30/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Alborada de una nueva era

01/05/1990
Foto de archivo El presidente Lee Ten-hui. primer hijo nativo de Taiwan que es juramentado como Presidente de la República de China.
El presidente Lee Teng-hui (李登輝) fue electo para el octavo período pre­sidencial de la República de China el pasado 21 de marzo, obteniendo 641 votos de 668 que fueron emitidos por la Asamblea Nacional, el colegio electoral. Al día siguiente, Li Yuan-zu (李元簇), secretario general de la Presidencia y compañero de campaña de Lee, recibió 602 de 644 votos para ser electo como vicepresidente.

Los porcentajes de votos obtenidos, 95,96 por ciento para Lee y 93,48 por ciento para Li, fueron más altos que lo esperado. La Asamblea Nacional, aunque se encuentra dominada por miembros de mayor antigüedad electos en 1947, ha reflejado la voluntad popu­lar, y el sello de legitimidad le da al presi­dente Lee un mandato fuerte y sólida au­toridad para efectuar las reformas polí­ticas necesarias.

El presidente Lee se convirtió en el primer hijo nativo de Taiwan que ha sido juramentado como presidente de la Re­pública de China cuando falleciera el ex­tinto presidente Chiang Ching-kuo el 13 de enero de 1988. En los dos últimos años, el presidente Lee ha demostrado fuertes capacidades de liderazgo a medida que ha guiado el país a través de un complejo período de transición que conduce a una completa democracia constitucional.

Foto de archivo

El presidente Lee Teng-hui y su compañero de campaña Li Yuan-zu la la izquierda) visitan un miembro de la Asamblea Nacional para solicitar su apoyo.

El presidente ha continuado llevando a cabo las reformas iniciadas por el ex­tinto presidente Chiang, incluyendo el rejuvenecimiento de los órganos parla­mentarios centrales, la legalización de los partidos políticos, y la liberalización de la política hacia el territorio continen­tal. Ahora, el presidente Lee ha sido electo a su primer período de seis años, y se espera que se apartará de una estrecha adhesión al legado de Chiang y abrirá una nueva era propia.

Durante la campaña presidencial, el presidente Lee anunció que él y su com­pañero de campaña, si llegaran a ser electos, se dedicarían al bienestar de la nación y del pueblo por seis años y que no buscarían una reelección en 1996. Con una tal determinada orientación, el presidente está en una posición para lograr los cambios que sean necesarios para democratizar el sistema político. En una declaración hecha después de ser electo, el presidente prometió que hará todo lo que esté a su alcance para unir todas las fuerzas de la sociedad para luchar por la democracia constitucional, el progreso económico y la estabilidad social, comprometiéndose a "no traicio­nar la confianza y expectativas del pueblo".

El presidente del Yuan Judicial, Lin Yang-kang y el secretario general del Consejo de Seguridad Nacional, Wego Chiang, quienes se retiraron de la carrera presidencial y vicepresidencial mediante un rechazo a la nominación de parte de algunos miembros de mayor antigüedad en la Asamblea Nacional, ofrecieron in­mediatamente sus felicitaciones a los triunfadores de la elección. Esto de­muestra que el gobernante Kuomintang ha superado por el momento actual, sus disputas internas y de nuevo ha logrado el consenso y la solidaridad dentro del partido.

La elección del presidente y vicepre­sidente ha levantado de nuevo la preocu­pación pública por varios problemas en el sistema político heredado por el actual liderazgo y ha intensificado enorme­mente las demandas públicas por las re­formas. La tensión subió en las vísperas de las elecciones, con cerca de 9.000 es­tudiantes y otros ciudadanos realizando una asentada en la vasta plaza del Monu­mento Conmemorativo a Chiang Kai-shek.

Después que se anunciaron los resul­tados de la elección, el presidente Lee buscó desactivar la situación inmediata­mente al recibir en el Palacio Presiden­cial a 50 representantes estudiantiles, asegurándoles que el Gobierno irá a ace­lerar el paso de la reforma. Los estudiantes manifestantes decidieron tem­prano en la mañana del día siguiente terminar con su asentada y retornar a las clases.

En otra acción para aliviar la tensión pública, el presidente decidió invitar al Partido Democrático Progresista (DPP, siglas en inglés), principal fuerza oposi­tora, a una Conferencia sobre Asuntos Nacionales, tentativamente programada para mayo o junio. En respuesta a lo que ha sido descrito como una "respuesta positiva inicial", el DPP canceló su plan de realizar manifestaciones masivas alrede­dor del Edificio Chungshan, situado en el área de Yangmingshan en el norte de Taipei, donde la Asamblea Nacional rea­lizaría la votación.

