03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

ENSEÑANZA DEL BAILE LATINO EN TAIWAN

01/01/2017
Bailalo funge como centro de reunión para la comunidad latina en Taipei. (Foto cortesía de Bailalo)

El baile latino en Taiwan resulta un evento social interesante, en el que los taiwaneses participan con pasión.

Una noche lluviosa en pleno invierno, unos oficinistas despiden a un cliente de ultramar que ha venido a su despacho. Al abrir la puerta para salir, tanto el cliente como los oficinistas se vuelven a ver intrigados por la música que escuchan venir del despacho frente a ellos. Al asomarse, quedan fascinados por lo que ven en un salón a media luz: múltiples parejas se mueven al compás de la salsa. El cliente extranjero se ríe mientras dice que no esperaba encontrar un salón de baile en el piso diez de un complejo de oficinas.

Verdaderamente, a los taiwaneses parece gustarles mucho el baile en general. Se pueden observar grupos de todas las edades en los parques y áreas libres públicas, practicando bailes desde bolero o tango, hasta hip hop. Ya sea temprano en la mañana o tarde por la noche, se pueden ver a muchas personas practicando sus pasos de baile ya sea por placer o para hacer ejercicio.

No obstante, hay un grupo de personas que buscan una instrucción profesional para su baile. En particular, la salsa, y otros bailes latinos en general, han generado interés en Taiwan gracias a películas japonesas y de Hollywood, cautivando la imaginación de muchos gracias a la pasión que expresan en sus movimientos. El deseo de emular a sus ídolos de la pantalla ha acercado a los interesados a los estudios de baile, donde instructores capacitados les revelan cómo capturar esa elegancia.

Cabe señalar que la música latina en sí no tiene amplia difusión en Taiwan. De vez en cuando, alguna canción del género pop latino difundido vía Estados Unidos llega a ganar popularidad. Sin embargo, no es fácil encontrar salsa, rumba o mambo en la radio. La isla tampoco es frecuentemente visitada por artistas latinos.

Recientemente, como en muchas partes del mundo, la zumba, un tipo de ejercicio que combina los ritmos y movimientos de la música latina, ha logrado ocupar un lugar dentro de las clases ofrecidas por los gimnasios y centros comunitarios. Sus canciones se han filtrado un poco en la población en general.

Por lo tanto, la iniciativa de buscar clases de baile profesionales, a cargo de personas capacitadas, nace de una motivación fuerte y profunda. Conversamos con los instructores de dos estudios diferentes para conocer más acerca de este medio en Taiwan, quienes lo practican y cómo se desarrolla la enseñanza del baile latino en la isla. 

Magdalena Zieba, en traje de presentación. (Foto cortesía de Bailalo)

Entrevista a Magdalena “Maggie” Zieba y Yi Wen Sun, instructores en el Estudio de Baile Bailalo

Magdalena “Maggie” Zieba es originaria de una pequeña ciudad en Polonia. Fue allí donde tuvo su primer contacto con la música latina, en la representación del mambo en la clásica película de Hollywood Baile Caliente (Dirty dancing). Zieba relata su propia experiencia como inmigrante, ya que su familia se trasladó a Canadá cuando tenía apenas 11 años. Sus conocidos también eran nuevos inmigrantes que, como ella, no hablaban bien el inglés, y muchos de ellos eran latinoamericanos. “Como no hablábamos inglés bien, tratábamos de comunicarnos de otras maneras. Además, mi mejor amiga era de Ecuador. Una vez, asistí a una fiesta en casa de su familia. Fue la primera vez que los vi bailar. Mi reacción fue: ¡yo quiero eso! ¡Yo quiero eso en mi vida! En Toronto, hay una gran comunidad latina. La música, la cultura, el baile, me atrajeron mucho”, confiesa Zieba.

Yi Wen Sun, originario de Taiwan, tuvo su primer contacto con la cultura, y en particular, la música latina, en su época de estudiante universitario en la parte oeste de Estados Unidos. “En Arizona, hay muchos latinos”, recuerda Sun. 

