06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Mezclando negocios con politica

01/11/1996
Hong Kong ha estado separada del resto de China por más de 150 años. Bajo el control del Reino Unido, se ha desarrollado allí un excelente sistema legal y se ha logrado una pros­peridad basada en la estabilidad social y una economía de libre mercado. A pesar de la falta de relaciones oficiales entre sí, Hong Kong y Taiwan se han beneficiado de los florecientes lazos económicos, turísticos, de comunicaciones y de transporte. Pero cuando Hong Kong retorne a la so­beranía de China continental el 1 de julio de 1997, la política amargará esta fructífera relación. ¿Qué hace el Gobierno de la Repú­blica de China para salvaguardar los intereses económicos de Taiwan en Hong Kong, y cómo se relacionará con el nuevo gobierno del territorio? A fines de los años ochenta, Taiwan comenzó a descongelar sus relaciones con China comunista. El primer paso fue per­mitir a los residentes de la República de China que viajaran, por medio de un lugar intermediario, a China continental para visitar a sus familiares. Esto fue algo bien recibido después de cuarenta años de separación. Segundo, el Gobierno de la República de China permitió que las empresas de Taiwan hicieran negocios e inversiones en el territorio continental, siempre y cuando todo fuera a través de terceros países. Desde entonces, Hong Kong se ha convertido en el canal más importante para el flujo de capital, bienes y turistas de Taiwan hacia China continental, así como el principal centro de exportación de productos hechos en el continente por fábricas de propiedad taiwanesa. Taiwan es actualmente el mayor inversionista extranjero después de Hong Kong y Macao combinados. Según una comparación de las estadísticas gubernamentales de Taiwan, la República Popular de China (RPCh) y Hong Kong; China continental (incluyendo a Hong Kong) reemplazó a los EE.UU. en 1995 como el mayor mercado de expor­tación de Taiwan. «Hong Kong es impor­tante para Taiwan, no solamente debido a su bien desarrollado sector de servicios y su papel en el economía global», dice Andy Chang, profesor asociado del Instituto de Posgrado en Estudios Chinos de la Univer­sidad Tamkang. «Incluso es más importante por su papel de intermediario en los inter­cambios China continental-Taiwan». Pero, todo eso podría cambiar des­pués que Hong Kong se revierta al control continental. Las autoridades de Pekín (Beijing) han prometido mantener las instituciones y forma de vida de Hong Kong inalteradas por cincuenta años después de la entrega. Y bajo los términos de la Ley Básica de la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAE), aprobada en abril de 1990 por el Séptimo Congreso Nacional del Pueblo en Pekín, se permitirá que Hong Kong mantenga su sistema económico liberal e internacionalizado bajo el mandato de China continental. Sin embargo, Pekín se reserva el derecho a interpretar y revisar la Ley Básica según considere necesario. Y la extensión de la interferencia de China continental en los asuntos de Hong Kong en el período antes de la entrega ha causado que muchos observadores cuestionen la credibilidad de las promesas de Pekín. «El 1 de julio de 1997 es solamente una formalidad», dice Lin Yuh-jiun, inves­tigadora becaria asociada del Instituto de Investigaciones Económicas Chung-Hua (ClER, siglas en inglés). «Política y económi­camente, el continente ya está influenciando en los eventos de Hong Kong». Bajo las condiciones del retorno de Hong Kong a China continental, cualquier política, acuer­do y contrato gubernamental que se ex­tienda más allá de la fecha de entrega está sujeto al veto y la aprobación de China continental. Usando esta disposición, Pekín ha jugado un papel central en el arreglo del presupuesto del Gobierno de Hong Kong, la negociación de los acuerdos de aviación, y la aprobación de licitaciones y acuerdos financieros para los principales proyectos de infraestructura, asegurando en cada caso que los intereses continentales sean colocados en primer lugar. Sin embargo, Lin Yuh-jiun se siente bastante optimista acerca del futuro de las relaciones económicas entre Hong Kong y Taiwan. «La RPCh está abriendo su mer­cado interno, y Taiwan está permitiendo que cada vez más empresas privadas inviertan en el territorio continental, de modo que las actividades económicas entre ambos lados del Estrecho de Taiwan continúen creciendo», dice ella. «Y hasta que ocurran avances decisivos en las relaciones entre ambos lados del Estrecho, tales como los acuerdos de embarque y transporte directo, Hong Kong continuará siendo un conducto para los intercambios entre Taiwan y el territorio continental chino». Andy Chang comparte la creencia de Lin de que China continental permitirá que Hong Kong y Taiwan mantengan sus lazos económicos, pero se apresura a añadir que las relaciones post-1997 entre las dos partes no pueden ser tomadas en consideración únicamente desde una perspectiva econó­mica. «El territorio continental ha mostrado muchas veces que está dispuesto a sacrificar los intereses económicos por el bien de sus principios políticos», dice Chang. «Pero nunca sacrificará los principios políticos por los intereses económicos». En consecuencia, él cree que las políticas de la RAE hacia Taiwan estarán