04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Oro nuevo en el Triángulo Dorado

01/07/1989
Los programas de asistencia internacional patrocinados por la República de China se han basado en el principio del "esfuerzo propio ". Esta orientación ha resultado ser particularmente eficaz, por ejemplo, en los programas agrícolas en América Central y el Sudeste Asiático.

Uno de los programas de desarrollo más significativos realizados recientemente en la última región ha producido resultados especiales. Aparte de ayudar a mejorar la infraestructura y la productividad agrícolas de una empobrecido área de Tailandia, el programa ha prestado asistencia a una extensa población de chinos de ultramar que residen en la frecuentemente violenta y siempre pobre región del "Triángulo Dorado" en Tailandia.

Denominados Jiin Haw, o "chinos galopantes ", estas gentes son remanentes de un ejército nacionalista chino y sus seguidores, quienes se refugiaron en Tailandia después de que los comunistas chinos usurparon e1 poder en el territorio continental. Como se indica en la siguiente historia por John Kirby, quien visitó recientemente la región, tanto el estilo como la calidad de vida de estos chinos de ultramar han cambiado radicalmente en los últimos años, gracias al impresionante programa de asistencia de la República de China.

Los tailandeses los denominaron Jiin Haw, o "chinos galopantes". Pero en 1961, cuando 10.000 o más soldados hastiados por la guerra empezaron a abandonar la provincia de Yunnan en el sudoeste de China continental en busca de refugio, ellos no galopaban. Estos eran los remanentes del Ejército de Salvación Nacional Anticomunista de la Provincia de Yunnan, República de China -unidades que utilizaron, para su ventaja, el accidentado terreno de Yunnan para resistirse contra las fuerzas armadas de los comunistas chinos que lograron tomar el control del territorio continental en diciembre de 1949.

No obstante, para principios de 1960, una fuerza combinada de 50.000 soldados comunistas y tropas birmanas incrementaron su presión sobre estos soldados y aproximadamente 35.000 seguidores y sus familias. Luego empezó la larga jornada a través de las densas y montañosas selvas de Birmania, que fueron famosas por primera vez en Occidente por las narraciones sobre "la marcha" dirigida por el General "Vinegar Joe" Stilwell durante la Segunda Guerra Mundial.

Estos soldados de la República de China y sus seguidores, viajando en caravanas de mulas, acamparon finalmente en la inhóspita región montañosa ubicada en donde se unen las fronteras de Tailandia, Birmania y Laos, una región conocida ahora como el "Triángulo Dorado". Pronto surgió un problema, ya que el Gobierno birmano se negó a darles asilo, y la ruta de regreso a la provincia de Yunnan estaba interceptada por las fuerzas comunistas.

En respuesta a la crisis, la República de China, Estados Unidos y Tailandia sostuvieron una serie de intensas negociaciones para determinar el destino de las desplazadas fuerzas del ejército nacionalista. Por fin se llegó a un acuerdo para enviarlos a Taiwan. En dos meses, 25.000 soldados y civiles fueron aerotransportados a la isla, en donde se establecieron y se reintegraron a la sociedad china.

Pero, aproximadamente 20.000 miembros del grupo original decidieron que no deseaban "retornar" a un lugar que nunca habían visto. En vez, ellos decidieron permanecer en el norte de Tailandia y recibir asilo allí. Al principio, el Gobierno tailandés dió una bienvenida a los refugiados, considerándolos una fuerza anticomunista capaz de luchar contra los insurgentes tailandeses que entonces pululaban la región. Por lo tanto, los nacionalistas se establecieron en docenas de villas a lo largo de la frontera, establecieron campamentos en las montañas, y ayudaron a patrullar la frontera, sirviendo como primera línea de defensa contra los rebeldes locales.

Una década después, estos soldados nacionalistas combatieron lado a lado con el ejército tailandés, prestando una asistencia crucial en la pacificación del norte durante las operaciones contra el ejército comunista tailandés. En recompensa, las autoridades tailandesas concedieron la ciudadanía, así como tierras para sus familias, a un número de Jiin Haw. Pero la mayoría de ellos no recibió tal compensación. Como resultado, muchos permanecieron confinados a la región de la frontera norte, ya que los tailandeses no permitían un éxodo a sus ya aglomeradas ciudades. En el transcurso de los años, a través del natural crecimiento demográfico y la continua llegada de chinos buscadores de la libertad procedentes de China comunista, la población Jiin Haw ha aumentado aproximadamente a 50.000.

