06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Discurso del Presidente Lee Teng-hui en ocasión de la Toma de Posesión

01/07/1996
Excelentísimos Señores Jefes de Estado y Enviados Extraordinarios venidos de lejos, Excelentísimos Señores Embajadores del Honorable Cuerpo Diplomático, Distinguidos invitados, Mis queridos compatriotas: Hoy nos encontramos reunidos aquí frente a toda la ciudadanía con un sentimiento austero y emocionado, para celebrar el Acto de la Toma de Posesión. Esta ocasión no sólo es el inicio del Noveno Período Presidencial de la República de China, sino también es el principio del futuro de la patria y el nuevo destino de la nación. El día de hoy, los veintiún millones trescientos mil compatriotas entramos oficialmente en una nueva era en donde "la soberanía reside en el pueblo". Hoy, el pueblo chino entra en un nuevo horizonte lleno de esperanzas. Hoy, nosotros los que vivimos en Taiwan, con sumo orgullo y confianza proclamamos firmemente a todo el mundo que hemos logrado llegar exitosamente a la cima de las reformas democráticas en donde nos sostendremos sin vacilaciones. Hemos demostrado ya claramente que los chinos somos capaces de implementar el sistema democrático y manejar la política democrática. Hemos ampliado ya de manera eficiente la fuerza del campo democrático internacional, habiendo hecho una activa contribución respecto a la libertad y a la democracia de toda la humanidad entera. Por eso, este acto de hoy no es para festejar la victoria de un candidato, no es para celebrar la victoria de un partido político, sino que es para celebrar el triunfo conjunto de los veintiún millones trescien­tos mil habitantes en su búsqueda de la democracia. Es para dar vivas por que los valores fundamentales de la humanidad ­-libertad y dignidad- han encontrado una positiva confirmación en Taiwan, en las Islas Pescadores, en Quemoy y en Matsu. Queridos compatriotas de todo el país: Las puertas de la democracia se encuentran ya abiertas de par en par, la vitalidad de la democracia está a todo galope, disparándose en todos los sentidos. Hoy los que son realmente merecedores de las ovaciones son cada uno de los ciudadanos de la República de China. Aplaudamos, porque todos, al cavilar en el futuro de la patria, lo hemos hecho de una manera tan determinante, sin el menor asomo de vacilación. Aplaudamos, porque todos, en la determinación de defender la democracia, lo hayamos hecho de manera tan firme, sin el mínimo titubeo. Aplaudamos, porque todos, ante la amenaza de un régimen autoritario, hayamos podido mantenernos tan ecuánimes, sin doblegarnos. De aquí en adelante, el derecho de gobernar al país pertenecerá al pueblo entero, no a un individuo, no a un partido político. Es la plena expresión de la "libre voluntad", es la total materialización del concepto de que "la soberanía reside en el pueblo", es también la voluntad del Supremo Hacedor y del deseo del pueblo. En fin, es la verdadera reforma, es el genuino cambio y renovación. Toda la gloria debe de pertenecerle a todo nuestro pueblo. Mis queridos compatriotas: En este momento histórico tenemos que abrir un nuevo capítulo con nueva determinación y nuevas actuaciones. Aquí es donde se encuentra nuestro hogar común, aquí se encuentra la razón fundamental de la lucha por nuestras existencias. Las vicisitudes experimentadas en estos cincuenta años han hecho de nosotros un ente inseparable con un destino común, y la elección directa del presidente por el pueblo por primera vez ha hecho definir nuestra conciencia de lucha teniendo a Taiwan como actor principal. Cómo hacer que este pedazo de tierra sea más bello, y permitir que el pueblo que vive aquí goce de mayor seguridad, más armonía y más felicidad, es la respon­sabilidad conjunta de todos los veintiún millones trescientos mil habitantes. "El deseo del pueblo siempre estará en mi corazón", yo comprendo perfectamente la necesidad de toda la ciudadanía, trabajaré con todos mis mejores esfuerzos para cumplirles. Sin embargo, las impor­tantes políticas que afectan profundamente el desarrollo nacional, no pueden ser de­terminadas por una persona o un partido político. En consecuencia, instruiré a la brevedad al gobierno para que, a la luz de las necesidades más imperiosas, se le dé alta prioridad a las tareas más importantes relacionadas con la futura planificación del país e invitando a los dirigentes y repre­sentantes