08/05/2024

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Taiwán Hoy

Labrando la competitividad de Taiwan

01/11/1997
Chirimoyas, generalmente se encuentran en el este, centro y sur de la isla.
Son las dos y media de la mañana y la ciudad que nunca duerme está a pesar de todo bastante callada, excepto por el Primer Mercado Mayorista de Frutas y Hortalizas de Taipei, donde los compradores y vendedores están listos para iniciar la confusión, intercambiar saludos, y en general alistarse para la subasta que tendrá lugar dentro de una hora. Los trabajadores están ocupados descargando toneladas de frutas y hortalizas de los camiones que llegan y amontonándolas en sus áreas asignadas. Los compradores ahondan en las cajas verificando la calidad de las uvas o los repollos chinos. Los empleados hacen sus rondas, etiquetando la mercancía. Uno de ellos enciende un cigarrillo y predice que la subasta de hoy no va a tardar mucho, porque las fuertes lluvias en el sur de Taiwan hace dos semanas dejaron solamente escasos suministros.

Unos cuantos minutos antes de que comience la subasta, los compradores registrados se acercan a los abastecedores en los que están particularmente interesados. La subasta es dirigida por los empleados del mercado y comienza a la hora exacta. Esta no es como otros tipos de subastas: el subastador anuncia el número, la cantidad, y calidad de un objeto en particular, junto con el precio inicial, y luego procede a ensartar una serie de precios ascendentes con los compradores tratando de entrar en la subasta. Las principales diferencias entre eso y, digamos, una subasta de antigüedades, es que las partes aquí no se visten elegantemente, y no hay aire acondicionado. Como el empleado del mercado predijo, la operación terminó en aproximadamente una hora, y mucho antes de la salida del sol, los productos ya estaban en camino a los mercados minoristas de la ciudad.

Hay sesenta y tres de estos mercados mayoristas en Taiwan, donde se llevan a cabo transacciones que totalizan más de dos millones de toneladas métricas de frutas y hortalizas al año, lo que representa el 45 por ciento de la producción total. Los negocios se realizan a través de procedimientos de subasta o en forma directa, o de ambas maneras. «Es cierto que un importante factor que afecta el precio es la proporción de los suministros, pero eso no significa que sea el único factor», dice Hsu Han-ching, Jefe de la División de Mercadeo Agrícola en el Departamento de Agricultura y Silvicultura del Gobierno Provincial de Taiwan (TPG, siglas en inglés). «Como los consumidores dominan el mercado, sus demandas se convierten en la principal consideración durante las subastas en los mercados mayoristas».

Las demandas del consumidor, que no solamente incluyen la calidad sino también una selección más amplia y una estación más larga para ciertas variedades, así como el cambio de los hábitos alimenticios de la gente, han causado algunas importantes alteraciones estructurales en el ámbito agrícola de Taiwan. Por ejemplo, debido a la caída en la demanda de los consumidores, la producción de arroz se redujo de 1,9 millones de toneladas métricas en 1987 a 1,57 millones de toneladas métricas en 1996, y el área de tierra cultivable convertida en arrozales también disminuyó de 500.000 hectáreas a las actuales 360.000 hectáreas.

Pero al mismo tiempo, para satisfacer las demandas de un mercado en expansión, el área destinada para cultivar frutas aumentó de 193.000 hectáreas a 230.000, y el de plantas ornamentales de 4.300 a casi 10.000. «Lo que a los agricultores les importa es si sus productos reportan ganancias», dice Chang Tsen-ing, Director de la División de Servicio de los Agricultores del Departamento de Agricultura y Silvi-cultura del TPG. «La única manera de ganar dinero es cultivando las variedades y proporcionando la calidad que el mercado requiere». Un ejemplo notable de ésto puede encontrarse en la industria de cultivo de uvas en la isla. El ingreso bruto anual por hectárea de uvas oscila entre los NT$1,2 a 2,5 millones (US$42.860-$89.290), y la diferencia depende solamente de la calidad.