Hoy, las 52 denominadas "villas KMT" se extienden en un arco de 500 kilómetros a lo largo de las fronteras birmana y laosiana, en uno de los territorios más inaccesibles del mundo. Esta región consiste de escarpadas cadenas montañosas que se extienden como dedos desde la meseta tibetana hasta el norte de Indochina. Los poblados están, ya sea estratégicamente encaramados en los altos desfiladeros o en los valles claves que dominan las escasas rutas de comunicación transitables en el área. Por gusto, la mayoria de estas villas aún permanecen pequeñas y aisladas.

Exiliados del territorio continental chino y marginados de la mayoritaria cultura tailandesa, estos poblados han conservado muchos aspectos de la vida y costumbres tradicionales chinas. La vida diaria de los Jiin Haw es mucho más tradicionalmente china que ya sea en el territorio continental 200 kilómetros al norte, o incluso aquella en la industrializada Taiwan, hacia donde los Jiin Haw aún deben lealtad.

Tal aislamiento geográfico extremo impuso una economía primitiva y las villas permanecieron en el atraso y la pobreza hasta fines de los 70. Incluso las colonias más grandes, algunas con cientos de hogares, frecuentemente no tenían caminos, agua ni electricidad. Los niveles de sanidad eran pésimos y la educación básica, tal como enseñar a leer y escribir tuvo que ser pasada de padres a hijos o enseñada por tutores locales con recursos muy limitados a su disposición.

En la década de los setenta, el Real Gobierno de Bangkok, 600 kilómetros hacia el sur, empezó una campaña para extender el control del Gobierno hacia el Triángulo Dorado. Los poblados Jiin Haw se habían convertido en una parte inseparable de las tensiones regionales, convirtiéndose en una prioridad política el desarrollo económico de las villas.

En 1980, el Gobierno tailandés pidió asistencia financiera y técnica a la República de China para ayudar a transformar las villas Jiin Haw en unidades económicas más viables, basándolas en un cimiento agrícola más firme y aceptable. Debido a que Tailandia había roto sus lazos diplomáticos con la República de China cinco años antes, el Gobierno tailandés pidió que la ayuda fuese enviada a través de canales privados. Por esta razón, se le pidió a la semiprivada Asociación de Socorro de China Libre (FCRA, siglas en inglés) con sede en la República de China, que dirigiera el proyecto e inició la organización de los servicios de socorro.

La FCRA empezó con el envío de un grupo de investigación para que realizara una gira e inspeccionara los poblados Jiin Haw, así como para prestara ayuda preliminar. Después de entrevistarse con los líderes de las villas, el grupo delineó un programa de desarrollo comprensivo que requería ayuda técnica y financiera a largo plazo para proveer a los Jiin Hwa con los medios para incrementar sus ingresos y niveles de vida. Los expertos determinaron que los aldeanos podían aumentar su estándar de vida hasta un nivel comparable con el resto de Tailandia si ellos tuvieran una fuente de ingresos segura con el rentable producto de sus cosechas, así como caminos y electricidad que conectaran los una vez remotos poblados con los territorios bajos. Tal desarrollo estimularía asimismo su eventual integración a la sociedad tailandesa.

Los resultados de la investigación pedían por una variedad más extensa de proyectos de desarrollo para proporcionar la infraestructura necesaria para un despegue económico. Por ejemplo, los especialista en agricultura adjuntos al grupo tenían que iniciar programas para la substitución de cosechas a gran escala con el fin de introducir cosechas lucrativas de alto valor en los poblados Jiin Haw. El plan de la FCRA también tomó en consideración un desarrollo a largo plazo, que se reflejó en su provisión para enviar estudiantes sobresalientes a la República de China para programas educativos o entrenamientos más avanzados.

Los primeros equipos de la FCRA empezaron a trabajar en las regiones montañosas de Tailandia en 1982, después de establecer sus oficinas locales en la ciudad sureña de Chiang Mai. La fase inicial del proyecto requirió ganarse la confianza de la gente, porque los Jiin Haw locales no estaban al principio terriblemente impresionados con el plan de desarrollo. Muchos de los Jiin Haw de edad más avanzada, especialmente los antiguos soldados, opinaban que la idea era absurda. Cuando se les habló sobre las grandes ganancias que podían obtener cultivando frutas, los robustos y viejos soldados se rieron diciendo que ellos probablemente morirían de vejez antes de que los primeros árboles dieran frutos.