de los diferentes sectores de opinión para consultarlos y lograr un consenso que contribuya a abrir una nueva perspectiva nacional. La campaña electoral ha concluido, pero los compromisos adquiridos deben ser cumplidos lo más pronto posible. Para construir un país moderno, se precisa de la concurrencia y dedicación de muchos técnicos de diferentes especialidades. Para lograr la estabilidad política y el crecimiento del poderío nacional; creo que las instancias ejecutivas del gobierno deben seleccionar e invitar a los más calificados talentos, con una conducta moral intachable, con amplia visión futurista, con acabada experiencia y sin importar su filiación política y étnica. Los tiempos han cambiado, el entorno de la sociedad se está transfor­mando también y si vamos a permanecer anclados en el pasado, sin pensar en romper ese cerco y salir adelante, vamos a estar condenados a ser eliminados. No podemos usar la óptica maquiavélica para juzgar el impulso de las interacciones políticas; no podemos entrar en consideraciones egoístas para determinar posiciones políticas. Las conductas violentas no pueden representar el sentir del pueblo, el boicot no precisa­mente significa equilibrar. Y el ideal de democracia política que perseguimos, fuera de ejercer un efectivo control de balance, precisa también que los diferentes partidos políticos, para buscar la felicidad del pueblo, concurran de manera mancomunada y entusiástica a este fin. Cuatro años pasarán en un abrir y cerrar de ojos, no tenemos tiempo para vacilaciones, y tampoco tenemos tiempo para esperas. Para poner los cimientos de una patria estable y permanente, para un futuro de bienestar y felicidad de las próximas generaciones, tenemos que empezar a partir de hoy, veinte de mayo del año ochenta y cinco de la República de China, a tener un activo comienzo. Primero debemos de hacer más amplio y profundo el funcionamiento democrático. Refiriéndonos a su amplitud, perseguimos compartir nuestra experiencia democrática con todos los chinos dentro y fuera del país, así como con las diferentes personalidades internacionales; y refirién­donos a la profundidad, debemos de empeñarnos en impulsar la segunda etapa de la reforma constitucional, depurando los mecanismos electorales, consolidando un gobierno capaz y honorable, mejorando la seguridad social, adaptando nuevas modalidades políticas para concretar así la política de los partidos y asegurar la estabilidad y desarrollo de la política democrática. El desarrollo económico y la demo­cracia política tienen igual importancia. Sin un exitoso desarrollo económico podremos perderlo todo. Para incrementar el poderío nacional, y hacer que la República de China pueda estar en la sociedad internacional, y pueda jugar un papel de importancia en el proceso de la futura unificación nacional, debemos, de acuerdo con el itinerario trazado, hacer de Taiwan un "Centro de Operaciones de Asia", y al mismo tiempo, proyectar cons­trucciones nacionales para el próximo milenio, acelerar el establecimiento de un sistema económico de liberalización e internacionalización, instituir para las inversiones empresariales un favorable ambiente de baja tributación y sin impedimentos, reformar el sistema de pertenen­cia de la tierra, vigorizar las medianas y pequeñas empresas, elevando la compe­titividad nacional para hacer frente a una nueva era Asia-Pacífico de mutuo beneficio y prosperidad, convirtiéndonos en un importante e indispensable compañero en el progreso y desarrollo del mundo. Para lograr un desarrollo balanceado nos empeñaremos en la reestructuración simultánea de la política interna poniendo énfasis en la reconstrucción jurídica, educa­cional, cultural y social. Para efectuar la reforma jurídica es menester primero fortalecer el espíritu de la justicia, particularmente tomando en cuenta la situación del pueblo, afianzando la equidad en los veredictos, para demostrar que todos somos iguales ante la ley. El espíritu del derecho es la base de la democracia política, y si el procedimiento jurídico no pudiera merecer la plena confianza del pueblo, la democracia política sufriría graves consecuencias. Una reforma jurídica de ninguna manera deberá de ignorar los derechos humanos básicos, incluyendo a los de los presos y los de aquellos en procesos, quienes deberán de ser tratados con toda dignidad. Y con respecto a la integridad y eficiencia del sistema jurídico