Cultivar lo que desean los consumidores requiere de un arduo trabajo. Pero, ¿por qué va la gente a elegir sudar y ensuciarse las manos cuando hay maneras más fáciles de ganar dinero? Como parte del desarrollo del comercio y la industria de Taiwan, grandes cantidades de trabajadores de la agricultura se han cambiado a otros sectores. Durante los últimos diez años (1987-1996), el número de trabajadores de la agricultura se redujo de 4 millones, o cerca del 20 por ciento de la población —en ese entonces— de la isla, a 3,7 millones (17 por ciento).

Pero parece que los expertos agrícolas no están demasiado preocupados por la disponibilidad de mano de obra. Chen Yung-wu, Director de la Estación para el Mejoramiento Agrícola del Distrito de Taichung, explica que los requerimientos de la fuerza de trabajo son bajos debido a la automatización del proceso de producción total para los cultivos de alimentos tal como arroz. Además, ahora hay unos 3.000 centros equipados con maquinaria agrícola moderna. La mayoría de los agricultores que cultivan plantas alimenticias piden al centro más cercano que cultiven cierta planta para ellos en sus campos, o dejan que el centro decida que plantar allí. Los agricultores pueden utilizar todo su tiempo haciendo otros trabajos mientras obtienen ingresos —aunque no mucho— de sus campos.

La mano de obra tampoco es un problema para los cultivos corrientes tales como frutas, hortalizas, flores y té. «Estos son llamados productos comerciales porque son lucrativos», dice Chen. «Cuando hay ganancias, hay mano de obra. Entre más ganancias, más jóvenes los trabajadores, y más alto su nivel educativo». Mientras que la mayoría de los agricultores de cosechas de alimentos tienen más de sesenta años de edad, los horticultores suelen tener cincuenta o más años, los fructicultores, de treinta a cuarenta años, y los floricultores tienen entre veinte y treinta y tantos años de edad. Las estadísticas del Gobierno Provincial muestran que el número de agricultores con un nivel educativo de bachillerato, técnico o universitario aumentó de 30.000 en 1987 a 100.000 en 1996; pero Chang Tsen-ing señala que la mayoría de estos jóvenes están solamente interesados en los cultivos comerciales. «Muchos de ellos provienen de familias dedicadas a la agricultura, pero la mayoría no tiene suficiente experiencia en agricultura», dice él. «Están dispuestos a participar porque observan el mercado. Administran sus granjas del mismo modo como lo harían con una fábrica o una compañía, prestando mucha atención a la experiencia en producción y a la tecnología».

Labrando la competitividad de Taiwan

Mientras la economía mejore y la gente tenga más para gastar, se interesará en mejorar su ambiente doméstico, de allí el aumento de la popularidad de las clases de arreglos florales.

Hoy día, esa experiencia y la tecnología derivan en gran parte del Instituto de Investigaciones Agrícolas de Taiwan, y seis estaciones de extensión agrícola en diferentes lugares de la isla. «En el pasado, nuestra investigación enfocaba principalmente la cantidad, pero ahora se concentra en la calidad y eficiencia», dice Chen Yung-wu. «Queremos construir ventajas competitivas para los agricultores, enseñándoles cómo cultivar las mejores frutas y hortalizas de la manera más eficiente».

El mejoramiento de la calidad y la eficiencia depende en gran medida de la biotecnología y la automatización. Por ejemplo, por una parte, la reproducción cruzada y por el otro, el control automatizado de la temperatura del invernadero, ayudan a cultivar especies que son más jugosas, dulces, y con mayor resistencia a las plagas. Otra función de la biotecnología es ajustar las estaciones de cultivo. En el pasado, por ejemplo, los mangos frescos estaban solamente disponibles en julio y agosto. Pero ahora, especies diferentes de esta fruta son suministradas desde febrero hasta noviembre.

El aumento de la conciencia sobre los asuntos de la salud y el ambiente significa que los métodos de producción han sido también ajustados, por ejemplo, reemplazando los fertilizantes químicos con abonos orgánicos, y substituyendo los insecticidas con métodos biológicos de control de plagas. «Durante los años que estuvimos enfocando la cantidad, la mayoría de las personas, incluyendo nuestro propio personal de investigación, no prestaron suficiente atención al uso excesivo de los químicos agrícolas», dice Chang Shueh-kun, Director de la Estación para el Mejoramiento Agrícola del Distrito de Taoyuan. «Pero ahora las cosas son diferentes, y tenemos que adoptar nuevos métodos que sean saludables y beneficiosos para el ambiente».

