04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Mercader de la complejidad

01/01/1996
Foto de Chang Su-ching Robert Scalapino: "Habrá que hacer frente al decline de las relaciones patrón-eliente y a una creciente insistencia en una asociación en la política exterior".

El Dr. Robert Scalapino es tal vez el más conocido politólogo estadounidense que estudia Asia y es además profesor emérito Robson de estudios gubernamentales. Es becario de la Academia Americana de Artes y Ciencias, miembro de la junta de directores del Pacific Forum­-CSIC y del Comité Nacional de las Relaciones EE. UU. -China, de los que ha sido su fundador y primer presidente. Es también miembro de la junta de regentes de la Fundación Asia.

Comentando acerca de la Conferencia de la Tercera Ola, Scalapino dice que actual­mente él se siente como un "mercader de la complejidad", recordándose a sí y a otros que deben evitar simplificar en exceso los asuntos cada vez más complicados que caracterizan los problemas mundiales contemporáneos. El pasado 26 de agosto, él sostuvo una conversación con China Libre acerca de los asuntos de seguridad regional, las relaciones entre EE. UU. y China, las tensiones a través del Estrecho de Taiwan y otros temas. A continuación ofrecemos un extracto de dichas conversaciones.

CL: Una sesión de la conferencia hizo hincapié en la importancia de un entorno regional que apoye el surgimiento y la consolidación de la democracia. China continental está expandiendo cada vez más su poderío en Asia y el Pacífico, y muchas personas se preguntan cuál es la fuerza del compromiso de EE.UU. en esta región, especialmente desde que se retiraron de Bahía Subic en las Filipinas. ¿Cuáles son sus puntos de vista acerca de la seguridad regional?

Robert Scalapino: Creo que el compromiso estratégico de los EE.UU. en Asia es firme. A pesar de toda la aprención o temor alrededor de la corriente neoaislacionista y de la retirada de los EE.UU., la Administración Clinton ha dejado en claro que estamos profundamente invo­lucrados en Asia debido a que nuestros intereses económicos más importantes se encuentran aquí y porque reconocemos que las principales potencias del Siglo XXI están en el área de Asia Pacífico: China, Japón, eventualmente Rusia en el trans­curso de su revitalización, y nosotros.

La dinámica política y estratégica de esta región tendrá un gran impacto sobre la economía estadounidense. La misma afectará también el equilibrio de fuerzas que irá a conservar la armonía o causar por el contrario tensiones regionales y mun­diales. Pero esto no significa que un gran número de tropas estadounidenses deban estar acantonadas en Asia. Nuestra preo­cupación deberá ser con respecto a la capacidad de transporte, las defensas móviles, las bases que se mantengan listas por parte de los que están alineados con nosotros, y con los ejercicios combinados. El compromiso de tropas norteamericanas será pequeño, sirviendo primordialmente como "cable trampa", y esto incluso podría ser posteriormente reducido.

También habrá un reajuste de alianzas; en realidad ya se está llevando a cabo uno. La vieja relación patrón-cliente en donde la parte más grande asume la responsabilidad total de la defensa y con frecuencia ofrece asistencia económica, y la parte o partes menores prometen lealtad dentro de una alianza estrecha y abarca­dora, se ha convertido en algo del pasado. Las alianzas que siguen existiendo ahora se parecen más a esquemas de alinea­miento. Esto quiere decir que existe una considerable flexibilidad. La parte más grande no promete seguridad bajo todas las condiciones, y pide una mayor parti­cipación para cargar con los costos y riesgos de la defensa. La parte menor mantiene relaciones políticas fuera de la alianza, y un cierto grado de autonomía en la toma de decisión política en el ámbito inter­nacional. Creo que esto es bastante natural, y que es el entorno en que nos encontramos nosotros y el tipo de relaciones que se sigue estableciendo.

