Taiwán Hoy
Un camino escabroso por delante
01/05/1990
Foto de ROC Government Information Office
Tienanmen, junio de 1989: si bien las memorias pueden estar desvaneciéndose por doquier en el mundo, en Hong Kong seguirán como recuerdo vivo de lo que podría venir en 1997.
Cada vez hay menos gente en Hong Kong que tiene fe en la promesa de los chinos comunistas de que el territorio podrá mantener su estilo de vida capitalista por 50 años y disfrutar de un "alto grado de autonomía", particularmente después de haber visto lo que ocurrió en Pekín el 4 de junio de 1989. Aunque la muchedumbre sigue atestando las calles y los negocios siguen produciendo ganancias, la calma es solamente superficial. La confianza en el futuro del "Puerto Fragante" ha sido destrozada y es poco probable que se recobre antes de 1997.
La masacre de Tienanmen no solamente sacudió al mundo, sino que también marcó un importante punto de viraje de las actitudes de la mayoría de la gente de Hong Kong. En ese día, millones de residentes locales tradujeron sus sentimientos en acción al llenar las calles con manifestaciones de protesta contra la represión armada del movimiento democrático del continente.
"Ha sido la primera vez que tantas personas de Hong Kong, que habían sido generalmente apolíticas, se unieran para propósito político alguno", dice Szeto Wah (司徒華), un miembro del Consejo Legislativo (CoLeg). "El pueblo estaba muy enfurecido y muy triste al ver cómo los estudiantes y residentes de Pekín eran masacrados por el Ejército de Liberación Popular (ELP). Los comunistas mostraron su verdaderos colores con esta acción", dice Szeto, quien es también presidente de la Alianza de Hong Kong para Apoyar al Patriótico Movimiento Democrático en China, un grupo político prodemocrático que dirigió las manifestaciones y el movimiento democrático antes y después del incidente del 4 de junio.
"Los temores acerca del futuro son también un sentimiento que prevalece entre los manifestantes. El eslogán 'Pekín 1989, Hong Kong 1997' atrajo la atención de todos", manifiesta Lee Wing Tat (李永達), presidente de la Junta del Distrito de Kwai Tsing en Hong Kong y también, uno de los portavoces de la Alianza que encabeza Szeto.
Cuando se firmó la Declaración Conjunta Sino-británica en 1984, muchos residentes de Hong Kong y personas en otras partes sentían bastante confianza acerca del futuro. Ellos creían que la necesidad económica haría que los líderes de Pekín se adhieran a la Declaración Conjunta. Pero la represión militar en Pekín cambió radicalmente esas expectativas. De repente, la gente se dió cuenta hasta dónde llegarían sus futuros líderes para preservar su propio poder absoluto. La gente comenzó a preguntarse a sí: "Después de 1997, ¿usaría Pekín la fuerza en contra de los residentes de Hong Kong cuando llegase a considerar que una tal acción sea necesaria?"
Esta pregunta ha dado lugar a preocupaciones relacionadas: "¿Aún tiene valor la Declaración Conjunta?" y "Nos protegerá realmente la Ley Básica?" Hasta ahora se debaten acaloradamente las respuestas a tales interrogantes.
"Esos aspectos no eran problemas antes del 4 de junio", dice Lee, "pero ahora lo son". Los resultados de una encuesta de la opinión pública aparecidos en el South China Morning Post a fines de octubre de 1989 indican que el 70 por ciento de 600 encuestados ha expresado que tienen una falta de confianza en que la Ley Básica irá a garantizar la puesta en marcha de la política de "una nación, dos sistemas" tal como lo ha prometido Pekín.
Los resultados de la encuesta fueron anunciados en el último día de una campaña de Pekín para solicitar los comentarios locales acerca de la Ley Básica. De acuerdo al comité responsable del ejercicio de consultas, menos de 10.000 consideraciones fueron recibidas en esta ocasión, comparadas con 72.000 en una encuesta similar en 1988. "Más y más personas han perdido el interés en el proceso y piensan que es algo sin sentido", recalca Lee. "Básicamente, ellos no confian más en Pekín".
Pero el Gobierno de Hong Kong aún cree en la Ley Básica. "La Declaración Conjunta es el cianotipo del futuro de Hong Kong", dice Mark Pinkstone, principal funcionario de información de Relaciones Pública en Ultramar del Departamento de Servicios de Información de Hong Kong. "En ella hay varias garantías para poder mantener nuestro estilo de vida por cincuenta años, así como también otras condiciones. La misma ha sido registrada tanto por Gran Bretaña como por China (continental) con las Naciones Unidas y ha sido publicada bajo el Artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas". De acuerdo a Pinkstone, esto significa que si el Gobierno británico siente que Pekín no está cumpliendo con cualquiera de las condiciones de la Declaración Conjunta, podrá llevar al asunto ya sea al Consejo de Seguridad o a la Asamblea General de la ONU, y ellos tomarán los pasos que se consideren necesarios en contra de Pekín. "Estamos bajo el ojo vigilante de las Naciones Unidas", añade Pinkstone.
Pinkstone dice que como Hong Kong es responsable del 60 por ciento de las inversiones extranjeras en China continental, hacer cualquier cosa que vaya en contra de Hong Kong no sería del interés propio de Pekín. "Hong Kong es un huevo dorado, podríamos decir. Esto debe ser una buena garantía", dice Pinkstone.