El Comité Central Permanente del KMT aprobó el 21 de marzo los planes presidenciales para celebrar la Conferen­cia sobre Asuntos Nacionales, indicando que era una oportunidad para un diálogo nacional productivo. Los líderes polí­ticos, incluyendo aquellos de los partidos de oposición, así como académicos y otros miembros prominentes de la socie­dad serán invitados para discutir la pre­sente estructura constitucional, las re­formas políticas prioritarias, y las cues­tiones que tienen que ver con la reunifi­cación nacional.

La reforma más urgente en el orden del día es el asunto de la reforma parla­mentaria. En actualidad, 668 de los 752 miembros de la Asamblea Nacional fueron electos en 1947 y han estado con­gelados en sus posiciones por más de cuatro décadas. Un poco más de la mitad de los miembros del Yuan Legislativo son también legisladores de mayor anti­güedad. Aunque el Yuan Legislativo aprobó un Acta sobre la Jubilación Voluntaria de los Parlamentarios de mayor antigüedad en febrero de 1989, ofre­ciendo una pensión sustancial para su retiro honorable, en realidad, son pocos los parlamentarios que se han jubilado.

La continua presencia de esos parla­mentarios de mayor antigüedad en oficio ha sido el problema radical que ha conlle­vado a las recientes protestas por los es­tudiantes, el partido de oposición y otros ciudadanos. Para responder a las de­mandas públicas y establecer un ambiente justo para la competencia multi­partidista, se espera que el presidente Lee y el KMT irán a ejercer todos sus es­fuerzos para lograr la jubilación de los parlamentarios viejos antes de las pró­ximas elecciones generales en 1992.

En los meses recientes, el debate en torno a la estructura constitucional de la República de China también se ha inten­sificado. El corazón del problema es la pregunta de si la nación debe tener un sistema del Gabinete o un sistema presi­dencial. De acuerdo con la Constitución, el sistema político de la República de China está en realidad organizado como una combinación de ambos sistemas. Los defensores del sistema del Gabinete han argumentado que se le ha dado de­masiado poder a la Oficina Presidencial durante el Período de la Rebelión Comu­nista (una enmienda que ha sido adjunta a la Constitución en 1948, sobreponién­dose en muchas partes a la Constitu­ción) sin tener que estar sujeta a la interpelación de ninguno de los cuerpos parlamentarios.

La Constitución estipula que el Yuan Ejecutivo es el órgano administra­tivo más alto de la nación y que debe res­ponsabilizarse ante el Yuan Legislativo. Los defensores del sistema del Gabi­nente urgen la abolición de las Provi­siones Temporales para poder hacer que el poder sea compatible con la responsa­bilidad y se garantice un gobierno que vaya con el espíritu de la Constitución.

Los defensores del sistema presiden­cial señalan que ambos, el sistema del Gabinete y el presidencial son estruc­turas constitucionales legítimas para un país democrático. El sistema del Gabi­nete, dicen ellos, no es el único sistema ideal de una democracia. Ellos añaden que la Oficina del Presidente ha asumido más poder que lo prescrito por la Constitución debido a que en el pasado el Presi­dente servía concurrentemente como presidente del partido gobernante. Por lo tanto, indica el argumento, la solución real radica en la democratización del pro­ceso de toma de decisión dentro del par­tido. Los poderes y deberes deben ser claramente demarcados entre el Presi­dente y el Primer Ministro.

La decisión acerca de adoptar un sis­tema del Gabinete dependerá en gran parte de si los participantes en la Confe­rencia sobre Asuntos Nacionales lleguen o no a un consenso. Complicando la deci­sión están las consideraciones acerca del impacto de anular las Provisiones Tem­porales efectivas durante el Período de la Rebelión Comunista mientras el lide­razgo de Pekín rehusa renunciar el uso de la fuerza en contra de la República de China en Taiwan y continúa en sus in­tentos por aislar a la República de China en la comunidad internacional. Las dis­cusiones de las medidas de reformas polí­ticas irán necesariamente a incluir cues­tiones acerca de la seguridad nacional.

La cuestión acerca de la identidad na­cional será también un asunto clave en las discusiones de la Conferencia. Durante el período de la campaña para las elecciones generales a fines de 1989, 31 candidatos del DPP formaron la así lla­mada "alianza del nuevo país" y propu­sieron una ley básica para la "República de Taiwan". En las ceremonias de aper­tura de la Asamblea Nacional en febrero de 1990, once miembros de la Asamblea pertenecientes al DPP sacaron el asunto de la identidad nacional a primera plana cuando cambiaron el contenido del juramento que se toma a los miembros de la Asamblea. Ellos sustituyeron la "Repú­blica de China" por "Taiwan" en el jura­mento original, lo cual hizo que queda­ran descalificados para asistir a las sesiones.

Pero al empujar el asunto de la inde­pendencia de Taiwan podría traer pe­ligros inmediatos, tanto en Taiwan como desde el territorio chino continental. La Conferencia sobre Asuntos Nacionales debe ayudar a desactivar esta cuestión mediante un consenso nacional acerca de la meta fundamental de alcanzar la reunificación de China bajo la libertad, democracia y prosperidad.

