29/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Las lecciones de Hong Kong y Macao

01/07/1988
Las descolonizaciones de Hong Kong y Macao están muy estrechamente entrelazadas. No solamente la economía de Macao, basada primariamente en los juelos de azar, turismo y textiles; es grandemente dependiente de Hong Kong, sino que las intenciones de Pekín hacia Hong Kong también inducen a los residentes de Macao a una vigilante espera. No obstante, diferencias importantes abundan y los observadores no deben concluir demasiado rápidamente que los términos de la Ley Básica de Macao sean necesariamente similares a los preparados para Hong Kong. Existe un contraste particularmente interesante entre las negociaciones llevadas a cabo entre China comunista y el Reino Unido y aquellas llevadas a cabo con los portugueses. Durante las primeras, las superiores tácticas chinas forzaron a Londres a hacer concesión tras concesión, mientras que en las negociaciones de Macao, los portugueses fueron capaces de ganar en sus puntos mayores. Los dos procesos dan una mirada útil sobre cómo negociar con los comunistas chinos en los asuntos económicos y políticos. Mientras conducían sus negociaciones, los portugueses aparentemente entendieron y tomaron completa ventaja de la posición fortalecida que tuvieron a consecuencia de la dinámica de la situación política en el continente chino después de las manifestaciones estudiantiles y la purga de Hu Yao-pang en enero de 1987. Los comunistas chinos, en sus ngociaciones con Londres, usaron efectivamente la amenaza de tomar acción unilateral sobre el futuro de Hong Kong, forzando así a los británicos a negociar en contra de una fecha límite fijada por los chinos para septiembre de 1984. Pero los portugueses en sus propias negociaciones usaron una táctica similar contra Pekín, amenazando que a menos que el acuerdo final estuviese de acuerdo con ciertas preocupaciones básicas suyas, simplemente entregarían Macao de vuelta en el lapso de uno o dos años. Esto era lo último que deseaba Pekín, temiendo que una entrega prematura de Macao bajo tales circunstancias podría dañar las perspectivas de estabilidad económica y política en Hong Kong antes de 1997. Igualmente impresionante fue el éxito logrado por los portugueses en los aspectos de nacionalidad y documentos de viaje. De hecho, los comunistas chinos han reconocido una doble nacionalidad para ciertos grupos en Macao, que comprenden 20 por ciento de la población de dicha colonia. Esto es algo que Pekín rehusó absolutamente en el caso de Hong Kong. Los portugueses consideraron esto un asunto de honor nacional que los macauneses que tienen pasaportes portuaueses puedan continuar usándolos después del retorno de Macao a China en 1999. Bajo la Declaración Conjunta de Macao, ellos estaran de hecho habilitados para continuar usándolos para viajar de Macao a Portugal. Más aún, los macauneses podrían incluso residir en Portugal y eventualmente podrin viajar a otros estados de la CEE después que se levanten las actuales restricciones en los años noventa debido a la asociación de Portugal con la CEE. Los portugueses negociaron viaorosamente en este punto y por su insistencia, ganaron. En contraste, la última cosa que los británicos desean para los chinos de Hong Kong es que ellos sean capaces de residir en el Reino Unido, ya sea antes o después de 1997. En cuanto a los británicos se refiere, ellos no están molestos en nada por la insistencia de los comunistas chinos en el principio de una sóla nacionalidad. ¿Las marcadas diferencias significan que los residentes de Macao podrán esperar una trato más favorable de Pekín que aquellos de Hong Kong? O en un análisis final, ¿irá el estatus de Hong Kong a dictaminar el futuro de Macao? Las respuestas a estas preguntas dependerán del significado esencial del "alto grado de autonomía" de Hong Kong, bajo el así llamado principio de "un país, dos sistemas", después de 1997. Resulta elemental saber que el llegar a un acuerdo con los negociadores de Pekín no significa el fin del proceso. Ellos buscarán repetidamente modificaciones o reinterpretaciones de los acuerdos formales para que sirvan a sus propios intereses. De hecho, las negociaciones de la Ley Básica de Hong Kong ya han demostrado que Pekín están pensándolo de nuevo en muchas partes de la así llamada Declaración Conjunta de septiembre de 1984. El si la Declaración busca un "alto nivel de autonomía" para la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) que "investiría con poderes ejecutivo, legislativo y judicial independientes", resulta ahora evidente en el hecho que Pekín desea más autoridad para el ramo ejecutivo de la RAEHK que en el ramo legislativo. El borrador de los artículos de la Ley Básica de Hong Kong también indica que su "interpretación" queda relegada al "Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo", que también puede proponer enmiendas a la Ley Básica y revisar o revocar las leyes promulgadas por el ramo legislativo de la RAEHK. Esas modificaciones pro-China comunista no sorprenden, especialmente cuando uno recuerda que el poco representativo comité para redactar el borrador de la Ley Básica estuvo compuesto por 36 miembros de China continental y 23 residentes de Hong Kong asignados por Pekín. Resulta casi obvio que el gobierno de Hong Kong después de 1997 estará bajo control de Pekín y que las provisiones de "autonomía", "democracia" interna y elecciones son todas perspectivas ilusorias, igual que toda semejanza de real auto-gobierno local. Pekín sencillamente no tiene intenciones de crear una RAEHK verdaderamente autónoma. Cuando Tibet, por ejemplo, quedó bajo control directo de Pekín en 1959, se retiró la autonomía de la región en consideración de los "intereses vitales" y "soberanía interna" de China. Es probable que se una la misma retórica para justificar las decisiones que se tomen para ambos, Hong Kong y Macao. A pesar de algunas diferencias entre las situaciones de Hong Kong y Macao, es muy probable que el contenido y la ejecución de la Ley Básica de Hong Kong servirá como modelo para Macao. Desde la Revolución Cultural, China continental tiene una influencia más extensiva en todos los mayores sectores de la vida en Macao que en Hong Kong. Es poco probable que China continental experimente reforma mayor alguna en su propio sistema que pueda asegurar el auto-control local para Hong Kong y Macao. El muy publicitado movimiento de reforma no ha mostrado señales de apartarse del régimen de un sólo partido que impide el libre intercambio de ideas. El status de Hong Kong no dictaminará el futuro de Macao. Más bien, el sistema político centralizado y autoritario de Pekín irá determinará la suerte de ambas colonias. □

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