La filosofía más reciente es deshacerse de los químicos y regresar a los métodos naturales, para que no hayan mayores dificultades técnicas involucradas. La paradoja es que los métodos naturales generalmente aumentan los costos y por lo tanto los precios al detal serán más altos. Por ejemplo, el fertilizante químico que se necesita para cultivar una hectárea de arroz cuesta cerca de NT$5.000 (US$180), mientras que el fertilizante orgánico cuesta el doble. Pero a pesar de todo, Chang considera que la mayoría de los agricultores desean hacer cambios, por dos razones: consideraciones éticas y las fuerzas del mercado. «Cuando se les dice que los químicos envenenarán la tierra y a los consumidores, los agricultores están dispuestos a hacer cambios aunque signifiquen costos más altos», dice él. «Después, se dan cuenta de que el mercado mejora a pesar del hecho de que están cobrando precios más altos, y ésto ha ocasionado que muchos más agricultores deseen hacer la prueba».

De igual manera, la automatización agrícola involucra pocas dificultades tecnológicas. «El verdadero desafío es la estructura de pequeñas granjas de Taiwan», dice Chang Tsen-ing, Director de la División de Servicio para los Agricultores. «Un agricultor no necesita una máquina para transplantar arroz que pueda hacer treinta hectáreas al día, cuando solamente posee una hectárea de tierra». Para resolver este problema, el Gobierno recomienda que grupos de diez o veinte agricultores con tierras colindantes y que cultivan el mismo tipo de planta se organicen en cooperativas de producción y mercadeo. De esa manera, los terrenos de cultivo se agrandan a un tamaño que requiere maquinaria poderosa, los costos de producción y mercadeo pueden compartirse entre los miembros de las cooperativas, y los suministros pueden ajustarse más fácilmente. La idea ya ha ganado la aceptación general entre los agricultores, y ahora hay 5.000 de esas cooperativas en Taiwan.

Sin embargo, los cultivos, son como certificados de valores colocados en una caja de seguridad, sin ningún valor hasta que dicho certificado sea vendido. La diferencia es que las acciones pueden incrementar su valor con el tiempo, mientras que los cultivos se dañan. Por lo tanto, en el ámbito agrícola de hoy, las estrategias de mercadeo son tan importantes como la experiencia en producción. «Los consumidores están volviéndose más exigentes en cuanto a la frescura de los productos agrícolas», dice Hsu Han-ching de la División de Mercadeo Agrícola del Departamento de Agricultura y Silvicultura del TPG. «Para satisfacer sus requerimientos, tenemos que establecer canales de mercadeo que lleven el producto de la granja al consumidor en el menor tiempo posible».

El último experimento es el mercadeo cooperativo. Los agricultores en cierta área envían sus productos a la asociación local de agricultores, la cual califica, empaca, y transporta dichos productos a los mercados mayoristas. «Esto reduce los costos y ahorra a los agricultores tiempo y problemas, por lo que están dispuestos a hacerlo», dice Chan Wen-jung, Jefe de la División de Suministro de la Asociación de Agricultores de Puli. «Y nuestro control de calidad y métodos de transporte eficientes equivalen a que los consumidores también recibirán suministros buenos y frescos».

Pero parece que aún existe un vacío entre el sistema ideal de mercadeo y lo que sucede en realidad. Aunque las demandas de los consumidores para el aumento de la calidad y la frescura están siendo satisfechas, todavía hay quejas sobre el precio. Los consumidores piensan que los precios al detal son demasiado altos, mientras que los agricultores creen que el margen de ganancias es demasiado poco. Las estadísticas muestran considerables diferencias entre los precios «al salir de la granja» y sus equivalentes al detal. Por ejemplo, en 1996, cuando el precio «al salir de la granja» de la espinaca tuvo un promedio de NT$18,96 (67 centavos) por kilogramo, el precio al detal en la ciudad era de NT$63,47 (US$2,26). Los precios «al salir de la granja» del banano era NT$24,8 (88 centavos) por kilogramo, y el precio al detal promedio llegó a los NT$54,86 (US$1,96).

