03/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Producción tecnológica

01/05/2001
El mundo es un lugar pequeño en estos días. Las compañías de alta tecnología exitosas tienen un punto en común: la globalización.

Comienza a llover. Michael Douglas saca un paraguas. Este se rompe. El maldice. Glenn Close le pregunta “¿Hecho en Taiwan?”. La gente odia o ama la película Atracción Fatal, pero su punzante juicio de uno de los Tigres de Asia en cuanto a su tendencia a producir artículos de mala calidad, generalmente hace reír a gran parte del público.

Pero, ¿es realmente humorístico? Ya no lo es, según la opinión de aquéllos que se hacen de dinero con la última tecnología. Carly Fiorina, presidenta y jefa oficial ejecutiva de Hewlett-Packard (HP), visitó Taipei el pasado junio para participar en el Congreso Mundial sobre Tecnología de la Información 2000, y durante su estadía hizo eco de un punto de vista común. “Este país y estas compañías aquí en Taiwan tienen una trayectoria excepcional de invención y reinvención”, dijo. “Es una trayectoria de la que todos podemos aprender. Pensemos en la diferencia entre lo que sugiere hoy la frase “Hecho en Taiwan”, que es capacidad de calidad mundial, y lo que significaba hace treinta años”. Esto no fue pura adulación. Se estima que HP compró alrededor de US$4.500 millones en artículos y servicios de Taiwan durante el año 2000, un incremento del 50 por ciento en comparación con el año anterior. “Taiwan ha sido una parte muy importante del éxito de la compañía como una firma de alta tecnología a nivel mundial”, dijo Fiorina.

En este momento las estadísticas de exportación demuestran esta afirmación. Las cifras facilitadas por la Junta de Comercio Exterior muestran que en 1999, los sectores de maquinaria eléctrica y artículos mecánicos de Taiwan en conjunto, representaron casi el 53 por ciento del total de las exportaciones, con un valor de más de US$64.000 millones. Estas dos categorías, que abarcan productos tales como máquinas de procesamiento de datos y palabras, circuitos integrados, tableros de circuitos impresos, y DRAM (memoria de acceso aleatorio dinámico), se han vuelto la fuerza motriz detrás del crecimiento de las exportaciones de la isla.

El mismo año, los principales productos de la industria de la computación de Taiwan registraron una enorme participación en el mercado mundial. Estos incluyeron computadoras notebook (49 por ciento), ratones de computadoras (58 por ciento), monitores (58 por ciento), placas madre (64 por ciento), teclados (68 por ciento), y escáneres de imágenes (91 por ciento). En total, la producción de artículos de tecnología de la información ocupó el tercer lugar en el mundo, siguiendo a Estados Unidos y Japón. Y según una proyección del Instituto de Investigación de Tecnología Industrial, uno de los principales institutos de investigación de Taiwan, el valor de la producción total de la industria de circuitos integrados (CI) de Taiwan se elevó en casi el 70 por ciento en 2000, comparado con el promedio del 39 por ciento de la industria mundial. Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC, siglas en inglés), la empresa fabricante original de semiconductores (foundry) más grande del mundo, y United Microelectronics Corp. (UMC, siglas en inglés), juntas representan ahora aproximadamente el 80 por ciento del comercio OEM de CI en el mundo.

¿Tienen algo en común las empresas responsables de la fenomenal trayectoria de Taiwan? El término que surge con frecuencia es globalización. “Cada área tiene diferentes recursos”, dice Miin Wu, presidente de Macronix International, uno de los diez fabricantes principales de memoria no volátil (memoria del tipo E2). “Nuestra estrategia operacional principal es sacar el mejor provecho de sus respectivas ventajas, creando organizaciones donde sea necesario”.

Los bajos costos de producción hacen de Asia un lugar apropiado para las actividades manufactureras; en cambio, Europa y Estados Unidos, con sus capacidades tecnológicas superiores y mercados de mayor tamaño, son elecciones ideales para centros de investigación y desarrollo, y ventas y mercadeo. Por ello, no sorprende que Macronix, la primera compañía taiwanesa que entró en NASDAQ, se encuentre actualmente presente en Europa, Japón, Singapur, y Estados Unidos. La estrategia ha funcionado obviamente. La compañía espera cosechar más de US$1.000 millones en ganancias para el año 2000, el doble de los US$500 millones que ganó en 1999.

