03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

AMISTAD VERDADERA

01/03/2014

En el 35º aniversario del Acta de Relaciones con Taiwan, el nivel de confianza entre la República de China y los Estados Unidos continúa su ascenso.

Christopher J. Marut, director del Instituto Americano en Taiwan, celebra la inauguración de la exención de visa para los ciudadanos de la RDCh que viajen a EE UU, el 1 de noviembre de 2012 (arriba). Un grupo de pasajeros taiwaneses se prepara para abordar un avión de Taipei a EE UU el mismo día (abajo).

Pocos ciudadanos de la República de China (RDCh), de cincuenta años o mayores, han podido olvidar la atmósfera de incertidumbre que plagó al país durante los primeros meses de 1979, después que los Estados Unidos (EE  UU) cambió el reconocimiento diplomático de Taipei a Pekín el 1º de enero de ese año. “Las emociones de aflicción e indignación se diseminaron por toda la nación, y tanto ciudadanos como el capital huían de Taiwan”, dice David T. Lee, presidente del Consejo para la Coordinación de los Asuntos Norteamericanos (CCNAA, siglas en inglés), subordinado al Ministerio de Relaciones Exteriores. “Los jóvenes de hoy no pueden ni imaginarse cómo la gente se sentía en ese entonces”, agrega Lee, quien era un estudiante de doctorado de 30 años de edad en la Universidad de Virginia, cuando EE UU ­reconoció a Pekín.

Sin embargo, hubo un sentido renovado de esperanza después del 10 de abril de 1979, cuando el presidente estadounidense, Jimmy Carter, firmó el Acta de Relaciones con Taiwan (TRA, siglas en inglés). “El acta significaba que América continuaba apoyando a la RDCh, aún después de que las ­relaciones diplomáticas cesaron ­entre ambos lados”, dice Lee. “En ese momento, eso fue un gran estímulo para la moral de Taiwan”.

Entre otras cosas, el TRA brinda el marco que permite que ambos ­países operen oficinas representativas en sus territorios respectivos. Por ello, en 1979, el CCNAA estableció una ­oficina en Washington, D.C., y el Instituto Americano en Taiwan (AIT, siglas en inglés) abrió su sede en ­Arlington, Virginia, así como una oficina principal en Taipei. En 1994, la oficina del CCNAA en la capital de EE UU tomó el nombre de Oficina ­Representativa Económica y Cultural de ­Taipei en EE UU.

Según Lee, un primer proyecto del TRA propuesto por la rama ejecutiva del gobierno estadounidense era un poco incompleto y omitía algunos asuntos importantes, notablemente la seguridad y las ventas de armamento a Taiwan. Sin embargo, el Congreso ­estadounidense respondió rápidamente revisando el proyecto para cubrir esos temas. El presidente del CCNAA, quien escribió su disertación doctoral sobre el proceso legislativo del TRA, enfatiza que el acta tenía un sólido apoyo general en el Congreso, donde tanto los demócratas como los republicanos mostraron gran simpatía por Taiwan. Por ejemplo, de los 96 miembros del Senado, 90 senadores aprobaron el proyecto revisado, mientras que seis se opusieron porque querían una revisión más detallada que mostrara aún más apoyo a Taiwan. “El hecho de que el Congreso estadounidense cambiará significativamente la ley propuesta inicialmente indica el respeto, así como la influencia, de Taiwan en Washington, y en EE UU, en general”, observa Arthur Cyr, profesor de Economía ­Política y director del Centro A.W. Clausen para el ­Comercio Mundial en el Colegio ­Carthage, en Wisconsin.

Hoy, el TRA, con 35 años de vigencia, desempeña un papel clave en el mantenimiento y fortalecimiento de las relaciones RDCh-EE  UU. “El acta ha permitido que EE UU mantenga ­relaciones de facto con Taiwan, mientras que las relaciones diplomáticas formales se cambiaron al gobierno de China continental en Pekín. No hubo un cambio extraordinario ni transformador en el status quo, contrario a ­muchas predicciones”, dice Cyr.

