06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Un Desarrollo Ordenado

01/11/1988
El desarrollo político del Taiwan conteporáneo ha evolucionado dentro de un flexible esquema presentado por el Dr. Sun Yat-sen ochenta años atrás. Llamados los Tres Principios del Pueblo (San Min Chu I, 三民主義 ), estos comprenden su más sistemática exposición de las ideas políticas de nacionalismo, democracia y subsistencia del pueblo (民主, 民權, 民生).

Los Tres Principios del Pueblo son frecuentemente mencionados por los medios de comunicación como por la comunidad académica, pero a menudo en altos niveles de generalización. Como resultado, algunos observadores de los rápidos cambios que la República de China ha tenido en años recientes, han criticado ocasionalmente los Tres Principios del Pueblo de haberse convertido en un talismán de fórmulas aplicadas a cualquier tipo de cambio, en vez de estar verdaderamente relacionadas con los hechos que están sucediendo.

Tales perspectivas merecen rectificación, porque a pesar del tiempo que ha pasado desde su muerte en 1925 y los cambios radicales que han conmovido al mundo, los pensamientos del Dr. Sun referentes al campo político y social mantienen una fresca relevancia.

Las ideas políticas del Dr. Sun Yat-sen son bastante complicadas, sus Tres Principios del Pueblo representan el núcleo de su pensamiento político en general, mientras que sus teorías del "tutelaje político" y la "Constitución de los Cinco Poderes" son postulados más prácticos.

Aún cuando estas teorías fueron formadas en un ambiente político muy diferente al que se enfrentan las personas actualmente, las ideas del Dr. Sun se prestan fácilmente para la reinterpretación en términos de las recientes teorías de desarrollo político. Esto es particularmente cierto cuando tomamos en consideración las teorías de la crisis desarrollista y el síndrome del desarrollo como fueron expuestas por los miembros del Comité de política comparada del Consejo Americano de Investigación de Ciencias Sociales.

El siguiente análisis de las fórmulas del Dr. Sun demuestra que en significante medida él anticipó algunos de los razonamientos políticos de los intelectuales, medio siglo antes de su deceso. Por consiguiente, se puede argumentar que se entiende más claramente el éxito de la República de China en Taiwan en su desarrollo económico y democratización política a través de una mejor familiarización con la doctrina política del Dr. Sun. Mas aún, ese entendimiento añadirá profundidad a las frecuentes referencias superficiales en torno a los Tres Principios del Pueblo.

Teorías de las crisis políticas

Gabriel A. Almond, James S. Coleman y otros intelectuales en un estudio suyo de 1970, Desarrollo político, hicieron un extensivo estudio teórico y comparativo del desarrollo político moderno. Ellos llegaron a la conclusión que cada sociedad tradicional, no importa su naturaleza y antecedentes estructurales, debe confrontar y resolver una serie de crisis antes de poder transformarse en una nación-estado moderna.

Se entienden por crisis aquellas agudas tensiones históricas que plagan un sistema político pero que difícilmente pueden resolverse mediante los actuales mecanismos estructurales. Se requieren drásticas modifícaciones e innovativos mecanismos tanto en la esfera subjetiva como objetiva para poder enfrentarse a los retos. Estos teóricos del desarrollo han identificado e investigado las cinco mayores categorías de crisis: las crisis de identidad, legitimidad, participación, concientización y distribución.

La "crisis de identidad" tiene tres componentes relacionados. Primero, las personas de un país deben abrigar una lealtad común hacia la nación. Esto no significa que excluya la identificación con otros subgrupos, tales como grupos étnicos, religiosos, regionales o subgrupos económicos, pero la lealtad a la nación­ estado debe ser considerada paradigma además de ser capaz de proveer espacio para la resolución de cualquier diferencia que pueda aparecer entre los subgrupos.

Segundo, los ciudadanos de una nación-estado deben identificarse entre sí como co-nacionales, teniendo los mismos derechos y obligaciones, compartiendo el mismo destino y estando dispuestos a confiar entre sí.

Tercero, aún cuando los ciudadanos deben tener un sentimiento de orgullo para con ellos mismos, también deben aprender a tratar a ciudadanos de otras naciones de una forma amistosa y cooperativa en términos de igualdad, sin sufrir de xenofobia o complejo de inferioridad.