Hsu Han-ching señala que, entre los agricultores y los mayoristas, el sistema de mercadeo actual ha sido capaz de mantener los precios en jaque mientras que al mismo tiempo asegura márgenes de ganancias razonables, pero eso es más difícil para regular la venta al detal, que es el momento en que los precios aumentan considerablemente. Por ejemplo, un vendedor al detal de hortalizas en un mercado tradicional vende generalmente 100 kilos de mercancía al día. Según Hsu, es razonable para él establecer un objetivo de ganancia diario de NT$2.000 (US$71), tomando en cuenta la renta del mercado, los costos de mano de obra, las utilidades y la necesidad de ganarse decentemente la vida. Para lograr esa meta, él debe añadir NT$20 (71 centavos) al costo por cada kilógramo que vende. Hsu dice que éste es un problema estructural, y es difícil encontrarle una solución bajo el sistema actual.

Aparte de promover el mercadeo cooperativo, las agencias agrícolas gubernamentales también animan a los agricultores a explorar canales de mercadeo alternativos, a través de la venta directa a los supermercados, hipermercados, unidades de abastecimiento militares, programas escolares de almuerzos nutritivos, y otros consumidores de gran escala. «Esto elimina el problema del ‘aumento de gastos intermediarios’, que generalmente es el resultado de la larga cadena de mayoristas, intermediarios, y detallistas involucrados en el antiguo sistema de comercio», dice Hsu. «Hoy día, la industria tiene que ajustarse a la competencia entre los diferentes canales de comercio, y eso resulta en la reducción de costos, que beneficia tanto a los productores como a los consumidores».

Otro desafío en esta área es educar a los agricultores en los puntos más sutiles del comercio. «En la sociedad moderna, la gente no va al mercado todos los días, por eso la mercadotecnia se vuelve particularmente importante», dice Chen Yung-wu de la Estación para el Mejoramiento Agrícola en el Distrito de Taichung. «Las empresas modernas entienden esto y gastan millones en publicidad para hacer una fortuna de los productos que no se consideran tan buenos. Pero los agricultores aún se concentran en la producción. No tienen el dinero ni la inclinación para involucrarse con las promociones». Actualmente, la mayoría de las actividades promocionales y comerciales son patrocinadas por las agencias gubernamentales encargadas de la agricultura o las organizaciones de agricultores, que esperan (en el caso de actividades) que los agricultores mismos participen. «Ud. tiene que estar allí por sí mismo», dice Chan Wen-jung. «No se trata de conocer lo que el mercado realmente quiere, sino también saber cómo mejorar su propia competitividad».

La «ventaja competitiva» se está volviendo un cliché cada vez más importante ahora que la liberalización e internacionalización del mercado agrícola y la entrada de Taiwan a la Organización Mundial de Comercio (OMC) están acercándose. Los expertos agrícolas admiten que es difícil para los productos agrícolas locales competir con los extranjeros en términos de precio solamente debido a limitaciones tales como el tamaño de la granja y los costos de producción. El precio del arroz en Taiwan, por ejemplo, es el doble del promedio internacional. Pero es importante recordar que otros factores aparte del precio afectan el mercado. Por ejemplo, es difícil para los productos importados satisfacer las expectativas de los consumidores en cuanto a la frescura. El té es otro ejemplo. El precio del té cultivado localmente es mucho más alto que el de las variedades importadas, pero debido a que los consumidores están acostumbrados a su sabor, están dispuestos a pagar más dinero por el producto local.

Ya sea por razones de frescura o sabor, la ventaja competitiva fundamental del sector agrícola de cualquier país proviene de la confianza de los consumidores en los productos cultivados localmente. Chen Yung-wu cita el mercado del arroz en Japón como un ejemplo. En 1995, cuando el Gobierno japonés fue forzado a eliminar la protección comercial del arroz, ningún comerciante local quería importar arroz del extranjero debido a que simplemente no había un mercado para éste. Aunque los productos importados eran más baratos, los japoneses preferían los productos locales que tenían un precio cuatro o cinco veces más alto que el promedio internacional. Más tarde, el Gobierno aprobó reglamentaciones requiriendo que todo el arroz fuera vendido mezclado con cierto porcentaje de arroz importado.