Otras personas en el escenario sostienen opiniones sorprendentemente diferentes. "La Declaración Conjunta firmada en 1984 indica que habrá una Ley Básica para preservar el alto grado de autonomía especial de Hong Kong", dice Peter Harris, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad China de Hong Kong. "Pero la dificultad está en que la Ley Básica se ha tornado bastante impertinente. La razón es que la Ley Básica es un documento legal y no hay nada en ella que trate sobre política. En otras palabras, la Ley Básica dice qué debe ser la ley, pero no toma en cuenta los aspectos inmediatos que no pueden ser pasados por alto. En pocas palabras, la Ley Básica es un mero pedazo de papel. Lo que importa no es lo que haya sido escrito, sino cómo lo interpretará la gente".
Todas las cosas han cambiado debido al 4 de junio, añade Harris, y ahora incluso Inglaterra no confia en Pekín. "Anteriormente, el Gobierno británico decía que el acuerdo sino-británico trabajaría, pero ahora está hablando acerca de darle al pueblo de Hong Kong el derecho de vivir en Inglaterra", dice Harris, quien cree que esto muestra que el Gobierno británico se ha percatado que nada puede ser garantizado después de 1997.
Un número de aspectos específicos en la Ley Básica se ha convertido en asuntos de seria preocupación, "especialmente las condiciones acerca del acantonamiento de unidades del ELP en Hong Kong y de quién tiene el derecho de interpretar la Ley Básica", dice Lee Kai Ming (李啟明), secretario general de la Federación de Sindicatos Laborales de Hong Kong y Kowloon y actualmente subdirector del Comité Consultivo de la Ley Básica (CCLB). "La gente está preocupada de que el ELP podrá ser usado en contra de los residentes de Hong Kong cuando los líderes de Pekín tengan disputas con el Gobierno y pueblo de Hong Kong. ¿Quién tendrá la palabra final acerca de la Ley Básica cuando ocurran controversias en ciertos aspectos de la misma?"
Los líderes comunistas chinos, incluyendo a Teng Hsiao-ping (Deng Xiao-ping), han indicado que ellos tienen planes de colocar tropas del ELP en Hong Kong después de 1997 como símbolo de defensa nacional, aunque el territorio será normalmente resguardado por sus propias fuerzas de seguridad. Pero los residentes de Hong Kong están muy al tanto de lo que la presencia del ELP significará. La masacre de Tienanmen aún está fresca en sus memorias.
Una preocupación principal en Hong Kong es que cualquiera interpretación de la Ley Básica que sea conflictiva con la constitución de China continental será juzgada como nula e inválida, en base a lo que dice acerca de la superioridad de la constitución en el Artículo 5 de la constitución. "Esperamos que esto pueda ser cambiado de modo que la Ley Básica pueda ser superior a cualquier otra ley. Pero, obviamente Pekín nunca irá a aceptar esto", indica Lee Kai Ming.
Pekín ya ha rechazado las peticiones de que el Gobierno del Hong Kong post-1997 tenga el poder de interpretar la Ley Básica en vez del Congreso Nacional del Pueblo (CNP) en Pekín, que está controlado por el partido comunista.
Martin Lee Chu-ming, también miembro del Consejo Legislativo, ha urgido en un reciente artículo de periódico que se deben hacer enmiendas importantes al borrador de la Ley Básica: "Se la debe interpretar como cualquier otra ley de la Región Administrativa Especial. En otras palabras, las cortes y no el Comité Permanente del CNP, quienes deben tener jurisdicción. Tampoco el comité debe tener poder para revisar la constitucionalidad de las leyes aprobadas por la legislación de Hong Kong. Esto debe ser dejado solamente a las cortes de Hong Kong", indica él.
Aunque se han mencionado otros problemas relacionados con la Ley Básica, la mayoría de los residentes de Hong Kong tienen una actitud de desesperación en vez de preocupación acerca de esos asuntos. Por algo, gran parte de la población está compuesta por personas que han huido del continente o son hijos de los refugiados. Desde la posición ventajosa en que se halla Hong Kong, ellos han visto cómo China continental ha estado convulsionada por desórdenes políticos periódicos, culminando en la Revolución Cultural de 1966-1976. Naturalmente, ellos no confían en el régimen de Pekín.
"Si crees en los comunistas, lo lamentarás", dice Lam Chak Piu (林澤飄), un Concejal Urbano de Hong Kong. "Cuando ellos quieren aprovecharte, ellos siempre dirán 'sí' a todo y prometerán hacer cualquier cosa por tí, pero cuando ya no eres útil, ellos hacen oído sordo a todo lo que digas".
Lam habla de su experiencia personal bajo el yugo comunista antes de los años sesenta. El escapó desde la provincia de Kwangtung hacia Hong Kong en 1961, debido a que no podía soportar las constantes purgas y luchas entre el pueblo. Su esposa también escapó del territorio continental en 1962. El inició su vida en Hong Kong como un trabajador común hasta 1975, cuando se unió al Concejo sobre política de Vivienda Pública de Hong Kong, una organización cívica que hace recomendaciones sobre aspectos de vivienda pública al Gobierno de Hong Kong. En la actualidad, Lam es vicepresidente del Consejo.
"Tengo una larga amistad con los trabajadores -viejos, jóvenes, educados y analfabetos", dice Lam. "Ellos tampoco creen en los comunistas. Los países democráticos son gobernados mediante la ley, pero en un país despótico como China comunista, sus líderes hacen todo a su antojo y nunca se aferran a la ley. Mao Tse-tung, Hua Kuo-feng, Chao Tzu-yang, Chiang Tse-min -todos ellos tienen su propia forma de tratar con el pueblo. El pueblo chino sólo puede esperar por la gracia de un dictador para tener una vida apacible".