“Creo que fue en una de las fiestas de graduación, en que vi a la gente bailar; pero había una pareja en particular, que lo estaba haciendo de manera maravillosa. Yo no sabía qué era salsa. Pero me pareció muy cool porque todos los demás estaban tratando de moverse con la música, pero no sabían lo que hacían. Pero esta pareja eran realmente compañeros en la danza, ¡muy cool! Se veía genial. Después de un tiempo, me hice de muchos amigos latinos y ellos me llevaron a las “noches latinas” en diferentes lugares. Fue entonces cuando vi a un señor de unos 80 años bailando con una chica muy guapa, salsa, obviamente, y me quedé sorprendido. Pensé: este señor es admirable, todavía disfruta de la vida. A su edad, todavía puede bailar. Tiene son. Así que me sentí realmente inspirado y empecé a tomar clases de salsa. De hecho, en la Universidad de Arizona, tenemos una clase de salsa, ¡y te dan créditos! ¡Jajaja! Así que me inscribí de inmediato. Posteriormente, empecé a buscar clases fuera del campus, en un estudio privado”, cuenta Sun.

De estudiantes, pasaron a ser profesores, con el objetivo de compartir sus conocimientos y poder a la vez tener con quién practicar su pasión por el baile.

Zieba nos cuenta que empezó a dar clases en Taiwan hace unos 8 años atrás. Ella llegó a Taiwan hace 12 años, y en ese entonces la comunidad de salsa era muy pequeña. 

“Había unos cuatro gatos. Las noches de salsa no lo eran en realidad, ponían música pop latina como Ricky Martin y eso no es salsa. Yo quería continuar practicando la salsa pero no había instructores aquí, así que empecé a enseñar por mí misma, a buscar compañeros de baile, a practicar viendo DVDs. Posteriormente, comenzaron a llegar instructores; en particular, uno de Corea, que era muy muy bueno. Hice varios viajes a Nueva York para recibir capacitación, y tener unas buenas bases. Así fue como comencé a enseñar”, declara Zieba.

Conforme empezó a enseñar, Zieba alquiló varios estudios y comenzó a organizar un equipo de bailarines. Hace unos 4 o 5 años, Sun regresó a Taiwan. Sun y Zieba se conocieron dentro del círculo de bailarines, pero fue después de dos años que Sun se integró al equipo. Así comenzó a crecer la empresa. 

No obstante, no fue hasta que tuvieron un estudio permanente, el que poseen en la actualidad, que se pudo dar más continuidad a la instrucción y al grupo de personas interesadas en la salsa específicamente.

“En ese momento, teníamos una comunidad de salsa pero yo no tenía mi propia comunidad. Yo tenía una visión muy clara de lo que quería. Quería ese caldero de culturas”, afirma Zieba. 

El local que ocupan ahora fue otrora un estudio de hip hop. Como parte de la visión, se decoró el lugar con inspiración latina. Se puso mucho esfuerzo para tener un sentimiento cálido en el lugar, llevado hasta en el logo que representa la silueta de una pareja de bailarines con el sol pleno en el fondo.

A las clases en Bailalo asisten muchos jóvenes universitarios. (Foto cortesía de Bailalo)

“Nuestro enfoque es crear una comunidad, pero a la vez, formar bailarines. Esa era mi meta, tener con quién bailar. Por eso empecé a enseñar”, confiesa Zieba. 

“Nos dimos cuenta que, en realidad, no se puede crear una comunidad si no tenemos suficientes bailarines. Estamos enseñándole a la gente no solamente a bailar. Pueden bailar bien, y pueden divertirse, y salir juntos a bailar. Ese es el beneficio de la comunidad, contar con bailarines y presentarlos los unos a los otros”, afirma Zieba. 

El estilo que enseñan en Bailalo es el estilo de Nueva York. Pero para ellos, la salsa es una actividad social, más que un arte escénico. 

Zieba hace hincapié en que “a los taiwaneses les gusta presentarse en público, y eso es parte de lo que hacemos aquí, llenamos ese deseo de alguna manera. Pero nuestro estudio no se concentra solamente en la parte escénica, las presentaciones, sino en el baile como actividad social. Ya sea el estilo de Nueva York, de L.A., Cali, cubano, el enfoque es el mismo: es un baile social”. 

Este estudio es muy peculiar en el sentido que cuenta con estudiantes no solamente locales, sino también con una cantidad importante de latinoamericanos. La mayoría de ellos vienen a Taiwan a estudiar mandarín, o son estudiantes universitarios de intercambio, señala Sun.  

“Debido a la ubicación de nuestro estudio, en medio de la Universidad Nacional Normal de Taiwan, la Universidad Nacional de Taiwan y la Universidad Chengchi, tenemos muchos estudiantes internacionales, y resulta que muchos de ellos provienen de Latinoamérica. Ecuador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá…”, revela Zieba.

