07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Una estrategia pragmática para la reunificación pacífica de China

01/03/1996
Primer Ministro de la República de China
La atención mundial se centró en forma dramática en las relaciones entre la República de China y la República Popular de China durante julio y agosto de 1995 a causa de dos pruebas de misiles que recibieron gran publicidad, llevadas a cabo por las fuerzas militares de China continental cerca de la costa norteña de Taiwan. La intensificación de las ten­siones a través del Estrecho por Pekín (Beijing) fue ampliamente percibida como una respuesta a la visita en junio del Presidente de la República de China, Lee Teng-hui a la Universidad de Cornell, su alma máter.

Aunque el viaje del presidente fue en calidad privada, Pekín continuó mostrando su disgusto, cerrando los canales de negociación no gubernamentales que se habían reunido periódicamente desde 1993 para discutir los asuntos concernientes a los crecientes contactos comerciales, de inversión y culturales entre Taiwan y China continental. La Fundación para el Inter­cambio a través del Estrecho (SEF) con sede en Taipei, establecida en febrero de 1991 como una organización privada sin fines de lucro, se reunió formalmente por primera vez en Singapur con su equivalente continental, la Asociación para las Rela­ciones a través del Estrecho de Taiwan (ARATS), en abril de 1993. Desde entonces, las dos organizaciones han celebrado alrededor de una docena de reuniones para discutir los temas económicos, técnicos, legales y de interés práctico que conciernen tanto a un lado como al otro. Aunque estas conversaciones evitaron cuidadosamente los contactos gubernamentales directos, pudieron, sin embargo, romper el aisla­miento de varias décadas entre los dos lados y ayudaron a crear un mayor entendi­miento y cooperación mutua.

Para muchas personas, las pruebas de misiles y el rompimiento de las reuniones SEF-ARATS significa la llegada de una verdadera crisis de las relaciones a través del estrecho, una con implicaciones preocupantes para la región de Asia-Pacífico al igual que para otras naciones del mundo. Pero Taiwan y China continental han sobre­llevado exitosamente otras crisis anteriores. Sólo tenemos que recordar el bombardeo a Quemoy por China comunista en 1954 Y 1958, que provocó que los EE.UU. enviara la Séptima Flota para investigar la situación. Desde entonces, por más de treinta años, la tensión a través del Estrecho de Taiwan ha disminuido gradualmente. Se debe recordar que el término chino para "crisis" contiene los caracteres que indican "peligro" y "oportunidad", implicando que "en el peligro también existe la opor­tunidad". De manera que, a pesar de las tensiones del último verano, el Gobierno de la República de China ha redoblado sus esfuerzos para continuar en la búsqueda de contactos comerciales, de inversión, culturales y otros que se habían estado desarrollando desde finales de 1987. Tales contactos se consideran como medios productivos para crear una mayor confianza entre los dos lados y, finalmente, alcanzar el objetivo común: la reunificación pacífica de China.

Si bien, recíprocamente Pekín todavía no ha renunciando al posible uso de la fuerza militar contra Taiwan, el Gobierno de la República de China está comprome­tido en la búsqueda de una estrategia pacífica que promueva el respeto mutuo entre los dos lados. Desde que asumí el cargo de Primer Ministro en febrero de 1993, he dado gran prioridad al mejoramiento de los lazos a través del Estrecho, esperando que ambas partes dejen de lado en sus relaciones, el enfoque "suma-cero", en donde un lado gana a expensas del otro, con miras a encontrar soluciones "triunfo-triunfo" que puedan resolver los problemas entre nosotros de una manera mutuamente beneficiosa.

Es claramente contraproducente para ambos lados pretender la eventual reunificación de China y, al mismo tiempo, dedicarse a escaramuzas diplomáticas innecesarias y malgastar recursos valiosos en preparaciones militares. ¿Por qué no canalizar nuestros recursos en forma más productiva para beneficio de toda nuestra gente y hacer avanzar la causa de la reunificación pacífica? Por lo tanto, he manifestado en repetidas ocasiones mi apoyo al aumento del intercambio econó­mico, comercial, cultural y artístico, tecnológico, y de divulgación de información entre los dos lados, como un medio para reducir las desavenencias que todavía existen entre nosotros.