Pero varias frutas de climas templados ya habían sido cultivadas con éxito en otras parcelas de demostración en las áreas montañosas de Tailandia. La estrategia de la FCRA pedía que miles de arbolillos de durazno, pera y caqui fuesen aerotransportados desde Taiwan. Después de cinco años de crecimiento, los primeros cultivos de frutas estarían listos para la cosecha. Para ese entonces, los proyectos para la construcción de caminos que conectarían las villas con las carreteras principales se habrían concluido, permitiendo acceso a los mercados locales.

A medida que los beneficios del nuevo enfoque que se daba a la agricultura se hacía evidente, los Jiin Haw empezaron a estar de acuerdo con las posibilidades del programa. Aunque programas similares para la substitución de los cultivos llevados a cabo por varias agencias internacionales para ayudar a las poblaciones vecinas de tribus aborígenes en las montañas encaran aún una fuerte resistencia, los Jiin Haw aceptan ahora con gran entusiasmo la idea de una agricultura altamente rentable.

Al lado de los poryectos agrícolas que se están realizando en las seleccionadas aldeas Jiin Haw, el equipo de la FCRA ya empezó la construcción de la infraestructura vital para el éxito del programa. Los aspectos más esenciales incluyen las instalaciones para el abastecimiento de agua y los caminos. Debido a que pocos de los cultivos de alto valor pueden sobrevivir los cuatro meses de la estación seca sin irrigación normal, el equipo ha construido presas, depósitos elevados de agua, y redes fluviales en la mayoría de las aldeas incluidas en el programa.

Más de 30 instalaciones de agua han sido establecidas, desde tanques de agua en las cimas de las montañas hasta un sistema de tubería cuyo valor asciende a 200.000 dólares norteamericanos, en la villa de Banmanonsbour. Caminos transitables que unen los poblados Jiin Haw con los territorios bajos permiten que cosechas delicadas tales como duraznos o fresas lleguen antes de que se pudran. Diez proyectos de puentes y caminos totalizando 127 kilómetros ya han sido terminados en once pueblos.

Tal vez el mayor cambio en la vida aldeana ha sido la introducción de le electricidad en la región. Hasta ahora, los proyectos de electrificación de la FCRA han traído energía eléctrica a una docena de villas pobladas de aproximadamente 16.000 personas. La electricidad ha hecho posible la aparición de ciertas comodidades, tales como la radio, televisión y alumbrado eléctrico, y éstos a su vez, han cambiado las maneras de trabajar, relajamiento y pensar del pueblo.

Varios proyectos están destinados para ofrecer una infraestructura para impulsar la economía en las regiones montañosas, pero el enfoque principal se concentra en la agricultura. Los cultivos tradicionales de la región, tales como arroz, maíz y adormideras, están ahora siendo reemplazados con cultivos no nativos económicamente más valiosos. Esos cultivos dan productos agrícolas que exigen precios suficientemente altos en los centros urbanos de consumidores tales como Bangkok, para convencer a los agricultores a que rechacen sus actuales objetivos. Basado en parte en el Proyecto Real de Desarrollo apoyado por la República de China, cuyo objetivo es erradicar la producción del opio entre las tribus de las áreas montañosas, el cultivo de cosechas de climas templados ya está incrementando los ingresos de las aldeas.

El cultivo de frutas se ha convertido en un importante rubro lucrativo. Bajo la supervisión de los especialistas en agricultura de la República de China, los campesinos Jiin Haw cultivan ahora una docena de enormes huertos que producen frutas tales como manzanas, peras, albaricoques y duraznos. Inicialmente, los arbolillos eran aerotransportados desde Taiwan, pero los especialistas en agricultura han visitado a los agricultores en repetidas ocasiones para enseñarles cómo plantar, fertilizar y cuidarlos. Los Jiin Haw se han convertido en expertos del proceso. Ahora, la fruta recién cosechada es enviada regularmente a Chiang Mai para su mercadeo.