"Después de lo que ocurrió en la Plaza Tienanmen, mucha gente ya no espera nada de la Ley Básica, ni tampoco yo", dice llanamente Szeto Wah. Szeto Wah y Martin Lee, dos legisladores liberales, fueron despedidos el 30 de octubre de 1989 del Comité para la Redacción de la Ley Básica (CRLB) por el Comité Permanente del CNP en Pekín. El CNP dictaminó que Szeto y Lee "ya no deben seguir participando en el trabajo de redacción del comité al menos que abandonen su posición antagonista en contra del Gobierno chino y sus intentos por anular la Declaración Conjunta Sino-británica sobre Hong Kong".
La acción tomada fue principalmente el resultado de la participación activa de los dos legisladores en la Alianza de Hong Kong para Apoyar al Patriótico Movimiento Democrático en China. Dirigidos por la alianza, un millón de ciudadanos de Hong Kong marcharon por las calles en junio de 1989 para demostrar su solidaridad con los estudiantes en Pekín y lograron recolectar cerca de HK$4 millones (cerca de medio millón de dólares) para ayudarles. La gente también ofreció voluntariamente frazadas para los manifestantes en Pekín, y después de la represión, se ofreció para donar sangre a los heridos. El oficialista Diario del Pueblo publicó posteriormente un artículo que acusaba al pueblo de Hong Kong de "entrometerse directamente" y contribuir al brote de la "rebelión" en el territorio continental.
"En realidad, después del 4 de junio, yo anuncié que no retornaría al CRLB", dice Szeto. "Su acción sencillamente muestra que ellos nos tienen miedo". Aún si fuera a retornar al comité, él cree que no podría hacer bien alguno debido a que los miembros del continente sobrepasan en número a los de Hong Kong, y los continentales simplemente rehusan considerar cualquier cosa que vaya en contra de los deseos de los líderes de Pekín.
Los 59 miembros del CRLB cuentan con 23 representantes de Hong Kong (todos escogidos por Pekín) y 36 del territorio continental. Pero después de la masacre de Pekín, dos de los 23 miembros de Hong Kong del CRLB, Louis Cha y Bishop Kwong, renunciaron formalmente. Ahora que Szeto y Lee también han salido, Pekín tiene una fácil mayoría de dos tercios en la votación que se requiere para aprobar cada artículo de la Ley Básica.
Lee Wing Tat, anteriormente miembro del Comité Consultivo de la Ley Básica (CCLB), también renunció en octubre de 1989. "No creo que muchos de los miembros reflejaban en realidad los deseos del pueblo de Hong Kong", indica él. "Desde 1986, he propuesto repetidamente que se lleve a cabo una encuesta debido a que es la única forma de escuchar la verdadera voz del pueblo. Pero esto nunca ha sido aceptado. No sea realmente a qué se deba esto. En octubre pasado, notando que noviembre de 1989 sería el último mes de trabajo del CCLB, volví a presentar la propuesta. Pero fue rechazada de nuevo, de manera que decidí renunciar para decirle al público que no deseo tener conexiones algunas con el informe final del CCLB. Yo no lo reconozco como un reflejo de lo que quiere el pueblo de Hong Kong".
Lee estuvo en el pasado muy preocupado acerca del contenido de la Ley Básica. La Junta del Distrito de Kwai Tsing, de la cual es director, discutió la Ley Básica en tres ocasiones para hacer lo mejor en aras de proteger los intereses del pueblo. "Somos la junta de distrito más positiva en Hong Kong", indica Lee. Pero ahora está muy decepcionado, añadiendo que la promesa de "Hong Kong gobernado por el pueblo de Hong Kong" hecha por Pekín ya no convence más.
"Resulta peligroso para cualquiera creer en esto", dice el Dr.Stephen L.W. Tang (鄧龍威) de la Universidad China de Hong Kong. "Soy de la opinión que será el pueblo de Hong Kong el que tenga que enfrentarse a la realidad y serán los pensamientos de Pekín que gobernarán Hong Kong después de 1997. Un claro ejemplo de esto ha sido que después del 4 de junio, algunos líderes de Hong Kong fueron al territorio continental y retornaron con un mensaje de los líderes de Pekín. En vez de exponer las opiniones de los residentes de Hong Kong, ellos sencillamente retornaron y nos dijeron que a Pekín no le gustaba esto o estaba molesto con aquello. ¿Qué se podrá esperar de ellos después de la toma en 1997?"
Se han estado considerando má seriamente las otras alternativas de vida bajo la Ley Básica, especialmente de parte de las clases media y alta de Hong Kong. En vez de esperar que alguien les otorgue algo, ello prefieren buscar la libertad y la democracia por otros medios: a través de la emigración. Recientemente, el South China Morning Post publicó una carta de un lector, Law Yu-ling de los Nuevos Territorios, en que expresa este sentimiento común: "Mi Madre Patria está controlada por un régimen brutal y mi gobierno solamente trata de eludir sus responsabilidades ante nosotros. El pueblo de Hong Kong sólo desea un pasaporte como escape de emergencia. Yo no lo usaré al menos que la situación política se torne mal en el futuro".
