Aunque el 70 por ciento de los hogares no hace caso a la opción de "pasearse" a través de la extensa gama de canales, el ambiente del cable aún es muy novedoso. El gobierno apenas legalizó el cable en 1993. En verdad, los canales sin licencia existieron desde los años setenta, pero ofrecían un limitada variedad de programas en video y tenían relativamente pocos subscriptores hasta que se lanzó el satélite AsiaSat 1 en abril de 1990. El advenimiento de los programas vía satélite revolucionaron el mercado de la noche a la mañana. Aunque todavía es muy pronto para medir el impacto total del cable, el mercado se ha desarrollado lo suficiente como para revelar algunas tendencias dominantes. Por ejemplo, la televisión por cable está desempeñando un papel importante en el afianzamiento de las raíces de las instituciones democráticas de Taiwan.
En cuanto a la cobertura política, la programación ha ido de un extremo al otro. Por décadas, los analistas de las elecciones tanto locales como extranjeros se han quejado de que el partido gobernante ha monopolizado la cobertura política en la televisión, obstaculizando así el proceso democrático. Ahora, estas críticas son historia, porque las tres estaciones comunes de Taiwan se han vuelto más equilibradas en sus reportajes y han expandido el espacio para los partidos de la oposición. El mayor cambio proviene de los canales del cable, que han destinado una extraordinaria cantidad de espacio a la totalidad de la escena política de Taiwan.
Sin embargo, hay muchos otros aspectos involucrados además de asegurar a los candidatos y partidos de la oposición partes iguales de espacio en los noticieros de la noche. Los canales del cable también han informado sobre los rallies de los partidos, han hecho reportajes políticos especiales, y han transmitido una amplia variedad de debates y seminarios políticos, y por supuesto, han sacado al aire anuncios publicitarios (que les han generado ganacias) patrocinados por los partidos. De este modo, "pasearse" un poco por los canales mostrará amplia evidencia de que el público está participando vigorosamente en la política que ha sido completamente transformada desde que el Decreto de Emergencia fue eliminado en julio de 1987.
La lista de libertades políticas es impresionante: los representantes legislativos son elegidos a través de elecciones libres y justas, así que son envestidos con verdadero poder; la igualdad de oportunidades de campaña y leyes de elección, votaciones, y escrutinios imparciales; la gente se encuentra organizada en tres grandes partidos políticos y muchos otros pequeños; y existe un significativo apoyo a los partidos de la oposición y las posibilidades realísticas de que éstos no sólo aumenten su apoyo sino que también obtengan el poder a través de las elecciones. Además, todo el pueblo está representado; a ningún grupo minoritario, ya sea cultural, étnico, religioso o de cualquier otro tipo se le ha negado el derecho razonable a la autodeterminación. La única dimensión que faltaba era la elección popular del presidente, pero esta laguna fue llenada en las elecciones presidenciales del 23 de marzo.
Taiwan tiene también una lista completa de libertades civiles: medios de comunicación libres e independientes; un ambiente apto para la discusión libre y abierta, ya sea pública o privada; libertad de asamblea y demostración; libertad de formar y operar partidos políticos, asociaciones civiles, gremios comerciales, y otras organizaciones profesionales y privadas. Por otra parte, los ciudadanos son todos iguales bajo la ley, tienen acceso a los procedimientos judiciales independientes, y su libertad personal está protegida. También tienen libertad de creencia religiosa, de tránsito, de elegir y cambiar de domicilio, derecho a la propiedad privada, a contraer matrimonio con quién deseen y tener el número de hijos que quieran, todo ésto ya es un hecho.
No obstante "dar por descontado todas estas cosas" en sí mismo es motivo de preocupación. El precio de la libertad es la eterna vigilancia: la gente necesita asegurar que sus libertades civiles y políticas estén bien arraigadas tanto en la mente del público como en las instituciones gubernamentales. Esta es la función y la responsabilidad de la televisión por cable.
Las estaciones del cable tienen una sólida trayectoria en la transmisión de programas relacionados con las elecciones, las relaciones a través del Estrecho, y el papel internacional de Taiwan. Sin embargo, un sinnúmero de asuntos domésticos necesitan que se les preste mayor atención. La televisión por cable puede ayudar a estimular esta actividad, clarificando los asuntos que necesitan de debate público. Por ejemplo: Cuál es el mejor método para fortalecer el sistema público de educación, o para garantizar altos niveles de salud pública, o resolver los serios problemas de transporte, suministro de agua, y la contaminación del aire y agua.
La televisión por cable ya ha demostrado que puede jugar un papel sólido y efectivo en la creación de la conciencia pública en cuanto a los asuntos sociales y políticos. De este modo, la televisión por cable podrá ser una herramienta efectiva para que el pueblo emplee productivamente las libertades civiles y políticas que ha ganado con el sudor de su frente . ■