basadas en consideraciones políticas en vez de económicas. «Pero Hong Kong será también un modelo para la política de ‘un país, dos sistemas’ de Pekín», enfatiza. «Al permitir que Hong Kong y Taiwan mantengan su relación económica, esta política ganará considerable credibilidad». Las preocupaciones acerca de la creciente dependencia económica de Tai­wan en el territorio continental y, por extensión, Hong Kong después de 1997, han obligado al Gobierno de la República de China a poner en práctica medidas para reducir la dependencia de la isla en Hong Kong para el comercio y las inversiones en el territorio continental. Por ejemplo, para disminuir la importancia de Hong Kong como centro de transbordo para el comercio entre Taiwan y el territorio continental, se está desarrollando un centro de transbordo fuera de costa en el Puerto de Kaohsiung, al sur de Taiwan, para manejar el transporte de cargas a través del Estrecho. En 1993, el Gobierno lanzó su Estrategia de Inversiones en el Sur, también conocida como la política «Hacia el Sur», para alentar a las industrias locales a diversificar sus inversiones de capital, sacándolas de China continental hacia el Sudeste Asiático. «Inicialmente, el Gobierno trató de reducir el riesgo de la dependencia económica en el territorio continental regulando las inversiones, pero esto no tuvo resultado», dice Andy Chang, de la Universidad Tamkang. «Ahora, se está tomando un enfoque diferente al alen­tar las inversiones en otras partes». El plan del centro de transbordo y la política Hacia el Sur han aliviado en cierto grado al Gobierno de la República de China de la necesidad de tener que enfrentarse al dilema de Hong Kong. Pero el asunto no puede ser dejado de lado para siempre, y la República de China debe crear una estructura legal que regule las relaciones políticas y económicas entre la futura RAE y Taiwan. «Hong Kong es muy diferente de China continental, y sus lazos con Taiwan son muy diferentes de aquellos que existen entre Taiwan y el territorio continental», explica Chang Liang-jen, ex­-Director del Departamento de Asuntos de Hong Kong y Macao del Consejo para los Asuntos de China continental (MAC, siglas en inglés), de Taiwan. «Las actuales leyes que gobiernan las relaciones entre ambos lados del Estrecho son incompatibles con la situación que existirá después de junio de 1997, de modo que estamos desarro­llando una nueva ley que regule las relaciones de la RAE Hong Kong y Taiwan». Sin esta nueva ley, los intercambios de Taiwan con Hong Kong después de la entrega estarían sujetos al Estatuto que gobierna las Relaciones entre el pueblo del área de Taiwan y el área continental que rige en la República de China, debido a que judicialmente Hong Kong sería en­tonces parte de China continental. Todos los intercambios directos, incluyendo el correo, el transporte, la navegación, el comercio y las inversiones, así como el establecimiento de oficinas comerciales o representativas, estarían prohibidos. Si ocu­rriese tal situación, ésta tendría un impacto negativo sobre los intereses económicos de Taiwan en Hong Kong y el territorio continental. Por lo tanto, el Estatuto que gobierna las Relaciones con las áreas de Hong Kong y Macao, que actualmente está bajo la deliberación del Yuan Legislativo de la República de China, definirá Hong Kong como un área especial distinta al resto del territorio continental, permitiendo por lo tanto ciertos intercambios que están actual­mente prohibidos con respecto a China continental. Pero se necesitan dos para poder bailar. Para que las políticas comer­ciales y de inversión de la República de China hacia Hong Kong adquieran cierta importancia, las autoridades en Pekín deben estar interesadas en aceptarlas. «Lo que hagamos en Hong Kong, aparte de servir los intereses de su pueblo y Taiwan, también debe ser compatible con las políticas de China continental», dice Chang Liang-jen, ex-Director del MAC. Faltando menos de un año para que Hong Kong se revierta al control de China continental, las políticas están obstaculi­zando el progreso de las negociaciones entre los Gobiernos de Hong Kong y la República de China en una amplia gama de asuntos prácticos, desde el transporte al estableci­miento, función y estatus de las oficinas representativas. Una razón importante de esto radica en que a pesar que la Ley Básica permite que el Gobierno de la RAE tome sus propias decisiones con respecto a los asuntos económicos, las relaciones Hong Kong-Taiwan permanecen bajo la jurisdicción del gobierno central en Pekín. El asunto se complica más con la incapacidad de la República de China y la República Popular de China para llegar a un acuerdo en los términos en que se deben conducir las negociaciones directas. Esto significa que los negociadores de Hong Kong deben actuar como intermediarios entre ambos lados del Estrecho. Por ejemplo, un acuerdo de aviación de cinco años a partir del 1 de julio, dará a ciertas aerolíneas comerciales el derecho de servir la ruta Hong Kong-Taiwan. El acuerdo estuvo bajo negociaciones durante más de un año antes de que fuese firmado por los respectivos Gobiernos de la República de China y Hong Kong. Pero antes, fue nece­sario que China continental aprobara sus condiciones. Las demoras en llegar a acuerdos aceptables para ambos