Un pasaporte extranjero es actualmente una posesión altamente cotizada, y los residentes de Hong Kong no escatiman esfuerzos por asegurarse uno. Muchos trabajadores de cuello blanco con alto nivel educativo se encuentran entre aquellos que están dejando el lugar, lo cual conduce a una fuga de cerebros que irá a reducir la competividad económica del territorio. De acuerdo con una encuesta publicada en diciembre de 1989 por el Instituto de Administración de Personal de Hong Kong, el 55 por ciento de los trabajadores de cuello blanco ha respondido a dicha encuesta que ellos desean emigrar de Hong Kong antes de 1997.
"Se proyecta que cerca de 55.000 personas emigren de Hong Kong en 1990", dice Mike Rowse, subcoordinador de información y especialista del Departamento de Emigración del territorio. Esta cifra representa casi un tercio más de la cifra que partió en 1989. Muchos de esos emigrantes son trabajadores de cuello blanco que por lo general tienen las habilidades, educación y dinero necesarios para calificar por residencia en otros países.
"El Gobierno de Hong Kong se ha dado cuenta que la confianza en el futuro durante los últimos años se ha convertido en un factor principal dentro de la decisión de emigrar en muchas personas", dice Rowse. "Mi gobierno jugará un papel completo en restaurar la confianza. También buscamos que otros gobiernos aporten de su parte para compartir la responsabilidad del futuro de Hong Kong", añade, refiriéndose a Gran Bretaña y China continental.
Rowse también señala que el Gobierno de Hong Kong ha tomado pasos para aumentar la confianza, incluyendo el entrenamiento de personas con talentos, mejoramiento de las instalaciones educativas, aumentando las oportunidades de trabajo, y desarrollando la infraestructura. A pesar de la seria amenaza de la fuga de cerebros, Rowse hace énfasis en que su gobierno nunca irá a imponer control sobre la salida de la gente del territorio. "Tenemos una libertad total en Hong Kong", indica. "El derecho de ir y venir libremente está garantizado en la Declaración Conjunta y el borrador de la Ley Básica, y eso es lo que hace que el lugar sea un sitio atractivo para que la gente viva o haga negocios. El día en que introduzcamos controles será el día en que comienza el fin de Hong Kong".
Rowse se refiere a la obligación que tiene Gran Bretaña, que ha gobernado el territorio desde que la Armada de la Reina Victoria se lo arrebató de una China débil en 1842. Pero en menos de ocho años, la bandera de la Unión Jack será arriada para siempre en Hong Kong. Sin embargo, "hay una responsabilidad especial para el lugar debido a razones históricas y constitucionales", dice Rowse. Para muchos residentes de Hong Kong, la mejor forma de expresar esta responsabilidad sería otorgar pasaportes británicos.
En un esfuerzo por detener esta fuga de cerebros, el Gobierno de Hong Kong ha estado cabildeando en Londres para que se le conceda ciudadanía y pasaportes británicos completos a todos los 3,25 millones de chinos de Hong Kong nacidos en la colonia. Los miembros de los Consejos Ejecutivo y Legislativo, los dos cuerpos gubernamentales más altos en el territorio, han acordado unánimemente que a todos los nacionales británicos en Hong Kong se les otorgue el derecho de residencia en Gran Bretaña. Los miembros de mayor antigüedad en los dos consejos, Doña Lydia Dunn y Allen Lee, viajaron a Londres en noviembre de 1989 para cabildear por esta causa.
Anteriormente, el pueblo de Hong Kong tenía nacionalidad británica completa, incluyendo un pasaporte británico con el derecho de residencia en Inglaterrra. Pero el derecho de residencia fue eliminado en 1962. Tras años de esfuerzos, por lo menos algunos residentes irán a recibir una respuesta afirmativa de Londres. El 20 de diciembre de 1989, el Secretario de Relaciones Exteriores británico, Douglas Hurd, anunció que las propuestas de nacionalidad de su gobierno, diciendo que Gran Bretaña otorgaría ciudadanía completa a 50.000 "jefes de familias" y sus familias, permitiendo que un total de cerca de 225.000 chinos de Hong Kong se asiente en Inglaterra.
Hurd ha hecho hincapié en que el caso está orientado a mantener la gente en Hong Kong y darles confianza para enfrentarse al futuro bajo el Gobierno de China comunista. No está dirigido a traer más emigrantes a Gran Bretaña. El Secretario de Relaciones Exteriores también enfatizó que el esquema sería restringido a Hong Kong, se extendería a los próximos ocho años, y expiraría en 1997. El esquema no entraría en vigor sino hasta que la legislación sea aprobada por el Parlamento Británico en 1990.
El Gobierno de Hong Kong, al mismo tiempo que expresaba su decepción por el rechazo del otorgamiento de completa ciudadanía a todos los portadores de pasaportes británicos en Hong Kong, ha descrito el paquete como una "contribución muy sustancial" para contrarrestar la fuga de cerebros. Un porta voz del Gobierno de Hong Kong dijo: "Creemos que esto ayudará a reestablecer la confianza y estabilidad. El hecho que se ofrezca pasaportes completos en vez de certificados en entrada es un punto importante debido a que da gran certeza y aumenta la posibilidad de que los recipientes permanezcan en Hong Kong".
Se ha establecido un sistema de puntos para los pasaportes que favorecerá a la gente clave en la comunidad. Las calificaciones cubren la naturaleza de su oficio, experiencia en el trabajo, logros educativos, conexiones con Inglaterra, y conocimiento de la lengua inglesa. La administración del esquema y selección de las personas que son consideradas esenciales para la prosperidad del territorio serán llevadas a cabo totalmente en Hong Kong.