La crisis de identidad ha probado ser uno de los problemas más difíciles para muchas de las nuevas naciones recién formadas que son cultural y étnicamente heterogéneas. China es una de las naciones más antiguas sobre la tierra y exceptuando a ciertos grupos minoritarios en las provincias periféricas, ella es muy homogénea. Aún así, a través de su larga historia, el pueblo fue adoctrinado para ser leal a un clan imperial particular, más no a la nación como entidad soberana e independiente. En un sentido moderno, es discutible que ellos tengan o no un nacionalismo primitivo.

El Dr. Sun expuso el primer principio del pueblo, el nacionalismo, para cubrir los tres aspectos de la crisis de identidad que fueron mencionados anteriormente. Primero, dijo que la república recién establecida debería estar basada en una completa igualdad entre los cinco grupos étnicos mayores de China. Se deberían inscribir previsiones especiales en la Constitución que salvaguardasen los intereses de los grupos étnicos minoritatios y promovieran más su bienestar. Segundo, enfatizó en la necesidad de erradicar el tradicional sentimiento regionalista con el propósito de crear una nueva solidaridad de ciudadanía universal. Sólo de esta manera ellos podrían hacerle frente a las amenazas externas impuestas por el imperialismo rampante a fines del siglo pasado. Tercero, urgía al pueblo chino, que después de descartar el injustificado concepto tradicional del Reino Medio, buscara ecuanimidad con ciudadanos de otras naciones que desearan tratarlos en pie de igualdad.

Una "crisis de legitimidad" ocurre cuando los ciudadanos de un país fracasan en acordar respuestar a preguntas tales como la legitimidad de la autoridad, los objetivos primarios del esfuerzo nacional, los límites adecuados para varias estructuras de la autoridad, así como los derechos y obligaciones de los ciudadanos. Cuando las bases de la autoridad tradicional han sido socavadas, y los valores y normas del pueblo se vuelven divergentes y conflictivos, es probable que ocurra una intensa crisis de autoridad. Esto puede muy bien resultar en frecuentes golpes de estado militares y otras formas de desórdenes civiles.

A lo largo de toda su carrera revolucionaria, el Dr. Sun insistió que la forma republicana de gobierno, i.e., gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; era la única solución a las muchas injusticias y endémicas rebeliones en la larga historia dinástica de China. Las ideas democráticas liberales se convirtieron en una irresistible y universal corriente para fines del siglo 19. Construir un gobierno basado realmente en el consentimiento del gobernado parecía ser la única solución práctica a la crisis de legitimidad frecuentemente en­ contrada en el mundo en desarrollo.

Subsecuentemente, la introducción de las ideas democráticas de Occidente y el contínuo incremento de todos los índices relevantes de movilización social (tales como educación, urbanización y comunicación), los ciudadanos no sólo tuvieron más y nuevas demandas para con el gobierno, sino que ellos también deseaban una participación activa en el mismo proceso gubernamental de la toma de decisión. En pocas palabras, buscaban una "participación política" más efectiva.

La aparición de grupos de interés y partidos políticos se convirtió en nuevos mecanismos institucionales para legitimizar y canalizar tales demandas. Aun cuando la expansión de la participación popular es resultado inevitable de la democratización política y el desarrollo social, se deben fomentar e institucionalizar medidas adecuadas concernientes a las formas de participación y delimitación recíproca de derechos y obligaciones entre el gobierno y los ciudadanos. Si no se hace esto a tiempo, el influjo de nuevos participantes y sus insaciables demandas crearán serias presiones en las existentes estructural.

El Dr. Sun expuso numerosas ideas innovadoras con respecto al problema de la participación política, el cual yace en el corazón de la política moderna. Primero, insistió que todos los ciudadanos deben disfrutar los mismos derechos de participación política sin discriminación basada en el sexo, raza, religión o estatu social. Segundo, hizo una distinción entre los derechos soberanos del pueblo y los poderes administrativos del gobierno, argumentando que las personas tienen derechos de elección, destitución, iniciativa y referéndum, los cuales podrían ser ejercitados directamente o a través de cuerpos representativos, pero también arguyó que el pueblo no debe intervenir innecesariamente en la administración diaria de los diferentes órganos del gobierno.

Tercero, dijo que eran muy importantes los procedimientos adecuados y comportamientos civilistas en todos los niveles de participación política, llegando hasta el punto de escribir un manual llamado "Los fundamentos de los derechos del pueblo", que enseña a las personas cómo conducir correctamente las reuniones políticas.

