04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Según las reglas del juego

01/10/2004

Antes de que Taiwan se convirtiera el1 de enero de 2002 en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la isla fue durante tres décadas un jugador sin voz en el ámbito mundial. Tras su retiro de las Naciones Unidas en octubre de 1971, y desde ese entonces excluida de otras organizaciones mundiales por la presión de China, los empresarios taiwaneses han explorado durante mucho tiempo los mercados extranjeros sabiendo que la política era una pared invisible con la que tenían que lidiar.

Hoy, la calidad de miembro de Taiwan en la OMC ha roto esa pared, y la tasa anual que la isla aporta a ese órgano comercial -calculada según el dos por ciento del total del comercio mundial- es mayor que la de todos los países de Africa combinados. La cuestión es ¿cómo puede Taiwan sacar el mayor provecho de su calidad de miembro? La respuesta no es tan simple como pareciera.

La OMC fue formada en 1995 como la sucesora del Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT, siglas en inglés) con el objetivo de erradicar las barreras comerciales y establecer un ambiente comercial más predecible para los exportadores, importadores y fabricantes de todo el mundo. La mayoría de los vecinos de Taiwan han sido miembros desde la era del GATT. Ahora con 147 miembros, la OMC es prácticamente el brazo comercial de las Naciones Unidas -un órgano internacional en el cual, por lo menos teóricamente, los intereses comerciales se encuentran por encima de los políticos.

Los nuevos miembros entran con la condición de que estén de acuerdo en abrir los mercados mediante la reducción de tarifas y la eliminación de otras formas de protección que obstaculizan el comercio. Sin embargo, una vez que son miembros, tienen derecho a luchar por sus propios intereses cuando las reglas comerciales están siendo formuladas, durante las negociaciones y en los acuerdos de disputas comerciales. En fin, todos vienen a la mesa de negociaciones con la esperanza de regresar a casa con más de lo que dieron. En otras palabras, el juego trata sobre minimizar el impacto de permitir a los competidores extranjeros la entrada en los mercados domésticos, al tiempo que se maximiza el acceso de sus propios exportadores a los mercados extranjeros. Si se suma la política a esta mezcla: las negociaciones de la OMC involucran a menudo las necesidades diarias, y éstas se traducen en votos, lo que significa que los políticos tienen sus propias necesidades diarias en juego durante las negociaciones de la OMC.

Cuando Taiwan entró en la lucha en el 2002, después de una campaña que duró 12 años, se encontró en medio de la Ronda Doha, conocida oficialmente como la Agenda de Desarrollo Doha (DDA, siglas en inglés), y emprendida en noviembre de 2001 en Doha, Qatar, donde la entrada de Taiwan fue anunciada, junto con la de China un día antes. La Ronda Doha cubre 19 asuntos ambiciosos, desde la agricultura hasta el comercio electrónico, e incluye los controversiales y conocidos asuntos de Singapur -inversión, competencia, transparencia en las adquisiciones gubernamentales, y facilidades comerciales.

“Lo primero que hice fue establecer prioridades entre tantos asuntos de la DDA para que pudiéramos concentrarnos en los más relevantes para nuestro desarrollo económico”, dice Yen Ching-chang, representante permanente de Taiwan, quien ha escrito varios libros sobre el GATT y ocupaba el cargo de Ministro de Finanzas cuando fue nombrado para este cargo. Yen se centró en la agricultura, acceso a los mercados no agrícolas, servicios y los asuntos de Singapur, de los que las facilidades comerciales -procedimientos de aduana mejorados para apresurar la circulación de los artículos- serían los temas más importantes en caso de ser necesario.

El próximo paso del equipo de Yen fue expandirse hacia fuera.

“En la OMC, lo que es importante es la creación de coaliciones”, dice Didier Chambovey, vice representante permanente de Suiza en la OMC. “Para países como Taiwan y Suiza -naciones comerciales poderosas, de tamaño mediano- es necesario aunar fuerzas”.

La creación de una coalición, para Chambovey, es un asunto de identificar los amigos posibles, y luego aunar fuerzas con ellos, que es cómo se han formado muchas agrupaciones informales con intereses compartidos, tales como G10 y el Grupo Cairns, para mencionar dos.

El representante permanente a la OMC de Panamá, Carlos Emilio Rosas, por su parte, llama a la OMC un lugar donde “usted tiene que venderse a sí mismo”. Yen está de acuerdo, y dice que él ha instado a los delegados de Taiwan para que sean más que simples mensajeros. Yen indica también que la misión ha presentado más de 50 propuestas y se ha incorporado a varias alianzas.

“No somos sólo los ojos y oídos de Taiwan”, dice. “Es nuestro deber ofrecer consejo constructivo a la capital, y trabajar con Taipei para formar posiciones y expresar nuestros objetivos en las negociaciones”.

Un ejemplo del tipo de negociaciones sobre alianzas que caracteriza la OMC es la lucha sobre la agricultura. Taiwan es miembro de G10, dirigido por Suiza, que busca proteger el sector de la agricultura doméstica, entre otras cosas, para así proteger las necesidades cotidianas de los agricultores. Del otro lado está el Grupo Cairns, formado por más de 17 países exportadores de productos agrícolas, incluyendo a Canadá y Australia, junto con vecinos de Taiwan, como Tailandia e Indonesia. Estas grandes naciones exportadoras de productos agrícolas tienen otro punto de vista, y persiguen la eliminación de las tarifas que les impiden vender sus productos en mercados tales como Japón.