El otro componente importante del éxito de Macronix es su empeño en invertir 10 por ciento de las ganancias anuales en investigación y desarrollo. “La búsqueda constante de innovación y avances tecnológicos en el desarrollo de productos es la clave de la economía basada en el conocimiento”, dice Wu. “Sólo avanzando continuamente hacia esa dirección podrán las empresas de Taiwan mantener su competitividad internacional”.

Otro éxito es First International Computer, Inc. (FIC, siglas en inglés), fundada en 1980. La compañía se presentó al público en 1991, y dos años después fue clasificada como la primera empresa fabricante de placas madres del mundo. Ahora fabrica una amplia gama de artículos, incluyendo computadoras notebook y servidores. “Un factor clave en el éxito de FIC es su sofisticada red global de logística y su sólida administración de suministros en cadena”, dice Gene Sheu, presidente del grupo de Red e Información de FIC. “Con una infraestructura de asistencia y servicio global completa, contamos con los recursos para resolver velozmente los problemas de los clientes y usuarios finales”. Los pedidos son tramitados rápidamente a través de cinco centros suministradores globales. El resto de la red consiste de ocho sitios de manufactura o ensamblaje, y nueve sucursales en varios países, incluyendo China, Alemania, Japón y Estados Unidos. La compañía también coloca mucho énfasis en su red de alianzas estratégicas con los principales abastecedores de la industria, incluyento Intel y AMD, lo que garantiza un alto grado de integración vertical en el proceso de manufactura.

Esta filosofía es compartida por VIA Technologies, la tercera mayor compañía de diseño de CI sin instalaciones de manufactura, después de Xinlinx y Altera que tienen sede en Estados Unidos. La compañía trabaja junto con TSMC y UMC en Taiwan. “Estas sociedades coadyuban a la producción y las tecnologías de experimentación más avanzadas, eliminan la necesidad de adquirir equipos costosos, y ofrecen la flexibilidad que necesitan nuestros clientes”, dice Frank Jeng, gerente de mercadeo de la empresa.

VIA, fundada en 1987 con su sede central en Taipei, es otra gran seguidora de la globalización. “Hemos creado una red global de centros de investigación y desarrollo, que enlaza los centros de alta tecnología del Valle del Silicio y Texas con el ‘Gran motor manufacturero de China’”, dice Jeng, refiriéndose a Taiwan y China continental conjuntamente. Asimismo VIA ha expandido sus líneas de productos y capacidades de investigación y desarrollo a través de una serie de adquisiciones y sociedades estratégicas. Por ejemplo, con la compra de las divisiones de procesadores Cyrix y Centaur de National Semiconductor y IDT respectivamente, logró entrar al próspero mercado de procesadores para artículos de computadoras personales y accesorios para Internet.

Las adquisiciones fueron también de vital importancia en el crecimiento de Advanced Semiconductor Engineering Group (ASE, siglas en inglés), en la actualidad la mayor compañía independiente de pruebas, y el segundo mayor empacador de microchips del mundo. Según el presidente del grupo, Jason Chang, los eventos más importantes en el desarrollo del grupo fueron la completación de cuatro compras principales: Laboratorios ISE, la mayor compañía estadounidense independiente de pruebas de ingeniería avanzada; las dos fábricas de Motorola en Chungli, Taiwan, y en Paju, Corea del Sur; y Universal Scientific Industrial Co. en el distrito de Nantou en Taiwan. “Estas adquisiciones marcaron un importante hito en la implementación de nuestra estrategia de desarrollo, y cementaron nuestra competitividad internacional”.

Estas son las buenas noticias. El resto no es tan de color rosa, y muchos analistas están prediciendo que la época de prosperidad ya se acabó. La industria de electrónicos de Taiwan lleva a cabo actividades OEM (fabricación de equipos originales), donde los márgenes de ganancias han estado disminuyendo durante años. La compra excesiva de chips en 2000 podría significar un declive este año, y en el siguiente. Además, la industria de chips está lentamente trasladándose a China. Morotola, por ejemplo, ya manufactura el 80 por ciento de sus chips allí. El liderazgo en alta tecnología de Taiwan está disminuyendo. “El tiempo no está de nuestro lado”, dijo Lin Hsin-i, ministro de asuntos económicos, a los legisladores a finales de noviembre del año pasado. Michael Wang, gerente del departamento de investigaciones de Chung Shing Securities Corp., está de acuerdo. “Si el Gobierno no ajusta su política de ‘ir lento, ser paciente’ hacia China continental, la industria de electrónicos de la isla quedará paralizada”. ¿Por qué?

