Desde que asumieron el poder en mayo, la presidenta Tsai Ing-wen y su Administración han estado planificando un nuevo curso para la nación. Esto involucra mejorar una economía reconocida por su adaptabilidad y resiliencia, al mismo tiempo que enfrenta los asuntos difíciles en la sociedad para fortalecer aún más y desarrollar las instituciones democráticas. Realizar esta tarea es una de las más importantes, ya que debe mantenerse a un mínimo la brecha entre los que tienen y los que no, en momentos cuando Taiwan experimenta los beneficios y el impacto de la globalización.
Uno de los pilares de esta estrategia es el Nuevo Modelo para el Desarrollo Económico, una revisión desde la base hacia los estratos superiores de cinco industrias de gran potencial: biotecnología y farmacéutica, energía verde, Internet de las Cosas, defensa nacional y máquinas inteligentes. Al asignar una adecuada distribución de recursos y dar prioridad a la creación de puestos de trabajo e innovación laboral, se sembrarán las semillas del desarrollo sostenible en estas industrias, durante el siglo XXI y más allá.
Este modelo es complementado por la Nueva Política hacia el Sur de Tsai, que busca crear un nuevo impulso económico, profundizar los vínculos comerciales y culturales con los estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, las naciones del Sur de Asia, Australia y Nueva Zelanda; y asegurarse de que todos los segmentos de la sociedad también puedan compartir la prosperidad a largo plazo. Asimismo, ayuda a preparar a la nación para reajustarse rápidamente a las cambiantes condiciones globales y la tendencia hacia la integración económica regional, ejemplificada por acuerdos comerciales tales como el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica y la Asociación Económica Regional Abarcadora.
A pesar de que el Gobierno ha estado ocupado poniendo en su lugar todas las piezas económicas de este rompecabezas durante los primeros meses en funciones, se ha prestado igual atención a realizar progresos en otras áreas.
Se ha estado avanzando en asuntos sociales que han persistido por largo tiempo, como se ejemplifica en la disculpa oficial presentada por Tsai en agosto a los pueblos aborígenes por el trato recibido en el pasado, al igual que las visitas posteriormente ese mismo mes a las comunidades en la villa Atolan y en la Isla de las Orquídeas (Lanyu), en el sudoriental distrito de Taitung. Otras prioridades en el horizonte incluyen reformar el poder judicial, las fuerzas militares, los planes de pensiones y la política sobre pensiones, al igual que desarrollar un Taiwan más amable y compasivo por medio del cuidado a largo plazo y políticas de viviendas sociales que vayan de acuerdo con los cambiantes patrones demográficos y estilos de vida.
Los asuntos diplomáticos e internacionales son otro frente en el cual el Gobierno está tratando de redefinir a la nación. Durante el primer viaje oficial de Tsai al extranjero como presidenta, a los aliados diplomáticos de la RDCh, Panamá y Paraguay, en junio, la Mandataria develó su política de la diplomacia de paso firme. Basada en el principio de asistencia mutua para beneficios mutuos, la iniciativa abre el camino con el propósito de que Taiwan colabore con todos los países y territorios que comparten los mismos principios, a fin de jugar un papel más importante en la comunidad internacional y realizar mayores contribuciones.
Este mensaje fue reiterado por el vicepresidente Chen Chien-jen durante su visita como enviado especial de la presidenta Tsai al aliado diplomático de la RDCh, la República Dominicana; para la toma de posesión del presidente Danilo Medina Sánchez en agosto. Asimismo, Chen lo compartió al asistir a la canonización de la Madre Teresa de Calcuta en su viaje oficial a la Santa Sede, que mantiene relaciones diplomáticas con la RDCh, en septiembre.
Todos estos esfuerzos reafirman la disposición del Gobierno por esforzarse en alcanzar un mejor mañana y continuar haciendo de la nación un punto de referencia en Asia. En el Día Nacional del Doble Diez, el pueblo puede sentirse orgulloso al saber que proviene de una nación que se caracteriza por un entorno económico libre y próspero, una sociedad civil compasiva y una cultura de floreciente diversidad.