29/04/2024

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Perspectivas en torno a "Una nación, dos sistemas"

01/03/1987
Foto de Hsieh Kuo-cheng Vista nocturna desde el Cerro Victoria. ¿Por cuánto tiempo más alumbran las luces una ciudad libre?
Para Londres, Hong Kong siempre ha sido una "gallina prestada" a la que se le enseño a poner huevos de oro. Para Pekín, Hong Kong es un pariente rico cuya relación con la familia debe ser cuidadosamente mantenida. Para los hombres de negocio, Hong Kong es un máquina de apuestas que incita a probar su suerte. Y para la mayoría de los 5,5 millones de habitantes de Hong Kong, este enclave capitalista es simplemente su hogar.

Desde que los representantes de Pekín y Londres firmaron el acuerdo de Hong Kong el 26 de septiembre de 1984, ese día se ha convertido en fecha crítica en la determinación del futuro de Hong Kong, y en forma más extensa, el destino de todos los chinos.

El acuerdo de Hong Kong consiste en una Declaración conjunta y tres anexos. El párrafo introductorio de la Declaración indica que China comunista comenzará a ejercer su soberanía sobre Hong Kong el 1 de julio de 1997. Conforme al acuerdo, mientras Gran Bretaña entrega la colonia a China comunista, Pekín promete otorgar un alto grado de autonomía a Hong Kong, manteniendo su status quo en la forma de una "región administrativa especial" por 50 años a partir de 1997. Pekín publicó el arreglo como un ejemplo clave de su atrevida fórmula política de "una nación, dos sistemas".

Hoy, a más de dos años de haberse firmado el acuerdo, existe pocos indicios de crisis política entre las ocupadas muchedumbres que transitan apresuradamente a lo largo de la Avenida Nathan en el corazón de Kowloon, bañada en un mar de luces de neón provenientes de los gigantescos anuncios comerciales de las tiendas de departamentos, restaurantes, teatros y clubes de majong (dominó chino).

Foto de Hsieh Kuo-cheng

Peter Harris de la Universidad de Hong Kong: "La idea de 'Una nación, dos sistemas' no es práctica."

La combinación de lentos tranvías de dos pisos y los nuevos trenes subterráneos de gran velocidad controlados por computadora establecen un lazo entre el pasado y el presente ultra-moderno de Hong Kong. A medida que los trenes del subterráneo del Ferrocarril de Tránsito masivo transportan a millones de residentes de Hong Kong muy profundamente bajo el muelle de Victoria entre la Península de Kowloon y la isla de Hong Kong, la rápida forma de vida parece no haber cambiado a través de los años.

Pero hay corrientes más profundas que amenazan con formar torbellinos políticos que podrían afectar seriamente los usuales estilos de vida de Hong Kong. Allí, se esta condunciendo un nuevo experimento en la estructura política.

El corresponsal en París del Time, Thomas A. Sancton, autor del artículo sobre Lech Walesa cuando fue nombrado Hombre del Año en 1981 y al artículo de cubierta de la edición del 8 de octubre de 1984 sobre el acuerdo de Hong Kong, ve similitudes: "Estoy aturdido por el paralelismo entre el intento de Walesa por ganar la liberalización en la comunista Polonia y este plan para encerrar un enclave capitalista en China comunista. Ambos experimentos estuvieron basados en acuerdos escritos. En Polonia duró 16 meses. ¿Irá el acuerdo de Hong Kong a durar 50 años?"

Para un gran segmento de los 5,5 millones de residentes de Hong Kong, las preguntas son bastante similares: ¿Irán los líderes de Pekín a seguir fielmente el acuerdo y hacer honor a sus promesas de darle a Hong Kong un alto grado de autonomía después de 1997? ¿Sobre qué base legal fue hecha esta promesa? ¿Cuales son las oportunidades de éxito para la fórmula "una nación, dos sistemas"? y ¿Qué realmente quiere significar la fórmula?

"El término 'una nación, dos sistemas' sólo aparece una vez en el acuerdo de Hong Kong; no ha sido discutido, no ha sido definido y no ha sido descrito", dice Peter Harris, director del Departamento de ciencia política de la Universidad de Hong Kong.