 

El primer lote de helicópteros Apache AH-64 adquirido de EE UU, en línea con el Acta de Relaciones con Taiwan, llegó a Taiwan en noviembre de 2013.

Según Lee, la promulgación de una ley doméstica con el propósito de mantener relaciones no oficiales con otro país no tiene precedentes en EE UU. El hecho de que otras naciones no hayan promulgado legislaciones similares después romper las relaciones oficiales con la RDCh es otro indicativo de la estrecha relación poco común entre Taiwan y EE UU. “No es un tratado firmado entre dos países que tiene una fecha de expiración. El acta es una ley estadounidense que no tendrá fin o no será revisada sin la aprobación del Congreso de EE UU”, dice Bau Tzong-ho, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Taiwan, respecto a la longevidad del TRA y la estabilidad que ésta ha engendrado.

El contenido del acta puede resumirse como el compromiso de EE UU a continuar, de facto, las relaciones bilaterales substanciales con Taiwan.  Bau señala que un excelente ejemplo de la continuidad del TRA puede observarse en la manera que hace eco de las estipulaciones sobre seguridad del precedente Tratado Sino-Americano de Defensa Mutua, de 1954, que fue completado –como se estipuló en el TRA– un año después que se rompieron las relaciones diplomáticas formales entre la RDCh y EE UU. El artículo 4 del pacto de 1954 consagra que cada parte “declara que actuaría para enfrentar el peligro ­común de conformidad con sus ­procesos constitucionales”, mientras que el TRA consagra que “El Presidente y el Congreso determinarán, de conformidad con los procesos constitucionales, la acción apropiada ­por parte de los Estados Unidos en respuesta a cualquier tipo de ­peligro”.

“En otras palabras, EE UU manifestó su intención de continuar de­sanimando los medios no pacíficos tomados por China continental hacia Taiwan, y esto favorece los intereses tanto de Taiwan como EE UU. Para este último, su interés incluye mantener la paz y la estabilidad en el Este de Asia”, dice Bau.

La situación internacional ha cambiado enormemente desde que se redactó el TRA. Algunos eventos notables desde 1979 son el fin de la Guerra Fría, el alza de China continental, las relaciones más estrechas entre EE UU y China continental, y la relajación de las tensiones a través del ­Estrecho. Sin embargo, Bau enfatiza que la relevancia del TRA continúa. “La relación entre EE UU y China continental es aún básicamente controvertida, y el papel de Taiwan es aún crucial porque ocupa una posición ­estratégica en la Primera Cadena de Islas”, explica el profesor de Ciencias Políticas, aludiendo a la serie de islas que se encuentran entre Japón y Taiwan, Filipinas e Indonesia. “Además, China continental nunca ha renunciado al uso de la fuerza en contra de Taiwan para lograr la unificación”.

 

El presidente Ma Ying-jeou, en el centro, pronuncia un discurso al comienzo de un seminario de cuatro días sobre los preparativos de Taiwan a fin de participar en acuerdos regionales de asociación económica, realizado en Taipei en febrero de este año.

Valores compartidos

 “La base de las relaciones entre Taiwan y EE UU se extiende más allá de la posición estratégica de Taiwan”, dice el  vicerepresentante en EE UU, Leo C. J. Lee. “Los factores más importantes que cementan esta alianza son nuestros valores compartidos, tales como la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos”. Gracias a estos valores compartidos y la base que brinda el TRA, las relaciones entre Taiwan y EE UU han continuado desarrollándose, particularmente en los últimos años. Desde que el presidente Ma Ying-jeou asumió el poder en mayo de 2008, él se ha esforzado por reconstruir la confianza mutua con EE UU, siguiendo una estrategia diplomática pragmática y de bajo perfil, dice Lee, aludiendo a las políticas anteriores que fueron vistas como provocativas por China continental y EE UU. EE UU ha elogiado la reciente estrategia de Taiwan; y en consecuencia, las relaciones bilaterales han mejorado, agrega Lee. Bau está de acuerdo, diciendo que la relación entre Taiwan y EE UU se encuentra ahora mejor que en cualquier otro momento desde que se rompieron los lazos oficiales.