¿Constituye China una amenaza?Esta es la preocupación de un creciente número de gente en Asia. Uno escucha voces de temor en los países de la ASEAN, y también en Vietnam. En realidad, ésta fue una de las principales razones por las que Vietnam estaba tan ansiosa de normalizar sus relaciones con los EE.UU. Claro está, también estaban los factores económicos, pero cuando vives al lado de un gigante, ¡resulta agradable tener algún gigante que te proteja!

Mi propio punto de vista acerca de China es que existen pocas probabilidades de que lance una operación mayor ya sea con respecto a las Islas Spratly y Paracelos, o en contra de Taiwan. ¿Por qué? Primero, con respecto a Taiwan, no creo que China esté militarmente preparada para invadir la isla. Claro está, ella puede crear un incidente, podría hacer un bloqueo, o por lo menos un semi-bloqueo. Pero la estructura de defensa de Taiwan es formidable, y la República Popular de China (RPCh) todavía se encuentra lejos de ser una verdadera fuerza militar efectiva y equilibrada con un alcance extensivo.

Pero lo más importante, en mi opinión, es que las prioridades de China en estos momentos son acelerar el desarrollo económico y lograr una interacción con las economías de mercado. Más aún, ha hecho muchos esfuerzos en los años recientes para mejorar sus relaciones con el Este Asiático y con otros países vecinos. Tal vez, no siempre exitosos, pero por lo menos este ha sido el intento. Creo que cualquier acción militar sostenida sería devastadora en términos económicos. Esto desalentaría a los empresarios extranjeros interesados en invertir allí, alteraría el comercio y la transferencia tecnológica, y dañaría la imagen de China.

Esto no significa que no existen razones para preocuparse. Lo que estamos viendo en China es un decline ideológico y el surgimiento de un nacionalismo, y ambos están interrelacionados. El marxismo­-leninismo atrae cada vez menos. Y en cierto sentido, resulta natural que la élite recurra al nacionalismo en un esfuerzo por lograr la lealtad de la ciudadanía. Esto se puede ver de diferentes formas, incluyendo el resurgimiento del interés en el confu­cianismo, ¡que es decididamente anti­marxista! De modo que creo que los chinos insistirán fuertemente en los asuntos territoriales; en el caso de Taiwan, por ejemplo, podremos esperar retórica y ocasionalmente amenazas directas o indirectas.

Sin embargo, la cuestión más crítica la veremos en el Siglo XXI. Yo expondría el problema de la siguiente manera: ¿Cómo tratarán los estados más importantes a sus "imperios perdidos"? ¿Cómo reaccionaría China no sólo frente al asunto del Mar Meridional de China y Taiwan, sino hacia territorios como Mongolia, que eran anteriormente parte del Imperio Chino, y tal vez incluso Siberia, debido a que también se la adjudicaba antes? Ya podemos ver una modesta inmigración de chinos a Siberia; hay de 200.000 a 300.000 de ellos en la región, y tal vez más de un millón en toda Rusia. Es un número pequeño, pero ya ha comenzado a preocupar a los rusos.

¿Y cómo irá a tratar Rusia a su "imperio perdido"? ¿Cuál será la inte­racción final entre Moscú y las repúblicas de Asia Central que fueron anteriormente una parte de la Unión Soviética? ¿O entre Moscú y sus anteriores territorios en Occidente, como Ucrania y Bielorusia? Esos son asuntos importantes.

Japón es también un tipo de "imperio perdido", pero ha reconstruido la Esfera de Co-prosperidad del Gran Este Asiático sin derramar sangre. ¿Qué clase de medidas políticas y militares desarrollará para complementar sus hasta ahora enorme­mente exitosas políticas económicas?

Incluso los EE.UU. tendrán que decidir cómo tratar con un "imperio perdido", a pesar de que es en un sentido totalmente diferente. En nuestro caso, como había indicado antes, habrá que hacer frente al decline de las relaciones patrón-cliente y a una creciente insistencia en una asocia­ción en la política exterior donde tendremos que reajustarnos a: en otras palabras, la cambiante naturaleza de las alianzas.