lados siguen siendo causadas por la insistencia de China continental de que todos estos pactos deben estar de acuerdo con la política de «una China» de Pekín, que define al Gobierno de la República de China en Taiwan como un gobierno local. Los analistas consideran esta posición inquebrantable de Pekín como una señal clara de sus intenciones de usar la economía para lograr sus metas políticas en Taiwan. Por su parte, el Gobierno de la República de China desea ser tratado en pie de igualdad con Pekín. Este no es un problema nuevo y probablemente será una constante dificultad en el futuro. Pero, es poco probable que Pekín corte todas las conexiones entre Hong Kong y Taiwan. «Cortar todos los lazos solamente forzaría a Taiwan a ser más independiente, y ésto es lo último que desea ver China conti­nental», dice Andy Chang. «En su lugar, las autoridades continentales usarán enfoques más pragmáticos para influenciar gradualmente a Taiwan». Un área de preocupación particular es que a medida que se intensifiquen los intercambios económicos entre Hong Kong y Taiwan, la isla verá un aumento de la entrada de capital chino continental dis­frazado como compañías de Hong Kong. Cuando esta inversión de capital alcance cierto nivel, las autoridades de la República de China temen que Pekín podría utilizarla para influenciar la economía de Taiwan. Lo mismo se aplica al personal: Chang presenta la posibilidad de que «hombres de negocio» de Hong Kong relacionados con Pekín traten de realizar actividades políticas subversivas cuando visiten Taiwan. Para prevenir un alboroto inspirado por el continente, el Gobierno de la República de China intenta regular estrictamente todas las inversiones, personal y organiza­ciones continentales que traten de entrar a Taiwan desde la RAE de Hong Kong. Pero el ex-funcionario del MAC, Chang Liang­-jen señala que con frecuencia resulta difícil distinguir entre capital y personal continental disfrazados y aquellos reales. Lin Yuh-jiun, del CIER, cree que un ambiente comercial totalmente sin restricciones sería la mejor forma de proteger a Taiwan. «Mientras más abierto sea Taiwan al comercio y las inversiones internacionales, menos influencia tendrá el capital conti­nental», dice ella. «Solamente será una de las tantas fuentes de inversión extranjera». Aparte de las políticas guber­namentales y posibles cambios en los sistemas político y econó­mico de Hong Kong, los funcionarios y empresarios continentales obviamente tendrán un mayor impacto en el futuro de la RAE y sus relaciones con Taiwan. Un área que preocupa es la corrupción. En el pasado, el Gobierno de Hong Kong y el ambiente comercial eran conocidos por sus operaciones relativa­mente honestas. A muchas personas les preocupa que el control sobre Hong Kong que ejercerán los chinos continentales, conlleve a un aumento en la corrupción, que a la larga podría dañar la competitividad de Hong Kong. «El continente tiene una cultura burocrática que es definida por el mandato del hombre, no de la ley», dice Andy Chang. «Esto tendría un impacto negativo en la reputación de Hong Kong como sitio limpio para hacer negocios. Esto eventualmente degradaría el desarrollo social y económico del territorio y natural­mente dañaría nuestros intereses allí». Ya está ocurriendo. Según la Comisión Inde­pendiente en Contra de la Corrupción de Hong Kong, los informes de corrupción en el gobierno y el sector privado aumentaron 58% durante el período 1992 a 1994. Por último, pero no lo último, el recién obtenido espíritu democrático de Hong Kong podría ser una fuente de considerable fricción entre el pueblo del territorio y sus nuevos amos. «Los britá­nicos establecieron excelentes sistemas, tanto económico como legal, en Hong Kong, pero no permitieron el desarrollo demo­crático sino hasta muy recientemente», dice Andy Chang. «El ambiente financiero de Hong Kong se encuentra entre los más maduros del mundo, pero la democracia aún está en su infancia. Y es poco probable que Pekín consienta dejar que crezca. Pero, ¿cómo enfrentarse a esto? Ellos se han comenzado a preguntar si el desarrollo económico de Hong Kong será sacrificado cuando se suprima el desarrollo demo­crático». Es inevitable que Hong Kong experi­mente cambios considerables después del 30 de junio de 1997, pero hay ciertos es­pacios para el optimismo. Muchos miem­bros de la comunidad comercial de Taiwan creen que si el futuro gobierno de la RAE logra mantener la estabilidad y el éxito económico de Hong Kong, entonces los intereses políticos y económicos de China continental se verán servidos, y los actuales lazos prósperos entre Hong Kong y Taiwan podrán continuar. ¿Qué posibilidades existen de que esta situación se materialice? «Francamente hablando, todo es teoría y posibilidad», dice Andy Chang. «Solamente tenemos que esperar y ver». Lo esencial es que el Gobierno de la República de China sabe que no tiene control y solamente puede ejercer una limitada influencia en los eventos que darán forma a Hong Kong en los años venideros. Los eventos mismos son difíciles de predecir. Pero como dijo cierta vez Charles W. Eliot, ex-Rector de la Universidad Harvard: «Todos los negocios proceden en base a creencias, a criterios de probabi­lidades, y no en certeza».■

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