04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Mundo pequeño

01/02/2005
Una toma microscópica de un mundo que está aún a la espera de ser explorado.

En la obra mediocre de Michael Chrichton, Presa, un enjambre de robots microscópicos, que se multiplican por sí mismos, escapa del laboratorio de una compañía en Nevada, y en un instante formulado al estilo de Parque Jurásico, se ponen en contra de sus amos quienes hicieron el papel de Dios al crearlos para convertirlos en principio -en humanos.

Los críticos que saben un poco sobre nanotecnología -la ciencia que promete encontrar una variedad de aplicaciones prácticas en productos y elementos demasiado pequeños para ser vistos por los ojos- estaban furiosos. Pero, al mismo tiempo, era imposible negar que en el altamente especulativo nano-mundo de “ensambladores” y “replicadores” microscópicos, es fácil ver cómo es posible transformar el último cliché tecnológico en una amenaza para la vida como la conocemos.

La verdad, como siempre, es más que prosaica. Derivada de la palabra griega para “enano”, “nano” es un prefijo métrico que indica una mil millonésima parte. En otras palabras, un nanómetro es una mil millonésima parte de un metro, y esa también es la unidad de medida básica usada en nanotecnología. Es una unidad tan pequeña que alrededor de 2.000 de ellas miden el diámetro de un glóbulo sanguíneo. Y en esa escala, todo cambia. Los tipos de límite con los que estamos acostumbrados a trabajar dejan de estorbarnos. Imagine un DVD que contiene 10.000 películas, por ejemplo, o robots médicos que hagan trabajos de reparaciones en el cuerpo a solicitud.

Sin embargo, para la científica local Su Tsung-tsan, directora general del Centro de Investigaciones sobre Nanotecnología, del Gobierno, mientras que el nano-futuro sea quizás la próxima revolución, las aplicaciones prácticas para la nanotecnología no pertenecen necesariamente al campo de la ciencia-ficción.

“¿Sabe por qué una salamanquesa puede mantenerse sobre una superficie vertical sin caerse?” pregunta ella. La respuesta no es porque tiene ventosas diminutas en sus patas, sino por los millones de vellos microscópicos, un descubrimiento que fue hecho hace apenas poco tiempo.

Y éste es el tipo de descubrimiento que seguramente lleve a la nanotecnología de las páginas de ciencia-ficción a nuestra vida cotidiana. Los vellos de una salamanquesa son “pegajosos” debido a una forma de interacción molecular conocida como la fuerza atrayente de der Waal. Cada uno de los vellos se extiende en la punta en miles de otros vellos, y cada uno de estos termina en una especie de espátula que interactúa con las superficies planas a un nivel molecular. Para una salamanquesa, eso representa una fuerza atrayente que le permite sostener todo el peso de su cuerpo con una sola pata sin caerse, en caso de ser necesario. Para nosotros, podría significar un mejor tipo de Velcro para que los neumáticos no patinen sobre carreteras heladas -o hasta hazañas tipo Hombre Araña sobre las paredes de los edificios altos.

No ha ocurrido aún un avance en nanotecnología respecto a la duplicación de los vellos de la salamanquesa, pero se han dado muchos otros pasos hacia un futuro nuevo y magnífico.

Aquí en Taiwan, el centro de investigaciones donde trabaja Su Tsung-tsan está respaldado por el Instituto de Investigaciones sobre Tecnología Industrial (ITRI, siglas en inglés) del Gobierno, que fue fundado en 1973 en Hsinchu. Según Su, los avances en microtecnología y el descubrimiento de la teoría nano han impulsado la investigación y desarrollo en nanotecnología, un desarrollo que se hizo realidad cuando el gobierno estadounidense decidió invertir recursos nacionales en este campo en el año 2000.

La medida de Estados Unidos se reconoce ahora como el punto de cambio que ha estimulado el trabajo de investigación en todo el mundo. En Taiwan, el Gobierno se puso al día con la creación de su centro para investigaciones de nanotecnología en 2002, el mismo año que se implementó el Reto 2008, un plan de desarrollo nacional de seis años, que incluye la investigación y el desarrollo sobre nanotecnología. En junio de 2003, el Consejo Nacional de Ciencias (NSC, siglas en inglés), que es responsable de distribuir recursos y coordinar esfuerzos entre las agencias gubernamentales dedicadas a la investigación científica, decidió colocar la investigación en nanotecnología bajo el Programa Nacional de Ciencias y Tecnología para Nanociencia y Nanotecnología. Un presupuesto de NT$23.000 millones (US$676 millones) está destinado para el proyecto entre el 2002 y 2008.