El esquema ha sido considerado como parcializado en favor del sector privado en vez del público. Se espera que aproximadamente dos tercios de los pasaportes irán al sector privado, pero se darán consideraciones especiales a los servidores públicos cuyas posiciones los colocan en una posición "vulnerable" después del 1 de julio de 1997. Aquellos que se encuentran en puestos claves en la administración también recibirán puntos de calificación adicionales.
Se estima que habrán cerca de 500.000 de solicitudes por los 50.000 pasaportes para "jefes de familias" que serán emitidos.
"El número está muy lejos de nuestra petición, y quedamos comprometidos a seguir presionando el caso por todos los sujetos británicos de Hong Kong", manifestó la miembro del Consejo Legislativo Rosanna Tam a un grupo de reporteros al enterarse del anuncio. Tam dice que los legisladores de Hong Kong irán a luchar por los derechos de ciudadanía para todos los 3,25 millones de sujetos británicos en la colonia.
Al mismo tiempo, las peticiones por cierta forma de "póliza de seguro internacional" para el pueblo de Hong Kong han sido llevadas a cabo debido a que las garantías ofrecidas tanto por Gran Bretaña como por China continental no son suficientes para crear confianza en el futuro. En vista de la gran participación internacional en territorio, donde los EE.UU. y Japón en particular tienen inversiones sustanciales, muchos residentes de Hong Kong esperan que un grupo de naciones, o tal vez la ONU en sí, puedan ser persuadidos para que redacten las provisiones de una Declaración Conjunta.
En agosto de 1989, el diputado norteamericano Stephen J. Solarz, presidente del Subcomité de la Cámara para Asuntos de Asia y el Pacífico, hizo un llamado por un programa internacional que incluye a los EE.UU., Gran Bretaña, Canadá y otras naciones, bajo el cual el pueblo de Hong Kong podrá mudarse permanentemente a un país extranjero sin tener antes que satisfacer los existentes requerimientos de residencia. Además de ayudar a restaurar la confianza entre los residentes de Hong Kong, él indica que un tal programa podría "darle a las autoridades de Pekín un incentivo mayor para comportarse más adecuadamente".
En el mismo mes, el diputado John Edward Porter, jefe de la Junta del Congreso para los Derechos Humanos, también propuso que la cuota de inmigración de los EE.UU. para Hong Kong fuese aumentada de 5.000 a 50.000.
Pero la mayoría de las personas en Hong Kong no serán afectadas por esos planes. La mayor parte de ellos no pueden darse el lujo de emigrar debido a que no tienen suficiente dinero, habilidad y facilidad de lenguaje. "Los trabajadores en particular, se sienten desesperadas", dice el miembro del Consejo Urbano, Lam Chak Piu. "Debido a que ellos no pueden ir a ningún lado, ellos tendrán sólo que esperar que llegue 1997 para saber que pasará con ellos". Lam señala que la cosa más triste para los trabajadores de medio o bajo nivel en Hong Kong es que ellos no pueden hacer nada para influenciar su futuro. Lam ya está considerando sus opciones. "He proclamado abiertamente que si sufro de persecución política después de 1997, yo no lo toleraré y me iré de aquí en cualquier forma posible que pueda", indica él.
El Gobierno de Hong Kong también está buscando que otras naciones sean formas de disuadir la fuga de cerebros. "Cualquier esquema que pueda darle al pueblo confianza para permanecer en Hong Kong después de 1997 y más allá, tendrá mi apoyo en principio, y yo creo que el Gobierno de Hong Kong respalda esto", dice Mike Rowse.
La respuesta de China continental a este problema ha sido hasta ahora hóstil. Los líderes de Pekín consideran que es una pérdida de la dignidad que un consorcio de naciones trate de poner fianza en las 5,8 millones de personas de Hong Kong en vísperas de la restauración de la soberanía china. "La cuestión de salvar la cara es importante para los chinos", dice Lam Chak Piu.
Lee Wing Tat dice: "Es importante para Hong Kong que se otorgue una póliza de seguro internacional para que se pueda mantener la prosperidad de Hong Kong. La gente local no desean irse en realidad, ellos sólo desean tener algún seguro".
Otra consideración es que si el pueblo de Hong Kong no tiene una "salida de emergencia" que esté abierta, los chinos comunistas podrán hacer lo que quieran en el territorio sin presiones algunas desde el exterior. Pero Pekín ha advertido repetidamente que la internacionalización del asunto de Hong Kong es peligroso. Ellos consideran que el asunto de Hong Kong debe ser un asunto bilateral con Gran Bretaña hasta 1997 y un asunto interno después que se haya reasumido la soberanía china en Hong Kong por parte de China continental.
"Estoy de acuerdo que Hong Kong debe ser neutralizado políticamente debido a su economía internacional", dice Lee Kai Ming de la Federación de Sindicatos Laborales de Hong Kong y Kowloon. "Si Hong Kong fuese controlada por cualquier nación -incluyendo China continental- esto significaría que no se tomarían en consideración los otros intereses, y que iría a afectar la economía local. Como Pekín ha prometido poner en marcha la fórmula de 'una nación, dos sistemas' en Hong Kong, se debe excluir la política".
Es aquí donde está el dilema para muchos residentes de Hong Kong. Ellos quieren a Hong Kong. Ellos no desean irse, pero ellos temen quedarse. Esto es esencialmente verdad para los cerca de dos millones de trabajadores, quienes tendrán que quedarse quieran o no. Debido a que esa gente están temerosas del dominio de los comunistas, ellos han presionado al Gobierno de Hong Kong para que introduzca un mandato más de mocrático con la esperanza de que Pekín encuentre más difícil deshacerse de las reformas democráticas después de 1997.