Para mí, esos son los asuntos críticos que determinarán la estabilidad o tensión en la primera parte del Siglo XXI.

¿Cree que a las naciones asiáticas les gus­taría que los EE.UU. mostrasen más su bandera en el Pacífico?

Estoy seguro que la mayoría de la gente en el Sudeste Asiático, así como los coreanos y japoneses, desearían más frecuentemente la presencia naval norteamericana, o por lo menos, no ver disminuir el presente equilibrio naval. Personalmente siento que mantendremos una significativa presencia naval. Primero, porque nosotros mismos tenemos posesiones en el Pacífico Central. Guam es realmente más parte del Este Asiático que de la Costa Norteamericana del Pacífico, así como lo son las Islas Marshal y muchas otras islas estados del Pacífico Central donde tenemos responsabilidades propias. No creo que haya abandono alguno, particularmente porque los recursos oceá­nicos serán cada vez más importantes en el marco económico general.

Segundo, la controversia en el Mar de China Meridional se debe por lo menos en parte a intereses económicos: los bancos de pesca y las potenciales depósitos de petróleo y gas en la región. Por lo tanto, creo que el interés de EE.UU. en el Pacífico es parte integral de nuestras propias preocupaciones territoriales.

Existen pocas dudas en mi mente acerca de que China está buscando involucrarse más profundamente en las políticas internas de Taiwan. Pero tales políticas corren el peligro de volverse contrapro­ducentes. Me parece que el ataque frontal contra Lee Teng-hui probablemente mejore su popularidad en vez de disminuirla. Y en cierta forma, este tipo de asalto podría fortalecer el KMT (Kuomintang) ya que el partido ha tomado una posición centrista en cuanto a los problemas de "¿Quiénes somos?" y la "independencia".

Mientras el KMT argumentaba "somos China", su posición atrajo poca atención en el exterior y cada vez se hizo más difícil de defenderla internamente. Pero una vez que el partido cambió a las declaraciones de que "No somos China, sino una China", Y que "Somos un ente político separado, nuestro pueblo tiene soberanía sobre sí y merecemos mayor reconocimiento internacional", sumando a esto la competitividad del DPP (Partido Democrático Progresista) ha vuelto más preocupante para Pekín (Beijing) la posición de Taiwan. El origen del actual desarrollo se encuentra en esta política nueva y más sofisticada, acoplada con la "diplomacia de las vacaciones".

Me parece que las encuestas de opinión pública que se realizan en Taiwan reflejan probablemente en forma bastante exacta el sentimiento general hacia la reunificación e independencia. Un gran porcentaje no quiere un cambio. Y sólo el 20 a 25% está interesado en la indepen­dencia, y un número mucho menor está actualmente interesado en la reunificación.

Sospecho que una gran parte de la población continúa favoreciendo el estatus quo, siempre y cuando se satisfagan las dos condiciones: Primero, los estados más importantes, tales como EE.UU. y Japón dejen de reconocer una independiente República de Taiwan, y segundo, la amenaza de la RPCh de invadir si Taiwan declara la independencia sea percibida como algo credible. De hecho, hay señales que indican que el DPP está moderando su posición en el asunto. El partido habla de la necesidad de un referéndum (en torno a la independencia), pero ya no sigue insistiendo en una independencia de hecho. Se ha logrado un nuevo tipo de equilibrio y realmente dudo que esto sea desafiado en un futuro cercano.

¿Cree que el asunto de identidad quedará fuera de control y causará problemas?