La estrategia pragmática para la reunificación pacífica propuesta por el Gobierno de la República de China es continuar desarrollando relaciones posi­tivas a través del Estrecho mediante una gradual expansión de intercambios, introduciendo por lo tanto una era de negociación. Durante la primera mitad del año pasado, parecía que el marco para el diálogo indirecto de alto nivel entre los dos lados iba a surgir de la propuesta de seis puntos ofrecida por el Presidente Lee Teng-hui el 8 de abril en un discurso en el Consejo de Unificación Nacional de la República de China, como respuesta a la propuesta de ocho puntos en relación a los lazos a través del Estrecho anunciada por el Sr. Jiang Zemin, Secretario General del Partido Comunista Chino, el 30 de enero de 1995. Lamentablemente, este desarrollo positivo no fue la única pérdida como re­sultado de los gestos de descontento de Pekín el pasado verano, ya que las auto­ridades continentales procedieron también a interrumpir las negociaciones adminis­trativas en progreso entre la SEF y ARATS. En nuestra opinión, este canal de comu­nicación no gubernamental, establecido después de mucho esfuerzo con el fin de resolver disputas entre ambos lados, debe ser abierto de nuevo. Tal canal de comu­nicación es aún más importante durante cualquier período en el cual las tensiones entre Taipei y Pekín se intensifiquen, ya que ayudaría a evitar desafortunados resultados de errores y malentendidos.

Un ejemplo de tales malentendidos es la queja constante de Pekín que afirma que los esfuerzos del Gobierno de la República de China por obtener su legítimo estatus internacional son una expresión de la "independencia de Taiwan". Tal postura no refleja la realidad y también ignora nuestro esfuerzo a largo plazo para mejorar las relaciones a través del estrecho y promover la unificación de China. En noviembre de 1987, cuando el Gobierno de la República de China anunció que los ciudadanos de Taiwan podían visitar a sus familiares en China continental, terminó con casi cuarenta años de alienación a través del Estrecho. Este importante cambio en la política de la República de China trajo como resultado más de 8,5 millones de viajes a China continental hasta mediados de 1995. Más aún, el total del comercio a través del Estrecho para finales de 1994, excedió US$70.000 millones, con US$17.800 millones en 1994 solamente. Al mismo tiempo, hemos presenciado un aumento de contactos culturales y académicos. Catorce mil profesionales del territorio continental han visitado Taiwan en los últimos ocho años en tales inter­cambios. Es necesario continuar con este ímpetu positivo en muchos aspectos.

LAS BASES PARA UN FUTURO PACIFICO Y POSITIVO

En espíritu y dirección, la estrategia para una reunificación pacífica de la República de China se deriva de las Directrices para la Unificación Nacional. Las mismas detallan tres fases para alcanzar la Reunificación de China: Una fase a corto plazo de intercambios y reciprocidad, una fase a mediano plazo de confianza y cooperación recíprocas, y una fase a largo plazo de consultas y reunificación. No existe un calendario de tiempo fijo para cada fase, ya que es difícil predecir cuánto tiempo le tomará a ambos lados armonizar sus sistemas económicos, políticos y sociales divergentes.

Como las circunstancias a través del Estrecho han cambiado, el Gobierno de la República de China ha abandonado los conflictos ideológicos obsoletos y ha hecho esfuerzos pragmáticos para volver a establecer las relaciones de un modo positivo. En el pasado, se procuraba resaltar las vastas diferencias entre los sistemas económicos de cada lado del Estrecho de Taiwan para demostrar la superioridad de nuestro sistema de libre comercio; ahora, esperamos ofrecer las ventajas de nuestro sistema como un modelo para promover el comercio y crecimiento económico de China continental, y disminuir las diferen­cias económicas a través del Estrecho como un paso hacia la reunificación eventual. Anteriormente, veíamos el desasosiego y los disturbios en el territorio continental como una oportunidad para precipitar el advenimiento de la libertad y la democracia; ahora queremos ver un cambio evolucio­nario y no revolucionario en esa dirección. Anteriormente, buscábamos limitar la interacción entre las personas de nuestra área de jurisdicción efectiva y aquellas del territorio continental; hoy, estimulamos la interacción y no descartamos la posibilidad de futuros contactos de gobierno a go­bierno.

