25 siglos, sin precisar amplios reajustes, como a la humanidad de este siglo y de los venideros. "La Gran Comunidad" así es el título, tiene vigencia en la educación china como nota de todos nuestros esfuerzos apuntados a establecer una mera sociedad de paz y justica. Y cito:
"El mundo en donde prevalece el gran principio será una comunidad en donde gobernantes serán elegidos de acuerdo a sus sabidurías y capacidades, en donde todos tengan un alto sentido del honor, en donde se cultive la cordialidad en el intercurso de las relaciones humanes. En consecuencia, los hombres no sólo considerarán como padres a sus propios padres, ni como hijos tan sólo a sus propios hijos. Se adoptarán medidas para velar por los ancianos hasta su muerte. A los jóvenes se les proveerá de empleos y todos podrán ser útiles a la sociedad. Los niños serán cuidados y criados. Los viudos, las viudas y los huérfanos así como los desvalidos, los enfermos y los inválidos recibiran protección y cuidado. Cada hombre tendrá su empleo y cada mujer su hogar. No gustarán de ver a la riqueza permanecer inactiva y sin embargo no usarán sus energías para conseguir beneficio para sí mismos. En una tal comunidad, estarán reprimidos los planeamientos egoístas y no se conocerán ni los robos ni los crímenes y la gente no tendrá necesidad de acerrojar sus puertas. A esto se denomina la "Gran Commidad".
Las condiciones de vida en Taiwan están mejorando año a año y la brecha entre la riqueza y la pobreza se ha ido estrechando gradualmente. Quisiera indicar que en 1978 el ingreso per cápita fué de US$304 comparado a US$148 del año 1952 que precede los primeros planes económicos cuadrianuales, el promedio de años de vida alcanza 71,3, la cantidad de calorías diarias 2.720, proteínas 77 grms., 99.7% de las familias consumen electricidad, cada 2 familias usufructua 1 teléfono, cada familia posee un vehículo motorizado. El alfabetismo puede compararse con el de Uruguay. No se escatiman esfuerzos para desarrollar cuantitativamente y mejorar en calidad la educación en todos los niveles. La sanidad pública con todas las facilidades en las áreas rurales, mejora el bienestar social tanto de los trabajadores como de los campesinos.
En la creciente confusión de los acontecimientos en el mundo, se habla hoy de un "nuevo aspecto" del comunismo en el continente y de las perspectivas de reunificación del pueblo chino en Taiwan y en el continente. Pienso oportuno a este punto de mi exposición, subrayar que es falsa la impresión de un "nuevo aspecto" del comunismo chino después de la vuelta al poder de Teng Hsiao-ping en la contínua lucha interna del partido. De hecho, se han acentuado las llamadas 4 líneas: "mantenimiento de la dictadura proletaria, mantenimiento de la jefatura del partido mantenimiento del camino socialista y mantenimiento del pensamiento marxista-leninista-Mao tse-tung", lo que demuestra que los comunistas chinos permanecen completamente iguales.
En cuanto a la reunificación, esta es en efecto la aspiración común del pueblo chino, pero enemigo de los derechos humanos, de la libertad y la democracia, el comunismo en el continente con su sociedad esclavizada y regimentada tiene que ser previamente erradicado. El pueblo y el gobierno en Taiwan que se encuentran más unidos y vigorosos que nunca, continuarán en lucha por sus ideales y asumirán, junto al pueblo del continento, la responsabilidad de reconstruir una nueva China unificada, libre, fuerte y próspera.
Para terminar, quiero destacar muy especialmente la cordialidad de las relaciones uniendo a nuestras dos Repúblicas hemanas, que acarician los mismos ideales de libertad y de democracia. Espiritualmente e intelectualmente unidos, estamos afanosos en lograr el triunfo de los mismos y en época de duras pruebas que está experimentando el pueblo y el gobierno de la República de China, quedan reconocidos al pueblo y al gobierno del Uruguay por su cooperación y su apoyo. Nos empeñaremos juntos para que las Ciencias morales y políticas puedan mantenerse a la par con la sabiduría de las ciencias exactas, que la sabiduría del hombre sea tan grande como sus conocimientos. Nos empeñaremos cumpliendo con los votos del gran rotario ex-Ministro belga Paul Van Zeeland de modo que a la larga, la última palabra siempre pertenece al espíritu y que el triunfo final pertenece a nuestra lucha por la libertad y la democracia.