La nanotecnología, que es algunas veces descrita como la próxima revolución industrial está volviéndose rápidamente un cliché de la educación superior, y el primer instituto de postgrado sobre nanotecnología fue establecido en 2003 por la Universidad Nacional Chiao Tung. Hoy, los centros de investigación sobre nanotecnología han aparecido en más de 10 colegios y universidades alrededor de la isla. Aparte de realizar investigación, otra tarea importante de estos centros es la formación de la próxima generación de especialistas.

Pero el centro de ITRI está en el centro del impulso de Taiwan para mantenerse al día con los desarrollos internacionales sobre nanotecnología.

“Hace treinta años, ITRI inauguró nuestros programas de tecnología de información ... y estableció Taiwan como uno de los centros de tecnología del mundo”, dice Yang Jih-chang, ex vicepresidente ejecutivo de ITRI. “Estamos en los umbrales de una nueva campaña”.

Si todo sale como fue planeado, la nanotecnología, según el Ministerio de Economía (MOEA, siglas en inglés) podría generar hasta NT$300.000 millones (US$8.820 millones) a Taiwan para el año 2008. Una organización sin fines de lucro con un personal de 6.000 individuos, la ventaja de ITRI está en su conexión a largo plazo con la industria, al haber ofrecido 350 licencias de nuevas tecnologías a más de 500 compañías, y estar produciendo alrededor de 1.000 patentes al año, al tiempo que realiza trabajo de investigación en campos desde la biomedicina hasta la tecnología de comunicaciones y optoelectrónicos. En el frente de la nanotecnología, que cuenta con 700 investigadores en siete laboratorios y cinco centros de investigación que cuentan con los mejores equipos en Taiwan.

Es una fórmula que Su dice que convertirá a Taiwan en un atractivo socio para países extranjeros. De hecho, ella se atreve a decir que el nivel de investigación aplicada que se lleva a cabo en Taiwan es tal que los jugadores internacionales se pueden ver en la necesidad de tener a Taiwan como socio.

“Si quieren que los resultados de sus investigaciones puedan aplicarse completamente y venderse en los mercados, deben considerar venir a trabajar con nosotros”, dice ella. Algunos países, ya parecen haber escuchado el llamado, porque el centro para investigaciones sobre nanotecnología de ITRI ya está trabajando con institutos de investigación de Canadá, Alemania, Holanda, Japón, Rusia, Ucrania, y Estados Unidos, incluyendo a universidades prestigiosas como Harvard y MIT.

“La habilidad de combinar investigación básica con usos industriales de manera rápida, será posiblemente la mayor ventaja para Taiwan”, dice Wu Maw-kuen, ministro del NSC.

Los países más pequeños deben tener estrategias inteligentes si quieren competir con naciones fuertes, señala Shyu Jyuo-min, vicepresidente ejecutivo de ITRI.

“Con recursos limitados, es imposible que Taiwan siga los pasos de Estados Unidos y Japón, y gaste mucho dinero en investigación básica”, dice Wu. “Taiwan debe sacar el máximo provecho de las ventajas de otros países, tales como su investigación básica y habilidad profesional”, dice Shyu.

Según Su Tsung-tsan, Estados Unidos y Japón son competitivos en términos de inversión en investigación sobre nanotecnología, con presupuestos de US$961 millones y US$875 millones respectivamente para el año pasado. Una gran diferencia, Taiwan sólo cuenta con US$87 millones para el mismo período, lo que ha instado a que el NSC concentre más del 60 por ciento de los fondos en la industrialización de la nanotecnología, un esfuerzo llevado en gran medida por el ITRI.

A pesar de todo, la investigación básica continúa rápidamente en Taiwan. Según Wu, ofrece una excelente oportunidad para fortalecer los lazos entre ITRI y las instituciones que tradicionalmente realizan investigación básica como la Academia Sínica. Y este año, el NSC ofrecerá ayuda financiera exclusivamente para los esfuerzos conjuntos, por ejemplo, entre los investigadores de ITRI y las universidades.

