04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

El Renacimiento de Taiwan

01/06/2008
Honorables jefes de Estado de las naciones amigas,
distinguidos invitados,
queridos compatriotas residentes en el extranjero,
queridos paisanos,
amigos que nos acompañan delante del televisor y en la Internet:
¡Muy buenos días!

I. El significado histórico del segundo cambio de partidos políticos en el poder
En las elecciones presidenciales de la República de China celebradas el pasado 22 de marzo, el pueblo taiwanés cambió el curso de su futuro. Hoy, no estamos aquí para celebrar la victoria de un partido o individuo en particular, sino para testimoniar juntos el hito histórico que atraviesa la democracia de Taiwan.

El Renacimiento de Taiwan

Ma Ying-jeou, presidente de la República de China (Taiwan)

Tras recorrer un espinoso camino, nuestra trayectoria democrática finalmente presenta menos complicaciones. Pero, durante estos últimos años de grandes vicisitudes, el pueblo ha perdido completamente la confianza en el Gobierno, las manipulaciones políticas han distorsionado los valores esenciales de la sociedad, se ha perdido el sentido de la seguridad económica, y el respaldo internacional a Taiwan también ha sufrido un desgaste sin precedentes. Afortunadamente, Taiwan sufrió menos durante su consolidación democrática que otras jóvenes democracias alrededor del mundo. Además, en el momento crucial, el pueblo taiwanés mostró su madurez democrática y tomó la decisión acertada, optando por la honestidad política, la apertura económica, la armonía étnica y unas pacíficas relaciones a través del Estrecho.


Más importante aún, el pueblo de Taiwan ha retomado los tradicionales valores de la benevolencia, integridad, laboriosidad, honestidad y tolerancia. Gracias a tan extraordinaria experiencia, Taiwan ha sido declarado “Faro de la Democracia de Asia y el Mundo”, un reconocimiento del cual los taiwaneses se enorgullecen. Evidentemente, la República de China se ha convertido hoy día en una democracia respetada por la comunidad internacional.

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Ma Ying-jeou presta juramento en el Palacio Presidencial.



No obstante, no nos damos por satisfechos. Debemos enriquecer y perfeccionar los valores intrínsecos de la democracia. Aspiramos a que bajo los principios de la Constitución, se protejan los derechos humanos, se aplique cabalmente el estado de Derecho, se materialice la independencia e imparcialidad judicial, y que la sociedad civil alcance un desarrollo vibrante. Asimismo, la democracia de Taiwan no debe ser afectada por fenómenos como la escucha ilegal, la justicia arbitraria y la injerencia política en los medios informativos o en las instituciones electorales. Estas aspiraciones compartidas son las metas que hemos de alcanzar en nuestra próxima fase de reforma democrática.

El día de la votación, cientos de millones de personas de etnia china en el mundo siguieron muy de cerca los resultados electorales mediante transmisiones directas por televisión y en la Internet. Debido a que Taiwan es la única sociedad de etnia china donde se ha celebrado con éxito la segunda alternancia de partidos políticos en el poder, las comunidades de etnia china en todo el mundo han depositado grandes expectativas en este crucial experimento político. El éxito del mismo será un aporte sin precedentes al desarrollo democrático de todas esas comunidades. Esta es nuestra responsabilidad histórica.

II. Misión de una nueva era
La tarea más apremiante de la nueva Administración consiste en lograr que Taiwan encare con audacia los colosales desafíos de la globalización. Hoy día, la economía mundial afronta ingentes cambios y un creciente número de naciones emergentes. Por ello, debemos fortalecer la competitividad internacional de Taiwan para recuperar las oportunidades perdidas. La incertidumbre de la actual coyuntura económica mundial constituye un obstáculo que hemos de superar a la hora de revitalizar la economía taiwanesa. Empero, estamos profundamente convencidos de que con estrategias acertadas y una inquebrantable determinación se cristalizarán las metas propuestas.

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El presidente Ma (izquierda) y vicepresidente Siew (derecha), con sus esposas, en la Arena de Taipei.