“La mayoría de nuestros estudiantes, por supuesto, provienen de Taiwan, pero es realmente agradable que (el estudio) sea como un centro de reunión. Muchos de los taiwaneses están interesados en la cultura latina. Inclusive, algunos de ellos se están preparando para prestar su servicio militar alternativo en Latinoamérica, y aparte de estudiar español, desean aprender a bailar para romper el hielo e integrarse mejor al nuevo medio”, opina Zieba.

Asimismo, según Zieba, es muy beneficioso atraer a la comunidad latina (en Taipei) ya que esto genera un verdadero intercambio cultural.

No obstante, señala Zieba, hay que hallar un equilibrio en la enseñanza de la técnica, sin apagar el disfrute. 

“Hay muchas personas que están felices con los cinco movimientos que saben y los pueden seguir haciendo toda la vida. Pero otros quieren seguir mejorando. La salsa es un idioma. La salsa ha dejado las costas de Latinoamérica y se ha vuelto completamente internacional. Hay muchas personas maravillosas, con mucho feeling, mucho sabor, de Corea o Japón o Taiwan. Por eso, al ser un baile internacional, para poder bailar con personas de Europa, Africa o Japón se necesita la técnica, porque es como el vocabulario que requiere para aprender”, advierte Zieba. 

Las presentaciones públicas exigen ensayos. (Foto cortesía de Bailalo)

“Estamos muy satisfechos con la técnica que enseñamos aquí”, declara Sun. “Nosotros enseñamos el estilo de Nueva York. A cualquier parte del mundo que vaya, si las personas bailan el estilo de Nueva York, puede que no hablen el mismo idioma, pero si podrán bailar juntos”, asevera Sun. 

“La diferencia con el baile de salón es que, por ser competitivo, sólo se tiene una pareja. Pero con la técnica que enseñamos aquí, puede bailar con cualquiera. Sí el hombre es un buen líder, puede seguirlo. Pero el baile de salón es un deporte competitivo y predecible”, opina Sun. En el baile de salón, no puede bailar con alguien más, porque entrenan juntos, señala Sun.

Por eso Zieba hace hincapié en que el enfoque en su escuela es el baile como actividad social. Conocer nuevas personas es una de las razones por las cuales los taiwaneses se inscriben en las clases de salsa.  

“Me conmueve cuando vienen tímidos y hasta asustados, ya que en esta sociedad no es tan común bailar, especialmente para los hombres. Pero ellos vienen decididos y revelan que siempre han deseado bailar. Puede que sea un hombre de más de 40 años, que lleva toda su vida deseando bailar, pero no tenía los recursos, el tiempo, o se sentía muy cohibido o asustado, no lo veía apropiado…”, relata Zieba.

Algunos taiwaneses, explica Sun, ven eso de bailar con un compañero como algo inapropiado. En la generación mayor, su experiencia son las parejas de baile de pago (en cabarets), que son diferentes, con otro propósito, advierte Sun, pero aquí solamente estamos bailando y disfrutando la música. Para muchos, es difícil ya que enfrentan confusión por parte de su familia: por qué quiere meterse en esto, va a conocer mucha gente diferente y tiene que tocarlos, cuenta Sun. Hay mucha gente muy conservadora, inclusive en la generación joven, y si usted creció con este tipo de padres, va a tener que dar muchas explicaciones, opina Sun.

Tiene mucho que ver el contacto humano, explica Zieba. Los estudiantes de Latinoamérica están acostumbrados a llegar, besarse y abrazarse de saludo, pero es más difícil para los taiwaneses, considera Zieba. “No obstante, he tenido estudiantes por dos o tres años y he sido testigo de su transformación. Se vuelven más cálidos y más cómodos a la hora de establecer esa conexión humana. El reto es más evidente en el nivel 1”, advierte Zieba.

“Tratamos de establecer un entorno seguro. Claro, hay chicos que viene a conocer chicas, y chicas que vienen a conocer chicos. Eso es parte de la vida. Pero queremos crear un entorno seguro para poder hacer eso. Sin importar la razón que lo lleve a aprender a bailar salsa, este estudio es un lugar seguro para hacerlo. Y debe saberlo”, afirma Zieba.

Muchas personas, opina Sun, salen del trabajo y están aburridas de la vida: “Yo sé lo que es eso, sales de trabajar y solo quieres sentarte en el sofá, ver televisión, dormirte e ir a trabajar. Pero muchos de nuestros estudiantes me dicen que éste es el lugar al que anhelan venir, en el que quieren estar al terminar la jornada laboral. Van a trabajar porque después del trabajo, pueden ir al estudio. Al terminar la clase, tenemos que decirles váyanse a casa, porque quieren quedarse aquí, quieren sentir la calidez”. 