En vista de la conocida rivalidad entre el Norte rico y el Sur pobre, no es una sorpresa que la agricultura haya causado controversia en la Ronda Doha. Y es un asunto que será muy difícil de resolver, aún cuando se esté tratando bajo el principio de “empresa única”. Eso significa que nada es un acuerdo hasta que todo sea un acuerdo. Pocos creen que los asuntos Doha serán resueltos antes de la fecha tope del 1 de enero de 2005, que quizás sea lo único en lo que todos estuvieron de acuerdo en la Conferencia Ministerial de Cancún celebrada el pasado septiembre en México. Considerado un obstáculo importante, los 146 miembros no llegaron a ningún acuerdo en la reunión de Cancún, en gran parte debido a la lucha entre el Norte y el Sur en cuanto a los asuntos de Singapur y los diálogos comerciales sobre agricultura.

Cancún se ha convertido en una gran sombra sobre la Ronda Doha, ya que representa un nuevo desarrollo en el que el mundo pobre se ha unido para resistir lo que algunos llaman el club de ricos de la OMC. El resultado ha sido que los jugadores han tenido que realizar conversaciones comerciales a pequeña escala -acuerdos bilaterales de libre comercio o acuerdos comerciales regionales- y Taiwan celebró el primer acuerdo de libre comercio con Panamá en 2003, que entró en vigor el 1 de enero de este año.

“Los acuerdos de libre comercio complementan la OMC”, dice Rosas, de Panamá. “Los últimos meses han mostrado que el acuerdo de libre comercio entre Taiwan y Panamá es muy efectivo y positivo para ambas economías. Otros miembros pueden interesarse más en el desarrollo de relaciones comerciales con Taiwan”.

Yen es muy cuidadoso, e indica que los acuerdos de libre comercio tienen un significado político, y que los logros políticos deben sopesarse ante cualquier impacto negativo en la economía que podría ser consecuencia del pacto.

“Los acuerdos de libre comercio también llamados OMC más, que es una manera de decir que ellos prometen mayor liberalización de la que el sistema puede lograr”, dice. “Por lo tanto, es importante que Taipei estudie minuciosamente lo que involucra el 'más’ y se prepare para su impacto en nuestra economía. Sus ramificaciones políticas tiene que justificar las dificultades para la economía”.

Al mismo tiempo, con el deseo de forjar acuerdos bilaterales, Yen dice que no debe olvidarse que los objetivos de la Ronda Doha siguen siendo tan importantes como siempre. La liberalización mundial continua, explica, hará que los acuerdos de libre comercio sean innecesarios. “Siempre que los miembros continúen cumpliendo sus deberes, la OMC misma es un acuerdo de libre comercio multilateral y nosotros estamos ya en éste”.

De hecho, la mayoría de los miembros creen todavía que el rumbo a seguir para el comercio mundial es alcanzar un ambiente comercial mejorado en general. Por esta razón, un sentido de urgencia comenzó a desarrollarse durante la primera mitad de este año, antes de las elecciones estadounidenses y el cambio de liderazgo en la Unión Europea.

“Debemos reconstruir la confianza y el impulso con base a una agenda equilibrada y compartida que beneficie a todos los miembros”, dice Sergio Marchi, representante permanente de Canadá en la OMC, quien cita un informe del Banco Mundial donde se indica que una conclusión exitosa a la Ronda Doha elevaría el ingreso mundial en más de US$500.000 millones para el año 2015.

Para Keith Rockwell, director de la División de Información y Relaciones de los Medios de Comunicación de la OMC, el fracaso de Cancún ha forzado a que casi todos los miembros de la OMC busquen nuevos métodos para resolver los viejos problemas, lo que obliga a los miembros a adoptar paso a paso un método para elaborar el Paquete de Julio. Este paquete tiene como objetivo crear una infraestructura de asuntos que fue tratada en la reunión del Consejo General a finales de julio.

Según Marchi, es importante crear una buena infraestructura porque “los sectores gubernamental y privado tendrán que vivir con los resultados durante una generación”.

Los asuntos del Paquete de Julio coinciden en gran parte con aquellos que Yen seleccionó hace dos años. Si el Paquete de Julio fracasa, será un retroceso para la Ronda Doha. A pesar de eso, el compromiso de los miembros de la OMC sigue siendo tal que predecir el fallecimiento de la organización sería bastante temerario. Es precisamente esta cohesión que hace la entrada de Taiwan, aún en retrospectiva, una herramienta política y económica extraordinariamente útil.

En este punto, lo que se necesita es apoyo de Taipei y comunicación con los intereses comerciales que serán más afectados por cualquier cambio que ocurra como resultado de los acuerdos de la OMC. “Tanto los sectores público y privado necesitan reconocer las oportunidades que ofrece la OMC para elevar nuestro sistema doméstico a los estándares mundiales”, dice Yen, quien está tratando de preservar la competitividad de Taiwan. “Lo que más necesito es información oportuna y suficiente de mi país. El Gobierno debe instar al sector privado a expresar sus necesidades; decirles que estamos aquí, haciendo algo para ayudarles”.

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