El amparo que tenía la mayoría de los productos agrícolas de Taiwan se ha reducido a virtualmente nada, y la última gran protección restante —del arroz— se espera que sea pronto abolida. Mientras que los agricultores, investigadores, y las agencias gubernamentales están fortaleciéndose para los efectos de una competencia extranjera más fuerte, parece que se ha hecho poco para preparar a los consumidores locales. «Hasta ahora, nuestro enfoque había sido en el sector agrícola, la productividad de los agricultores, la calidad del producto, y el sistema de comercio», dice Chang Shueh-kun, Director de la Estación para el Mejoramiento Agrícola del Distrito de Taoyuan. «Ahora, es el momento de educar también a los consumidores. Si podemos hacer que tomen conciencia de lo que constituye una dieta saludable, la calidad del producto local, y por qué es más caro, estarán dispuestos a apoyar a los productos locales a pesar de sus altos precios».
 

Labrando la competitividad de Taiwan

Un festival de flores en el Centro del Comercio Mundial de Taipei.


Peng Tso-kwei: Las contribuciones básicas de la agricultura han sido asegurar que los residentes de Taiwan tengan suficiente alimento, de este modo mejorando su consumo nutricional. Sin embargo, aparte de la autosuficiencia doméstica, los productos agrícolas y los alimentos procesados hechos de materia prima barata fueron en una época los principales generadores de divisas extranjeras. Por ejemplo, en 1953, llegaron a ocupar el 95 por ciento del total de las exportaciones, y sin duda la agricultura era la industria más importante de Taiwan. Antes de los años sesenta, más de la mitad de la población de la isla trabajaba en el campo. Su número los hacía el grupo consumidor más importante del país, y su poder adquisitivo impulsó el crecimiento de la industria ligera.

Conforme a la política gubernamental de «usar agricultura para cultivar la industria», ocurrió la transición del sector agrícola al industrial y comercial, y los impuestos recaudados de la agricultura se utilizaban para apoyar el desarrollo de otros sectores. Aunque la importancia relativa de la agricultura para la economía declinó gradualmente con el aumento del comercio y la industria a principios de los años setenta, se convirtió sin embargo en una importante fuente de mano de obra en la isla, debido a las grandes cantidades de obreros laboriosos y con bajo salario que se cambiaron del sector agrícola a otros sectores.

La razón más importante del éxito agrícola de Taiwan son sus agricultores laboriosos. La tierra arable disponible en la isla ha sido siempre muy escasa, pero los agricultores han hecho buen uso de lo que hay para incrementar la productividad y responder rápidamente a las demandas del mercado. Aquí, el cambio de las demandas del consumidor provoca una completa alteración en el perfil del producto agrícola aproximadamente cada diez años, lo que es particularmente impresionante, considerando las dificultades de hacer los ajustes a una industria biológica.

El arduo trabajo de los agricultores fue respaldado por la capacidad de investigación y desarrollo agrícolas de Taiwan. En los años cincuenta y sesenta, logramos mejorar la productividad arable y el desarrollo de nuevas especies a través de una serie de innovaciones biológicas. En la década siguiente, debido a la escasez de mano de obra causada por el desarrollo de los sectores no agrícolas, cambiamos nuestra investigación y desarrollo a las innovaciones mecánicas para promover mayor productividad laboral intensiva. En los años ochenta y noventa, el enfoque de nuestra investigación se concentró en el desarrollo de la biotecnología para cultivar especies de alta calidad, y en el uso de la ciencia informática para promover la automatización agrícola.

En el proceso del desarrollo agrícola, la política gubernamental ayudó mucho. En los años que siguieron el traslado del Gobierno de la República de China a Taiwan en 1949, éste implementó una serie de medidas para reformar los sistemas de propiedad de la tierra y las asociaciones de agricultores. El poder disfrutar de la propiedad de la tierra y poseer organizaciones propias estimuló enormemente a los agricultores a trabajar más duro. Las reformas constituyeron una base sólida para nuestra industria agrícola, ayudaron a Taiwan a recuperarse rápidamente del daño ocasionado durante la Segunda Guerra Mundial, y promovieron el crecimiento continuo.