La "crisis de concientización" envuelve los problemas que el gobierno enfrenta al tratar de acoplarse a la sociedad y efectuar sus políticas básicas. Aún cuando China posee una larga herencia burocrática, los mandarines al estilo tradicional carecían de entrenamiento en conocimientos especializados y estaban imbuidos de la idea del gobierno por medio del ejemplo, que evidentemente no eran iguales a la tarea de construir un estado moderno, especialmente en el área del desarrollo económico.

El Dr. Sun atacó la crisis de concientización por lo menos en tres frentes. Propagó la idea del "servidor público" para reemplazar el tradicional concepto del "funcionario paternalista" que estaba por encima de la persona común. Enfatizó la importancia de las capacidades gubernamentales mediante la elaboración de esquemas que recrutaran a los mejores hombres y mujeres para servir en el gobierno; creando los exámenes y las elecciones. Y debido a que se dió cuenta de la importancia del desarrollo económico en el proceso de hacer China una nación fuerte y moderna, trazó muchos planes para que sus seguidores llevaran a cabo.

La gran desigualdad en la distribución de la riqueza entre los diferentes segmentos de la sociedad, la crisis de la distribución, ha sido mencionada desde los tiempos antiguos como una de las causas más potenciales de desorden político. El enfoque capitalista en el desarrollo industrial de Occidente del siglo 19 agravó más el problema. La industrialización generó nuevas formas de riqueza que fueron compartidas en forma bastante desigual entre los propietarios y la clase desposeída. Los movimientos democráticos liberales estaban germinando al mismo tiempo que la industrialización capitalista, enseñándole al pueblo a considerar esas desigualdades como injusticias. Toda clase pensamientos socialistas fueron fermentandos en Europa a través de todo este período y luego estas ideas se han esparcido alrededor del mundo.

A principios de siglo, China era una sociedad predominantemente agrícola, teniendo ya sus propios problemas tradicionales de desigualdad en la tenencia de tierras. Era temido que cuando ella experimentara la industrialización, como debía suceder, nuevas y peores formas de desigualdad fueran a aparecer seguramente, si las medidas de protección no eran cuidadosamente pensadas con anterioridad. Luego de una cuidadosa observación de las experiencias occidentales y estudio de las propuestas sugeridas por varias escuelas socialistas, el Dr. Sun ofreció su propio sistema de ideas para remediar este problema.

Su solución incluía la regulación en la tenencia de tierras urbanas y agrícolas, restricciones al capital privado, impuestos a los valores excesivos que pudieran acumular los individuos accidentalmente como producto de las inversiones públicas, y la propiedad y operación estatal de ciertas industrias públicas esenciales. El llamó su sistema el "Principio de la subsistencia del pueblo". En muchos aspectos, esto se parece a lo que se pone en práctica en los modernos estados del bienestar social.

Las cinco crisis mencionadas anteriormente no necesariamente se materializan en una secuencia ordenada en país particular alguno. Pero si ellas aparecieran separadas y más o menos en el orden expuesto, su resolución sería una tarea más fácil. Por el contrario, si todas las crisis aparecen simultáneamente o en un corto período de tiempo, tratar de resolverlas satisfactoriamente puede ser un serio reto para la élites y el pueblo de ese particular país.

Desafortunadamente esto es lo que ocurre en la mayoría de los países en desarrollo. Y la simultaneidad de estas crisis políticas es a menudo la responsable de tantas tensiones sociales y políticas atestiguadas en estos estados. El Dr. Sun estaba al tanto de la seriedad del problema, pero no tenía otra opción que alentar a sus conciudadanos para redoblar sus esfuerzos y salvar a China de ser desmembrada por las grandes potencias.

El síndrome del "Dilema del Desarrollo"

El desarrollo político a veces es interpretado como un síndrome consistente en tres grandes características relacionadas: igualdad, diferenciación estructural y capacidad gubernamental.

La igualdad puede decirse, yace en las raíces de la moderna cultura mundial, dando a luz y nutriendo a toda clase de teorías nacionalistas, democráticas y socialistas. El concepto de igualdad es tanto contagioso como expansivo. Según Alexis de Tocqueville, una vez los hombres sienten que son iguales en algún aspecto, automáticamente claman ser iguales en todos los otros aspectos.

Mientras que muchos pueblos del mundo ya han obtenido, al menos en cierta medida, la igualdad política (sufragio universal, un hombre-un voto), igualdad legal (leyes universales, igualdad ante la ley), e igualdad social (reclutamiento para los cargos políticos basado en un criterio de logros, nivelación del status y los privilegios); sus diferentes concepciones de la naturaleza de la igualdad económica y sus conflictivos reclamos, la han convertido en el tema central de las actuales controversias internacionales e internas.