y fiscal, deberemos resueltamente introducir mejoras concretas. La prioridad de la reforma educacio­nal está en implementar el ideal educacional de alegría, satisfacción, pluralismo, y de mutuo respeto en los estudiantes, para despertar sus potencialidades, respetando su naturaleza humana, desarrollando su personalidad, incentivando la creatividad, y eliminando las ataduras irrazonables, a fin de establecer un sistema de aprendizaje permanente, permitiendo que la creatividad y personalidad individual logren tener un espacio suficiente de desarrollo, en pos de la ininterrumpida búsqueda de un auto crecimiento y realización. Debemos de guiar a la nueva generación, para saber más de su propio lar, amar con vehemencia a su propia patria, creando en ellos una amplia visión de lo internacional, para que en este nuestro mundo cada vez más competitivo, puedan afrontar de manera más favorable todos los desafíos interna­cionales, para así ampliar el brillante futuro de la patria. Queridos compatriotas: El pueblo chino ha podido mante­nerse incólume por cinco mil largos años, gracias a su rica cultura; sin embargo, a partir de mediados del Siglo Diecinueve, la cultura china, bajo la fuerte repercusión de la civilización occidental, sufrió un pro­fundo embate, haciendo que parte del pueblo chino perdiera su fé, y el país sufriera una decadencia. Es por eso que yo siempre he estado reflexionando en todo momento en la reconstrucción y renacimiento de la cultura china. Abrigo la esperanza de que nuestro pueblo en el área de Taiwan, pueda construir una nueva cultura de vida, cultivando un concepto del valor de la vida, que sea futurista y de grandeza, y sobre las bases de nuestra vasta y milenaria tradición cultural, absorbamos la esencia de la cultura occidental combinando ambas en una nueva civilización china, para adaptarnos al nuevo ambiente que encontraremos dentro y fuera del país al traspasar los umbrales del Siglo Veintiuno. Es en esto que reside mi ideal para "construir el gran Taiwan como un esquema para la nueva China". Mirando en la historia a las importantes civilizaciones del mundo, todas se originaron de una pequeña región; la rica y milenaria cultura china de cinco mil años, se originó también en un rincón del continente chino. Taiwan se ubica en el punto de conver­gencia entre la cultura continental y la oceánica; en las últimas décadas, gracias a las cambiantes situaciones favorables no sólo ha podido preservar su antigua tradición y cultura, sino que también ha tenido amplio contacto con la democracia, las ciencias y la moderna cultura social de la industria y comercio del mundo occi­dental. Si a esto agregamos el alto nivel de educación y desarrollo, hace que supere en mucho a cualquier región de China, necesariamente esto hará que Taiwan vaya adquiriendo gradualmente un papel directriz a medida que vaya desempeñando el responsable rol de culturizar a la nueva China. El manejo del gran Taiwan no sólo consistirá en dar formación a una nueva cultura, sino reconstruir a una nueva sociedad. Siguiendo a la apertura política de la democracia, dentro de la sociedad taiwanesa ha surgido un panorama floreciente y pluralista. Tenemos que usar la vitalidad que se ha desprendido del pluralismo, para concebir una nueva fuerza vital social, para mover el desarrollo y el progreso de la sociedad. Tenemos que empezar desde los cimientos, rescatando los valores morales y éticos de la familia, creando una con­ciencia comunitaria, para fundar una nueva sociedad armoniosa y comprensiva, para hacer que el pueblo pueda disfrutar de una vida comunitaria feliz. Nosotros también desde el punto de vista del desarrollo sostenido, tenemos que preconizar la política del ahorro y la simplicidad, apre­ciando los recursos existentes y planifi­cando adecuadamente el buen uso de los terrenos públicos, para fortalecer la protección ecológica a fin de que nuestros hijos y descendientes puedan vivir en su terruño bellamente preservado. Nosotros, siguiendo con los principios de promover la armonía social y defender la dignidad humana, tenemos que reforzar nuestra atención sobre las minorías, y de acuerdo con la capacidad financiera de cada uno, gradualmente establecer un sistema de seguridad social justo, equilibrado y permanente, para así darle la ocasión a todo el pueblo de librarse de la escasez. Claro está que al mismo tiempo que nos dediquemos en cuerpo y alma