Tratamos de retribuirles el esfuerzo, especialmente a los varones, cuenta Zieba. Para ellos, es más lento el aprendizaje, porque tienen que dirigir; por eso, dice Zieba, cuando llegan a nivel 2 o 3, les piden su ayuda con el nivel 1. Eso beneficia a todos: los varones tienen práctica extra, y se sienten bien consigo mismos porque así demuestran su habilidad …

Y conocen más muchachas nuevas, comenta Sun.

En Dance168, el entorno asemeja a una fiesta. (Foto de Huang Chung-hsin)

Entrevista con Aaron Huang, instructor en el Estudio de baile Dance168

Aaron Huang conoció a su esposa bailando. Sus hijos bailan también. Ahora, la familia administra el estudio de danza Dance168. Los bailarines de Dance168 han obtenido varios premios internacionales en sus presentaciones de baile de salón, pero en el estudio también se practica el baile como actividad social. 

Según Huang, la mayoría de las personas están interesadas en bailar para asistir a una fiesta, siendo lo más importante el aspecto social. Puede que más adelante participen en una competencia, pero al principio buscan divertirse, indica Huang. Otra motivación de las personas es hacer ejercicio, o simplemente interés, una actividad de solaz, opina este instructor. “Mire a nuestros estudiantes. Sus edades van de los 8 a los 80 años”, señala Huang.

¿Por qué los estudiantes quieren estudiar bailes latinoamericanos? Huang responde que es por la música, su emotividad. La música lenta es muy sexy; la rápida es muy apasionada, opina el instructor. Ellos escuchan la música y les fascina, y eso los lleva al baile; les gusta esa sensación, esa emoción, afirma. 

Según Huang, “muchos de los estudiantes taiwaneses entran en contacto con la música a través de las películas; por ejemplo, en Perfume de Mujer, Al Pacino baila tango. Ellos consideran que bailar el tango es muy sexy. También Shall we dance? (¿Bailamos?) con Richard Gere, ya que bailan tango y rumba. “Tiene varios tipos de bailes de salón, hasta el chachachá”, recuerda. 

Huang cuenta que personalmente él empezó porque le gusta bailar. Tras un tiempo, sus profesores los animaban a competir.

“Cuando empecé, en mi época de estudiante universitario en Taoyuan, tenía una pareja de baile, pero tuve que dejarlo un tiempo al hacer el servicio militar, como todos los varones en Taiwan. Después de hacer el servicio militar, conocí a la que es ahora mi esposa. Comenzamos como pareja de baile, luego ya como novios, y posteriormente nos casamos. Así que somos pareja a nivel profesional y personal, jajaja. Fue nuestro instructor de baile quien nos presentó. Ella ya era instructora en ese tiempo, yo me había “atrasado” un poco al hacer el servicio militar. Ella ya había avanzado mucho en el ámbito del baile”, recuerda Huang.

Escogieron un lugar conveniente para establecer su escuela, junto a una estación del Metro, pensando en que sus estudiantes son personas que trabajan durante el día. Asimismo, está cerca de varias universidades. A los jóvenes les gusta bailar, dice Huang, pero los estudiantes universitarios que asisten a su escuela son pocos, por varias razones. La mayoría de sus estudiantes son personas que cuentan con algo de medios, ya que se deben pagar las clases privadas de baile, explica Huang. La mayoría de los estudiantes estudian baile dentro de la universidad, ya que muchas universidades lo ofrecen dentro de las disciplinas del deporte, por lo que el costo es mucho menor, explica Huang. 

No obstante, Dance168 destaca porque también ofrece clases para niños y personas mayores, de hasta la tercera edad. 

Cuando los estudiantes llegan a sus clases, para empezar, explica Huang, les pregunta qué tipo de baile quieren aprender. A partir de allí, una vez que tienen su interés, pasan a presentarles otros estilos de baile. 

“Nosotros les advertimos que, en el contexto de una fiesta, por ejemplo, siempre hay varios tipos de música, ¡no va a poder bailar sólo chachachá!”, afirma Huang. Si sólo sabe un tipo de baile, se aburrirá en la fiesta, insiste Huang, porque solamente tendrá oportunidad de bailar unas tres veces. 

