20/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Después de las votaciones, vendrán más reformas

01/03/1996
El día 23 de marzo se aseguró un lugar en los anales de la cultura china, la historia de los taiwaneses, y en la vida de los ciudadanos de la República de China. En un sábado sin igual, los electores de Taiwan eligieron por primera vez a su presidente en una elección popular directa y rechazaron desafiantemente los esfuerzos que hizo la República Popular China (RPC) para influenciar la votación.

Una vez más, la división substancial de los votos fue muestra de la selectividad de los votantes, en esta ocasión dando al partido gobernante Kuomintang (KMT) una victoria presidencial arrolladora, y al mismo tiempo evitando que obtuviera la mayoría absoluta de los votos en las elecciones de la Asamblea Nacional.

A la puesta del sol sobre el Estrecho de Taiwan, los votantes cerraron un capítulo en la devolución del poder, de un "autoritarismo inflexible" que luego pasó a "autoritarismo razonable" a un electorado que sostiene ahora que Taiwan es el lugar más democrático de Asia. Sin embargo, aún no se ha terminado de escribir el libro sobre cómo mantener un gobierno demo­crático en efectivo funcionamiento. Por lo que, las elecciones de 1996 marcaron el paso de una etapa a la otra, en la continuidad del proceso de desarrollo democrático.

Algo nuevo 

La elección presidencial fue intrínsi­camente interesante por su novedad. La ausencia de precedente no permitió que los participantes y observadores tuvieran una base para hacer comparaciones históricas. Además como los sistemas presidenciales estables y duraderos son raros, las experiencias comparativas en otras democracias nuevas no se encuentran disponibles.

En consecuencia, la campaña tuvo interés especial para los observadores, quienes tuvieron la rara oportunidad de ver parte de una cultura política creada prácticamente de la nada. Desde el comien­zo de la competencia, se pudo apreciar un gran interés y una gran participación.

La elección directa del presidente fue estipulada en las enmiendas de la Constitución que fueron aprobadas en 1994, después de la cual se tardó un año en redactar, proponer y adoptar la Ley de Elección y Destitución del Presidente y Vicepresidente. Durante este período, la mayoría de los observadores concluyeron que, a pesar de las indicaciones de lo contrario, el Presidente Lee Teng-hui trataría de ser reelegido. También supu­sieron típicamente que Lee sería el can­didato favorito.

El partido de la oposición, con nueve años de antigüedad, el Partido Democrático Progresista (DPP), se anticipó a nominar rápidamente a su candidato presidencial. En cuanto a la nominación para el Yuan Legislativo y gobernador, el DPP realizó una elección primaria según las reglas del partido. Estas establecen que si un candidato no obtiene mayoría de votos en la votación primaria, se realizará otra vuelta entre los contendientes que ocuparon los dos primeros lugares, excepto que alguno de ellos se retire.

Cuando la elección primaria en junio no dió la mayoría a ninguno de los cuatro candidatos, los que ocuparon los dos pri­meros puestos comenzaron una segunda ronda de debates que duró hasta septiem­bre. Se enfrentaron en 49 foros, el quincua­gésimo no se realizó por motivo de un tifón, después de cada debate los votantes (miembros y no miembros del DPP) podían votar. Peng Ming-min, el respetado veterano que defiende la independencia y que recientemente regresó del exilio, derrotó a Hsu Hsin-liang, ex-presidente del DPP que también fue un disidente exilado.

Entretanto, dos candidaturas inde­pendientes surgieron junto a la nominación del Nuevo Partido. Todos estos conten­dientes tienen sus antecedentes en el KMT, pero por diferentes razones y con distintos propósitos se han separado de su partido y de Lee. Estos son Lin Yang-kang, Chen Li-an y Wang Chien-shien.

Lin fue anteriormente Jefe del Distrito de Nantou, Alcalde de Taipei, Gobernador Provincial de Taiwan, Ministro del Interior, Vice Primer Ministro, y Presidente del Yuan Judicial. Chen ha ocupado el más alto cargo de varios ministerios y diversos puestos del partido, también fue Presidente del Yuan de Control hasta su renuncia en agosto. Wang fue Ministro de Finanzas, legislador, y luego uno de los fundadores del Nuevo Partido.

Cuando Chen sorprendió virtual­mente a todo el mundo con el anuncio de su candidatura, el partido de Wang tomó la iniciativa para tratar de unir a los tres contendientes en una "tercera fuerza". Wang ofreció retirarse y así lo hizo, pero Chen no se unió a Lin por las condiciones que éste le puso, y Lin no quiso retirarse como Chen se lo había propuesto. Final­mente, Lin y Chen compitieron como independientes, pero Lin tuvo el apoyo del Nuevo Partido, que al final había quedado sin candidato presidencial.

