04/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Grandes expectativas

01/05/1996

El Ministro de Economía, P.K Chiang, se entrevistó con China libre recientemente para discutir la cambiante economía, el esfuerzo de Taiwan para entrar en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el intento de convertir a la isla en un centro regional de operaciones de Asia-Pacífico (el plan APROC), y otros asuntos relacionados. A continuación los detalles:

Cl: ¿Cuáles son los aspectos económicos más sobresalientes de 1996?
P.K Chiang:
Internacionalmente, nuestra prioridad más alta es ingresar a la OMC, debido a que es la organización económica más importante del mundo. Ser miembro de ella nos ayudará definitivamente en los mercados internacionales. Durante este año, esperamos completar todas las negociaciones bilaterales que se necesitan para ser miembro, así como aprobar o revisar todas las leyes internas necesarias para satisfacer los requerimientos de entrada. El tema sobresaliente relacionado con nuestra solicitud de ingreso es el programa de China continental para ingresar también en la OMC. Si se demora su admisión, ésta nos afectará. Sin embargo, debemos estar preparados.

El segundo punto en nuestra agenda internacional tiene que ver con APEC (el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico). Supuestamente deberíamos haber terminado el ante-proyecto de un plan de acción para liberalizar el comercio y las inversiones. Cuando nos reunamos en las Filipinas a fines de este año, se supone que debemos anunciar un plan de acción co­mún. La reunión de funcionarios superiores está programada para mayo. En septiembre, Nueva Zelandia será la anfitriona de una reunión comercial, y la de los ministros de la APEC se llevará a cabo en noviembre. Esas conferencias son esenciales para fortalecer la liberalización y cooperación económica en la región. La República de China espera jugar un papel importante.

Internamente, nuestra meta es convertir Taiwan en un centro regional de operaciones. Esto se logrará solamente mediante la modernización industrial y mejoramiento del entorno de inversiones. Esas dos prioridades también se ajustan a nuestra agenda de ingresar en la OMC y liberalizar nuestra economía. Tenemos que trabajar en la apertura de nuestro mercado interno y la reducción de nuestros aranceles. Este significa que los productos MIT (Hecho en Taiwan) se enfrentarán a una competencia más fuerte tanto a nivel local como internacional. El aumento de nuestra competitividad dependerá del éxito de la modernización industrial. Hemos estado mejorando durante años, pero ese proceso continuará sólo mientras haya una fuerte inversión. Lo mismo es verdad para todo el desarrollo económico posterior. Como resultado de esto, también se ha convertido en alta prioridad la atracción de los inversionistas locales y extranjeros.

¿Cuál es el estatus del ingreso de Taiwan en la OMC, y qué problemas causará a los sectores comerciales locales el ser miem­bro de la misma?

No es un asunto de ser o no ser. Si no ingresamos en la organización, no disfrutaremos de los aranceles favorables que gozan los países miembros de la OMC. Si eso ocurriese, nuestros productos per­derán la competitividad y serán erradicados del mercado internacional. Para asegurar un trato justo de esos países, tenemos que ingresar a la organización.

La excesiva protección de nuestras industrias locales no nos hace ningún bien. De hecho, rebajar los aranceles y abrir nuestro mercado a los productos extran­jeros en realidad sólo mejorará nuestra competitividad. Los EE.UU. han sido durante mucho tiempo nuestro mercado de exportación número uno, y nos han presionado durante años para que bajemos nuestros aranceles. La gente se ha resentido por la interferencia, pero esta presión ha contribuido a la modernización industrial. La presión de EE.UU. para proteger los derechos de propiedad intelectual (IPR) también ha ayudado al crecimiento de nuestras industrias de alta tecnología. Prepararse para ingresar en la OMC es como hacer ejercicios: es bueno para la salud.

Hemos completado la mayoría de las negociaciones necesarias para ser miembro, y pocas categorías han quedado para las negociaciones bilaterales: auto­móviles, carne de res, pollo, adquisiciones gubernamentales, e industrias de servicio que aún siguen incompletas. Sin embargo esas categorías son difíciles. Pienso que ambas partes deben hacer algo de compromiso. Hemos decidido hacer eso por etapas en la industria automotriz, reduciendo gradualmente el arancel para darle tiempo a nuestras doce compañías de automóviles para que se reajusten.

En realidad, estamos casi listos para la admisión en la OMC, pero resulta difícil decir cuándo podremos ingresar. Todo depende en gran medida de las negocia­ciones que se realizan y no podemos controlar el horario. Además, China continental ha exigido que debe ser admitida primero, y creo que la mayoría de los miembros de la OMC ha logrado un consenso al respecto. Como la admisión de China continental está tardándose mucho, estamos preocupados, pues ésto demorará nuestro acceso. Por el momento, nos estamos concentrando en el resto de las negociaciones, después podremos negociar la admisión.

¿Cuán exitoso ha sido el plan APROC has­ta ahora? ¿Cuáles son los principales obstáculos a que se enfrenta?