La historia nos enseña que islas como Taiwan prosperan gracias a una política de apertura, de lo contrario, decaen. En este sentido, hemos de enfocar en la apertura, la liberalización económica y el fomento del sector privado para consolidar las ventajas comparativas del país. Alentaremos al sector empresarial para afianzar su base en Taiwan, conectarse con Asia y el Pacífico, así como posicionarse en el mundo. Asistiremos al sector laboral para que pueda adaptarse al acelerado cambio tecnológico y la reestructuración industrial. Prepararemos esmeradamente a nuestras generaciones venideras, nutriendo una sana integridad moral, un sentido del deber cívico, las perspectivas globales y la capacidad del aprendizaje de por vida. De igual manera, se erradicará toda clase de injerencia política en la educación. Pero, aún en esta era globalizada, el Gobierno debe satisfacer las necesidades básicas de los grupos minoritarios, creando oportunidades para el desarrollo de los mismos. También hemos de combinar el desarrollo con la sostenibilidad del medio ambiente, tanto en Taiwan como en el resto del mundo.


Otra tarea importante del nuevo Gobierno es restaurar la ética política, recuperando la fe del pueblo en las instituciones gubernamentales. Para ello, procuraremos crear un entorno humano, racional y pluralista; donde prevalezcan la reconciliación y la coexistencia. De la misma manera, fomentaremos la armonía entre los grupos étnicos, así como entre viejos y nuevos inmigrantes; estimularemos una constructiva competencia política; y respetaremos plenamente la vigilancia de los medios de comunicación sobre las funciones del Gobierno, así como la libertad de prensa.

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Ma recibe los sellos del Estado de manos del Presidente del Yuan Legislativo.



La nueva Administración restaurará el modelo de una política basada en la rectitud, imponiendo estrictos estándares para la integridad y eficiencia de los funcionarios. Fijará un código de interacción entre los sectores político y empresarial, a fin de evitar que el poder financiero corrompa las funciones de gobierno. Abrigo la esperanza de que todos los servidores públicos tengan muy presente el famoso adagio: “El poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Por ello, nos comprometeremos honestamente a implementar una política que asuma total responsabilidad ante el pueblo. El nuevo Gobierno procurará el mayor bienestar para todos, superará los intereses partidarios y aplicará a fondo la imparcialidad administrativa. Intentaremos que el Gobierno, en lugar de un estorbo, sea el motor del progreso de Taiwan.


Como Presidente de la República de China, mi deber más sagrado es salvaguardar la Constitución. Para una joven nación democrática, es más importante respetarla que enmendarla. Así, mi tarea primordial es subrayar la autoridad constitucional y el valor del respeto a la Constitución. En este sentido, sentaré el ejemplo de acatar cabalmente la Constitución, y en especial, a la división de los poderes de Estado. El Gobierno debe fundamentarse en el estado de Derecho. El Yuan Ejecutivo es responsable ante el Yuan Legislativo. Los órganos judiciales deben poner en práctica el estado de Derecho y la defensa de los derechos humanos. El Yuan de Exámenes debe perfeccionar el sistema de los funcionarios públicos. El Yuan de Control debe censurar y denunciar a los funcionarios públicos por infracciones legales y negligencia en el cumplimiento del deber. Aprovecharemos esta oportunidad para reestablecer una robusta tradición constitucional.

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Las danzas aborígenes fueron parte de las celebraciones por la investidura presidencial en la Arena de Taipei.



Lucharemos para que Taiwan se convierta en un miembro respetado en la aldea global. “Dignidad, autonomía, pragmatismo y flexibilidad” serán los principios directrices para desarrollar las relaciones internacionales. Como ciudadano del mundo, la República de China cumplirá con sus obligaciones y asumirá su correspondiente responsabilidad en cuestiones globales tales como el fomento del libre comercio, la no proliferación de armas nucleares, las medidas contra el calentamiento global, el antiterrorismo, así como el fortalecimiento de la asistencia humanitaria. Intensificaremos la cooperación regional de Asia y el Pacífico, reforzaremos los vínculos comerciales con nuestros principales socios comerciales, procuraremos una mayor integración económica del Este Asiático, al mismo tiempo que realizaremos aportes activos a la paz y estabilidad de la región.


