Taiwán Hoy
Confianza en crisis
01/05/1990
Según un ciudadano de Hong Kong que ha radicado en la colonia británica durante más de 50 años, cuando el himno nacional británico fue tocado durante la transmisión de televisión de la coronación de la Reina Isabel II, los residentes más viejos de Hong Kong no se conmovieron en lo absoluto porque "la Reina no es nuestra reina." Mientras que observadores cínicos de la colonia tal vez digan que el fervor y las llamas espirituales del pueblo de Hong Kong fueron reemplazados por una entusiasta extravagancia por las carreras de caballos y el juego del "mahjong," no hay duda de que el arduo trabajo con el objetivo de beneficios financieros es una caracterización justa de la ética social.
Durante décadas, los chinos de Hong Kong han vivido una paradoja: disfrutan de una vida libre en la colonia administrada por un liderazgo extranjero con el cual no se pueden identificar, sin embargo ellos igualmente desdeñan la idea de apoyar el liderazgo del continente chino el cual pronto reemplazará a sus líderes británicos. En 1997 se iniciará otro capítulo en la historia de Hong Kong, uno que posee desafortunados paralelos con el pasado: Hong Kong está siendo ofrecida de aquí para allá por sus propietarios, como si fuese un regalo que ellos pueden conceder, y la voluntad del pueblo casi no está jugando papel alguno en el proceso.
Aunque desfallecen ante la traición de Inglaterra, la mayoría de los chinos de Hong Kong no ha negado la afirmación de Pekín de que son ciudadanos chinos. De hecho, esto siempre ha sido tácitamente aceptado por el pueblo y Gobierno de Hong Kong, aunque más bien han considerado la nacionalidad china en términos de una identidad más étnica que política. Los chinos de Hong Kong se caracterizan por su temperamento, y parece que la mayoría está resignada a aceptar el Comunicado Conjunto Sino-británico de 1984 -siempre y cuando "su tazón de arroz no sea roto." Han sido capaces de sobrevivir e incluso florecer bajo un régimen extranjero, entonces ¿por qué preocuparse tanto por tener que vivir bajo otro gobierno, especialmente uno de la misma raza?
Durante los primeros años después de la firma del Comunicado Conjunto, la gente tenía grandes esperanzas en el territorio continental. Ellos deseaban que las reformas en el continente fueran un éxito, e intentaron conservar su confianza hacia el futuro a pesar del abominable record de China Comunista durante las últimas cuatro décadas. Un apoyo de su optimismo fue la clara promesa que Pekín hizo en el Comunicado Conjunto Sino-británico respecto a las elecciones directas y a la aparentemente sólida base legal para la protección de las libertades y derechos fundamentales. Pero durante el proceso de redacción de la Ley Básica, el pesimismo empezó a surgir dado a que las primeras promesas empezaron a ser ignoradas.
El Rev. Louis Ha, miembro del Comité Consultativo de la Ley Básica (CCLB) y portavoz de la Diócesis Católica Romana de Hong Kong, trató el tema en un artículo titulado "¿Derechos humanos y civiles?" (el cual aprarece en el libro Ley Básica, Cuestiones Básicas). El indica que el derecho fundamental de existir, el derecho de quedar libre de torturas y crueldades, de tratos inhumanos o degradantes o de castigos, además de otra serie de derechos mencionados en el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, no fueron incluidos en la Ley Básica.
Además, aunque el Artículo 18 de la Ley Básica hace referencia a un "poder judicial independiente," hay una serie de restricciones sobre los poderes y jurisdicción del sistema de los tribunales de Hong Kong, las cuales ponen en peligro su independencia. La libertad de prensa tampoco está totalmente protegida. Aunque el artículo 26 de la Ley Básica garantiza la libertad de prensa, no hay ninguna especificación que dé un significado práctico a esta vaga definición. Sigue siendo un punto débil en el propuesto sistema de Hong Kong, dado a que no se ha permitido el apoyo de una estrucutra política democrática en ningún sitio del proyecto.
Frank Ching, excorresponsal de periódicos americanos en Pekín dice: "Yo creo que Pekín intentará someterse a su interpretación en términos de la Ley Básica. Algunos de los términos son ambiguos y se prestan muy bien a varias interpretaciones. Pekín siempre puede elegir la interpretación que más le convenga y aún continuar afirmando que está sometiéndose a la Ley Básica. Estoy seguro que Pekín tiene intenciones de respetar la Ley Básica y también desea que Hong Kong lo haga. Pero Pekín está tomándose toda la libertad posible al interpretar dicha ley."