Internacionalmente, hemos suspen­dido nuestra disputa con China continental sobre el tema de la "representación de China" en las Naciones Unidas. Sostene­mos que los pasos más concretos que la comunidad internacional puede tomar para reconocer la realidad de que China está dividida y gobernada por gobiernos se­parados y autónomos es asegurar que ambos lados tengan una representación satisfactoria no sólo en las Naciones Unidas, sino también en todas las organizaciones internacionales. Sólo entonces, pueden ambos lados comenzar a encontrar soluciones a los temas que los dividen. Por esta razón, Taiwan y China continental tienen que aceptar la realidad de los gobiernos separados, sin negarse mutua­mente como entidades políticas iguales, e instituir activamente las condiciones favorables para la eventual reunificación de China. De esta manera, ambos lados podrán caminar gradualmente hacia la fusión nacional basada en la democracia, la libertad y la prosperidad. Siempre hemos tratado de ser claros y continuamos enfocando los temas sustanciales que dividen ambas partes para alcanzar la reunificación nacional. Personalmente, siempre he sentido que Taipei y Pekín no están en conflicto sobre el tema del "nacionalismo" o min-tsu chu-yi que Pekín continuamente invoca cuando discute sobre el tema. El término chino min-tsu chu-yi evoca un sentido de identidad étnica común, y casi todos los chinos de Taiwan tienen sus ancestros en China continental en algún momento del pasado. Min-tsu chu-yi es también parte de los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun Yat-sen, que contiene un concepto más adecuado del tema de la reunificación nacional, es decir, min-chuan chu-yi. Este último término es algunas veces traducido como los "Derechos del Pueblo", pero realmente, en mi opinión, es otra manera de decir "democracia". En otras palabras, lo que importa ahora en el proceso para alcanzar la reunificación nacional son las diferencias sobre la enorme brecha entre los sistemas políticos bajo los cuales nuestras dos sociedades operan actualmente, y no el tema sobre la identificación étnica común. En vez de discutir innecesariamente en el ámbito internacional si un acto en particular es una expresión de "una China, un Taiwan", "dos Chinas" o "la independencia de Taiwan", la cuestión que verdade­ramente los dos lados deben resolver, como se ha manifestado anteriormente, es cómo promover la reunificación pacífica de acuerdo con los principios de democracia, libertad y prosperidad.

OBSTACULOS AL PROCESO DE REUNIFICACION

Muchos de los obstáculos en el camino de la reunificación pacífica se fundamentan en la renuencia de Pekín en abandonar sus políticas pasadas y obsoletas. Por ejemplo, la posición de Pekín con respecto a que el aumento en el reconocimiento internacional de Taiwan pueda fomentar un sentimiento que encamina la "independencia de Taiwan" es infundada. La "independencia de Taiwan" va explícitamente en contra de la política de la República de China. El Gobierno de la República de China aboga por la posición de "una sola China" mientras que simultáneamente enfatiza la innegable realidad de que esta "una sola China" se encuentra actualmente dividida y ha sido gobernada por gobiernos autónomos separados por más de cuarenta años. De modo que ni la República de China, ni la República Popular de China pueden adjudicarse en el presente la representación de la totalidad de la nación china.