Es entendible que un ciudadano de Taiwan se pregunte: ¿Quién soy yo, a dónde pertenezco, cuál es mi sitio en el orden regional?". Por un lado, a pesar de ciertos problemas, Taiwan ha tenido un gran éxito en términos económicos; su creciente alcance económico no sólo se extiende hacia el territorio continental, sino que a través del Sudeste Asiático y todo el área del Pacífico. Por otro lado, ningún país importante reconoce a Taiwan como un ente independiente. Ello ha dado un cierto éxito significativo al hacer más notoria su presencia en términos no oficiales, pero esto tal vez no sea lo esperado por muchos ciudadanos. Creo que vivir con una identidad mixta seguirá siendo un continuo dilema. Taiwan tendrá poderío económico, pero su importancia política será solamente periférica dentro de la región y en el orden mundial.

Sin embargo, no me parece que esa posición sea inalcanzable. Es un problema psicológico, en vez de cualquier otra cosa, debido al hecho de que la mayoría de los países de Asia y el Pacífico tienen una política de reconocimiento de jure de China como un solo ente, pero de reconocimiento de facto de Taiwan como un ente separado.

En la dimensión psicológica, ¿tiende la mente china a vivir más confortablemente con la imprecisión creativa en los asuntos políticos?

Existen algunas características exclusivamente chinas en la política aquí, así como en el territorio continental. Pero, ¡permítame decirle que la imprecisión creativa no es un monopolio de los chinos! Hemos tenido muchas en los EE.UU., particularmente en lo que se refiere a lo que debemos hacer en caso que Taiwan fuese atacado. Y esa imprecisión tal vez sea necesaria hoy día. Ya que si adoptáramos una postura definitiva, ésta podría alterar drásticamente el equilibrio de las fuerzas política en ambos lados.

Hasta ahora, la posición de los EE.UU. en torno al problema de "una China" tal vez ha sido definida con detalles en el Comunicado de Shanghai: Los EE.UU. reconocen que existe una China, y admite que los chinos en ambos lados del Estrecho de Taiwan consideran a Taiwan como una parte de China. Esa posición ha sido reiterada en el Acta de las Relaciones con Taiwan, que también asevera que el arreglo pacífico del asunto de la unificación es preocupación en los intereses nacionales de los EE.UU., y que habrá una continua ayuda de defensa en la forma de ventas militares para Taiwan antes de la unificación pacífica. Esta es una ambigüedad creativa, y en mi opinión, es esencial.

"Me siento cautelosamente optimista acerca del futuro. Estamos moviéndonos hacia mecanismos de diálogo y solución de problemas que son beneficiosos para todos".

¿Ha enturbiado las aguas del asunto de la unificación la reciente revisión de la po­lítica hacia Taiwan por el Departamento de Estado Norteamericano y las sub­secuentes declaraciones por el Secretario de Estado y otros funcionarios de alta jerarquía en los EE.UU.?

Lo que el Secretario de Estado norteamericano dijo es que los EE.UU. postulan que es posible una solución pacífica al asunto de la unificación, y que trabajar en la búsqueda de una solución al problema es responsabilidad primaria de China y Taiwan. Creo que esto es de sen­tido común, dadas las normas del discurso internacional. Pero los EE.UU. nunca han mencionado que harían en caso que se intentara una unificación por medios no pacíficos. Ni tampoco han hecho claro cuáles son las respon­sabilidades que aceptaría si Taiwan se declarara unila­teralmente una re­pública indepen­diente. Esos asuntos no han sido cubiertos por las declaraciones de política definitivas. Y en mi opinión, no existe otra vía racional que puedan tomar los EE.UU.

En el discurso de fondo del Profesor Huntington durante la inauguración en el primer día de esta conferencia se tocó la cuestión de los "valores asiáticos versus los valores occidentales", algo que ha sido defendido por Singapur en particular. ¿Es esto algo real?