La diferenciación estructural connota la aparición de muchos nuevas roles e instituciones para realizar diversas nuevas clases de funciones. El número de instituciones se incrementa grandemente, y cada una realiza una función especializada. Por ejemplo, mientras que en las sociedades tradicionales una institución puede realizar muchas funciones políticas, religiosas, económicas y culturales, en tiempos modernos estas funciones están separadas y distribuidas en instituciones diferentes y autónomas.

Una verdadera estructura diferenciada debe ser capaz de funcionar de acuerdo con sus propias normas y valores independientes, resistiendo intervenciones de otras estructuras y criterios irrelevantes. Por ejemplo, cuando una institución académica puede operar de acuerdo a su propio criterio de excelencia y está libre de consideraciones políticas irrelevantes o de cualquier otro tipo, entonces puede decirse que es una estructura diferenciada y autónoma.

La especialización de funciones es a menudo considerada como precondición para el desarrollo. Pero especialización no significa dominio de alguna clase particular de conocimiento o destreza. Más importante son los nuevos patrones de comportamiento (estructuras) que han desarrollado sus propias normas de operación y disfrutan del respeto y apoyo de todos los otros sectores de la sociedad.

La tercera característica mayor del desarrollo político implica el crecimiento de la capacidad de un sistema político. El cambio social y la consiguiente complejidad de su crecimiento traen inevitablemente consigo nuevos problemas que deben ser efectiva y eficientemente resueltos por el sistema. Además de manejar los asuntos cotidianos, un sistema político en desarrollo debe poseer dos capacidades fundamentales: el de integrar las funciones especializadas que realizan las diferentes estructuras para la consecución de metas comunes, y el de adaptarse al cambiante ambiente interno y externo. Es en este sentido que el desarrollo político ha sido ampliamente definido por algunos eruditos como la capacidad de absorber y engendrar cambio social.

Los tres componentes del desarrollo político descritos anteriormente -igualdad, diferenciación y capacidad­ son vistos como la constitución de una relación dialéctica. Dentro de ciertos límites, ellos se complementan unos a otros, pero más allá de esos límites, tienden a engendrar profundas tensiones. Es por éso imperativa la búsqueda constante de un equilibrio entre ellos, el cual es sólo obtenible mediante la adaptación a los cambios en las esferas sociales y culturales. Sobre ello se imponen algunas explicaciones.

La explicación más simple del principio de igualdad está en que la búsqueda del candidato para cualquier cargo o en la persecución de cualquier objetiva social mediante esfuerzos comunes, no es permisible ninguna discriminación de raza, sexo o status. De ese modo, todas las personas incluidas en ese sistema estarán libres para desarrollar al máximo sus talentos, contribuir más a su función y a la diferenciación estructural, así como al crecimiento de la capacidad de todo el sistema.

Si, por el contrario, el concepto de igualdad es mal interpretado o sobreenfatizado y ningún reconocimiento especial se da a los méritos y excelencias individuales, el desarrollo de estructuras modernas y la capacidad del sistema pueden ser gravemente trabadas. Y en su peor momento, como mencionó Aristóteles, los reclamos excesivos de igualdad pueden destruir todo el orden social y la autoridad legítima, sin la cual la capacidad gubernativa se debilita considerablemente.

Mientras que el Principio de Democracia implica que todos los ciudadanos tienen iguales derechos y oportunidades para participar en política, la administración gubernamental moderna requiere la dedicación de tiempo completo de un personal especialmente entrenado. En el manejo de los asuntos cotidianos, el gobierno no debe tener interferencias de los cambiante caprichos del pueblo.

Reconociendo esto, el Dr. Sun dijo que todas las personas o sus cuerpos representativos; luego de haberse asegurado los derechos soberanos de elección, destitución, iniciativa y referendum; deben darle mano libre a los especialistas en las diversas entidades del gobierno para que manejen los asuntos diarios en beneficio del pueblo. El Dr. Sun dijo que su teoría de la separación de la autoridad y el poder fue influenciada por sus observaciones personales en torno a los defectos de las democracias liberales de Occidente.