Entre tanto, las solicitudes de patente en Taiwan también han ido en aumento. Entre 1990 y 1999, 131 patentes relacionadas con la nanotecnología de Taiwan fueron aprobadas en Estados Unidos. Pero entre 2000 y 2003, ese número incrementó a 244, colocando a Taiwan en el lugar No. 6 en términos de patentes de nanotecnología otorgadas por Estados Unidos.

Y algunas veces Taiwan se adelanta muchísimo, como dice Su Tsung-tsan. Por ejemplo las nanocápsulas de carbón fueron una innovación que ha atraído subsecuentemente alrededor de 20 socios industriales a trabajar con ITRI en el desarrollo de usos, tales como los electrodos para las baterías de litio y los revestimientos que disipan el calor para los componentes electrónicos.

Las patentes son patentes; algunas veces, los productos son otra cosa -e incluso los proponentes de la nanotecnología admiten que hay un largo camino por recorrer antes de que este campo alcance su enorme potencial.

“Nosotros no sabemos hacia dónde nos dirigimos”, dice Shyu. “Tenemos la visión de la era de la nanotecnología, pero un conocimiento muy limitado de lo que podría ser”.

Lo que se sabe hasta ahora es que los usos prácticos pueden ser en materiales, maquinaria, electrónicos y medicina. A excepción de cierto progreso en la primera categoría, los científicos que están trabajando en el desarrollo de la nanotecnología, se encuentran a menudo en medio de discusiones que están todavía en la mesa de dibujo o prototipos, aún muy lejos de la línea de ensamblaje.

No es sorpresa que muchos posibles inversionistas están tomando la actitud de esperar y ver. “Me preocupa”, dice Shyu, “que a pesar del entusiasmo actual por la nanotecnología, la gente comience a perder interés cuando no vean resultados inmediatos”.

Con eso en mente, a principios de julio pasado, gracias al apoyo del MOEA y ITRI, se estableció la Asociación para la Promoción de la Industrialización de la Nanotecnología de Taiwan, bajo la dirección de Shyu, reuniendo a casi 100 empresas, incluyendo los gigantes corporativos tanto en las industrias de alta tecnología como las tradicionales. Shyu espera que la asociación ayude a mantener el interés, e indica que la comunidad comercial de Taiwan no es particularmente previsora, y es esencial que el Gobierno mantenga el apoyo como una política central.

Entre las tareas de la asociación, dice Shyu, está crear un ambiente seguro y justo para los jugadores potenciales, que impulse las reglas y estándares para identificar y clasificar los productos derivados de la nanotecnología. Entre tanto, una “nanomarca” será anunciada y colocada sobre los productos para evitar que los consumidores se confundan con tanta nano-mercancía falsa.

La carencia de recursos humanos es otro asunto que hay que tratar. Según el NSC, para el año 2010 habrá una escasez de alrededor de 4.000 profesionales especializados en la investigación de nanotecnología aplicada. La respuesta del NSC ha tratado de resolver el problema en su raíz, por ejemplo, buscando la manera de publicar una serie de libros sobre nano-física, nano-química y nano-biología para los profesores y alumnos en primaria y secundaria. “En términos de nano-educación para la próxima generación, Taiwan está desempeñando un papel principal en el mundo”, dice Wu.

Entretanto, los desarrollos investigativos necesitan continuar dirigiéndose hacia la industria para así mantener su visión de la nueva tecnología.

De hecho, en el momento apropiado, las empresas de Taiwan pueden invertir rápidamente en nanotecnología. En 1999, el ITRI transfirió una pieza de nanotecnología a la Compañía Industrial Química Coin, que a su vez la usó para desarrollar un separador nano-mejorado, que hace que las baterías de los teléfonos celulares duren más y sean más pequeñas. En 2003, la compañía ya suministraba alrededor del 10 por ciento de los separadores de batería del mundo.

Para crear más compañías de este tipo, Taiwan necesita mantenerse un poco a la delantera de la próxima revolución tecnológica -una travesía que tiene el potencial de incluso ir más allá de la imaginación de la ciencia-ficción.

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