Mientras que estos candidatos de la oposición dirigieron su campaña, como era de suponerse en contra de Lee, la RPC desencadenó repetidas rondas de propa­gandas calumniando a Lee y asociándolo con la independencia de Taiwan. Luego, la RPC llevó a cabo pruebas de misiles y ejercicios militares en el Estrecho de Tai­wan, primero en el mes de julio, después en agosto y nuevamente en marzo antes de las elecciones.

Los medios de comunicación domésticos así como los internacionales ayudaron a convertir a la RPC en un factor primordial en la campaña presidencial. El temor a que la RPC intentara interrumpir, o impedir las elecciones, provocó que los EE.UU. enviara dos grupos de batalla con portaviones a las aguas cercanas a Taiwan. Y más de 600 periodistas extranjeros vi­nieron a la isla, el grupo más grande que visita a Taiwan por un solo evento.

A pesar de la RPC y de la atención de los medios de comunicación mundiales, las expectativas acerca de los resultados se mantuvieron estables, es decir, que Lee sería reelegido. Solamente dos observa­ciones parecieron ser serias, una basada en el gran número de personas indecisas en las encuestas, y la otra en la prohibición de publicar esas encuestas durante los últimos diez días de la campaña, que es una esti­pulación de la Ley para la Elección y Destitución del Presidente.

La Comisión Central de Elecciones tiene un rápido y eficiente método para informar y para dar el boletín con los resultados de cada distrito y ciudad. Esto produjo reportajes inmediatos. Desde el comienzo, Lee iba a la delantera con un margen sustancial. Ganó en cada distrito y ciudad, a excepción del Distrito Nantou, de donde Lin es originario. Cuando se contó el último voto, Lee había obtenido el 54 por ciento; Peng, el 21,1 por ciento; Lin, el 14,9 por ciento; y Chen, el 10 por ciento. La campaña de Lee tuvo como meta obtener más de la mitad de los votos para disipar los posibles ataques que hubieran surgido si hubiera sido elegido presidente por una minoría. La ley de elecciones no tiene esti­pulación alguna para una segunda votación.

Este objetivo fue alcanzado con el resultado que se esperaba ampliamente. La pregunta que surgió inmediatamente: ¿Qué efecto tendrá este margen decisivo y arrollador de Lee? Se especularon dos tipos de efectos. El primero, se percibirá en las relaciones entre Taiwan y China conti­nental; el otro, sobre el estatus de la demo­cracia en desarrollo de Taiwan.

Las relaciones a través del Estrecho

La repercusión de este margen arrollador sobre las relaciones a través del Estrecho involucran temas diplomáticos y de seguridad, y presumiblemente incluyen propuestas y respuestas tanto a las acciones como a las declaraciones de la RPC. Sur­girán complicaciones e implicaciones en el mantenimiento de un proceso democrático funcional y continuo que seguramente ten­drán que ver con los asuntos que han ocurrido durante los diez años de democratización.

Una forma de interacción será la gran atención que el presidente prestará a la continuidad de los temas de la agenda doméstica, especialmente para proseguir con el desarrollo de los elementos que todavía quedan incompletos en el proceso democrático. Esto se aplica en particular a la gran probabilidad de que los nuevos procedimientos democráticos integren intereses representativos en políticas que satisfarán los intereses comunes o compartidos, de este modo legitimizando y asegurando la aceptación de la nueva democratización.

La sabiduría convencional en Taiwan mantiene que con el éxito de la primera elección presidencial directa, el proceso de democratización está completo. La afirma­ción de que Taiwan tiene ahora una democracia total y completa, exagera los logros genuinamente notables de la última década, y amenaza su resistencia porque se ignora la necesidad de renovar en forma continua las prácticas e instituciones democráticas.

La elección presidencial directa implica otros aspectos del gobierno de Taiwan, lo que sugiere la pronta conside­ración de mayores reformas constitucio­nales. Un presidente electo popularmente choca con la autoridad formal de la presidencia, que según la Constitución cumple la función de Jefe de Estado y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. En la práctica, sin embargo, desde 1978 la presidencia ha dominado sobre el cargo de primer ministro, que es formal­mente el jefe del Yuan Ejecutivo. Aunque todavía no se hayan enmendado las esti­pulaciones constitucionales para que coincidan con la práctica.

Las responsabilidades compartidas de este poder ejecutivo doble pueden provocar conflictos, que tendrá que resolver la Asamblea Nacional. Cuando esto ocurra, resurgirán los viejos problemas entre la Asamblea y el Yuan Legislativo. Estos se remontan a principios de los años noventa cuando la Asamblea redujo el período de mandato de sus miembros y el del presi­dente, de seis años a cuatro, pero se negó a extender los períodos de los legisladores, de tres años a cuatro o a establecer un solo proceso electoral para ambos cuerpos legislativos.