Harris es un ciudadano británico que ha vivido en Hong Kong por 17 años. El ha hecho investigaciones en 40 naciones que tienen por lo menos dos sistemas políticos diferentes funcionando dentro de un estado soberano, incluyendo Chipre, Sri Lanka, Irlanda del Norte, y Bélgica. En la mayoría de los casos, dice Harris, existen dificultades extremas, y en ningún caso hay mucha satisfacción.

"Teng Hsiao-ping ha dicho que la fórmula 'una nación, dos sistemas' es la idea más importante que haya sido concebida en la ciencia política", explica Harris, "pero lo que me preocupa es que nadie se ha dignado en examinar apropiadamente este término. En mi opinión, es difícil de separar la política de la economía, y más difícil aún resulta prevenir que el Partido comunista chino interfiera. Esta idea de 'una nación, dos sis­ temas' no es práctica".

Harris añade que al usar el término "dos sistemas", Pekín parece estar preparado para tolerar una cantidad limitada de capitalismo. El acuerdo indica claramente que el capitalismo no será ilegal. ¿Pero qué hará Pekín si tiene que ir de nuevo a Vietnam, pregunta, o inclusive con la Unión Soviética? ¿Permitirá China comunista que Hong Kong comercie con ellos simplemente porque Pekín, acorde al acuerdo, no debe interferir con el sistema capitalista de Hong Kong?

En vez, es una nuez difícil de partir.

"La idea de 'una nación, dos sistemas' encierra en su propia naturaleza inconsistencia y tensión", dice Ambrose Y.K. King, profesor de ciencia política en la Universidad china de Hong Kong.

Después de una pausa para fumar en su pipa, King agrega que aún si los comunistas chinos consiguen realizar este experimento, los chinos continentales preguntarían . porqué no se extiende la forma de vida capitalista a ellos y se eleve los estándares de vida a niveles comparativos. Y si fallase la idea, ¿porqué el liderazgo en Pekín arriesgaría en degradar las vidas de los 5,5 millones de residentes de Hong Kong?

Lao Ssu-kuang, profesor de filosofía en la Universidad china de Hong Kong, cree que la teoría de "una nación, dos sistemas" es buena solamente para estimular la imaginación. "Si la unificación fuese la meta real", dice él, "entonces una tal teoría poseería ningún significado más que de instrumentalidad".

Desde la firma del acuerdo de Hong Kong, tres asuntos políticos han atraído la atención general y han causado considerable intranquilidad acerca del futuro de Hong Kong. La actitud de desinterés que Pekín ha mostrado en cada caso ha inducido que los observadores reevaluen la posibilidad de sí el plan de 50 años de la Región administrativa especial irá realmente a funcionar.

Foto de Hsieh Kuo-cheng

Los colores compiten con los olores en el puerto Victoria.

El primer asunto involucra las reformas democráticas del gobierno de Hong Kong. Desde ahora hasta la entrega en 1997, el deber más importante del gobierno de Hong Kong -ambos en términos de moralidad como de interés propio- es preservar la estabilidad y prosperidad de Hong Kong. Londres se ha movido para instituir algunos cambios fundamentales en el sistema de gobierno de Hong Kong para darle la categoría autónoma prometida en la Declaración Conjunta. Pero resulta claro ahora que Pekín tiene la palabra final en lo que proponga Londres.

En primer lugar dentro de la lista de cambios de Londres está un cambio hacia un Consejo Legislativo completamente electo, el cuerpo de asesoria jurídica que actualmente tiene 24 miembros electos directamente y 32 miembros asignados, de los cuales 10 son oficiales de alta jerarquía. Esta propuesta encendió rápidamente intensos debates acerca de si Hong Kong debería tener elecciones directas de una persona, un voto como ocurre en una verdadera democracia.