Durante las décadas pasadas, el Gobierno ha estado prestando seria atención a los problemas de infraestructura agrícola, como por ejemplo, los sistemas de irrigación, la estabilización de los terrenos inclinados, y el control de inundaciones. Con los cambios en la estructura económica del país, el Gobierno también ha estado ajustando su política agrícola. Antes, usábamos la agricultura para respaldar a los sectores no agrícolas cuando la agricultura era nuestra principal industria; ahora usamos otros sectores para mantener la agricultura, ya que su papel económico se ha vuelto menos significativo.

Algo que el Gobierno ha deseado promover es el bienestar de los agricultores. La agricultura es una industria de alto riesgo, y los agricultores se están dando cuenta de que su bienestar está siendo amenazado. Haciendo frente a la liberalización del mercado —la mayor parte del producto puede ser libremente importado ahora, e incluso el arroz perderá su actual protección cuando nos incorporemos a la OMC— y a riesgos tales como los desastres naturales, el Gobierno es responsable del establecimiento de un sistema sólido que garantice el bienestar de los agricultores.

Otro reto es el cambio en las relaciones a través del Estrecho. Los productos agrícolas de China continental que entran ilegalmente en Taiwan han causado problemas —por ejemplo, la fiebre aftosa causó serias pérdidas. También hay restricciones institucionales. Algunas reglamentaciones anticuadas, tales como la de las asociaciones de agricultores y las leyes que regulan la liberación de terrenos baldíos, necesitan ser enmendadas.

La política de libre comercio del Gobierno y la incorporación a la OMC también tendrán un impacto considerable en la agricultura. El desarrollo agrícola de Taiwan dependerá en gran medida de los cambios en el ambiente económico internacional. Esperamos un cambio estructural en los próximos cinco a diez años. Con la eliminación de la protección arancelaria, los agricultores locales han estado y continuarán enfrentando una competencia cada vez más fuerte de los artículos importados.

Otra desventaja es la naturaleza de pequeña escala de la agricultura aquí. En Taiwan, el tamaño promedio de una granja es cerca de una hectárea, mientras que en Europa son cuarenta hectáreas y doscientas hectáreas en EE.UU. La agricultura a pequeña escala eleva los costos, reduciéndose la competitividad de los productos.

Para aumentar la competitividad de este sector, hemos recomendado que los pequeños agricultores se organicen en cooperativas. La biotecnología agrícola y la automatización han sido transferidas al sector privado para que los agricultores puedan cultivar más eficazmente productos de calidad. Pero cuando los productos importados ofrecen a los consumidores locales más alternativas, es igualmente importante para los agricultores locales satisfacer las demandas cambiantes de la sociedad moderna y crear confianza en el consumidor. Para hacer ésto, hemos estado modernizando nuestro sistema de comercio y hemos tratado de enseñar a los agricultores los conceptos comerciales. Sin embargo, es importante resaltar que no hemos ignorado la importancia de la autosuficiencia del suministro alimenticio interno en la búsqueda de la ventaja competitiva. Es importante establecer un ambiente estable y eficiente para la producción agrícola si queremos mantener nuestro propio suministro de alimentos.

El papel de la agricultura ha cambiado mucho durante las últimas décadas. Reconocemos que desde un punto de vista económico, la agricultura no puede competir con los progresivos sectores industrial y comercial. Pero desde un punto de vista no económico, ciertas funciones agrícolas aún no pueden ser reemplazadas por otros sectores, el mantenimiento del equilibrio económico y el ofrecimiento de un buen ambiente natural, por ejemplo. Por lo tanto el asunto no es si hay o no que mantener la agricultura, sino un problema de hasta qué punto.

En Taiwan, lo que queremos es un sector agrícola menos protegido, altamente eficiente, y muy competitivo, con funciones no comerciales (ambientales). También es de igual importancia que los recursos sobrantes que resultan de los mejoramientos en la agricultura, tales como mano de obra, terreno, y recursos hídricos, deben ser transferidos sistemáticamente a otros sectores.

—entrevista por Jim Huang

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