06/05/2024

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Avances en la protección ambientalntal

01/07/2001
Los científicos ya han creado agentes biológicos efectivos para tratar los desperdicios. Ahora, están trabajando en métodos para prevenir la producción de desechos.

o puedo ver ninguna conexión entre la protección ambiental y la biotecnología”, dijo el año pasado un legislador durante una sesión legislativa. “Todo el proyecto de biotecnología ambiental no tiene sentido y su presupuesto debería ser reducido”. En respuesta, un representante del Ministerio de Asuntos Económicos (MOEA, siglas en inglés) presentó rápidamente los alegatos del caso, y salvó exitosamente el proyecto de ser descartado.

El caso ilustra meramente la falta general de conocimiento sobre el potencial de la biotecnología en la protección ambiental, dice Pearl Lin, quien dirige la División de Microbiología del Centro de Desarrollo para Biotecnología (DCB, siglas en inglés). La idea de resolver el problema de la contaminación mediante la microbiología necesita publicidad, admite; pero los asuntos ambientales, sólo recientemente, han ganado terreno en la conciencia pública. “Cuando la gente habla sobre biotecnología, piensa inmediatamente en los usos médicos o farmacéuticos”, dice Lin. “Rara vez se le ocurre a ellos que la biotecnología puede ayudar a mejorar la calidad de su medio ambiente”.

A pesar de su ignorancia, se han hecho avances significativos en el tratamiento de la contaminación a través de la microbiología. “Los estudios sobre protección ambiental solían centrarse en el tratamiento de productos finales, tales como las aguas y gases residuales”, explica Lin. “Ahora se hace énfasis en asegurar que no se están produciendo agentes contaminantes en primer lugar”.

El DCB, un centro de investigación sin fines de lucro, establecido por el Gobierno en 1984 para actuar como una conexión entre los sectores académicos y comerciales, está a la vanguardia en este campo. Con la financiación de parte del MOEA, el centro promueve y desarrolla aplicaciones biotécnicas para las actividades de protección ambiental, y ayuda a las compañías locales con los asuntos de los residuos. También hay unos cuantos casos donde las empresas colaboran con el DCB en proyectos específicos. Ellos han invertido en conjunto NT$3 millones (US$92.300) al año, o alrededor del 10 por ciento de los fondos requeridos, para estos esfuerzos de investigación. La tecnología resultante será luego incorporada a sus operaciones comerciales. “Porque es su dinero el que está siendo invertido, los empresarios están trabajando más estrechamente con nosotros”, dice Lin. No sólo tienen un interés financiero en los resultados de la investigación, sino también uno práctico. “Siempre nos están preguntando cómo va nuestra investigación”.

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Ha sido difícil que las tecnologías descubiertas en los laboratorios lleguen a las industrias que se podrían beneficiar con ellas.

Los asuntos de protección ambiental han sido dominados tradicionalmente por los ingenieros ambientales, pero recientemente un mayor número de microbiólogos están utilizando sus conocimientos en este campo. El equipo de Lin, que incluye científicos de ambas disciplinas, ya ha desarrollado tecnología para tratar desechos de las fábricas petroquímicas, curtidurías de cuero, plantas procesadoras de alimentos, y fábricas de papel. Los científicos han hallado microorganismos capaces de descomponer o detoxificar materiales de desecho, tales como gases, aguas residuales, y fango, o convertirlos en productos útiles, tales como energía o fertilizantes.

Este tipo de biotecnología no es nada nuevo. La descomposición de las substancias naturales, tales como una porción de fruta putrefacta, viene ocurriendo desde siempre. Sin embargo, en la época moderna existen demasiadas substancias artificiales que no se someten fácilmente al orden natural de la descomposición. La utilización de biotecnología en el ambiente es nada más que el arte de simular el mundo natural y poner los microorganismos adecuados en el ambiente apropiado para acelerar el proceso de descomposición, dice Ku Young, profesor de ingeniería química en la Universidad Nacional de Ciencias y Tecnología de Taiwan (NTUST, siglas en inglés), y el secretario general del Instituto Chino de Ingeniería Ambiental. “Eso es básicamente lo que siempre hemos hecho en nuestro campo”, dice. “Sólo que ahora queremos hacerlo más rápida y eficientemente”.