Si el DPP desea evitar su perma­nente status de partido de oposición y tener la oportunidad de convertirse en partido gobernante algún día, tendrá que moderar su posición política. La mayoría del electorado, especialmente la clase media, está situado cerca del centro del espectro político, y ellos valoran alta­mente la estabilidad política y social. De­pendiendo primordialmente en confron­taciones intensas y la así llamada política de calle sólo produciría resultados nega­tivos a la larga. Un buen sistema multi­partidista se caracteriza por una competencia centrípeta en vez de actividades centrífugas. Se espera que el ambiente político en general se mejore si la distan­cia ideológica entre los dos mayores par­tidos se reduce -a la vez que siguen competitivos- y la conferencia sería una oportunidad para promover este tipo de evolución. Al mismo tiempo que la nación comienza una nueva era bajo el presidente Lee, el DPP tiene un papel clave que jugar como partido opositor responsable. Su éxito en la articulación de una bien fundamentada y clara alter­nativa política colocaría las políticas partidistas sobre una base más firme y tam­bién serviría al desarrollo general de una sociedad democrática.

Seis candidatos del DPP fueron electos como magistrados de distrito en las elecciones generales de diciembre de 1989. Después de asumir a sus respec­tivos cargos, ellos han hecho un número de cambios administrativos mayores, in­cluyendo la adopción de cinco días laborales por semana en sus distritos, una de­cisión que desafía las regulaciones del Gobierno Central. Esas acciones han ilustrado la necesidad de demarcar más claramente los poderes y deberes entre los niveles central, provincial y local del Gobierno. Los poderes de la autonomía local merece en forma especial una cui­dadosa revisión, y las cuestiones tales como permitir la elección directa de los alcaldes de Taipei y Kaohsiung ya están en una posición sobresaliente en el orden del día público.

Se espera que el presidente Lee pre­sente un horario para la reforma política después que la Conferencia sobre Asuntos Nacionales complete sus delibe­raciones. Al mismo tiempo, el KMT y el DPP deberán haber alcanzado un con­senso acerca de la necesidad de reestable­cer la ley y el orden en la sociedad y con­trarrestar el creciente índice de criminali­dad. El crimen y la violencia alimentados por armas de contrabando, manifesta­ciones callejeras y conflictos físicos en los cuerpos parlamentarios han desalen­tado seriamente el optimismo acerca del entorno económico. Los hombres de ne­gocios están menos deseosos de invertir en la manufactura, investigación y desa­rrollo, y mejoramiento de la tecnología, y un cada vez mayor número de ciuda­danos han decidido emigrar. Por lo tanto, los líderes políticos en los partidos gobernante y opositor se están enfren­tando por igual al reto de tener que res­taurar la confianza del pueblo en el futuro de la nación.

Después del incidente de Tienanmen en Pekín y la disolución de los regímenes comunistas en Europa Oriental, un cambio drástico y fundamental podría ocurrir en el continente chino de un mo­mento a otro. Como resultado, la Repú­blica de China debe siempre estar prepa­rada para cualquier eventualidad. El Go­bierno ya ha comenzado un proceso para crear una política más agresiva y futurista hacia el territorio continental, y es muy alta la posibilidad de un mayor intercam­bio entre los pueblos en ambos lados del Estrecho de Taiwan. Tales actividades también servirán para alentar el desa­rrollo de la democracia en el territorio continental.

En su determinación de mejorar la imagen de la República de China en el escenario internacional, el presidente Lee ha llevado a cabo una política exte­rior más flexible y pragmática, estable­ciendo un fuerte record en la creación de mutua confianza y fuertes relaciones con los otros países alrededor del mundo. Acoplado con esta política diplomática, la República de China está construyendo una gama altamente diversificada de lazos económicos y comerciales sustan­ciales alrededor del mundo. Como la Duodécima mayor nación comercial en el mundo y la segunda mayor poseedora de reservas en divisas extranjeras, la Re­pública de China ha comenzado a cargar con una mayor responsabilidad en la co­munidad internacional. A medida que continua este proceso, se espera que la República de China se convierta en un miembro de más organizaciones interna­cionales y juegue un papel fundamental en ellas.

El presidente Lee ya ha probado que es capaz de un liderazgo sagaz e in­fluyente, y el pueblo ahora espera que él conduzca a la nación a deshacerse de todos los vestigios del mando autoritario y complete la transformación del Go­bierno en una plena democracia constitu­cional. El presidente Lee ganó la más alta magistratura de la nación a través de su dedicación al país y su constante preo­cupación por el bienestar público. En los venidero seis años de su cargo, él tam­bién se beneficiará del apoyo y asesoría del vicepresidente Li, un político experi­entado y especialista en asuntos le­gales. El pueblo de la República de China ha colocado su fe y confianza en los recién electos líderes y miran ade­lante por una nueva era de grandes logros nacionales. □

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