Las presentaciones en público de los estudiantes de Dance168 son preparadas meticulosamente, desde las cuidadosamente planificadas coreografías hasta los más mínimos detalles de vestuario y maquillaje. (Foto cortesía de Dance168)

“Por eso les exhortamos a que aprendan al menos unos tres tipos de baile. De esta forma, durante una fiesta, no se aburrirán. Pero hay que convencerlos. La mayoría viene y dice que no puede, que no sabe nada y que sólo quiere aprender un tipo de baile. Les ayudamos a que tengan más confianza en sí mismos, y así quieran aprender más. Cuando va a una fiesta y se siente tan bien al divertirse, entonces quiere aprender más”, señala Huang. 

De hecho, los estudiantes generalmente no preguntan el significado de las canciones con las que bailan, aunque estén en español o portugués u otro idioma que no conocen. Huang nos revela que los estudiantes por sí mismos buscan las letras de las canciones, sus traducciones y significados. Si les interesa, le preguntan a Huang el nombre de la canción, y Huang les dice por ejemplo si es en español. El resto lo investigan por sí mismos. “A veces pensamos, oh qué canción tan romántica, pero al traducirla descubrimos que habla de la vida diaria, por ejemplo”, revela Huang. 

Los estudiantes de Huang también tienen una proporción de mayoría de mujeres, pero no por mucho, tal vez un 60 por ciento de estudiantes femeninas en comparación a 40 por ciento de estudiantes masculinos. 

Para los varones, aprender a bailar es más difícil, coincide Huang. Las mujeres no tanto, y además tienen más confianza en sí mismas, opina Huang. Según el instructor, los varones son más tímidos, pero entre más bailan, más ganan confianza en sí mismos.

Por un lado, señala Huang, “creo que es porque deben hacer movimientos con sus manos, deben ejercitar su cuerpo. Al estudiarlos, poco a poco integran lo que aprenden a su vida diaria, y ésto le da más confianza en sí mismos. 

“En las clases, los varones deben ser líderes y las damas deben seguirlos. Así que les decimos a las estudiantes que deben prestar atención, deben seguir los movimientos de los varones, no pueden ir por su propio camino. No obstante, cuando ya llegan al nivel de realizar presentaciones, deseamos que las damas manifiesten su personalidad. Es como cuando uno se enamora: si le gusta el muchacho, no puede ser tan pasiva, tiene que ser activa”, declara Huang.

Si bien la mayoría de los estudiantes en Dance168 trabajan y asisten a las clases de noche, también hay un grupo importante de pensionados, que puede asistir a sus lecciones durante el día. 

“Ofrecemos clases privadas y clases en grupo. La mayoría de los estudiantes asisten a los dos tipos de clases. Durante las clases privadas, les inculcamos algunos protocolos del baile en sí, solucionamos cualquier problema. Durante las clases en grupo, los estudiantes pueden practicar uno con otro. Si tienen alguna pregunta o algún problema durante las clases en grupo, pueden consultar con los instructores durante sus clases privadas, y ellos le pueden ayudar a solucionar la situación. Por ejemplo, un varón puede decir, profesor, no me atrevo a tomar de la mano a esta muchacha. El instructor le indicará la forma adecuada de hacerlo, cómo invitar a la otra persona a tomar su mano. Dónde debe poner su mirada, de forma que no haya malentendidos. Les enseñamos cómo comportarse como verdaderos caballeros. De esta forma, no hay por qué preocuparse. Los instructores lo llevarán paso a paso, empezarán desde lo más básico. Tenemos instructores muy profesionales y conocen qué tipo de situaciones pueden encontrar los estudiantes. En el estilo de baile social, no se necesita mucha fuerza ni emplear demasiado músculo”, explica Huang.

La escuela organiza con frecuencia actividades fuera del recinto, como por ejemplo, una fiesta con cena. Los estudiantes pueden asistir y comer juntos, luego ir a bailar. También se organizan grandes presentaciones en un lugar más grande y elegante; por ejemplo, un hotel. O tal vez vayan juntos a ver una presentación de otros grupos, cuando hay grupos internacionales de gira.

En este momento los bailes más populares, los que los estudiantes más desean aprender, según Huang, son salsa y tango. En Dance168 se enseña el estilo de L. A. de salsa, considerado el más fácil de aprender para los estudiantes. Muchos de los estudiantes bailan para hacer ejercicio, por diversión, no es para conquistar un premio, quieren conocer amigos, sentirse felices, opina Huang. “Conforme van avanzando, pueden aprender aspectos más profesionales del baile. Si desde el principio exigimos demasiado profesionalismo, puede ser que el estudiante pierda el interés”, advierte Huang. 

Popular

Más reciente