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Lo orgánico y la tecnología

01/04/2007
Chou Hsien-pan es un agricultor que cree en los ritmos de la naturaleza.

Shen Nong es un emperadorchino legendario que, según cuentan, enseñó a su pueblo a cultivar granos para alimentarse, y también es el supuesto autor de la primera farmacopea existente china. Establecido por el ex presidente Lee Teng-hui, cuando fue gobernador de la Provincia de Taiwan en 1982, y actualmente administrado por el Consejo de Agricultura, de nivel de Gabinete, el Premio Shen Nong se otorga para estimular la excelencia en la agricultura. Diez premios de NT$200.000 (US$6.150) fueron entregados este año, y presentados a los recipientes por el presidente Chen Shui-bian, hijo también de un agricultor.

Tormenta en una taza de té

En una tarde nublada de invierno, el aire en las montañas sobre Sindian es especialmente frío. La lluvia se detuvo apenas el día anterior. “Me quedo en casa cuando los días están así”, dice Chou Hsien-pan, propietario de 2,5 hectáreas de un sembradío de té, en las colinas empinadas al sur de la Ciudad de Taipei. “Caminar sobre los campos de té después de la lluvia, hace que la tierra se vuelva demasiado compacta”, explica mientras la tetera pita al hervir. “De hecho, saborear mi té y verificar su calidad es parte de mi trabajo también”.

Hasta las hierbas desempeñan un papel en el cultivo del té de Chou, porque al morir y pudrirse en la tierra, ofrecen gran parte de los nutrientes para sus arbustos de té. El agricultor de 36 años no usa ningún fertilizante químico o artificial para cultivar su té: el funcionamiento de la naturaleza es respetado totalmente en esta diminuta granja orgánica en las montañas.

Mientras que otros agricultores cosechan hojas de té cinco veces al año, él sólo lo hace tres veces como máximo. “Cuando las plantas necesitan descansar, las dejo hacerlo”, dice Chou. “Sólo un arbusto bien descansado puede producir hojas gruesas con un rico aroma que no desaparecerá, aún después de varias infusiones”. En contraste, las hojas que crecen con asistencia química puede que luzcan muy bien, pero en realidad tienen poca calidad.

“La mayoría de los tipos de té tiene un sabor fuerte en la primera infusión, y luego pierde rápidamente el aroma”, dice Wang Chun-chin, gerente de una tienda de té en Taipei. “Pero el té de Chou despide el aroma muy lentamente. Se puede degustar todavía después de cuatro o cinco infusiones”.

El interés de Chou en el cultivo de té de buena calidad se remonta a su niñez. “Siempre me gustó la fragancia”, dice él. Su abuelo dejó los campos de té a su padre. En los últimos años de su adolescencia, el interés de Chou se transformó en una pasión, y comenzó a encargarse del negocio de la familia cuando se graduó de la escuela vocacional en Taipei. Fue entonces cuando decidió adoptar métodos convencionales para cultivar el té. Sin embargo, no logró mucha aprobación. “Mi padre y yo discutimos durante años sobre los métodos apropiados para administrar la granja”, dice. Su padre, en ese entonces con sesenta y tanto años, afirmaba que él no podía estar equivocado porque tenía cinco décadas de experiencia, pero el hijo no estaba de acuerdo.

Ritmos naturales

Al final, el hijo se encargó totalmente de la granja cuando su padre ya no podía pulverizar insecticidas y herbecidas si Chou se encontraba lejos. Los ritmos naturales de sus campos de té, que Chou había observado por años, quedaron sin ser molestados, y las hierbas comenzaron a crecer otra vez.

“No elimino las hierbas parcialmente porque quiero que florezcan, para que los adultos de crisopa puedan consumir el néctar y reproducirse en mis plantaciones de té, y de esta manera me ayudan”, dice. Las crisopas son importantes para Chou porque sus larvas se alimentan de pulgones y otras pestes, que perjudican sus arbustos de té. “Los pulgones aparecen generalmente a principios de abril, pero no me aterrorizo y rocío insecticidas porque yo sé que pronto las crisopas se los comerán”, dice.

Otras criaturas también ayudan a Chou en la granja. Por ejemplo, la rana arborícola desempeña un papel doble al comer insectos y servir como una prueba definitiva de la salud ambiental. “Sus renacuajos son altamente vulnerables a la calidad del agua”, dice. “Si están viviendo bien aquí, sé que el ambiente está libre de contaminación”.

Chou está bien comprometido con una granja verdaderamente orgánica, donde no exista ningún químico, y hace el esfuerzo de crear un ecosistema autosuficiente y próspero. “La mayoría de los agricultores afirman estar realizando cultivos orgánicos porque no usan químicos ni insecticidas. Estrictamente hablando, este tipo de agricultura puede llamarse como máximo agricultura sana”, dice Chou. El dice que las crisopas son un ejemplo perfecto. La agricultura “sana” las ayuda a procrear y las deja vivir en los campos de té cuando las pestes comienzan a aparecer, pero Chou las deja ser parte del ecosistema en su terreno.

Sólo recompensas

Chou está obteniendo las recompensas de su valeroso reto a la tradición agrícola. En 2002, él comenzó a vender su propia marca de té orgánico, en su mayoría de la variedad oolong. Comenzó a recuperar los gastos en 2004. “Todavía no obtengo ganancias, pero veo que la tendencia está creciendo”, dice. “Al principio, es un desafío, pero una vez que la calidad del producto es reconocida y logra la confianza de la gente, se logran clientes leales”.

Según la Estación de Investigación y Extensión del Té, bajo COA, el área de los campos de té orgánico es bastante pequeña, menos del 0,5 por ciento de las 19.000 hectáreas de cultivos de té en Taiwan, pero está aumentando de manera gradual. “El té orgánico tiene futuro porque los taiwaneses están cada vez más conscientes de la salud”, dice Wang Chun-chin.