al desarrollo de la República de China en Taiwan, no deberemos de olvidamos de los compatriotas de ultramar. Dedicaremos nuestros mejores esfuerzos a continuar apoyando el desarrollo de las diferentes comunidades chinas en el exterior. El bienestar de nuestros compatriotas en el área de Hong Kong y Macao seguirá siendo particularmente el motivo central de nues­tra preocupación. A ellos les extenderemos en todo momento nuestros brazos de mutuo apoyo para defender juntos la democracia, libertad y prosperidad de esa región. Hoy,la existencia y el desarrollo de la República de China en Taiwan se ha ganado la aprobación y el respeto de la sociedad internacional. En el nuevo orden internacional, los cuatro dogmas que se respetan comúnmente son: el promover la democracia, el respeto a los derechos humanos, la defensa de la paz y la renuncia al uso de la fuerza, y estos dogmas coinciden plenamente con nuestro espíritu nacional. Por lo tanto, alentados por un espíritu de buena voluntad, siguiendo el principio de mutuo beneficio, continuaremos practican­do la diplomacia pragmática para que nuestros veintiún millones trescientos mil habitantes tengan el espacio necesario para vivir y desarrollarse, y conseguir además el respeto y tratamiento que se merecen en el concierto internacional. Queridos compatriotas: La China del Siglo Veinte ha sido un país sumamente sufrido. Primero fueron las invasiones extranjeras que ocurrieron sin cesar, luego en el devenir de estos cincuenta años debido a las diferencias ideológicas, se dio la tragedia de que "los chinos pelearan contra los chinos", culminando todo esto en una abierta con­frontación y enemistad entre hermanos; siempre he sostenido que en los umbrales del inicio del Siglo Veintiuno, los ambos lados del Estrecho deberán de dedicarse a dar fin a esta tragedia histórica, iniciando una nueva era en donde "los chinos ayuden a los chinos". Por lo tanto, en los últimos seis años, bajo la premisa de mantener la seguridad de Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu, y de defender el bienestar de todo el pueblo, siempre y en todo momento nos hemos empeñado en promover el desarrollo de las relaciones entre los ambos lados del Estrecho a fin de impulsar la gran tarea de la unificación nacional pensando en las dos partes como igualmente ganadoras. Sin embargo, debido a que la China comunista siempre ha estado ignorando el hecho de la existencia de la República de China en Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu, esto ha hecho que el desarrollo de las relaciones entre ambos lados del Estrecho haya sufrido frecuentes obstáculos. Desde el año pasado, la China comunista, en su oposición a la democracia, ha lanzado una y otra vez contra mi persona una serie de calumnias y falacias, y como nunca les falta la excusa de un pretexto para atacarme, tuve que tolerar e ignorar los improperios e insultos por una causa superior. Pues si uno responde de igual forma al agresor, nunca se llegará a solucionar nuestro problema histórico de cincuenta años. La China comunista, con el objeto de influenciar adversamente sobre nuestra primera elección presidencial directa, llevó a cabo una y otra vez diferentes maniobras militares; no obstante nosotros hemos demostrado un auto control sin parangón, porque sabemos que tenemos que mantener la paz y seguridad de la Región Asia-Pacífico; y más importante aún, no queremos ser testigos de que los frutos económicos tan difícilmente logrados por el continente chino después de sus reformas y apertura, se echen totalmente a perder. La estoica paciencia y tolerancia de los veintiún millones trescientos mil compatriotas, no debe ser tomada como cobardía ni debilidad. Porque estamos convencidos de que la paz y la indulgencia son la única medida para disolver la confrontación y la enemistad. No nego­ciaremos bajo la intimidación, pero no debemos de tener miedo de negociar. Nosotros insistimos en que sólo a través del diálogo y la comunicación se podrá llegar a solucionar el problema de los am­bos lados del Estrecho. La República de China ha sido siempre un país soberano. No existe el problema de identidad nacional y cultural entre los ambos lados del Estrecho, lo que sólo existe es la disputa entre sistemas y modos de vida diferentes; aquí no tenemos la absoluta necesidad ni tampoco hemos considerado la posibilidad de adoptar la llamada corriente "independentista de