Fortaleceremos los lazos de cooperación con EE UU, nuestro principal aliado en temas de seguridad y primer socio comercial. Atesoramos asimismo la amistad con nuestros aliados diplomáticos y cumpliremos nuestros compromisos con ellos. Más aún, deseamos expandir la cooperación con aquellos países que compartan ideales comunes. Por encima de todo, estamos decididos a defendernos por lo que vamos a racionalizar nuestro presupuesto de defensa y adquirir el armamento defensivo que posibilite una sólida defensa. Al mismo tiempo, nos comprometeremos a salvaguardar la paz a través del Estrecho de Taiwan y la estabilidad regional. La República de China debe restaurar su reputación en la arena internacional como un defensor de la paz.


Sinceramente espero que los dos lados del Estrecho de Taiwan aprovechen esta singular oportunidad histórica para alcanzar la paz y la coprosperidad. En el marco de la Constitución de la República de China y en base a los ideales dominantes en la opinión pública de “no unificación, no independencia y no uso de la fuerza militar”, mantendremos el status quo en el Estrecho de Taiwan. En 1992, los dos lados del Estrecho llegaron al consenso de “una China con sus respectivas interpretaciones”.


Posteriormente, se concretaron numerosas rondas de negociaciones que conllevaron al favorable desarrollo de las relaciones bilaterales. En este sentido, deseo reiterar que, en base al “consenso de 1992”, debemos reanudar las negociaciones a la mayor brevedad posible. De acuerdo con lo formulado en el Foro de Boao para Asia celebrado el pasado 12 de abril, los dos lados del Estrecho debemos “aceptar la realidad, procurar un nuevo futuro, dejar de lado las controversias, y lograr una situación de ganancias para todos”. En busca de un equilibrio entre ambas partes, la normalización de las relaciones económicas y culturales es el primer paso hacia el beneficio mutuo. Espero que la inminente puesta en marcha de los vuelos fletados directos durante los fines de semana y la llegada de turistas de China continental a Taiwan, ambos programados para julio próximo, representen el comienzo de una nueva era en las relaciones a través del Estrecho.

El Renacimiento de Taiwan

El ambiente festivo imperó en la Arena de Taipei.



En el futuro, también negociaremos con China continental acerca del espacio internacional de Taiwan y un posible acuerdo de paz a través del Estrecho. ¡Taiwan aspira a la seguridad, a la prosperidad y más aún a la dignidad! Sólo cuando Taiwan deje de estar aislado en el ámbito internacional, será factible el desarrollo estable de las relaciones a través del Estrecho. Hemos tomado nota de que el Sr. Hu Jintao recientemente habló acerca de las relaciones a través del Estrecho en tres ocasiones: primero, en una conversación el 26 de marzo con el presidente de EE UU, George. W. Bush, acerca del “consenso de 1992”; segundo, en sus propuestas “cuatro continuaciones” el 12 de abril en el Foro de Boao para Asia; y tercero, su llamado del 29 de abril para “establecer la confianza mutua, dejar de lado las controversias, buscar el consenso pese a las diferencias, y salir ganando todos”. Sus puntos de vista son muy similares a los nuestros. En este sentido, deseo hacer un sincero llamado a los dos lados para la reconciliación y la tregua tanto a través del Estrecho, como en el ámbito internacional. Debemos ayudarnos y respetarnos mutuamente en los organismos y las actividades internacionales. En vista de nuestra común herencia china, el pueblo en ambos lados del Estrecho debe hacer todo lo que esté a su alcance para contribuir a la sociedad internacional en lugar de sumirse en una competencia viciosa que sólo acarrea el desgaste innecesario de recursos. Por mi parte, tengo la firme certeza de que Taiwan y China continental hallarán ese camino para la paz y la coprosperidad.


La solución de las cuestiones a través del Estrecho no radica tanto en la disputa de la soberanía, sino en el estilo de vida y los valores esenciales. Nos preocupa el bienestar de los 1.300 millones de habitantes de China continental. Por ello, abrigamos la esperanza de que China continental siga marchando hacia la libertad, la democracia y la prosperidad para todo el pueblo, pavimentando con ello un desarrollo pacífico a largo plazo de las relaciones a través del Estrecho.