Las frutas de zonas templadas pueden cosecharse todo el año en Tailandia, mientras que en Taiwan sólo hay dos épocas de cosecha. Tales frutas son generalmente consideradas artículos de "lujo" por los tailandeses, quienes usualmente las importan. Pero los campesinos Jiin Haw obtienen ahora ganancias estables cultivando y vendiendo estos lujos en el mercado local. En la actualidad, las peras constituyen más del 40 por ciento de las cosechas de larga temporada en las aldeas Jiin Haw, pero los kiwis y las fresas también son considerablemente rentables.

El té también ha probado ser otra prometedora línea de producción. Ya constituye un 15% de la cosecha de larga temporada. Aunque el té ha sido cultivado en la región durante varios siglos, la calidad de las plantas nativas es baja. Hoy en día, las plantaciones de té en las altas montañas están pasando por un proceso de rejuvenecimiento ya que están recultivándose con té de alta calidad procedente de Taiwan. Las perspectivas son brillantes, ya que el té chino se está vendiendo en los mercados locales a precios elevados.

También se está llevando a cabo el cultivo a gran escala de flores económicamente valiosas. Aunque Tailandia ya es bien conocida por sus orquídeas, las flores no indígenas tales como las rosas, claveles y crisantemos son raras y demandan altos precios. Las aldeas Jiin Haw de Longok y Mae Salong han iniciado el cultivo de flores, y dentro de un año estarán listas para su comercialización masiva en Bangkok.

Con el inicio del sexto años de la expansión económica de la región Jiin Haw, es evidente un sólido progreso. En términos generales, los ingresos en las villas participantes en el programa de cosechas lucrativas se han triplicado, y los niveles de vida ahora rebasan a los de las vecinas aldeas tailandesas. La mayoría de los Jiin Hwa tienen ahora acceso a tratamientos médicos gratuitos en nueve clínicas dispersas a través de las áreas montañosas. Aunque la renta per cápita sigue siendo mucho menor que el promedio nacional, los funcionarios de la FCRA predicen que alcanzará el estándar nacional para 1991. Los poblados más grandes de Longok, Mao Salong y Banmanonsbour, que contienen aproximadamente el 20% de la población Jiin Haw, muestran en progreso mús significativo hasta la fecha.

A pesar de estos acontecimientos en las villas seleccionadas para participar en el programa, la mayoría de los poblados Jiin Haw, algunos constituidos por apenas unas tres familias, todavía siguen sin ser afectadas por los programas de la FCRA. Pero los funcionarios de la FCRA se sienten optimistas de que el estándar de vida de estos aldeanos eventualmente podrán sobrepasar incluso aquel de los que habitan las regiones bajas, y predicen que con el tiempo, los beneficios del programa se filtrarán en los villorios más pequeños.

Banmanonsbour, el tercer poblado más grande entre las aldeas Jiin Haw, ha sufrido una extensa variedad de cambios socioeconómicos desde que el proyecto de la FCRA empezó allí hace cuatro años. Conocido en chino como Re Sway Tang, o Villa de la Fuente de Agua Termal, el pueblo está compuesto por aproximadamente 400 familias que viven en un estrecho valle montañoso cercano a la frontera con Birmania. Previamente, el pueblo estaba marginado del tránsito de vehículos, pero hoy en día tiene 5 kilómetros de camino pavimentado que lo atraviesa a lo largo. Antes de 1984, los 2.500 residentes dependían del agua de un río o pozo insaluble durante la estación seca. Un nuevo reservorio y sistema de agua potable suministran ahora a todos con agua limpia todo el año.

Una caminata por la calle principal revela un mercado diurno, varias tiendas de productos secos y una pequeña tienda de fideos. Durante la noche, la calle es iluminada con lámparas eléctricas y con los variables tonos azulados de las pantallas de televisión que parpadean a través de las puertas y ventanas abiertas. La clínica de la FCRA proporciona tratamientos y medicinas gratuitamente, y está a punto de completarse un sanatorio de 70.000 dólares norteamericanos que domina sobre el poblado.

Mientras que la mayoría de la gente en Banmanonsbour aún se dedica a la agricultura, dos fábricas recientemente construidas están listas para iniciar un nuevo curso en el futuro económico. Según aumenta la producción de cosechas lucrativas, el siguiente paso lógico será la creación de industrias locales para procesar, empacar y comerciarlizar los productos agrícolas. Tales industrias de mano de obra intensiva son un resultado natural del programa de la FCRA. A medida que continúe la aceleración del programa agrícola, los encargados del plan esperan que el énfasis económico se extienda a otras áreas.