Se podría decir que fue inspirado por las ideas del Deseo Popular de Rousseau o por las modificaciones elitistas realizadas a la teoría clásica de la democracia que aparecieron a principios del presente siglo. No importa cuál sea el caso, se puede decir con bastante seguridad que esta teoría representa otro importante intento de integrar un equilibrio en las delicadas relaciones entre el principio de igualdad y la capacidad de gobernar.

Políticas de la República de China en Taiwan

Algunos extranjeros asumen que existe una aguda animosidad real o potencial entre los isleños nativos y los continentales en Taiwan, como si ellos perteneciesen a nacionalidades totalmente diferentes. No existe algo más alejado de la verdad que eso. A excepción del cuarto de millón de aborígenes que son posiblemente de origen malayo­-indonesio, todos los habitantes de Taiwan son emigrantes de China continental que llegaron en migraciones sucesivas.

La mayoría de los primeros inmigrantes provienen de la parte sur de la provincia de Fukien y retienen su original dialecto fukienés y sus costumbres. Alrededor de un sexto de los llamados taiwaneses nativos provienen de la región fronteriza entre Fukien y Kwangtung, y hablan en dialecto Hakka. Ambos dialectos aún mantienen antiguas pronunciaciones chinas que se rematan a las dinastías Tang y Sung. La única diferencia entre los taiwaneses nativos y los continentales es el tiempo de llegada.

Por lo tanto, teóricamente hablando se puede decir que no existe base razonable para que tome raíz en Taiwan una crisis de identidad. De cualquier manera, en la actualidad no puede ser negada la existencia de tensiones entre los dos grupos mencionados. Esto puede ser explicado de la siguiente manera:

● Durante cincuenta años antes del final de la Segunda Guerra Mundial, Taiwan fue ocupada por los japoneses. Naturalmente, durante este período, los taiwaneses no compartieron junto a la mayoría de los ciudadanos chinos la traumática experiencia de la revolución, la prolongada guerra de resistencia contra la invasión japonesa y muchos otros tipos de desórdenes internos. Medio siglo de separación debe haber diversificado los valores políticos y las expectativas de los dos grupos.

● Mientras que la lengua madre de los primeros inmigrantes eran los dialectos sureños fukienés y hakka, la lengua común de los últimos llegados era el mandarín, lengua oficial de la nación. La barrera lingüística fue inicialmente la responsable en parte de algunos malentendidos que ocurrieron entre los dos grupos.

● Una preponderante proporción de alta posiciones políticas, burocrática y militares fue ocupada por continentales, especialmente después que el asiento del gobierno central fue trasladado a Taiwan en 1949.

El gobierno adoptó muchas medidas para reducir la antipatía entre los grupos provinciales. La más exitosa fue el programa de educación obligatoria, primero por seis años, y extendida a nueve años a partir de 1967. La educación generalizada no sólo resultó en una enorme presencia de mano de obra educada que es un requisito indispensable para el desarrollo económico, sino que también ayudó a unir al pueblo mediante un lenguaje común, eliminando las barreras de la comunicación. Hoy en día, todos los residentes de Taiwan menores de 50 años de edad pueden hablar mandarín, mientras que los jóvenes pueden hablarlo con perfecta pronunciación pekinesa.

Sin embargo ocurrió un revés. Por muchos años, las autoridades educativas estuvieron tan ansiosas de enseñar el mandarín a los estudiantes que se desalentó y hasta se prohibió hablar las lenguas nativas. También hubo una innecesaria limitación del uso de los dialectos en los medios de comunicación, especialmente la TV. Si bien nadie desaprobó la continuación de la presente educación del lenguaje, muchas personas sienten que los dialectos no debieron ser menos­-preciados o rechazados.

Para compensar el proporcional desequilibrio de ciudadanos de diferentes orígenes provinciales en la jerarquía del poder político, el partido gobernante, especialmente después que el Sr. Chiang Ching-kuo fuese asignado presidente del Yuan Ejecutivo en 1972, empezó a promover la llamada política de indigenización, reclutando a tantos taiwaneses nativos como fuera posible para altas posiciones del partido así como del gobierno. Estas acciones se han enfocado efectivamente hacia las preocupaciones acerca de la legitimidad.

Los taiwaneses actualmente constituyen tres cuartos del total de los miembros del Partido Nacionalista (Kuomintang o KMT), que es casi la misma proporción que existe en la población. Alrededor de dos quintos de los miembros de la Comisión Permanente del Comité ejecutivo central del partido está en manos de los taiwaneses. Entre ellos se encuentran el Presidente de la República, dos de los cinco presidentes de los cinco Yuanes (los más altos órganos del gobierno), tres ministros y los jefes de muchas comisiones especiales del gobierno central.