Ku cree también que los científicos de Taiwan no pueden depender enteramente de la tecnología extranjera en esta área porque los microorganismos no siempre se adaptan fácilmente a su nuevo ambiente. No hay garantía de que la bacteria cultivada para contrarrestar la contaminación en Estados Unidos o Europa funcionará igualmente bien aquí. “Muchos bioagentes han sido introducidos desde el extranjero”, indica. “Pero necesitamos desarrollar nuestras propias destrezas para resolver nuestros problemas ambientales”.

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Las instalaciones de aguas residuales ocupan terreno y recursos preciados. Las plantas de tratamiento de aguas podrían ser una alternativa eficaz.

a presión de que aparezcan soluciones para el problema de la contaminación se haya por doquier, incluso en el sector privado. “La biotecnología es la manera más barata que tienen los empresarios para resolver el asunto de la contaminación que ellos mismos crean”, dice Lin, del DCB. La preocupación del público por el ambiente ha conducido a la elaboración de reglamentaciones sobre protección más estrictas, que ocasionan frecuentemente mayores costos para las empresas; sin embargo, la nueva tecnología ofrece a las compañías contaminantes opciones a precios razonables. Por ejemplo, las instalaciones para el desecho de aguas residuales necesita típicamente grandes extensiones de terreno, algunas veces indisponibles o inaccesibles. Sin embargo, hay un proceso que involucra el tratamiento de gran cantidad de aguas residuales con la ayuda de microorganismos, que ahorraría a las empresas los gastos adicionales. “Las industrias tradicionales de Taiwan, tales como las fabricantes de materias colorantes y de químicos, han hecho enormes contribuciones a la economía”, dice Lin. “Los problemas de la contaminación parecieran estar deteniendo a estas industrias, pero la biotecnología podría ayudarles a obedecer las reglamentaciones a un costo razonable”.

Poner estas ideas en práctica no es tan simple. Según Ku Young, del NTUST, a pesar de los esfuerzos del Gobierno en la promoción de la biotecnología, su papel en la protección ambiental es obscuro y como consecuencia carece de fondos. Por ejemplo, los NT$50 millones (US$1,5 millones) que el DCB ha destinado a los asuntos ambientales equivalen a menos del 10 por ciento de su presupuesto para la investigación biotecnológica. “La biotecnología se basa en el efecto biológico de composiciones como por ejemplo las drogas”, indica. “Pero en nuestro campo, estudiamos los efectos biológicos de la descomposición”, añadiendo que allí se necesita más de la cooperación, no sólo entre los científicos, sino también entre aquéllos en el campo de los laboratorios y el comercio. El sugiere que el Gobierno juegue un papel más activo en el estrechamiento de la brecha entre la biotecnología y la ciencia ambiental, y haga de los usos en biotecnología ambiental un negocio más lucrativo.

Felex Chen, gerente general de Emperor Biological Appliances Co., ha hecho eco de este sentimiento. Esta empresa es uno de los tres productores de plástico biodegradable en Taiwan. “Los empresarios aquí son muy buenos, puntualizando la comerciabilidad de un producto y su capitalización, pero aún son incapaces de financiar la investigación y el desarrollo en este campo”, dice Chen. “Si el Gobierno quiere realmente participar en el juego, debería extender sus subsidios para que el sector privado lleve a cabo más investigaciones”.

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La biotecnología usada para el ambiente no es nada nueva, pero los microorganismos como éste han sido desarrollados para detoxificar o descomponer material de desecho, tales como aguas residuales y fango.