Los que proponen el gobierno presi­dencial tratarán de reglamentar las elecciones legislativas y del ejecutivo, con la esperanza de fortalecer el liderazgo de la presidencia. Este esfuerzo junto a otros asuntos constitucionales afectarán a largo plazo el funcionamiento de la democracia en Taiwan.

No todas las doctrinas están escritas en las constituciones. Además de la reforma constitucional, la incompleta agenda demo­crática de Taiwan incluye la creación de una red electrónica de comunicaciones más competitiva o por lo menos una que no es­té tan parcializada y que tenga menos preferencias partidarias. Durante un cuarto de siglo, desde el advenimiento de la televisión en Taiwan, las tres estaciones nacionales han dominado la programación que se ve en casi todos los hogares. A su vez, estos tres canales están dominados por sus propietarios y administradores que son el partido gobernante y las agencias gubernamentales.

Los intelectuales así como otras personalidades de la oposición observan la cobertura y la objetividad de las noticias, y retan la credibilidad de este influyente factor tanto en la sociedad general como en la política en particular. Los reportajes que hacen circulan no sólo en Taiwan sino también en las primeras páginas de muchos periódicos extranjeros que simpatizan con la transformación democrática en Taiwan.

Si las reformas constitucionales y de los medios de comunicación no son suficientes, las demandas por un mejor go­bierno mantendrá ocupados a los miembros electos y a los líderes de todos los partidos. El margen de victoria de Lee hubiera sido aún mayor si un numeroso grupo de votantes no se hubiera cansado del pro­blema de la integridad del gobierno. Sus demandas se intensificarán, y un ejemplo de ello fue la exitosa campaña en contra de la compra de votos que incentivó acciones similares en contra de otras formas de corrupción.

El estancamiento, la parcialización y la corrupción junto al estrés, la crisis y la violencia pueden ser un reto para la durabilidad de la democracia. La elección 1996 se llevó a cabo bajo estrés, por no decir crisis; bajo amenaza de violencia, sin llegar a ser verdadera violencia.

Las maniobras militares de la RPC provocaron en la gente el temor a una invasión, y esto a su vez, hizo recordar que el presidente a través de decreto pudo haber suspendido o cambiado la fecha de las elecciones. Además, circularon rumores de un asesinato planificado. Para estos casos, la ley de elecciones estipula que la comisión electoral suspenderá las actividades electorales y establecerá una nueva fecha para la votación.

El cambio de la fecha para la elección, ya sea por decreto o por ley sería humillante para un gobierno democrático recién establecido. Incluso en otros países democráticos únicamente se pospone el período de votaciones bajo condiciones muy severas.

En el caso de Taiwan, persisten los recuerdos de la suspensión de las elecciones "suplementarias" en 1978, cuando los Estados Unidos normalizaron sus rela­ciones con la RPC y cerraron su embajada en Taipei. Por otra parte, otro precedente que parece haberse pasado por alto; en 1994, el Yuan Ejecutivo pospuso las elec­ciones locales por cinco meses, cuando los presidentes y los presidentes suplentes de los concejos de ciudad y distrito estuvieron involucrados en una epidemia de escánda­los. Este primer incidente no fue aprobado en su totalidad en Taiwan, sin embargo fue necesario. El segundo fue aceptado con poca crítica, y ampliamente aprobado, pero a pesar de todo ya casi no se recuerda.

Los gobernantes democráticos, y aquellos que los observan y valoran, encuentran útil considerar tanto los puntos de vista históricos como futuristas, y para tener presente la perspectiva de esa experiencia, en Taiwan como en cualquier otro lugar, es válido alertar a las élites de las posibles amenazas para la democracia y de este modo, minimizar su impacto en caso de que ocurran.

De vuelta al trabajo

Muchos aspectos de la incompleta agenda democrática de Taiwan son evidentes para las élites políticas de la isla. Durante años, sin embargo, los líderes de todos los partidos los han colocado a un lado, esperando la reforma electoral y la venida de las elecciones libres, justas, periódicas y competitivas. Ahora que esto se ha logrado, la meta es renovar y continuar los asuntos de la reforma. Debido a que "la democracia es un proceso, no un destino", la meta nunca se realiza totalmente, la democracia nunca se completa. Esto hace que el proceso sea importante en sí mismo, y justifica la vigilancia permanente para valorarlo e informarlo. ■


James Robinson es profesor de la Universidad del Oeste de la Florida, y ha observado todas las elecciones de mayor importancia en Taiwan desde 1986.

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