En noviembre de 1985, Pekín acusó al gobierno británico de estar "desviándose de la Declaración Conjunta", una clara referencia del descontento de Pekín ante el cambio político unilateral hecho por los británicos en Hong Kong. La acusación fue hecha por el representante de Pekín en Hong Kong, Hsu Chia-tun, director de la sucursal en Hong Kong de la oficialista Agencia Noticiosa Hsinhua. La respuesta más bien leve de los británicos ha dejado a muchos en Hong Kong con la impresión que Gran Bretaña solamente desea transferir pacíficamente Hong Kong a Pekín y que ya se ha rendido en la batalla por un gobierno realmente representativo.

"Es comprensible que los comunistas chinos deseen que el status quo de Hong Kong permanezca igual ya que esto resulta beneficioso para su economía" indica Ambrose King. "Más aún, los millonarios de Hong Kong no desean naturalmente cualquier cambio social que pueda afectar sus intereses establecidos."

El segundo asunto trata de la redacción de una ley básica.

Aparte que se espera que la Ley Básica funcionará como una mini-constitución de la región administrativa especial de Hong Kong, China comunista reclama que el proceso de su promulgación es un asunto interno. Como resultado, 34 de los 59 miembros del Comité para la redacción de la Ley Básica (CRLB) asignado por Pekín son chinos del continente. Y la mayoría de los 25 representantes de Hong Kong son reconocidos hombres de negocios que son generalmente considerados como pro-Pekín. Esta situación ha creado la impresión en muchos residentes de Hong Kong de que sus puntos de vista no serán representados en el CRLB. Sin embargo, muchas personas esperan que Pekín presentará la Ley Básica en una forma tómalo o déjalo, dejándole pocas piezas de regateo tanto al gobierno como pueblo de Hong Kong.

Hay una creciente pérdida de confianza hacia la voluntad de Pekín de obedecer la Declaración Conjunta. Martín Lee, un miembro electo del Consejo Legislativo de Hong Kong, dió a conocer esta preocupación en un artículo en el Wall Street Journal cuando preguntó: "¿Qué se puede hacer para garantizar que lo prometido en la Declaración Conjunta no será eliminado en la Ley Básica que ha de gobernar a Hong Kong después de 1997? Su respuesta es que Hong Kong necesita democracia para proteger sus libertades."

La realidad es que Hong Kong debe sus libertades no al gobierno de Hong Kong sino al gobierno británico, que es democrático. Si el gobierno de Hong Kong abusa de sus poderes, se harán interpelaciones en el Parlamento británico; pero cuando Hong Kong sea revertido al continente en 1997, sus libertades solamente podrán ser salvaguardadas por el "Congreso Nacional del Pueblo" en China comunista, donde el partido comunista permanece por encima de la ley, sino en teoría, al menos en la práctica.

Un tercer asunto que ha levantado una respuesta poco usual de parte de los residentes de Hong Kong ha sido la controversia en torno a la construcción de la planta de energía nuclear en la Bahía Daya, localizada a unas 30 millas al noreste de Hong Kong.

Los planes económicos de Pekín estiman que 70 por ciento de la energía generada por la nueva planta será comprada por los consumidores en Hong Kong. Pero los residentes de Hong Kong han manifestado sus serias preocupaciones acerca de los posibles efectos devastadores en caso de un desperfecto en la planta. Sus preocupaciones fueron sustancialmente reforzadas por el desastre nuclear de Chernobil en la Unión Soviética. Sin embargo, una petición firmada por un millón de residentes en contra de la construcción de la planta, fue virtualmente ignorada por Pekín. Aun más preocupante para los residentes de la colonia ha sido que Pekín aún no ha producido suficiente evidencia para apoyar sus pretensiones de seguridad, e inclusive ha firmado el contrato con los contratistas antes de recibir una evaluación de seguridad sobre el sitio y el diseño de la planta.