Taiwan". En el devenir de estas cuatro décadas, los ambos lados del Estrecho, por factores históricos, han estado gobernán­dose separados por el Estrecho, y esto constituye un hecho; sin embargo, los ambos lados del Estrecho persiguen por igual la meta de unificación nacional, lo cual es también un hecho. Los ambos lados del Estrecho, solamente afrontando esta realidad con la mayor sinceridad y pa­ciencia, dedicándose a un diálogo y comuni­cación, poniendo de lado las diferencias para encontrar los puntos en común, es que podrán solucionar prácticamente el problema de la unificación nacional, y buscar el bienestar común para todo el pueblo chino. Hoy, en esta ocasión, quiero hacer un solemne llamado: los ambos lados del Estrecho deberán de tomar muy en serio el gran problema de terminar esa posición antagónica, a fin de realizar una contri­bución de naturaleza clave que nos lleve a la búsqueda de la magna tarea histórica de la unificación nacional. En el futuro, y siempre que el país me lo demande, con el apoyo del pueblo, yo me comprometo a llevar el consenso y la voluntad de los veintiún millones trescientos mil compa­triotas para visitar el continente chino en un viaje de paz. Al mismo tiempo, para establecer una nueva era de comunicación y cooperación entre los ambos lados del Estrecho y para asegurar la paz, la seguridad y la prosperidad de la Región Asia-Pacífico, tengo también el deseo de encontrarme con la máxima autoridad de China comu­nista para intercambiar opiniones directa­mente. ¡Compatriotas, ya hemos realizado en Taiwan el sueño del pueblo chino! Para los chinos del Siglo Veinte, lo que buscamos vehementemente es construir una nueva China próspera, fuerte, sana y feliz, para materializar el ideario del Dr. Sun Yat-sen de "la soberanía en manos del pueblo". En los últimos cincuenta años, la penosa lucha que hemos realizado en Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu, ha creado lo que todo el mundo ha denominado con admiración como el "milagro económico", habiendo llevado a feliz término la reforma de­mocrática alabada por todo el mundo. Hace cien años, al principio del Siglo Veinte, el pueblo chino fue criticado por los países occidentales, y tildado de dictatorial, feudal, pobre y atrasado. Pero en el área de Taiwan, Penghu, Quemoy y Matsu hemos abierto un nuevo panorama de democracia, de prosperidad y de progreso, logrando con orgullo la admiración del mundo entero. Esto no sólo es un honor para todos los veintiún millones trescientos mil com­patriotas, sino que también es el momento coyuntural que dará inicio a un destino para dejar atrás el lastre del pasado. Estamos convencidos que lo que ha podido lograr Taiwan como parte del pueblo chino, también lo podrá alcanzar el continente chino. Por lo tanto, queremos con nuestra experiencia de construcción, guiar la dirección de desarrollo en el continente chino, ofreciendo los frutos del progreso como ayuda para mejorar el bienestar de los millones y millones de compatriotas del otro lado, para así unir las fuerzas de los chinos de ambos lados para lograr el desarrollo y prosperidad de todo el pueblo chino. Queridos compatriotas, yo deseo reiterarles a todos ustedes mis sinceros agradecimientos por la confianza que han depositado en mi persona. Hoy, en este acto de juramento, acepto la gran respon­sabilidad de ser el Noveno Presidente de la República de China, con un sentimiento de humildad y sobriedad. Yo comprendo plenamente el significado de mi alto cargo, también entiendo plenamente todo lo que implica esta responsabilidad, les aseguro que voy a trabajar con todos mis esfuerzos para cumplir el mandato y no defraudar las grandes expectativas puestas en mí; al mismo tiempo, quiero solicitar a los compatriotas de todo el país, que me presten el apoyo sincero, generoso, solidario y tolerante de todos ustedes, para marchar mancomunadamente, con la frente en alto, hacia el Siglo Veintiuno. Creo que en el Siglo Veintiuno, el pueblo chino podrá concluir su histórica gran tarea de lograr su unificación pacífica, brindando nuestros mejores esfuerzos hacia la consecución de la paz y el desarrollo de este nuestro mundo. Finalizo deseando la mayor prospe­ridad a la República de China junto a la salud y felicidad de todos los distinguidos invitados que hoy nos están acompañando en esta magna ocasión. ¡Muchas Gracias! ■

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