Un siglo y medio de régimen y educación coloniales han cultivado en el pueblo de Hong Kong una profundamente arraigada apatía hacia los asuntos políticos. Pero esta actitud ha sido afectada por una nueva conciencia sobre la estrecha relación entre la libertad de la cual disfrutan ahora y los derechos fundamentales por los cuales tendrán que luchar para seguir disfrutando de estas libertades en el futuro. Su confianza en las declaraciones de Pekín relevantes a las garantías de los derechos humanos y libertades civiles ha sido seriamente dañada por el continuo flujo de promesas apoyadas por una falta de convicción y acciones contrarias, tales como el aplazamiento de las elecciones directas para el Consejo Legislativo.
Las últimas esperanzas del pueblo fueron enterradas con los cuerpos de los manifestantes del movimiento prodemocrático quienes fueron masacrados en Pekín. Tal y como lo describe Ching: "Incluso antes del 4 de junio, ya había en Hong Kong una gran desconfianza hacia China continental, pero creo que era obscurecida porque la gente no la manifestaba abiertamente. Más tarde, la gente abiertamente dijo que no confiaba en China continental. Antes del 4 de junio, mucha gente hablaba sobre una Ley Básica bien planeada, pero ahora mucha gente dice que incluso si una Ley Básica satisfactoria fuese delineada, ellos aún no confiarían en China continental. La desconfianza es más profunda ahora que en el pasado, y ello también se manifiesta en la superficie."
Mucha gente ha decidido que es prudente permanecer en silencio porque comprenden que no es productivo decir algo cuando lo único que el gobierno chino hace es lanzar advertencias y amenazas. A ello se debe que las "solicitudes de opiniones" sobre la provisiones de la Ley Básica descendieron drásticamente, y sólo 7,000 cartas fueron enviadas por el público para expresar su opinión después del 4 de junio. Al contrario, la atención de la gente por lo general enfocó en el asunto de emigración, que ahora es un tema de conversación cotidiano en todos los niveles sociales. El resultado ha sido una seria fuga de cerebros que ya afecta a un estremecido Hong Kong.
El Gobierno de Hong Kong está haciendo todo lo posible para aliviar el problema de la fuga de cerebros. El Gobernador, Sir David Wilson, en su discurso pronunciado durante la inauguración del Consejo Legislativo en octubre de 1989, delineó varios planes para el futuro de Hong Kong, tales como un nuevo aeropuerto, una reconstrucción portuaria, nuevas escuelas y una economía revitalizada. Estos proyectos tienen como objetivo mejorar la infrasestructura de Hong Kong más allá de 1997. Pero, ¿contribuirán estos logros tangibles a garantizar que China continental respetará los derechos humanos y la libertad de Hong Kong?
Ching dice: "Creo que es injusto pedir a la gente que se quede en Hong Kong o pedir a los empresarios que mantengan sus inversiones en la colonia cuando uno no está seguro qué será de ellos en el futuro. Yo opino que depende de cada individuo decidir quedarse o marcharse. Y la decisión de invertir en Hong Kong o en ultramar depende de cada empresario. Con frecuencia, escuchamos a la gente decir 'que el pueblo de Hong Kong confía en sí mismo.' Creo que es una declaración realmente insignificante porque ahora el pueblo de Hong Kong no controla su destino. Ellos no son las personas encargadas. Son otros los que están encargados, especialmente los líderes de China continental y hasta cierto punto, el gobierno británico."
Este tipo de incertidumbre y falta de control sobre el futuro han llevado al climax el problema de la fuga de cerebros. Surgiendo de este problema está el tema del derecho de residencia en Gran Bretaña. Políticos y empresarios discuten la importancia de dar la ciudadanía británica total a más de tres millones de ciudadanos nacidos en Hong Kong con el fin de proveer seguridad para su futuro y ayudar a detener la hemorragia de gente educada y profesionales de Hong Kong. Si no se efectúan medidas apropiadas inmediatamente, la lucha para obtener visas podría alcanzar proporciones críticas en un par de años.
¿Está la gente de Hong Kong realmente ansiosa de radicar en una nación extranjera con un idioma y cultura diferentes? La respuesta es negativa. En Hong Kong se hallan dispersos excelentes lugares para ir de compras, restaurantes que ofrecen una variedad culinaria, y la colonia tiene el encanto de una ciudad absolutamente internacional. Además, la gente ya tiene una infraestructura singularmente moderna, incluyendo un sistema ferroviario de transporte masivo y un túnel a lo largo del puerto. Pero lo más importante es que el pueblo de Hong Kong se siente en casa; ellos disfrutan de un sentimiento de participación y pertenencia social. Si no fuera por la incertidumbre de su futuro después de 1997 y su profunda preocupación por la vida de sus hijos, los chinos de Hong Kong definitivamente preferirían irse a cualquier otra parte del mundo. Cuando se trata de trasladarse a Gran Bretaña, ellos sienten aún mayor desinterés porque las perspectivas para una vida buena allá son menores que en Hong Kong, sin dejar de mencionar las dificultades de emigrar a Inglaterra. Las alternativas en la corta lista de los posibles emigrantes serían Canadá, Australia y Estados Unidos.
