03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Fuerzas por el cambio

01/05/1998
Las autoridades judiciales están actuando para atajar la intromisión de la política de «negro y oro» en las elecciones locales, pero los principales partidos políticos también tienen un papel importante en la erradicación de esta plaga.

El difunto presi-dente Chiang Ching-kuo hizo dos cosas de especial importancia en sus últimos años: permitió las visitas a los familiares en China continental [a partir de noviembre de 1987], y anunció la abrogación de la ley marcial [julio de 1987], lo que estimuló el floreci-miento de una sociedad pluralista y un pa-norama político multipartidista. Hizo falta coraje para tomar esas decisiones, y tuvieron un enorme impacto en la sociedad taiwanesa.

La determinación del presidente Lee Teng-hui por la democratización también ha contribuido de forma sustancial a la mejora de nuestro ambiente político. Anteriormente no existía separación entre el partido en el poder y el Gobierno. El Comité Central Permanente del Kuomintang (KMT) era el órgano principal de decisión política, y no estaba sujeto al escrutinio público. Pero Lee intentó reformar esta situación trasladando el eje del poder político del partido al Gobierno, un objetivo que ha perseguido desde su llegada al poder, a pesar de ser una tarea difícil debido al estilo de partido revolucionario leninista que siempre caracterizó al KMT.

¿Con qué recursos contaba el presidente Lee para cumplir tan difícil misión? Ahí radica la paradoja: en el partido gobernante, él adoptó el papel de hombre fuerte, al igual que sus predecesores, pero con el objetivo de librar al partido de su poder dictatorial. De no haber actuado así, no hubiera podido reformar el Yuan Legislativo jubilando a los viejos miembros del KMT [que mantuvieron su puesto durante décadas]. Por eso decía Lee que había que democratizar el Gobierno antes que el partido.

Pero a algunos miembros jóvenes del KMT no les gustó el rol autoritario de Lee como presidente del Partido Nacionalista y se escindieron formando el Nuevo Partido (NP), al mismo tiempo que el Partido Demócrata Progresista (PDP) empezaba a florecer en un ambiente político cada vez más democrático.

Cuando surgió dentro de gobierno central una corriente en contra de la reforma, Lee recabó el apoyo de las facciones locales y de sus líderes. En recompensa, les nominó para ocupar cargos locales, ayudándoles a convertirse en alcaldes o líderes civiles gracias a los recursos del partido. Ello estableció una relación simbiótica entre los gobiernos locales y el central. De hecho, este tipo de relación entre ambos niveles de la administración, donde las facciones locales jugaban un papel subordinado, ya existía mucho antes de que Lee llegara a presidente; pero a medida que el gobierno central comenzó su cortejo de las facciones locales, el poder de éstas se vio reforzado inevitablemente, hasta el punto de que hoy es equiparable al del gobierno central.

Las facciones locales son conocidas por su relación con lo que se ha dado en llamar la política de «negro y oro» [mafias y dinero]. Al hacerse más poderosas comenzaron a chantajear, de una u otra manera, al KMT, contaminando así el ambiente político. Pero una vez que el presidente Lee consolidó su estatus político se negó a aceptar amenazas de las facciones locales. El sabía que para regenerar la política de Taiwan había que quebrar el poder de éstas. Por esa razón, a ojos de estos grupos, el cambio de actitud de Lee es una muestra de ingratitud, a resultas de lo cual muchos han ofrecido su apoyo al PDP o a candidatos independientes.

Las facciones locales son difíciles de erradicar porque están compuestas de individuos sin escrúpulos ni ideales políticos dispuestos a unirse a cualquier partido. Para ellos, el interés personal y local es más importante que el espíritu y la disciplina de partido.

Según un acuerdo tácito entre el KMT y el PDP durante la reforma constitucional de principios del año pasado, pronto se abolirán las elecciones de jefe en aldeas y pueblos, lo que sería una medida efectiva para desmantelar las facciones locales, ya que normalmente éstas expanden su poder dominando este tipo de comicios. Sin embargo, ahí el KMT se enfrenta a un serio dilema, pues si el presidente Lee intenta destruir por completo la estructura de las facciones locales, el Partido Nacionalista se arriesga a perder los cimientos de su poder.

El KMT ha de curar a una persona terriblemente enferma sin dañar ninguno de sus órganos vitales. Este es un grave problema que tanto Ma Ying-jeou como Liao Cheng-hao, anterior y actual ministro de Justicia respectivamente, han tratado de resolver. ¿Hasta qué punto se esperaba de ellos que acabaran con el crimen organizado y la compra de votos? Ma no parecía estar seguro de hasta dónde podía llegar, y ahora parece que Liao está realizando mejor el trabajo pero, de todas formas, si el KMT insiste en cambiar las reglas del juego político que se han seguido a nivel local durante años, seguramente las facciones no serán capaces de digerir una transformación de ese calado.