El gobierno representativo es considerado como una medida de democracia en Hong Kong y se han hecho esfuerzos en el pasado para instituir elecciones directas para la legislatura de Hong Kong. Desde que fue creada en 1942, los miembros han sido asignados por el Gobernador de Hong Kong. Respondiendo al creciente reclamo por los residentes, el Gobierno británico aprobó elecciones indirectas para la legislatura de Hong Kong en 1985, cuando algunos de los legisladores fueron electos por primera vez por varios grupos funcionales, por las 19 Juntas de Distrito, por el Consejo Urbano, y por el Consejo Regional de los Nuevos Territorios.
El Gobierno de Hong Kong ha prometido incluso permitir que parte de los asientos legislativos serán elegidos directamente por sufragio universal a partir de 1988. En mayo de 1987, se emitió un "Documento Verde" para delinear el plan de esta renovación política. Pero a inicios de 1988, la confianza pública sufrió un golpe cuando el Gobierno de Hong Kong decidió aplazar las elecciones directas al Consejo Legislativo hasta 1991, cuando los miembros electos irán a ocupar 10 de 56 asientos en el Consejo Legislativo. También han habido llamados para que por lo menos el 40 por ciento de la legislatura del Hong Kong post-1997 sea elegido popularmente, pero no hay una decisión definitiva acerca de esto debido a la abierta oposición de Pekín a esas y otras medidas para establecer una democracia representativa en Hong Kong.
En un libro publicado en 1988, titulado Ley Básica, preguntas básicas, el editor William McGurn ha notado que el aplazamiento de las elecciones directas en Hong Kong hasta 1991 significa que no vendrán sino hasta después de haberse promulgado la Ley Básica, lo cual a su vez significa que la miniconstitución de Hong Kong tendrá que ser escrita y decidida por encima del pueblo que tendrá que vivir bajo ella.
Peor aún, Pekín ha echado por el suelo las esperanzas de Hong Kong por una amplia democracia después de la toma en 1997, al declarar el 15 de diciembre de 1989 que solamente 18 de los 60 miembros del CoLeg podrán ser elegidos directamente en 1997. Esto lo decidió el Comité de Redacción de la Ley Básica en una sesión en Cantón y es otra clara indicación que Pekín tendrá la palabra final en los futuros asuntos de Hong Kong.
El legislador Martin Lee Chu-ming escribió para protestar contra esta decisión en un artículo titulado "Los residentes deben luchar por el futuro" que apareció en el South China Morning Post en 1989. Lee comentó: "Se debe establecer una democracia completa en Hong Kong después de 1997. Después de la masacre en Pekín y la subsecuente supresión, nadie cree que China le dará a Hong Kong una democracia genuina después de 1997. Sería muy tonto esperar que China (continental) nos dé más después de la entrega. Esto significaría que el desarrollo democrático de Hong Kong será decidido por la Ley Básica. Del borrador actual, terminaremos teniendo solamente una democracia de nombre".
Los residentes del territorio también están demandando una reforma democrática más rápida en otras áreas, tales como la formación de partidos políticos. "Después de continuos esfuerzos en los últimos años, el movimiento democrático en Hong Kong deberá tomar una misión mayor -el establecimiento de partidos políticos", dice Szeto Wah. Aunque todavía está en una etapa de planificación, el primer partido posiblemente se forme este año a iniciativa de Liang Chih-hung, miembro del Consejo Legislativo de Hong Kong. La Alianza de Szeto Wah está también muy entusiasmada en promover este desarrollo. "Confío que nosotros iremos finalmente a establecer una política multipartidista en Hong Kong", dice él.
La promulgación de una Declaración de Derechos se ha convertido en otro asunto candente. China continental tiene un record abismal con respecto a los derechos humanos, y ella no ha firmado el Convenio internacional sobre los Derechos Civiles y Políticos, que exige a los países signatarios a respetar los derechos de sus ciudadanos y a permitir una observación regular por un comité internacional independiente de derechos humanos. Después de la firma de la Declaración Conjunta en 1984, algunos de los residentes de Hong Kong han propuesto la promulgación de una Declaración de Derechos que sería superior a todas las otras leyes locales, como medio para proteger sus derechos después de 1997. La necesidad de deletrear los derechos legales se hizo sentir más fuertemente después de la masacre de Tienanmen. En agosto de 1989, los Gobiernos de Hong Kong y Gran Bretaña prometieron que las autoridades estaban preparadas para arriesgarse a la ira de Pekín para asegurar que sus libertades serían protegidas. Pero de acuerdo con los recientes desarrollos, pareciera que ellos se doblegarán de nuevo ante la presión de Pekín al rebajar el tenor de la declaración, que debe ser aprobada por los Consejos Ejecutivo y Legislativo.
El Gobierno británico también ha estado negociado con Pekín en esos asuntos, pero parece que no existen resultados concretos. A inicios de diciembre de 1989, los miembros de un Grupo de Enlace Conjunto Sino británico (GEC), que negocia los términos y condiciones de la entrega de la colonia de parte de Gran Bretaña a Pekín, se reunieron por primera vez en Hong Kong desde el incidente de la Plaza Tienanmen, pero no lograron llegar a ningún acuerdo. En esta 14a reunión del GEC, Inglaterra tenía originalmente planes para discutir el futuro papel de Hong Kong en las organizaciones internacionales, su leyes post-1997, la redaccción de la Declaración de Derechos, y el establecimiento de una corte de apelación final en Hong Kong.