A nivel provincial, municipal y distritorial, casi todos los funcionarios electos o nombrados son taiwaneses. Pareciera que el gobierno favorece tanto a los taiwaneses en su política de reclutamiento que la segunda generacion de chinos del continente han comenzado a sentirse discriminados.

Ultimamente el recién formado pero aún técnicamente ilegal Partido Democrático Progresista (DPP) proclamó el llamado principio de autodeterminación en su programa de acción y levantó de nuevo la controversia referente a la legitimidad y la posibilidad de un Taiwan independiente. Como el gobierno está decididamente en contra de cualquier movimiento independentista taiwanés, en perspectiva parece existir una muy seria crisis de identidad.

Es un hecho que sólo una muy reducida minoría de la población está proclive hacia la independencia. Inclusive los pocos miles de miembros del DPP no logran un consenso en este asunto. Aun más, aquellos que favorecen la independencia de Taiwan, la consideran como un método para sacar a Taiwan del aislamiento diplomático, pero no niegan que son racial y culturalmente chinos. Esto puede ser interpretado como una prolongación del problema de legitimidad que se fermenta en la isla. Como un legislador del DPP amenazó: "Si el KMT se niega a resolver el problema del viejo Parlamento, no me quedará otro camino que la postura independentista".

En 1948, cuando China estaba en la agonía de una amarga guerra civil, el gobierno proclamó el Decreto de Emergencia que implantó la ley marcial. El gobierno fue trasladado a Taiwan en 1949 y desde ese entonces nunca ha estado libre de las amenazas de invasión o subversión comunista. El Decreto de Emergencia estuvo en vigencia por treinta y ocho años. Al mismo tiempo, los miembros de la Asamblea Nacional, el Yuan Legislativo y el Yuan de Control que fueron electos alrededor de toda China y que optaron por emigrar con el gobierno, fueron reconvocados en Taipei para dar legitimidad al gobierno. Pero los cambios circunstanciales hicieron impráctico llevar a cabo ciertas provisiones de la constitución original, por lo que la Asamblea Nacional votó para suspender estas provisiones pro tempore, y en su lugar aprobó un número de así denominadas "provisiones temporales" para ser puestas en vigor durante el período de la rebelión comunista.

Un Decreto de Emergencia que ha durado treinta y ocho años, un cuerpo de decrépitos representantes que por cuarenta años no han necesitado regresar a su electorado y renovar su mandato, y un grupo de provisiones especiales que pusieron de lado las limitaciones constitucionales normales en el ejercicio del poder ejecutivo, se han convertido todos en temas principales de calientes debates políticos, y más calientes aún en la medida que Taiwan se torne más desarrollada social y económicamente.

Pero desde mediados de 1986, el gobernante Partido Nacionalista bajo la dirección del difunto Presidente Chiang Ching-kuo, ha tomado la iniciativa lanzando una serie de reformas políticas mayores. El Decreto de Emergencia fue abolido oficialmente el 15 de julio de 1987, una señal que indica una futura participación política más genuina. Un nuevo partido político, el DPP, fue inaugurado en septiembre de 1986, y aunque la nueva ley que gobierna las organizaciones cívicas y políticas aún está pendiente de la aprobación por parte del Yuan Legislativo, el gobierno no ha tomado ninguna medida en contra del DPP hasta el momento.

Más aún, muchas propuestas han sido presentadas por intelectuales y políticos de diferentes opiniones para que se retiren los anitguos representantes y se reconstruya los tres órganos representativos del gobierno central, poniéndolos en concordancia con las prácticas democráticas normales. Estas propuestas también procuran encontrar soluciones a las necesidades prácticas de un control efectivo de los reducidos dominios del gobierno. El gobierno está seriamente estudiando estas propuestas. Se espera lograr una solución negociada que sea satisfactoria a todos los diferentes grupos interesados.

Otro problema es la elección del gobernador de la provincia de Taiwan y los alcaldes de las ciudades metropolitanas de Taipei y Kaohsiung por voto directo. La votación directa del gobernador es considerada como un problema espinoso debido a que el control efectivo que tiene el gobierno de la República de China cubre solamente Taiwan y pequeñas islas costaneras de la provincia de Fukien. Un gobernador electo podría ser tomado como alguien que tiene mayor mandato que el Presidente de la República. La votación directa para alcaldes de las dos ciudades mencionadas es un asunto diferente, y es probable que el gobierno ceda ante los sentimientos de la cudadanía.