Hay tres razones básicas. La tierra y la mano de obra en China son baratas —la mano de obra es quizás hasta un tercio más barata que en Taiwan— por ello los gastos son mucho menores. El Gobierno de la República de China sostiene algunas restricciones duras sobre las inversiones en la industria de alta tecnología en China continental. Y no hay incentivos suficientes para promover los proyectos de investigación y desarrollo aquí en Taiwan. Pero saber las razones no es lo mismo que resolver los problemas. Los representantes de la industria dicen que saben lo que deben hacer; pero hasta ahora todavía están a la espera de las medidas que tome el Gobierno.

Stan Shih, presidente del Grupo Acer, es uno de los críticos. El pasado noviembre, él dirigió un discurso en un foro sobre tecnología, donde participó el ministro de asuntos económicos, Lin Hsin-i, y su mensaje para el Gobierno fue intransigente: abrir las inversiones de capital en China, dejar que el sector manufacturero emigre a través del Estrecho, y centrarse en la promoción de la investigación y desarrollo en las industrias basadas en el conocimiento en Taiwan. “El Gobierno no es lo suficientemente agresivo al adoptar la nueva economía”, dijo a secas. “La capacidad de manufactura de Estados Unidos se ha ido casi toda al extranjero, pero aún así la economía estadounidense es la más sólida del mundo, porque la nación se ha trasladado a un nivel mayor y mejor —semiconductores, programas de computación, biotecnología, investigación y desarrollo”. El error de Japón fue hacer lo contrario. “Por temor a perder su manufactura, la nación se aferró insistentemente, y éso le llevó a una década de depresión económica”. Entonces, ahora, Japón está trasladando su manufactura a China continental. Es hora de que Taiwan haga lo mismo.

Ante la situación actual, esa sugerencia pareciera un poco extraña. Muchas compañías de alta tecnología ya han logrado establecer una presencia en China continental, a pesar de todas las restricciones de las que habla Shih. Invertir en el otro lado del Estrecho es una parte integral de sus estrategias de globalización. Según las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Asuntos Económicos (MOEA, siglas en inglés), la inversión de fondos taiwaneses en China continental se elevó al 98 por ciento entre enero y octubre de 2000, más que en un período similar durante el año anterior, para alcanzar los US$2.000 millones. Los sectores de electrónicos y electrodomésticos representaron el 55 por ciento de ésto. Entonces, ¿por qué están las firmas domésticas instando al Gobierno de Taiwan a flexibilizar las restricciones sobre inversiones en China continental a fin de mantener la competitividad?

“Las empresas de Taiwan quedarán eliminadas si no visualizan el mundo como su mercado, dado que la isla es pequeña en tamaño y tiene recursos limitados”, dice Jason Chang, de ASE. “El próspero mercado de China continental es ahora el objetivo de muchas empresas alrededor del mundo. Si continuamos con la política de ‘ir lento, ser paciente’, y mantenemos nuestra actitud hostil actual hacia China continental, tanto las industrias tradicionales como las de alta tecnología, se verán perjudicadas”.

Pero ésa es sólo una parte del asunto. Los críticos objetan que un éxodo de la industria hacia China continental resultaría en crear un vacío en la base de la industria de la alta tecnología de Taiwan. Chang contrarresta su temor haciendo referencia al Valle del Silicio, que está aún prosperando a pesar de la reubicación de las líneas de producción clave a otros lugares. Pero él es cuidadoso al no poner todos sus huevos en una misma cesta. En comparación con China continental, la infraestructura y la competitividad general de Taiwan son sólidas, por ello ASE está construyendo plantas nuevas en Kaohsiung al sur de Taiwan, y en Chungli al norte, a un costo combinado de NT$55.000 millones (US$1.700 millones).

Frank Jeng, gerente de mercadeo de VIA Tecnologies, tiene una opinión similar en cuanto a la reducción de restricciones. Su compañía tiene planeado convertirse en la principal diseñadora de CI del mundo en el año 2002, pero para alcanzar esa meta, la compañía tendrá que emplear más personal de investigación y desarrollo. Por lo tanto, VIA ha decidido establecer una oficina sucursal y tres centros de investigación y desarrollo en China continental, a un costo total de US$16 millones. Otra ventaja es que la compañía podrá suministrar ayuda técnica sostenida a sus clientes allí. Pero a pesar de su agresiva expansión en el otro lado del Estrecho, Jeng sabe la importancia de asegurar que la investigación, el centro de tecnología, y los conocimientos permanezcan en Taiwan.