El Gobernador de Hong Kong, Sir David Wilson, hizo una visita de tres días a Pekín del 10 al 12 de enero para cubrir las profundas diferencias con los líderes de Pekín con respecto al futuro del territorio. Después, aunque él describió la visita como "provechosa" para aliviar la crisis sobre Hong Kong, él tuvo sin embargo que admitir que aún permanecen las principales diferencias entre ambos lados.
Pekín se ha vuelto particularmente molesto con el clima político en Hong Kong desde verano de 1989, y se ha opuesto claramente a los activistas de la democracia en el territorio y su movimiento. El 11 de diciembre de 1989, Shao Tien-jen, un alto funcionario de China continental que participa en el Comité de Redacción de la Ley Básica, le dijo a los reporteros que había una "necesidad real" de parar a la gente de Hong Kong de estar interfiriendo en los asuntos del continente mediante la insertación de una cláusula en la Ley Básica prohibiendo las actividades subversivas en contra de China comunista.
A partir de entonces, el CRLB, con su mayoría proveniente de China continental, decidió incluir la cláusula antisubversiva en el Artículo 23 de la Ley Básica. La cláusula estipula que el futuro Gobierno de la Región Administrativa Especial en Hong Kong irá a promulgar leyes para "proscribir cualquier acto de traición, secesión, sedición, sustracción de secretos de estado o subversión" en contra del régimen chino-comunista. Shao, quien es también un asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín, dijo que "será beneficioso a la prosperidad y estabilidad de Hong Kong" prevenir que "un extremadamente pequeño número de elementos ilegales" intenten derrocar al gobierno central o trate de cambiar el sistema socialista. El CRLB también ha acordado prohibir las organizaciones políticas con lazos extranjeros en Hong Kong después de 1997, y ha advertido que cualquier artículo que haga de la Declaración de Derechos algo supremo sobre otras leyes podría muy bien ser anulado.
En un comentario publicado el 19 de diciembre de 1989, quinto aniversario de la firma de la Declaración Conjunta, el oficialista Diario del Pueblo dijo que Hong Kong no sería usado como una base de subversión en contra del sistema comunista del continente, advirtiendo que esto pondría en peligro la estabilidad del territorio. "El problema ahora es que una pequeña minoría está tratando de usar Hong Kong como una base para derrocar al Gobierno popular de China", dijo el editorial del periódico. "Esas personas llaman abiertamente por el derrocamiento del gobierno central y buscan transplantar los así llamado 'democracia', 'libertad' y 'derechos humanos' que existen en Occidente, en un intento de crear una situación de facto para hacer caer de rodillas al gobierno chino".
"Esto me preocupa mucho debido a la forma en que ellos definen la subversión", dice el Profesor Peter Harris de la Universidad de Hong Kong. "¿Quiere eso significar que si Ud. dice que el gobierno en Pekín no es perfecto o inteligente, Ud. será culpable de subversión? Si ellos lo definen de esta forma, cualquier cosa puede ser subversión".
De hecho, después de junio pasado, los medios noticiosos oficiales y altos funcionarios de China continental han criticado repetidamente las actividades prodemocráticas. Es evidente que los líderes de China continental aún colocan el poder por encima del desarrollo económico y que están comenzado a considerar Hong Kong como un terreno de cultivo para la contrarrevolución. Aunque las críticas no son frecuentemente con nombres específicos, sus ataques están aparentemente dirigidos a los vociferantes proponentes de la democracia, tales como Szeto Wah y Martin Lee, debido a sus posiciones de liderazgo en la Alianza de Hong Kong para Apoyar el Patriótico Movimiento Democrático en China.
"Pekín intenta disolver la Alianza, y no me sorprendo acerca de su reacción", dice Szeto. "A pesar de esas amenazas, haremos lo que pensamos como correcto y nunca nos rendiremos. Por otra parte, la Alianza fue creada a petición de los residentes de Hong Kong. Ellos son nuestros principales sostenedores y no veo razón alguna para que detengamos la obra".
La Alianza ha decidido promover una serie de programas educativos tanto dentro como fuera del territorio, incluyendo un plan para lograr HK$5 millones (US$640.000) para crear un fondo de educación sobre la democracia. En la pasada Navidad, por ejemplo, la Alianza imprimió 20.000 tarjetas de Navidad para promover la democracia, y ellos planean producir marcalibros y calendarios para lograr que el mensaje de la democracia se extienda por todo el territorio continental.
Aunque el término democracia es muy familiar para la población de Hong Kong, sus conocimientos acerca de los derechos y responsabilidades cívicas son muy limitados. "Nunca se había hecho énfasis en la educación cívica en Hong Kong en el pasado debido a que ésta es una colonia británica", dice Yam Chi kong (任志剛), presidente de la Asociación de Estudiantes de Post-secundaria de Hong Kong. "Nuestra política y curriculum educativos deben ser reformados para mantenerse al tanto con las tendencias". Yam añade que la mayoría de los estudiantes de Hong Kong apoyan las elecciones directas y la reforma política, pero él admite que la mayor parte de ellos necesitan aprender mucho más acerca de las políticas básicas de la democracia.