Lee Yee, jefe de redacción de The Nineties, una revista mensual de Hong Kong, dice que el incidente de la Bahía Daya le ha enseñado dos importantes lecciones a Hong Kong. Primero, el pueblo de Hong Kong no tiene casi influencia en la toma de decisión de Pekín, inclusive aquellas que tienen que ver con asuntos que tengan el mayor impacto sobre sus vidas. Segundo, y aún más siniestro, el gobierno de Hong Kong ha demostrado una aparente falta de voluntad para confrontarse con Pekín en los asuntos locales. Lee concluye que mientras Pekín continue presionando con los planes para la planta, mientras hace voz de vagas garantías acerca de su seguridad y muestre una total indiferencia a las preocupaciones de los residentes, el así llamado alto nivel de autonomía que Pekín le ha prometido a Hong Kong después de 1997 pareciera cada vez más una promesa vacia.

Hong Kong fue cedida a Gran Bretaña en 1842 como consecuencia de la victoria británica sobre la Dinastía Ching durante la Guerra del Opio. Desde una prístina "roca desnuda sin casi una casa sobre ella", como la describía Lord Palmerston en el siglo XIX, Hong Kong se ha transformado en una instancia concreta de la teoría económica laissez faire de Adam Smith. Se ha convertido en la "perla de la corona de Su Majestad" así como el mayor centro comercial y el tercer centro monetario mayor del mundo. El desarrollo de Hong Kong ha sido muy parecido al de una patita fea que crece para poner huevos de oro.

Foto de Hsieh Kuo-cheng

Tiendas y transeúntes se disputan por espacio en un típico mercado.

Hoy día, los visitantes del concurridísimo Distrito Central de Hong Kong podrá sorprenderse al ver que los bancos parecen sobrepasar los omnipresentes restaurantes y cafés de Hong Kong. En actualidad, 44 de los 50 primeros bancos del mundo tienen sucursales en Hong Kong, muchos de ellos han redesignado la perspectiva con gigantescos complejos arquitectónicos como el edificio del Exchange Square y el nuevo Banco de Hong Kong y Shanghai con un costo de HK$5.000 millones. Entre las calles bajo la sombra de venerables instituciones financieras, las personas caminan tranquilamente de un lugar a otro, dando la sensación de toda una ciudad engranada en la búsqueda de la riqueza.

Las predicciones para la actuación económica de Hong Kong durante el último trimestre de 1986 fueron de una tasa de crecimiento del 5,6 por ciento, un aumento significativo sobre un mero 0,8 por ciento en 1985. Sin embargo, el principal periódico en inglés de Hong Kong, el South China Morning Post (SCMP), ha reportado que los principales bancos y economistas están preocupados en que la tasa de crecimiento económico de Hong Kong podría declinar su la industria no lográ diversificarse.

El economista Edward Chen le dijo a un reportero del SCMP que las tasas de crecimiento comparativas de dos de los principales competidores comerciales de Hong Kong, Corea del Sur y la República de China en Taiwán, fueron del 10 y 9 por ciento respectivamente. Hong Kong es básicamente una ensambladora de productos con un desarrollo industrial menos avanzado que Corea del Sur o Taiwán. Si Hong Kong no logra hacer algo pronto para cambiar su infraestructura industrial, Chen cree que en unos cuatro o cinco años, la colonia irá a enfrentarse a serias dificultades económicas.

El director economista del Banco Standard Chartered Asia, James Lee, está de acuerdo que la tasa de crecimiento económico que se espera de Hong Kong es desalentadora. "Si no logramos ampliar el alcance de nuestras industrias", le dijo Lee al SCMP, "tendremos entonces que enfrentarnos dentro de cuatro años a una gran caída en nuestra tasa de crecimiento".

Aunque Hong Kong aun reclama ser el mayor exportador mundial de ropa hecha, juguetes, radios y relojes, su economía depende mucho de las exportaciones textiles. Más aún, la industria textil de Hong Kong se ha visto amenazada en los años recientes por las cuotas estadounidenses en las importaciones textiles.

Todo esto presupone que China continental en sí tendrá que tener un alto grado de estabilidad económica y política para poder absorber a su primo capitalista sin caer en la desorganización. Como lo expone Peter Harris de la Universidad de Hong Kong: "El pueblo de Hong Kong es más inteligente que los chinos continentales. En una gran extensión, Hong Kong está colonizando culturalmente al continente."