Pekín también mantiene la posición de "una China", pero su versión considera a la República Popular de China como el único gobierno representativo de China y a Taiwan, –siendo una parte de China–­ como una parte de la República Popular de China. Sin embargo, no hay fundamento para el reclamo de soberanía de la República Popular de China sobre Taiwan; no tiene derecho a representar a las personas de Taiwan. Los chinos comunistas están tratando de conseguir, mediante la retórica aparente, lo que no consiguieron por la fuerza de las armas en 1949. Aunque es verdad que cuando el Gobierno de la República de China se trasladó a Taiwan en 1949, la población y el territorio que administraba efectivamente disminuyó sustancialmente, la República de China permanece una entidad soberana e inde­pendiente, una entidad que en los años subsiguientes ha tenido un éxito político y económico sobresaliente. Como hecho histórico, y así lo atesta el Derecho Inter­nacional, la República Popular de China nunca ha ejercido ningún poder sobre Taiwan, y por lo tanto no tiene ningún derecho a representar a nuestros 21 millones de habitantes en ninguna organización o actividad internacional.

Debido a la fuerza política y económica de la República de China, es natural que nuestro pueblo exija un estatus internacional de medida igual a la realidad del papel de Taiwan en el mundo. El resultado del esfuerzo de Pekín en oponerse y aislar a la República de China en la comunidad internacional es que, a pesar de ser bienvenidos como turistas y comer­ciantes en los otros países del mundo, nuestros ciudadanos son sometidos a procedimientos incómodos y engorrosos para obtener las visas. Nuestros equipos deportivos en las competencias interna­cionales ni tan siquiera pueden llevar el nombre de su país en sus uniformes. Y a pesar de constantes expresiones del deseo, y sin lugar a dudas la capacidad financiera de ayudar, la República de China permanece incapaz de pertenecer a organizaciones apolíticas tales como la OMS, UNESCO, e incluso la Cruz Roja Internacional.

Pekín sigue perdiendo las oportu­nidades de desarrollar un ímpetu positivo en las relaciones a través del estrecho. Viejas ideas, tales como la fórmula continental de "un país, dos sistemas" para resolver el tema de la reunificación son impracticables. El "un país" en que insiste Pekín en este arreglo transitorio, presun­tamente sería la "República Popular de China" y el sistema final sería, por lo tanto, la autocracia comunista. En consecuencia, la propuesta de Pekín significa reducir la República de China a la posición de un gobierno local, obligando al pueblo de Taiwan a aceptar el gobierno comunista chino y abandonar la libertad, democracia y prosperidad que hoy disfruta. En años recientes, las autoridades continentales han pedido repetidamente la "reunificación pacífica", sin embargo, no renuncian al uso de la fuerza para alcanzarla. Amena­zando continuamente a Taiwan, las autoridades continentales están buscando una política que sólo agranda la brecha psi­cológica entre los dos lados. Esto es poco conducente para facilitar el proceso de reunificación.

COMO MEJORAR LAS RELACIONES A TRAVES DEL ESTRECHO DE TAIWAN

En primer lugar, si los líderes de Pekín son sinceros en la búsqueda de la reunificación, ellos deben adoptar también una estrategia que fortalezca el enten­dimiento entre los dos lados. Esto debe incluir el tratar de comprender las razones del desarrollo económico, político y social de Taiwan. La voluntad popular de Taiwan, expresada en una sociedad democrática multifacética, de libre progreso, está jugando un papel cada vez mayor en la orientación del desarrollo de la isla. Así, cualquier medida que se desvía de la voluntad popular es inaceptable en Taiwan. Las autoridades continentales simplemente no pueden ignorar las opiniones del pueblo de Taiwan. Si los líderes de China conti­nental pudieran buscar más vigorosamente políticas democráticas y el precepto de la ley, que lleve a una sociedad justa y abierta, ellos definitivamente ayudarían a unir más estrechamente los dos lados. Y sólo en esta forma estarían actuando de acuerdo con los principios cardinales del nacionalismo que ellos tan fuertemente defienden.