Además del té oolong producido para los consumidores mayoritarios, Chou también produce una gama de “té creativo” en una cantidad mucho menor. El tipo “colores danzantes” es lo que él denomina la variedad hecha de hojas muy diminutas recolectadas desde mediados de mayo hasta finales de junio, de un arbusto raro que crece en su campo. Chou dice que en ese mes y medio, él y su esposa pueden recolectar 18 kilogramos de las hojas, que se caracterizan por una variedad de colores, y que no se rizan y arrugan cuando se preparan en infusión, y dan la impresión de estar danzando. El té creativo tiene un precio comparativamente mucho más alto, pero para Chou estos tipos de té son como una obra de arte. “Ellos transmiten los sentimientos que deseo expresar”, dice.

Leche sin azúcar

Mientras que la reputación de Chou Hsien-pan como un cultivador especializado de té orgánico sigue aumentando, Liu Chang-ren, en Yangmei, Distrito de Taoyuan, es conocido por obtener leche de mejor calidad y en mayor cantidad de sus 200 vacas.

Así como Chou, la granja de 1,2 hectáreas de Liu le fue traspasada por su padre. El lechero de 30 años se encargó de la granja hace 9 años. “Es bastante agotador administrar una granja de vacas lecheras, por eso quiero incorporar tecnología moderna y mejorar su eficiencia”, dice el titulado ingeniero mecánico.

Parece que la automatización es inevitable porque el costo de la mano de obra en Taiwan se ha elevado mucho en los últimos 20 años, pero en parte bromeando el joven lechero habla de otra razón para modernizar su granja de vacas lecheras. “Soy perezoso y me encanta salir y divertirme. Mi padre me regañaba por eso”, dice Liu. “El solía decirme que yo no aparecería ni cuando las vacas estuvieran en celo”.

Para los productores de leche, es un gran descuido del deber dejar sin atender a las vacas listas en la época de apareamiento. La inseminación artificial debe realizarse en las 12 horas antes del fin de la ovulación para así lograr un embarazo exitoso. Solamente después de tener becerros es que la vaca puede producir leche.

En el pasado los trabajadores de la granja tenían que observar detenidamente las vacas para detectar cualquier señal de que estuvieran en celo —los animales pueden mugir mucho e instintivamente se paran sobre sus patas traseras tratando de montarse en la espalda de otra vaca, a pesar de ser todas hembras. Liu depende aún de su hermano menor y sus tres ayudantes para esto, pero desde 2004 él supervisa automáticamente con aparatos de luz infrarroja que instaló alrededor de la vaqueriza a una altura un poco mayor a la de una vaca parada. Cuando una vaca está en celo y trata de ponerse en dos patas, es inmediatamente detectada y grabada por una cámara, que a su vez envía una señal a la computadora de Liu. “Entonces, aunque salgo por horas, puedo saber rápidamente lo que pasó durante mi ausencia al ver la grabación en mi computadora”, dice Liu. El uso de este sistema de supervisión es una de las principales razones por las que ganó el premio Sheng Nong.

“No muchos productores de leche de la antigua generación están dispuestos o pueden usar computadoras y tecnología, pero los jóvenes sí. Ellos son más receptivos a las nuevas ideas”, dice Chen Jung-tai, secretario general de la Asociación Lechera de la República de China.

Tsai Ming-wei, un inspector del tercer mayor productor de leche fresca en Taiwan, Kuang Chuan Dairy Co., repite el comentario de Chen. Kuang Chuan compra y recolecta diariamente leche fresca de la granja de Liu y otras 134 granjas lecheras alrededor de la isla. Para garantizar la calidad de la leche, Tsai y otros cuatro inspectores visitan estas granjas y ofrecen con regularidad consejos a los productores. “Liu es muy cooperador y desea modernizar”, dice Tsai.

La mejor leche

Aparte del sistema de supervisión, Liu ha creado un ambiente sanitario para sus vacas, que tradicionalmente se alimentan, descansan y hacen sus necesidades en la misma área. El llevó a cabo grandes cambios en su vaqueriza, y construyó una plataforma elevada donde cada vaca tiene su propio espacio para dormir y desde la cual una alcantarilla traslada sus excrementos. “Un ambiente más limpio reduce en gran medida la incidencia de infección de ubre, una plaga que afecta seriamente la calidad de la leche”, dice Chen.

Gracias al trabajo junto a expertos en veterinaria y nutrición, Liu ha construido una base de datos computarizada, que guarda información detallada sobre la condición individual de las vacas. Así puede individualizar la dieta de las vacas, lo que reduce los costos de alimentación al reducir el desperdicio, y mejora la producción de la leche al ofrecer un equilibrio nutricional. “No alimento una vaca 30 kilogramos de forraje si 20 kilogramos son suficientes para que produzca la máxima cantidad de leche”, dice.

Liu gestiona ahora su granja de vacas lecheras con mucha más eficiencia que otros productores de leche. Hoy día, cada una de sus vacas produce un promedio de 25,6 kilogramos de leche fresca al día, más que el promedio nacional de 19 kilogramos. “Tengo 200 vacas, pero la cantidad de su producción es igual a la de 300 vacas de otra granja”, dice Liu con orgullo.

La calidad de su leche es igualmente impresionante. Kuang Chuan tiene un producto llamado leche Etiqueta Azul desde principios de 2006, y la granja de Liu es una de dos suministradores de esa leche de alta calidad. Cuando se le pregunta de su fama rápidamente adquirida en el mundo de los lácteos en Taiwan, Liu Chang-ren dice simplemente, “Yo sólo me apunto a invertir en cosas nuevas”.

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