Hong Kong tiene una prensa vibrante y diversificada con más de 485 publicaciones periódicas de circulación masiva, incluyendo 57 diarios. Hong Kong también tiene una alta tasa de lectura de periódicos, con 350 ejemplares por cada mil ciudadanos. Es segunda en Asia solamente detrás de Japón, y manteniendo un pequeño margen sobre los lectores estadounidenses.

El número de publicaciones de Hong Kong ha aumentado en su ambiente de libertad de prensa. El que llega por primera vez puede quedar abrumado por las variedades; él podrá adquirir una inmensa variedad de revistas y periódicos en las aceras de Hong Kong, desde las Selecciones del Reader's Digest (la edición en chino de la revista se hace en Hong Kong) hasta las ediciones en chino del Playboy y el Penthouse. Más aún, muchos periódicos especiales sirven intereses específicos tales como las carreras de caballos, los deportes y por supuesto, las finanzas.

Acostumbrados por muchos tiempo a una libertad de prensa sin restricciones, los residentes de Hong Kong han comenzado a preocuparse sobre cuánto de esto irá a quedar después de 1997. Las actitudes de los comunistas hacia la libertad de prensa no se asemejan significativamente a aquellas de una sociedad democrática.

Para su crédito, algunos reporteros, columnistas y editores chinos han decidido enfrentarse a la posibilidad de ser colocados en la "lista negra" al continuar su crítica impávida acerca de los aspectos políticos locales, el régimen counista chino y otros aspectos críticos. Parece ser que los medios de comunicación en lengua china son más vulnerables que las publicaciones en inglés debido a la creciente presencia de funcionarios de Pekín en Hong Kong.

Con respecto a la posibilidad de ser colocado en la lista negra, Hu Chu-jen, jefe de redacción de la revista semimensual Pai Shing, dice que si las cosas se vuelven insoportables él tendrá que abandonar a su querida Hong Kong. El concluye diciendo, "siempre que pienso acerca del futuro de Hong Kong, siento pena por el pueblo chino."

Siempre se ha criticado a Hong Kong de ser un sueño de los hombres de negocios y un desierto cultural. Esta imagen manchada ha sido algo pulida por un movimiento filosófico doméstico que ha crecido en las últimas tres décadas. Conocidos intelectuales tales como Chien Mu, Mou Tsung-san y Hsu Fu-kuan han reevaluado y redelineado los valores tradicionales del confucianismo, construyendo sobre la intelectualidad neoconfucianista de los últimos siglos.

El Neoconfucianismo se refiere a siglos de actividad intelectual que elaboró ideas latentes en las obras originales atribuidas a Confucio, el sabio más venerado de China que murió en el Siglo Quinto antes de Cristo. El primer intelectual neoconfucianista de renombre escribió en el Siglo XII; y los filósofos de Hong Kong han añadido importantes contribuciones modernas a esta larga tradición.

Como esos intelectuales que han creado el lugar de Hong Kong dentro del mundo de la filosofía china, los residentes jóvenes han creado un nuevo orgullo del lugar. Esto es muy diferente a la "mentalidad de refugiado" que existía en las anteriores generaciones. Este sentimiento de orgullo se está convirtiendo en un factor decisivo suficientemente importante como para influenciar en el futuro de Hong Kong, dice Joseph Y.S. Tseng, profesor de política en la Universidad china de Hong Kong.

Foto de Hsieh Kuo-cheng

El Festival de la luna siempre atrae a miles de residentes al Cerro Victoria.

El paisaje cultural ha sido posteriormente cultivado por escritores con creatividad. De acuerdo con Lin Tai-i, jefa de redacción de la edición china del Readers Digest, Hong Kong es un lugar adecuado para los escritores simplemente debido a que proporciona un ambiente de libertad en el que ellos pueden crecer y desarrollarse. Aunque Hong Kong no ha producido talentos literarios tipo "peso pesado" en este último siglo, sin embargo ha producido algunos clásicos menores en la literatura china moderna. Lin, hija del bien conocido intelectual­ ensayista Dr. Lin Yu-tang, cree que la prosperidad y el gran público lector de Hong Kong alienta a escritores potenciales. Como resultado, "la creatividad literaria de Hong Kong ha escalado grandemente durante las últimas décadas."