Si a estas disputas políticas pudieran denominarselas como crisis de legitimidad, también debe evidenciarse que ellas no son el resultado de serios desacuerdos acerca de las metas o principios básicos. El Principio de Democracia del Dr. Sun expresado en la Constitución y las ideas democráticas generalmente aceptadas por las democracias occidentales proveen un adecuado ambiente para alcanzar el requerido consenso.

La controversia se basa más en la forma y los métodos, especialmente al tiempo de poner en práctica las ideas. Su­ perficialmente hablando, la oposición se inclina más hacia una interpretación liberal del dogma democrático, demandando una solución rápida y total; mientras que el gobierno, tomando en consideración la seguridad nacional y la estabilidad política, está a favor de un acercamiento paulatino.

El gobierno ha adoptado de hecho esta postura en los asuntos relacionados con la participación política. Usando la fraseología de Robert Dahl en su libro Poligarquía: participación y oposición, el gobierno llena los requisitos de inclusividad, pero tanto de liberalización. Todos los ciudadanos disfrutan el derecho al voto y a la participación en posiciones electas sin sufrir nungún tipo de discriminación. Pero inicialmente, sólo las oficinas ejecutivas debajo del nivel de alcalde de distrito o su equivalente, y puestos representativos debajo de la Asamblea Provincial son ofrecidos para reelecciones periódicas.

Desde 1960, a través de una serie de elecciones suplementarias periódicas, un número cada vez mayor de representantes localmente electos han ido sumándose a los órganos representativos centrales. En la actualidad, nuevos legisladores electos al Yuan Legislativo, que sirven un término fijo de tres años, constituyen menos de un tercio dentro de un total de aproximadamente 320.

El voto es un poderoso instrumento de socialización política. Durante los períodos de campaña electoral, los candidatos del gobierno y la oposición debaten calurosamente sobre varios asuntos sensitivos, y los pro y contras de los argumentos son implacablemente expuestos ante los votantes para que realicen una libre decisión final. Algunos candidatos critican tan ferozmente las políticas gubernamentales sin que haya ningún tipo de hostigamiento de parte de las autoridades, que las campañas electorales reciben el calificativo de "vacaciones democráticas".

Además de motivar y entrenar al pueblo en los asuntos públicos, las elecciones han probado ser también un camino corto hacia las posiciones de poder y fama para los hombres y mujeres de estrato humilde políticamente ambiciosos. Cierto numero de importantes políticos taiwaneses comenzaron sus carreras como populares alcaldes de distrito o miembros de la Asamblea Provincial, y como ejemplo extraordinario tenemos al Sr. Lin Yang-kang, presidente del Yuan Judicial.

La demanda por participación política es también expansiva. Muchas personas están pidiendo una total reelección de todos los miembros de los tres órganos representativos del gobierno central y la elección directa de todos los cargos ejecutivos de los gobiernos locales. En este momento estos son los asuntos más serios concernientes a la legitimidad y participación. Además de estos, hay otros asuntos de menor importancia. Uno de ellos es si el chino que ha adquirido ciudadanía de otro estado sigue siendo elegible para posiciones en los órganos representativos. Otro se refiere a que si se adopta la política de reelección total, sería necesario o no la adopción de un sistema proporcional que garantize que un número mínimo de chinos continentales sean elegidos. La pregunta ha surgido ya que fuera del área metropolitana de Taipei, ellos tuvieron una baja actuación en las pasadas elecciones.

La crisis de concientización tiene que ver con las leyes y su ejecución. La calidad de la ley depende de una legislatura sensible a las demandas del pueblo. Una efectiva ejecución de la ley depende de un grupo bien entrenado de servidores públicos de una muy alta integridad. Debido a que la República de China ha mantenido un alto nivel de estabilidad política y una exitosa modernización de sus estructuras económicas y sociales en un corto período de tiempo, debe llegarse a la conclusión que no ha sufrido una seria crisis de concientización.

En otro aspecto, la cada vez más frecuente aparición de los llamados "movimientos de auto-ayuda" y la publicación en los medios de comunicación acerca de una crisis de confianza en las autoridades nos recuerdan que la crisis de concientización, al igual que cualquier otra crisis política, requiere de una continua atención. Como la sociedad agrícola cambia y el pueblo llega a tener más demandas y nuevas clases de aspiraciones, toda la estructura gubernamental, desde los altos órganos de decisión hasta los más bajos escalones administrativos, deben reformarse para generar una mayor capacidad para satisfacer estas demandas.