Obviamente, el KMT tiene por delante una decisión difícil: está pasando por una reforma al mismo tiempo que se enfrenta a las amenazas del colapso tras abandonar el apoyo de las facciones locales y de tener que ceder su posición de partido gobernante al PDP. Aún así, yo pienso que el presidente Lee es un gran reformador político y que Taiwan va camino de una transformación histórica.

Pero mientras ésta tiene lugar, estamos experimentando un agravamiento de la inestabilidad social, algo de por sí inevitable. En los días en que no había democracia en Taiwan, todo estaba relativamente en calma bajo la tutela monopartidista del KMT. Pero a medida que su poder decrece, el partido gobernante sufre el acoso de las facciones locales y de los partidos de la oposición. A causa del mayor criticismo hacia los líderes gubernamentales, es fácil pensar que la sociedad taiwanesa es más caótica hoy que en el pasado, pero éste es tan sólo otro paso hacia la democratización de Taiwan y no debemos preocuparnos por ello más de lo necesario.

La indigenización la inició el difunto presidente Chiang Ching-kuo. Fue de hecho un proceso paralelo a la democratización. Chiang comprendió que para que el KMT se arraigara y sobreviviera en Taiwan tenía que incrementar el número de nativos en el Gobierno, o de lo contrario el partido gobernante sería visto como una fuerza externa segregada de la mayor parte de los taiwaneses [los nativos de la isla, incluyendo la etnia hakka, superan el 80% de la población].

El presidente Lee ha potenciado aún más la indigenización a causa de la presión del PDP, propiciando que, en su partido, los conservadores piensen que lleva el proceso demasiado rápido, mientras que los progresistas le acusan de lento. Todos los reformadores mueven a la crítica, y Lee no es una excepción. Mientras el KMT trata de satisfacer la demanda de una mayor indigenización, no debe olvidar el ideal de la reunificación de China. Por consiguiente, lo más probable es que Lee se decida por una política intermedia en lo concerniente a las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwan.

Yo creo que Lee podría estar considerando una reunificación confederal; esto es, cada territorio miembro, como Tíbet, Hong Kong y Taiwan, puede ser económicamente independiente, mientras se coordinan con China continental políticas que rijan a todos. Tal concepto se discute actualmente en los círculos académicos y, en mi opinión, ésta es la solución que presenta el menor coste en el problema de la reunificación.

Tras la Guerra Fría desaparecieron las principales barreras ideológicas entre muchos países. A causa de esto, Taiwan se siente más libre que nunca para encontrar amistades en la comunidad internacional. Al mismo tiempo, la gente de aquí se siente más segura gracias a la democratización y al desarrollo económico, ahora que, en términos generales, se busca acrecentar el poder económico y el nacionalismo, que ocupó el lugar de la ideología comunista tras la Guerra Fría. En estas circunstancias, los líderes de Taiwan deben encontrar un equilibrio entre las demandas del ciudadano y la susceptibilidad de su intimidatorio vecino. Es como caminar sobre la cuerda floja.

El PDP da prioridad al concepto de «Taiwan como una Suiza de Oriente»; esto es, Taiwan debe perseguir un estatus de país independiente y neutral. Pero esto parece imposible en un territorio bajo la influencia de superpotencias como China continental, EE UU y Japón.

Al principio, el KMT trabajó conjuntamente con el PDP para promover la democratización de Taiwan, pero a medida que el poder de aquél se resiente, algo evidente a juzgar por los resultados de las elecciones locales del pasado noviembre, es más probable que colabore con el NP para competir con el PDP. Creo que el NP estaría dispuesto a cooperar con el KMT si éste estuviera libre de corrupción y tuviera una actitud firme contra la independencia de la isla. Pero aunque la cooperación se intensifique, no es probable que se llegue a una fusión.

En estos momentos, el PDP aún encuentra obstáculos en su camino hacia el gobierno central, a pesar de haber dado una paliza al KMT en noviembre. Por ejemplo, el PDP no cuenta con suficientes líderes, especialmente tras las elecciones locales, ya que muchos de sus hombres talentosos se encuentran ahora al frente de municipios y distritos. Por el contrario, el KMT cuenta con mucha gente experimentada que puede competir en las elecciones; sólo hay que ver la lista de miembros del partido nominados para el Gabinete: es siempre impresionante. Sin embargo, el KMT debe adaptarse a la nueva situación.

Ahora que el PDP es tan fuerte en la administración local, con toda seguridad usará esa fuerza para negociar con el gobierno central la distribución de recursos humanos y financieros. El Yuan Legislativo será probablemente el principal campo de batalla entre los partidos. También es inevitable el conflicto directo entre el Ejecutivo y los gobiernos locales, ahora que el gobierno provincial se va a desmantelar en parte. El KMT necesita un plan integral con el que enfrentarse a las demandas de la administración local.

--entrevista por Oscar Chung

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