Tengo una cantidad de problemas con respecto a esto. Primero, el debate ha sido conducido hasta ahora en un nivel muy simple. Se presume que los valores son estáticos. Pero nos encontramos en una etapa de nuestra evolución donde las culturas están cambiando muy rápidamente y se están volviendo incluso más diver­sificadas. Existen diferencias de generación en virtualmente cada sociedad asiática, así como en Occidente. No pretendo entender los gustos y estilos de mis propios nietos; para mí, ¡ellos tienen una cultura diferente! Los EE.UU. tal vez sea la sociedad más revolucionaria en este aspecto. Pero cuando viajo por Asia, veo que las generaciones más jóvenes, particularmente en los centros urbanos, también difieren grandemente de sus mayores, particularmente sus abuelos, con respecto a la comida, vestimenta, diversiones y estilo de vida en general.

Fuera de esto, no se puede hablar acerca de una sola cultura asiática en términos generales, buscando los mismos valores fundamentales y modos de com­portamiento. Existen grandes diferencias. Todo lo que se necesita hacer para probar esto es juntar una docena de asiáticos de diferentes sociedades. Consecuentemente, creo que sería mejor si hablamos primero de nuestros diversos legados históricos y lo que queda de ellos en nuestras respec­tivas sociedades, y entonces examinamos cómo ellos influyen sobre nuestras instituciones y formas de pensar.

Estoy bastante preparado para aceptar que existen ciertos elementos con respecto al Confucianismo o la sociedad confucianista que tienen una continuada influencia. Por ejemplo, existe un com­promiso general al consenso más que a la toma de decisión por la mayoría, y la actitud hacia la ley, que tiende a ser consideraba ya sea una sanción o un ideal, pero no necesariamente como algo que debe ser cuidadosamente analizado y cumplido claúsula por claúsula.

A medida que el mundo se hace más interdependiente y los flujos de información se tornan más masivos, estamos presenciando la infiltración cultural por todas partes. Asia está infiltrándose culturalmente en los EE.UU, al igual que Occidente se infiltra en Asia. Para mí, este es un tema mucho más interesante que cualquiera suposición que tenga que ver con valores asiáticos versus valores occidentales.

Más de treinta países están representados en esta conferencia, y un gran porcentaje de los participantes posee títulos de posgrado de los EE.UU. ¿Confirma esto la sabiduría del programa Fulbright y las becas e intercambios patrocinados por la Asia Society, la Asia foundation, y otras instituciones?

Creo que este es un testimonio sobre el grado en que las comunidades intelectuales pueden comunicarse a pesar de las fronteras nacionales. El debate surge en el interior de cada país, así como entre los diferentes países. Tenemos algunos desacuerdos entre los que venimos de Occidente y aquellos que vienen de Asia. También estamos ampliamente de acuerdo en algunos asuntos.

Existe una capacidad cada vez mayor dentro de la comunidad intelectual para comunicarse internacionalmente y una mejor habilidad de las comunidades empresariales para hacer lo mismo. Esas dos comunidades se han internacionalizado considerablemente en formas bastante diferentes. Y a medida que ese proceso se extiende a otros segmentos de la socie­dad, uno crea la base para el entendi­miento. Una cosa que hemos aprendido en los últimos diez o quince años es que resulta mejor buscar una política de compromiso con sociedades que tienen diferentes sistemas políticos y ordenes sociales, que buscar una política que intente contenerlas a través del aislamiento. Creo que esto ha quedado establecido ahora en la política estadou­nidense, incluso dirigida hacia una sociedad como Corea del Norte.

Me siento cautelosamente optimista acerca del futuro. A pesar de muchos problemas, estamos moviéndonos hacia mecanismos de diálogo y solución de problemas que son beneficiosos para todos. Y ahora que tenemos una oportunidad, debido a que los estados más importantes están, sin excepción, tan comprometidos con su política interna que ya no están interesados en una política externa de expansión a gran escala. Como dije ante­riormente, tal vez esto sea solamente suposiciones para el Siglo XXI. De modo que, este es un buen momento para crear instituciones con la ayuda de redes regionales y mundiales . ■

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