De acuerdo con Lee Kai Ming de la Federación de Sindicatos Laborales de Hong Kong y Kowloon, el Gobierno de Hong Kong creó un comité en 1985 para promover la educación cívica y el pensamiento democrático. Financiado por el comité gubernamental, la organización de Lee ha comenzado a publicar panfletos y a patrocinar exhibiciones para promover la idea de un gobierno representativo y los derechos civiles a los trabajadores. "Como la democratización política de Taiwan ha entrado en una era madura, esperamos que Taiwan sea de alguna ayuda para Hong Kong", añade Lee.
¿Taiwan? Si y no. Para la República de China en Taiwan, Hong Kong ha sido un asunto espinoso por mucho tiempo. El Gobierno de la República de China ha anunciado en repetidas ocasiones que Hong Kong y Kowloon son territorios chinos, y que la soberanía sobre estas áreas debe revertir a la República de China. Pero por razones obvias, la Rep. de China no puede proteger a Hong Kong de la fuerza de las armas de China comunista, y como la Rep. de China no mantiene relaciones diplomáticas formales con el Reino Unido, no puede negociar con Londres acerca del asunto de Hong Kong. Las relaciones de Taiwan con Hong Kong también han sido debajo nivel debido al Gobierno de Hong Kong, principalmente debido a las presiones de Pekín, que no da bienvenida a cualquier actividad que pueda poner en peligro sus relaciones con Pekín.
Como lo expone Mike Rowse de la oficina de información del territorio: "Tenemos problemas en el trato con Taiwan. Yo no sé bien cómo nos tratan Uds., pero nosotros si tenemos problemas al hablar diplomáticamente debido a que Gran Bretaña no reconoce al Gobierno de Taipei como el gobierno de China. Aún cuando tengan la segunda posición más alta en el mundo en términos de reservas en divisas extranjeras, sigue siendo un problema. Nosotros tenemos formas prácticas para tratar con la situación. Por ejemplo, en el transporte aéreo, aunque no tenemos un acuerdo entre los dos gobiernos, tenemos un acuerdo Cathay Pacific-China Airlines. Y eso trabaja muy bien".
Pero los otros aspectos son más complejos. "Debido al limitado espacio en la isla, yo más bien dudo que Taiwan pueda estar preparada para ser un hogar de último recurso para la gente de Hong Kong", añade Rowse. De hecho, resulta más bien poco realista esperar que Taipei acepte más de unos pocos millares de personas de Hong Kong para que se relocalizen en la ya superpoblada Taiwan.
En agosto de 1989, el viceprimer ministro Shih Chih-yang, jefe de la Fuerza de Tarea para los asuntos de Hong Kong y Macao del Yuan Ejecutivo (Gabinete), delineó las otras formas de ayuda que ofrece la República de China. Shih anunció que la República de China iría a continuar manteniendo sus oficinas sucursales en Hong Kong, y Taiwan aumentaría sus relaciones económicas, comerciales, turísticas y culturales con Hong Kong para apoyar la lucha del territorio por permanecer libre después de 1997. Más aún, la República de China está haciendo lo más que pueda para facilitar la emigración de residentes de Hong Kong. Ya se han tomado medidas para simplificar los procedimientos de entrada y salida para facilitar el reasentamiento en Taiwan. De esta manera, la República de China ha adoptado una postura positiva en apoyo del pueblo de Hong Kong.
"Es una decisión apropiada", dice Lee Wing Tat, "con más contactos entre ambos lados, las relaciones bilaterales (entre Taiwan y Hong Kong) podrán fortalecerse. Después de todo, la fórmula 'una nación, dos sistemas' está orientada para atraer a Taiwan a la larga, de manera que Taiwan debe estar más preocupada acerca de Hong Kong".
"Las oficinas de Taiwan deben jugar un papel más activo en la ayuda a los residentes locales", dice Szeto Wah. "Las oficinas han estado muy pasivas en el pasado". Además, él urge que "Taiwan siga adelante con su liberalización y reformas políticas para crear un ejemplo para Pekín. Esto daría más asistencia a los movimientos y activistas democráticos en ultramar".
Su punto de vista es sustentado por Lee kai Ming: "La sociedad de Taiwan es más bien similar a la de Hong Kong. Más contactos sería algo beneficioso para ambos lados, y esto también ayudaría eventualmente al proceso de democratización del continente".
La libertad y democracia en el territorio continental son la mayor aspiración de todos los chinos. Especialmente después de las victorias de los movimientos democráticos en Europa Oriental, los chinos de todo el mundo están mirando de cerca el desarrollo político en China continental. "Los líderes de Pekín tienen ahora cada vez menos amigos en el resto del mundo", dice Lee Wing Tat. "Antes, ellos eran capaces de abrazarse con una docena de camaradas de línea dura en el mundo comunista. Ahora, si Corea del Norte, Vietnam, Cuba y Albania abandonaran también el comunismo, Teng Hsiao-ping y Li Peng sólo podrán abrazarse uno con el otro".
Los residentes de Hong Kong han sido alentados por lo que ha ocurrido en Europa Oriental. Ellos creen que la de mocracia es una tendencia mundial que nadie puede resistirse a ella. "A largo plazo, me siento optimista acerca del futuro de Hong Kong", dice Szeto Wah. "Del ejemplo de Europa Oriental, nos damos cuenta cuán grande puede ser el poder popular. Esto nos da confianza en poder ver que China tenga eventualmente libertad y democracia. Sé cuán largo y escabroso será el camino que se habrá de recorrer antes que China tenga una democracia completa. Pero lo haremos". □