Miin Wu, de Macronix International, está de acuerdo en la importancia de proteger la investigación y el conocimiento, indicando que Taiwan tiene una ventaja importante sobre China continental: profesionales altamente educados. El sabe que con el continuo desarrollo tecnológico y el rápido crecimiento industrial, el número de gente talentosa va disminuyendo velozmente, pero aún así, y algo inusual, es que no considera urgente la necesidad de establecer un centro de operaciones a través del Estrecho. “La contención no es un método efectivo”, dice. “Es más importante estimular a las empresas a repatriar el dinero que ganan en el extranjero. Eso es mejor que pedirles que lleven a cabo todas sus operaciones aquí, sin importar las consideraciones económicas prácticas”.

Hay algunos signos de que el Gobierno podría estar empezando a ver las cosas desde el punto de vista de la industria. “Hace unos diez años, las principales exportaciones de Taiwan eran zapatos, sombreros, juguetes y prendas de vestir”, dice Tsai Lien-sheng, secretario ejecutivo de la Comisión de Inversión del MOEA. “Luego más tarde, aquellas industrias migraron hacia China continental. ¿Provocó éso que nuestra industria quedara en un vacío? No. En lugar de ello, nos hemos transformado en un centro de tecnología de la información”.

En el pasado, las empresas invirtieron en China continental en un intento por sobrevivir, pero ahora la mayoría va allí para expandirse y mantener una posición competitiva en el mercado global. “China se ha vuelto una parte importante de la red económica y comercial global”, dice Tsai, aunque él agrega cuidadosamente: “la competitividad de nuestras empresas sufrirá si nos impiden ir allí; pero como ambos lados aún están en situación de confrontación, necesitamos ser cautelosos. No podemos permitir que China continental use la economía para constreñirnos”.

Esto plantea el difícil e importante tópico sobre la seguridad nacional, un asunto sobre el que los diferentes ministerios y agencias gubernamentales mantienen opiniones diversas. Por ejemplo, Chen Shih-meng, vicepresidente del Banco Central de China, ha advertido que China continental se está convirtiendo en un agujero negro que podría tragarse la economía local. Pero los empresarios no se impresionan fácilmente con este tipo de comentario, y se están impacientando con el estancamiento de las relaciones a través del Estrecho. “El mayor dolor de cabeza que tenemos es la constante hostilidad entre Taiwan y China continental”, dice Chang, de ASE. “La falta de un ambiente político estable ha desanimado a los empresarios domésticos y extranjeros a invertir aquí. Lo que más preocupa al sector industrial es que deben emplearse demasiados recursos en la confrontación con China continental”.

Otra fuente de insatisfacción que surge frecuentemente en las discusiones con los líderes de la industria es la infraestructura de la isla. Desde que regresó de Estados Unidos hace una década, Miin Wu, de Macronix, ha observado el milagro de la economía de Taiwan. Pero al mismo tiempo, él ha visto surgir problemas que amenazan el desarrollo. “La estabilidad del suministro de electricidad y agua ha ido deteriorándose año tras año”, dice. “En el pasado, un problema importante se presentaba cada doce meses, ahora cada dos. Eso es un significativo golpe para las líneas de producción de obleas, que dependen en gran medida del suministro constante de electricidad de alto voltaje”.

Un estudio reciente de las tendencias y estrategias de desarrollo en el Parque Industrial Científico de Hsinchu, llevado a cabo por la Universidad Nacional Chiao Tung a solicitud de la administración del parque, añade peso a sus opiniones. Los representantes de las empresas que contribuyeron a la encuesta, pensaron que los problemas más urgentes que enfrenta el Gobierno eran el errático suministro de electricidad, la carencia de sitios disponibles, y el tráfico.

En cuanto a la electricidad, las autoridades de la empresa pública Taipower dijeron estar encargándose del asunto, y que completarían la primera etapa de un proyecto para crear más líneas subterráneas de alto voltaje en marzo de este año, con la segunda etapa programada para completarse en diciembre. Esto debería proporcionar un suministro más confiable de electricidad para el parque. También hay planes de construir otras dos plantas eléctricas dentro del mismo parque, cada una capaz de generar 450.000 kilovatios, que deberían comenzar a funcionar en 2004. Pero ésto es sólo una parte del asunto. Los expertos discrepan en cuanto al efecto de cancelar la cuarta planta nuclear. Algunos dicen que Taiwan no encontrará fuentes alternativas de electricidad a tiempo de evitar un éxodo en masa de la industria; en cambio, otros no están de acuerdo con ésto.