El daño causado por el reciente terremoto que sacudió Sichuan es espantoso. Todo el pueblo taiwanés ha expresado su profunda preocupación y su solidaridad, ofreciendo inmediatamente asistencia de emergencia. Considero oportuno presentar nuestras más profundas condolencias a los damnificados y nuestro tributo a los equipos de rescate. Esperamos que en las áreas afectadas se concluya en el menor plazo posible la tarea de la reconstrucción.

III. El legado y la visión de Taiwan
Desde el momento que hice el juramento de oficio, soy muy consciente de la responsabilidad que los 23 millones de ciudadanos de Taiwan me han confiado. Es el cargo más glorioso, y a la vez de mayor responsabilidad, que he asumido hasta ahora. A pesar de no haber nacido en Taiwan, crecí en esta tierra y aquí descansan los restos de mis seres queridos. Le agradezco de corazón a esta sociedad por haber acogido y educado a este inmigrante de posguerra. ¡Protegeré a Taiwan de alma y corazón, y me entregaré sin reservas a esta misión!

El Renacimiento de Taiwan

Los fuegos artificiales iluminaron el cielo sobre el río Amor en Kaohsiung.



Durante más de cuatro siglos, esta isla ha recibido generosamente a los inmigrantes que llegaron sucesivamente. Taiwan nos ha nutrido y amparado, propiciando a todos, incluyendo a nuestros hijos y nietos, un espacio donde refugiarse y asentarse. Altas montañas y vastos mares han forjado y purificado nuestras almas. Con el paso del tiempo, nuestro legado cultural no sólo ha sobrevivido, sino que ha florecido y evolucionado en esta tierra, creando una vigorosa sociedad pluralista.


La República de China renació en Taiwan, donde durante mi mandato estaremos celebrando el centenario de su fundación. La primera república democrática de Asia duró sólo 38 años en el continente chino, en tanto que lleva casi 60 años en Taiwan. Durante estas últimas seis décadas, los destinos de la República de China y Taiwan han estado intrincadamente ligados, atravesando juntos momentos buenos y malos. En el zigzagueante sendero hacia la democracia, la República de China ha alcanzado grandes logros. Ya que a pesar de que en su día, el ideal de una democracia constitucional propugnado por el Padre de la República, el Dr. Sun Yat-sen, no se materializó en China continental; se arraigó y floreció en Taiwan, donde ha cosechado fructíferos resultados.


Confío plenamente en el futuro de Taiwan. He recorrido cada rincón de la isla y he tenido la suerte de conversar con gente de todos los estratos sociales. Lo que más me ha impresionado, sea en el norte o en el sur, sea entre jóvenes o ancianos, son los valores tradicionales tales como la benevolencia, la rectitud, la honestidad, la tolerancia, y la laboriosidad, que no sólo se evidencian en la vida y conducta de los taiwaneses, sino que se han enraizado en su naturaleza inherente. Representan la fuerza de nuestro progreso, la esencia de lo que se conoce como el “Espíritu de Taiwan”.


Sin duda, Taiwan goza de una excelente ubicación geográfica, posee valiosos bienes culturales, sólidas tradiciones humanísticas, una democracia cada vez más madura, empresas innovadoras, una sociedad pluralista y armoniosa, grupos cívicos con una dinámica presencia dentro y fuera de la isla, patrióticos compatriotas en ultramar y nuevos inmigrantes provenientes de todo el mundo. En este sentido, deberíamos combinar el “Espíritu de Taiwan” con nuestras ventajas comparativas y el principio de “dar prioridad a Taiwan en beneficio de su pueblo”. Convirtamos a nuestra patria -Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu- en un edén y un hogar del cual sentirnos orgullosos.


La revitalización de Taiwan depende de los esfuerzos conjuntos del gobierno y pueblo. Necesitamos las experiencias del sector privado, la cooperación entre todos los partidos políticos, así como la participación proactiva de cada uno de los miembros de la sociedad. Mis queridos compatriotas, a partir de este momento, debemos arremangarnos y entrar inmediatamente en acción para construir ese hogar. Sentemos juntos los cimientos de paz, prosperidad y grandeza para nuestros hijos, nietos y muchas generaciones a venir. ¡Tomados de las manos, luchemos juntos por nuestro porvenir!
Y ahora, exclamemos juntos:

¡Viva la democracia de Taiwan!
¡Viva la República de China!
¡Muchas gracias!

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