Ni Kuang, uno de los más prolíficos escritores de prosa popular china, añade diciendo que "Hong Kong es un lugar supremamente beneficioso para el desarrollo de un escritor. El puede escribir cualquier cosa que desee."

En las últimas décadas, Ni ha escritó un estimado de 100 millones de palabras tanto en periódicos como en sus propios libros. Conocido especialmente por sus novelas de ciencia ficción, él es un escritor rápido, con un promedio de 8.000 palabras diarias. Ni insiste que generalmente él no gasta mucha energía en el desarrollo de sus planes. El simplemente deja que su pluma diga las historias.

Ni dice que después que fue perseguido por los comunistas chinos con una reforma por la labor por 10 años en el "salvaje norteño" de la provincia de Tsinghai, él logró escapar de China continental, nadando hacia Hong Kong. Desde entonces, él comenzó a escribir.

La pregunta caliente para Ni y otros escritores de Hong Kong es simplemente: ¿Qué tipo de escritura se permitirá después de 1997? "No hay alternativa para mí que salir de Hong Kong", dice Ni. "Yo odio a los comunistas y los comunistas me odian. Donde estén ellos, yo me voy".

A pesar de las contundentes diferencias sociales que han evolucionado entre los residentes de Hong Kong y sus primos continentales al norte durante los últimos 100 años, vistas desde la perspectiva de la historia china las desemejanzas presentadas por Hong Kong no son mayores tal vez que aquellas introducidas con la creación de la dinastía Ching en 1644. En su tiempo, el gobierno manchú "extranjero" y las orientaciones culturales fueron absorbidas en la larga tradición china. Esto podría pasar de nuevo con el asombroso fenómeno del moderno Hong Kong. La fuerza de la tradición podría tener raíces más profundas que los cambios superficiales que uno ve, por ejemplo, en la Avenida Nathan.

Un ejemplo de la durabilidad de las antiguas costumbres puede ser encontrado en la estación fronteriza de Lowu en los Nuevos Territorios durante el Festival de la Luna del equinoccio otoñal, la quintaesencia de las fiestas chinas. Todos los años, empezando unos días antes del 15 de agosto en el calendario lunar, un estimado de 100.000 a 200.000 chinos de Hong Kong cruzan la frontera, un puente con apariencia de túnel resguardado por soldados armados, para ir al continente chino. Ellos van a visitar a sus familiares y sus equipajes van cargados con pesadas cargas de regalos y dulces de luna.

De acuerdo con la tradición, la luna llena simboliza la reunión familiar y todo chino debe retornar a su familia cada año durante el Festival de la Luna. A medida que las largas filas de chinos de Hong Kong cruzan el puente, ellos se unen a más de mil millones de chinos en todo el mundo que celebran esta especial ocasión, simbolizando una unidad del pensamiento y los valores morales chinos que sobrepasan todas las fronteras o sistemas políticos. Sin embargo, el grado en que la base de esta tradición pueda soportar exitosamente el peso de la transición después de 1997 aún queda como una pregunta sin contestar.

Pero otra perspectiva, más privada y reflectiva, puede ser obtenida al ascender al Victoria Peak en la Isla de Hong Kong, admirado durante mucho tiempo por vista magnífica de día y de noche. De día, una vibrante ciudad destella bajo la luz del sol, reflejando el descarado éxito financiero que ha logrado en su ambiente de libertad económica y política - muy diferente a lo que se pueda encontrar en el norte. De noche, la vista es aún más espectacular, especialmente si hay luna llena. La brillante panoplia de luces en Hong Kong es mejorada con el Puerto de Victoria, que separa a la Isla de Hong Kong de la Península de Kowloon.

Una mirada final a la luna llena antes que descienda detrás de la incesante actividad de la ciudad puede incitar a un quieto deseo que la luna pueda servir de bola de cristal y nos revele el futuro de Hong Kong. □

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