El Gobierno espera resolver el asunto de la falta de terreno, animando a más compañías a reubicarse en un nuevo parque industrial científico en Tainan, al sur de Taiwan. Este abarca una extensión de 638 hectáreas, con una expansión planeada de más de 440 hectáreas. En comparación, el parque industrial de Hsinchu es de sólo 605 hectáreas. La construcción de la infraestructura básica no será terminada antes de 2006; sin embargo, trece compañías ya han comenzado operaciones comerciales allí. Asimismo, ese lugar de tierras llanas tiene fama por sus problemas de inundación, aunque la administración del parque afirma haber solucionado este asunto.

¿Cuál debería ser la meta de estos parques científicos para la próxima década? Se predice que los sectores de comunicaciones, ópticos y electrónicos, y de semiconductores, tendrán los más altos índices de desarrollo —30 por ciento cada uno— durante ese período. Chu Po-yung, profesor de la Universidad Nacional Chiao Tung, a cargo de la encuesta ordenada por la administración del parque de Hsinchu, indica que el valor añadido es un índice importante del futuro desarrollo industrial de Taiwan. En su opinión, el parque debería concentrarse en investigación y desarrollo, y luego, en la fabricación de componentes clave de alto valor añadido, y por último en la innovación.

De la misma encuesta se dedujo que el 75 por ciento de las firmas encuestadas ya había comenzado sus proyectos de inversión en el extranjero, principalmente en China continental y Estados Unidos. “La internacionalización está destinada a convertirse en una tendencia, y aparte de eso, construir una planta en el extranjero es una manera de diversificar los riesgos”, dice Chu. “Frente a esta tendencia, el Gobierno debería ofrecer mejores incentivos para mantener las industrias de alta tecnología en la isla”.

¿Qué hacen los inversionistas ante esta compleja y enorme situación? Michael Wang, de Chung Shing Securities, piensa que es difícil ser optimista, al menos a corto plazo. El sabe que Taiwan es sólo una víctima del retraso mundial de la economía global, que ha afectado a muchos otros países de peor manera. Pero él indica importantes diferencias entre Taiwan y países tales como Estados Unidos. Este último tiene muchas otras industrias, incluyendo la de automóviles y farmacéuticos, y las materias primas para ayudar a mantener la economía, vendiendo generalmente más a nivel local que hacia el extranjero; en cambio, Taiwan tiene menos motores económicos, y sus mercados domésticos son más débiles.

Wang cree que el futuro desarrollo de las industrias de alta tecnología de Taiwan, depende de lo que haga el Gobierno con respecto a las mejoras de infraestructura, y la estabilización del ambiente operacional doméstico. El quiere que en principio se establezcan deducciones fiscales y tasas de interés más bajas. “El Gobierno debió dirigir sus esfuerzos para desarrollar otras industrias prometedoras, la de biotecnología por ejemplo, hace diez años”, dice. “Perdió una buena oportunidad. En este momento, no sé en realidad qué le deparará el futuro al sector de la alta tecnología de Taiwan”.

Lo cierto es que no es el momento para complacencia. “El ambiente de Taiwan se está deteriorando más rápido de lo que pensamos, y su competitividad está disminuyendo”, dice Jason Chang, presidente del Grupo ASE. “La normalización de las relaciones a través del Estrecho contribuirán a la estabilidad política, y es una de las claves para aliviar los problemas económicos actuales de Taiwan”. El quisiera que el Gobierno implementara medidas más agresivas para continuar los diálogos con las autoridades de China continental; igualmente piensa que habrá mayor espacio para la cooperación una vez que ambos países entren en la Organización Mundial de Comercio. “En este momento, el problema de Taiwan se refiere a la confianza, y no a los principios”, dice Chang. “Muchas industrias de alta tecnología siguen siendo muy competitivas, con ganancias e ingresos muy altos”.

Este optimismo es raro. En el entorno actual, la actitud de Gene Sheu, de FIC, es probablemente la que mejor represente el pensamiento general. “El Gobierno ha afirmado que realizará todos los esfuerzos para convertir a Taiwan en una isla de la tecnología”, dice encogiéndose de hombros. “Simplemente, tendremos que esperar y ver si pone en acción todo lo que dice”.

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