Chen cree que las empresas conjuntas más prometedoras de este siglo serán en la industria de la protección ambiental –con el plástico biodegradable ocupando el primer lugar. El tiene razón de ser optimista. Por una parte, la economía de Taiwan depende en gran medida de las exportaciones. Muchos destinos importantes tales como aquéllos en Europa están estableciendo estándares más altos para el empaque de artículos comerciales, y ofreciendo incentivos financieros a aquéllos que acceden. Los materiales de empaque que no dañan el medio ambiente pueden ahorrar una suma considerable.

Las reglamentaciones gubernamentales son solamente beneficiosas si éstas se cumplen, y si son consistentes. Por ejemplo, no debería haber dudas sobre el nivel biodegradable del plástico –ya sea 5,10,20 o 40 por ciento– antes de ser etiquetado como tal. En 1999, la Administración para la Protección Ambiental (EPA, siglas en inglés), que se halla a nivel de Gabinete, exigía que el plástico fuera 70 por ciento biodegradable para los fabricantes que solicitaban el certificado ISO 14855. Pearl Lin, del DCB, también resalta la importancia de hacer prácticas las reglas. “Las reglamentaciones deberían ser razonablemente permisivas y aplicadas rigurosamente, no lo contrario”, señala. “Una ley poco realista es peor que la inexistencia de una ley”.

Como pionero de la industria no contaminante en Taiwan, Emperor está todavía esperando que las organizaciones que redactan las políticas se pongan al día con lo que ya está disponible en el mercado. Por ejemplo, en la Ciudad de Taipei se planea establecer instalaciones de abono orgánico en sus tres incineradores, y desde el año pasado, la ciudad ha estado probando el reciclaje de desechos orgánicos en varias áreas. Chen, cuya compañía produce también bolsas plásticas biodegradables, dice que estos productos serán necesarios para que el Gobierno implemente sus planes de procesamiento de desperdicios orgánicos de los hogares.

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Los desastres ecológicos causados por los derrames de petróleo son ya casi algo del pasado. Se han desarrollado organismos que “se comen” el petróleo antes de que cause algún daño.

Hong Cheng-chung, director general del Buró de Protección de Calidad del Aire y de Control de Ruido de EPA, también ha señalado que su meta es el abono. “El abono es la mejor manera de emplear los desechos de la cocina, y planeamos construir las instalaciones pertinentes para las comunidades, y toda la ciudad”, dice. “La clave para la tecnología es cómo acelerar el proceso de fermentación y reducir el olor con los microorganismos”. Un modelo posible es el plan gubernamental de Tokio, por medio del cual cada vivienda recibe un subsidio para comprar un sistema de abono. La otra prioridad del EPA es establecer un sistema de supervisión que utilice tecnología de biochip. Estos chips pueden usarse para medir la calidad del aire y medir los niveles de dioxina, especialmente alrededor de incineradores y fábricas, dice Hong.

s obvio que los usos de la biotecnología ambiental tienen gran potencial, pero falta el apoyo de los sectores gubernamental y comercial de Taiwan. Se han hecho avances en laboratorios, pero éstos aún deben ponerse en práctica. La resistencia hacia la nueva tecnología siempre ha sido un obstáculo. Pearl Lin, del DCB, recuerda cómo su trabajo en el tratamiento de tierras de cultivo contaminadas tuvo que enfrentar la oposición de agricultores que dejarían de recibir compensación si ella tenía éxito. Felex Chen, de Emperor, indica que el asunto de la intervención política también está presente. “Los productores de plástico tradicional han tenido sus debates con los políticos. Ellos podrían presionar al Gobierno y dificultar el establecimiento de reglamentaciones que favorezcan a los plásticos biodegradables”, dice.

La isla debe ser decisiva en la búsqueda de soluciones para sus problemas ambientales. A medida que la sociedad continúe luchando por mayor prosperidad económica, el Gobierno debería organizar sus recursos, ayudar a establecer una próspera industria favorable al medio ambiente, e implementar reglas prácticas para minimizar el daño a la Tierra. Es posible que la biotecnología no sea la respuesta a todos los males de la humanidad, pero posee algunas soluciones prácticas para los problemas de la contaminación que Taiwan podría adoptar con facilidad.

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