Según un sondeo de la opinión pública conducido en Hong Kong antes del incidente del 4 de junio por un instituto independiente, más de la mitad de los 1,700 profesionales entrevistados proyectaron emigrar debido a su falta de confianza en el futuro. De los entrevistados, 58% médicos, 50% abogados y personal adminsitrativo, y 48% contadores dijeron que tenían intenciones de obtener pasaportes extranjeros. El instituto calcula que después de la masacre en Pekín, la proporción de los profesionales que desean inmigrar tal vez aumentó hasta el 71 por ciento.
Los obreros constituyen una considerable proporción de la población de Hong Kong, y ellos no poseen recursos para emigrar. Durante el proyecto del Comunicado Conjunto Sino-británico, ellos manifestaron poco interés en el asunto porque mantienen la actitud de que no importa quién sea el líder, aún estarán satisfechos siempre y cuando puedan ganarse la vida.
Lau Chin-shek (劉千石), Director del Comité Industrial Cristiano de Hong Kong, dice: "Durante algún tiempo, particularmente después del 4 de junio, estas personas gradualmente han llegado a comprender la diferencia entre los sistemas de ambos sitios. Están aprendiendo que los comunista los afectarán en todos los aspectos. Por ejemplo, durante la Revolución Cultural, incluso se ocupaban de trivialidades tales como ¿qué y por qué estás comiendo? La llamadas reformas que están en proceso actualmente en realidad no llegan más que a un poco menos de interferencia en los asuntos del pueblo. Así que ahora los obreros se marcharían si tuviesen la oportunidad." Lau añade que su comité desea ayudar al gran número de obreros que se tiene que quedar enseñándoles todo lo posible acerca de los asuntos laborales, incluyendo la libertad de buscar un empleo.
El número de personas capaces de emigrar depende considerablemente hasta qué punto su educación, habilidades, y experiencia satisfacen los requisitos de inmigración de otros países. Por ejemplo, Gordon Seow, Comisionado de Singapur en Hong Kong, anunció el 10 de julio de 1989 que la isla-república estaba ofreciendo residencia a 25,000 trabajadores y oficinistas de Hong Kong así como a sus respectivas familias. No obstante en el caso de Canadá y Australia, las elecciones favoritas en la mayoría de los casos son profesionales de nivel medio y aquellos que pueden traer con sigo fondos de inversión. Pero este es el tipo de gente que más necesita Hong Kong para poder mantener su posición como un centro comercial y financiero internacional.
Frank Ching opina diferente en cuanto al problema de la fuga de cerebros: "Si los profesionales se van, claro que ello afectará la estabilidad de Hong Kong. Pero toda la cuestión sobre el derecho de residencia es para asegurarse de que no se marcharán. Es para lograr que se queden en Hong Kong, y el argumento siempre ha sido que si la gente sabe que puede marcharse, se que dará. Si la gente sabe que se quedará atrapada en Hong Kong, querrá marcharse. Esta es una discusión que siempre se ha hecho y aceptado en el gobierno británico. Es por eso que ellos están a favor de ofrecer derechos de emigración para ayudar al pueblo de Hong Kong. Están ofreciendo esto a las personas que ellos consideran vitales para mantener la economía del enclave. Es darles una póliza de seguros para que se queden."
Habiendo crecido en Hong Kong como residente de la segunda generación, Ching siente un amor profundo por el lugar. Recuerda el día cuando en 1968 regresó a Hong Kong después de ocho años de estudios en el extranjero: "cuando el avión estaba a punto de aterrizar, parecía que iba a estrellarse contra los rascacielos. Pero no me importaba morir porque regresaba a Hong Kong."
Ahora que la ciudad entrará en un nuevo período histórico, Ching se expresa con una metáfora adecuada: "El pueblo de Hong Kong es como pasajeros en un auto. No confían en el chofer y temen que él provocará un accidente en el que todos morirán. Pero a los pasajeros constantemente se les dice: 'Deben confiar en sí mismos' Eso no hace ningún bien en lo absoluto porque ellos confían en el mundo que existe dentro de ellos, no confían en el chofer. Lo que quieren es conducir el coche ellos mismos. Creo que si el pueblo de Hong Kong tuviera la oportunidad de determinar su futuro, ellos confiarían tanto en sí mismos como en su futuro". □