Las comunidades Jiin Haw tienen un excelente potencial turístico. Debido a que las villas están ubicadas en pintorescos valles montañosos que miran hacia Birmania y Laos, muchos de ellos son perfectos para instalaciones recreativas o turísticas. Sólo Mae Salong atrae a más de 100 turistas japoneses y de la República de China semanalmente, quienes llegan allí atraídos por las fuentes de aguas termales y las escénicas cascadas comunes en la región.

Estas consideraciones indican los sólidos resultados del programa de la FCRA. Aunque el equipo de esta asociación en Tailandia está limitado a seis miembros y funciona con sólo 1,43 millones de dólares norteamericanos anuales, su éxito ha sido fenomenal. Tanto así es, que involuntariamente y sin querer, tiene el efecto de atraer a miles de inmigrantes ilegales a Tailandia procedentes de Birmania y China continental.

Los empleados de la FCRA atribuyen sus logros al principio del "esfuerzo personal", característico de todos los programas de asistencia de la República de China. El dinero de la FCRA es distribuido directamente en el campo, bajo la forma de equipos y materiales agrícolas y de construcción. Los Jiin Haw locales trabajan al lado de los especialistas de la FCRA, quienes ofrecen asesoramiento técnico. Con la excepción de las clínicas y bibliotecas de la FCRA, casi todos sus proyectos están diseñados para estimular la economía local en vez de hacer meramente que la vida sea más fácil. El programa no ofrece dádivas ni invitaciones gratuitas.

El líder de la misión de la FCRA en el norte de Tailandia, Koung Cheng Yeh, describe la política de asistencia de la FCRA como una actitud de "manos a la obra" en la ayuda para el desarrollo. "Estas personas tenían la tierra y la fuerza laboral, pero no tenían la capacidad técnica", dice. "Nosoros venimos aquí como profesores y consejeros para ayudarlos a organizarse. Nuestros especialistas ofrecen acesoramiento técnico. El capital puede ser utilizado como una base, pero nosotros tenemos que dejar que la gente desempeñe el trabajo por su propia cuenta".

Otro factor importante es, sin lugar a dudas, la estrecha relación cultural entre los especialistas de la FCRA y la gente a la que fueron a ayudar. Los trabajadores de la FCRA no solamente hablan el mismo idioma de los Jiin Haw, sino que en muchos casos hablan el mismo dialecto. Algunos especialistas de la FCRA son incluso repatriados -ellos son parte de los 700 Jiin Haw que han recibido educación en Taiwan bajo auspicios del programa.

Si bien está por verse qué tan lejos llevarán los proyectos de la FCRA a los Jiin Haw en términos de desarrollo económico, algunos observadores opinan que toda la región fronteriza del norte podría alcanzar en una década el nivel de las regiones bajas. Con una fuerte base agrícola, y con industrias para el procesamiento de alimentos y tal vez el turismo como un apoyo secundario, la aldea podría bien ser tan próspera que pocos residentes pensarían moverse hacia las ciudades en el sur. Una tan agradable situación podría estimular al Gobierno tailandés a que dé la ciudadanía completa, o por lo menos permiso de residencia a los Jiin Haw. Finalmente, una fuerte y próspera región fronteriza tiene la ventaja de demostrar a las naciones vecinas, Laos, Birmania y China continental, los atractivos de la libre empresa.

El programa de desarrollo de la FCRA está ayudando a crear una infraestructura urgentemente necesitada, la cual a la vez ha asistido a la generación de riqueza en una región anteriormente atrasada. Pero los beneficios se extienden más allá del nivel local. El proyecto de la FCRA ha brindado a la República de China una oportunidad para ayudar a otro país en su desarrollo, y a la vez dar una asistencia enfocada a una gran población de chinos de ultramar. Los Jiin Haw finalmente parecen estar avanzando hacia niveles de ingreso más altos y hacia una significativa mejora en la calidad de sus vidas. El proceso también debería fomentar una mayor paz y respetabilidad para la una vez caótica y violenta región conocida como el Triángulo Dorado. □

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