Segundo, las relaciones a través del estrecho pueden ser mejoradas aceptando los "beneficios paralelos" como una meta común. En otras palabras, ambos lados deben buscar el enfoque "triunfo-triunfo". El pueblo de Taiwan sabe que la reuni­ficación está actualmente imposibilitada por las grandes diferencias entre los dos lados en términos de los sistemas políticos y económicos, y del nivel de vida, más que por la "interferencia extranjera" o la "defensa de la independencia de Taiwan por los residentes de Taiwan", como ha alegado Pekín. En años recientes, Taipei ha expresado consistentemente su deseo de usar el poder económico de Taiwan para asistir a China continental. Aunque el desarrollo de la isla ha tenido sus proble­mas, sin embargo, mucha de esta expe­riencia puede ser de considerable valor para el territorio continental.

Tercero, ambos lados necesitan aumentar los intercambios, fomentando , de esta manera la idea de beneficios paralelos en los negocios, comercio e inversiones. En febrero de 1995, indiqué en mi informe administrativo al Yuan Legislativo de la República de China que en el presente las relaciones bilaterales debían enfocarse en temas comerciales y económicos de manera que ambos lados pudieran gozar de los beneficios de una economía de mercado. El Gobierno de la República de China, de acuerdo con esta política, ha levantado sus restricciones sobre la inversión y comercio con el continente, y recientemente, formuló un plan para establecer centros de transbordo "offshore" (fuera de la jurisdicción de la República de China) para permitir el transporte de carga directo a través del estrecho. Nosotros propusimos este plan para fomentar condiciones que eventual­mente harán posible establecer lazos postales, comerciales y de transporte directos a través del Estrecho de Taiwan. A la fecha, se ha firmado un convenio para permitir vuelos entre Taiwan y Macao, algunos de los cuales pueden extenderse a ciertas ciudades de China continental, después de hacer paradas en Macao y de cambiar el número de vuelo.

También hemos fomentado inter­cambios extensivos en las artes, cultura, educación, literatura, ciencia y tecnología, y esperamos que los futuros intercambios no se limitarán a meras visitas o confe­rencias, sino que se extenderán para incluir investigaciones conjuntas a largo plazo, seminarios tecnológicos, y programas de intercambio académico. El Gobierno de la República de China ya ha aflojado las restricciones para las visitas de sus funcionarios a China continental y ha simplificado los procedimientos de entrada para las visitas de los funcionarios gubernamentales y del partido comunista chinos.

Cuarto, necesitamos implementar más consultas pragmáticas. Después de las primeras conversaciones SEF-ARATS en 1993, las dos organizaciones comen­zaron a proporcionar un canal de consulta para abordar los problemas relativos a los intercambios a través del estrecho. Aunque no todo salió bien al principio, ya que era difícil llegar a un consenso en asuntos tales como las disputas sobre la pesca, sin embargo, íbamos en la dirección correcta. Todavía pienso que es del interés de ambos lados minimizar nuestras diferencias políticas y reanudar nuestro diálogo lo más pronto posible.

Todas estas sugerencias se hacen con el espíritu de cooperación y están inspiradas en un deseo de crear credibilidad y con­fianza. Ellas están en total acuerdo con nuestras Directrices para la Unificación Nacional, que fomentan un ambiente de razón, paz, paridad y reciprocidad en el cual ambos lados puedan buscar conjuntamente la causa de la reunificación nacional. Aunque las relaciones a través del Estrecho se han enfriado recientemente a consecuencia de los últimos reveses, confiamos que esta situación es sólo temporal y que la paz continúa siendo nuestra aspiración común. El progreso en las relaciones entre ambos lados ha sido firme en los años recientes, y es poco probable que se pierda el ímpetu económico. Pero también debemos tomar en cuenta otros asuntos: mayor transparencia militar, mejor entendimiento de los procesos políticos en ambos lados, fortaleci­miento de los intercambios culturales e información mutua más amplia en los medios de comunicación de los cambios que están ocurriendo en nuestras dos sociedades.

En los años venideros, como ahora, las tensiones a través del Estrecho de Taiwan pueden ocasionalmente aparecer con proporciones de crisis. Durante tales momentos, ambos lados deben tener la voluntad de encontrar soluciones mutua­mente beneficiosas y mecanismos para ayudar a sobrellevarlas. Cada éxito acercará más ambos lados a nuestra meta común: la reunificación pacífica de China . ■

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