Un signo de la mejora fue la inclusión de Taiwan en el Programa de Exención de Visa de EE UU en noviembre de 2012, que permite a los ciudadanos de la RDCh entrar en EE UU sin una visa de negocio o turismo hasta por 90 días.

Otro signo de la confianza restaurada ha sido la aprobación de la venta de armamento por parte del gobierno estadounidense a Taiwan, por un ­valor de US$18.300 millones desde 2008, y Bau cree que es importante para Taiwan adquirir esas herramientas a fin de continuar su impulso. “El ­significado de la adquisición de armamento de EE UU tiene una dimensión política, ya que es una indicación de que Taiwan considera seriamente a EE UU como un aliado importante”, dice el académico.

Las relaciones entre Taiwan y EE UU continuaron haciendo avances en 2013. En febrero, ambos lados firmaron una nueva versión del Acuerdo sobre Privilegio, Exenciones e Inmunidades, que brinda más protección legal a los representantes asignados en los respectivos territorios de ambos. En marzo, después de una interrupción de cinco años, Taiwan y EE UU reanudaron las conversaciones bajo el Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversión, o TIFA, que fue rubricado en 1994. En julio, el presidente estadounidense,  ­Barack Obama, firmó una reglamentación que apoya la participación de Taiwan en la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), mientras que en diciembre ambos lados firmaron un acuerdo actualizado para que EE UU suministre combustible nuclear a Taiwan.

 

Demetrios Marantis, entonces vicerepresentante de comercio de EE UU, segundo desde la izquierda, participa en las primeras conversaciones del Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversión entre Taiwan y EE UU, que se realizan desde 2007, en marzo de 2013 en Taipei.

Necesidad urgente

En adelante, Lee dice que hay una necesidad urgente de que Taiwan se involucre en la tendencia de participar en la integración económica mundial a través de la participación en el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, siglas en inglés), un bloque de libre comercio que está en negociaciones por EE UU y otros 11 países. Para la administración de Ma es una prioridad participar en el TPP, y ha exigido a las agencias gubernamentales la presentación de planes para obtener la participación antes de julio de este año, así como el establecimiento de fuerzas de trabajo dedicadas a este fin, tanto en Taiwan como en Washington. Para demostrar su determinación al desarrollo de Taiwan en una isla de libre comercio, el Gobierno organizó un seminario de cuatro días de duración en Taipei a mediados de febrero, en el que participaron 17 representantes de la RDCh, y 16 asesores económicos de los países que ­participan en las negociaciones del TPP y de la Asociación Económica Regional Abarcadora, otro importante bloque de libre comercio al que Taiwan pretende integrarse. Lee cree que la participación en las negociaciones del TPP conducirá a reformas económicas dentro del país, atraerá más inversión del extranjero, resultará en mayor competitividad en los mercados internacionales, y ayudará a Taiwan a rejuvenecer su relación comercial con EE UU.

Al final, una relación duradera se construye con base en la confianza, que es la razón por la que Bau hace un llamado al Gobierno para que continúe discutiendo importantes iniciativas diplomáticas con el gobierno estadounidense –particularmente aquéllas que podrían afectar las relaciones a través del Estrecho– antes de tomar medidas. “Así es como se gana la confianza de su aliado”, dice. Hoy, 35 años después del nacimiento del TRA, la confianza entre Taiwan y EE UU se ha visto fortalecida, y la determinación de Taiwan en ser partícipe de iniciativas, tales como el TPP, tiene el potencial de llevar la relación a ­alcanzar nuevas cotas.

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