El gobierno de la República de China ha lanzado en forma clara y periódica varias reformas para aumentar la eficiencia administrativa y eliminar toda posibilidad de corrupción. En términos generales, se siente ahora que las reformas puramente administrativas no son suficientes. Llega un punto en el cual se deben instituir más reformas política básicas para poder lograr que el sistema continúe funcionando tranquilamente. Taiwan se halla precisamente en el centro de tales grandes reformas políticas.

La crisis de distribución no es necesario ahondar en ella ya que la República de China en Taiwan ha tenido una brillante hoja de servicios en este aspecto. Es uno de los pocos países del Tercer Mundo que ha logrado simultáneamente un envidiable nivel de desarrollo económico y ha prevenido que ocurran los fenómenos frecuentemente asociados con la gran disparidad en la distribución de la riqueza.

Si bien el PNB per cápita ha saltado de menos de US$100 anuales en 1950 a la suma de US$5.000 en el presente año, el índice Gini de desigualdad y desempleo para Taiwan figura entre uno de los menores en el mundo. El temprano programa de reforma agraria es también una exitosa historia bien conocida por todos. Por lo tanto se puede decir con toda confianza que en la actualidad no existe en Taiwan una crisis de distribución. Si el pueblo tiene algo más que pedir en este sentido al gobierno, es que ellos esperan que el gobierno gaste más en programas de bienestar social y protección ambiental.

Conclusión

La doctrina política del Dr. Sun ha sido a menudo mal interpretada como una ensalada de varias teorías democráticas y socialistas ya caducas de fines del siglo o como el sueño de un político idealista. A través del enfoque de la teoría política del desarrollo, que empezó a florecer a principio de los años sesenta, podemos darnos cuenta que el Dr. Sun predijo claramente muchos de los problemas que confronta un estado no occidental en vías del desarrollo.

Estos incluyen: integración y solidaridad nacional, democratización y participación política, autoridad y legitimidad política, desarrollo económico, e igualdad en la distribución. Para cada uno de estos problemas, el Dr. Sun ofreció soluciones detalladas que no parecen menos razonables o menos prácticas que aquellas expuestas por los intelectuales actuales.

La República de China en Taiwan ha sido a menudo tomada como un régimen autoritario de un sólo partido. Cuando el gobierno se trasladó a Taiwan en 1949, el sistema se encontraba indudablemente en peligro. Es natural que los líderes de la nación tomaran como prioridades más urgentes la seguridad nacional y la estabilidad política. Pero ellos nunca olvidaron los Tres Principios del Pueblo del Dr. Sun. De estos principios, ellos optaron por concentrar sus esfuerzos en los problemas de la subsistencia del pueblo, mientras adoptaban una posición de aumento paulatino en torno a la participación política y democratización. Juzgando por los resultados tras cuarenta años, especialmente cuando hacemos comparación con ciertos países vecinos que inicialmente pusieron más atención a la democratización, resulta claro que la estrategia adoptada por los líderes de la República de China fue la más prudente.

De las cinco crisis discutidas anteriormente, es evidente que nunca serán resueltas a la vez y en su totalidad. Como las circunstancias cambian, estas o aquellas clases de crisis aparecerán de seguro, requiriendo renovada atención y una solución más completa. Al mismo tiempo, en la búsqueda de más altos niveles de capacidad, diferenciación estructural o igualdad, el sistema también debe mantener un equilibrio dinámico entre ellos.

Pero durante períodos de rápidos y metamórficos cambios, este esquilibrio puede ser difícil de lograr y aparentemente resultarán en serias tensiones políticas y sociales. Si el sistema político de la República de China está actualmente en este proceso de cambio metamórficos, entonces las recientes tensiones políticas y sociales pueden ser considerada como fenómenos normales que pueden ser tratados con ecuanimidad.

Cada sistema político tiene su propia configuración de la crisis, y esta configuración nunca es estática. Pero el éxito en la resolución de una crisis es normalmente una ventaja que ayuda a resolver otras. En el pasado, la República de China resolvió sucesivamente muchas crisis políticas, y se puede predecir con seguridad que en el futuro, ella será capaz de resolver nuevas crisis. (El Dr. Joseph P.L. Jiang es profesor en la Escuela de postgrado de ciencias políticas de la Universidad Chengchi y editor en jefe de Free China Review.) □

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