El plan no es un proyecto de un año.Es a largo plazo y está dividido en varias etapas. Nuestro ministerio está más preocupado acerca del centro de manufactura. Deseamos alcanzar un PNB de US$300.000 millones para el año 2000.

¿Qué hemos logrado? Claro está, no ha sido meramente debido al plan APROC que Taiwan ha continuado siendo próspero. Esto viene de años de esfuerzos y exitosas políticas económicas. Aunque la mayor parte de nuestras industrias de mano de obra intensiva se han trasladado al exterior durante la última década, no ha ocurrido el vaciado de nuestras industrias que se había vaticinado; ni tampoco ha aumentado el desempleo. Nuestro comercio exterior ha seguido creciendo. En 1985 era de US$50.000 millones, y alcanzó US$ 210.000 millones en 1995. El crecimiento comercial y del PNB indican que nuestra modernización industrial está dando resultados.

Taiwan ha pasado por importantes transformaciones desde 1987, cuando los movimientos sociales tras el levantamiento de la ley marcial comenzaron a tener un impacto en la economía. El dólar NT comenzó a revalorizarse, surgió una econo­mía de burbujas, y nuestro crecimiento económico comenzó a reducirse. De 1988 a 1994, la tasa de crecimiento siempre fue menor al 10%. Pero el año pasado, el crecimiento de las exportaciones excedió el 20%, y nuestras exportaciones al Japón aumentaron 30%. Esas son señales de una exitosa modernización industrial.

También hemos presenciado un aumento de las inversiones del sector privado. La industria de los circuitos integrados (IC) atrajo por los menos NT$500.000 millones (US$18.500 millones) en inversiones de capital en los últimos dos años. La gente ha mantenido su fe en las inversiones locales. El aumento de nuestras exportaciones, valor de producción e inversiones de capital constituye un buen indicador de lo que hemos logrado. El plan APROC, la corriente principal de nuestro reciente desarrollo económico, puede reclamar una parte del éxito.

El obstáculo más serio a que se enfrenta el plan APROC es nuestro ambiente de inversiones. El mismo se está deteriorando debido a tres problemas: dos económicos y uno no económico. Un problema económico principal es nuestra escasez de mano de obra. Aunque la población de Taiwan sigue creciendo, ha disminuido la fuerza laboral en el sector manufacturero. En los últimos siete u ocho años, hemos presenciado la pérdida de 0,3 a 0,4 millón de personas en la manufactura. El número de personas que deja la agricul­tura por otro sector no es suficientemente grande como para compensar la pérdida en el sector manufacturero. El gran número de buhoneros ilegales y destajistas también ha contribuido a la escasez de mano de obra. Tenemos realmente que comenzar a valorizar el trabajo arduo y mejorar sus condiciones para hacer que la gente retorne al sector manufacturero.

El segundo problema económico importante es la insuficiencia de electri­cidad. La cuarta planta de energía nuclear ya hubiera estado terminada si no fuera por la terca oposición de algunos de los así denominados ambientalistas. Nuestro consumo de electricidad excede de sobre­manera a nuestro crecimiento económico. Durante los últimos siete u ocho años, la capacidad ha aumentado sólo en un 2 ó 3%. Tendremos que esperar otros diez años para inaugurar la planta de energía nuclear, pero ahora que permitimos que el sector privado se dedique a la generación de electricidad, creo que cubriremos la demanda para 1997 ó 1998, cuando éste termine de construir sus plantas eléctricas. Mientras tanto, tenemos que compartir los limitados recursos energéticos mediante una división justa entre los usuarios residenciales, la industria, la agricultura y los establecimientos comerciales. Tenemos un problema similar con el agua potable, donde tenemos que concentrarnos en evitar el desperdicio y procurar nuevos recursos, como sería construir más represas.

El problema no económico más serio, en mi opinión, es el aumento de las pro­testas irracionales, resultado de un complejo anti-empresarial. La proyectada construcción de una craqueadora de nafta y de plantas nucleares se ha enfrentado a la resistencia en nombre del proteccionismo ambiental. Pero creo que muchos activistas no están realmente preocupados por el medio ambiente. En realidad, ellos hacen manifestaciones para obtener compensaciones, o lo hacen sencillamente por hacer oposición. La gente no entiende que tal resistencia irá a causarle mal eventual­mente, debido a que afectará la economía en general. Una recesión afectaría a todos.

¿Cuál es la razón del sentimiento anti-empresarial? Básicamente, es un ma­lentendido acerca del desarrollo económico. La mayoría de las personas creen que los círculos comerciales e industriales están generando ganancias para sí mismos. Cuando el gobierno aprobó la construcción de la sexta craqueadora de nafta, se le criticó de estar favoreciendo sólo al consorcio. Pero esto no se compagina con los hechos. La Formosa Plastic Corporation está integrada por más de 140.000 inversio­nistas: cuyo Presidente, Wang Yung-ching , posee apenas 9% de las acciones, y el resto son pequeñas y medianas empresas que dependen de las ganancias generales que se obtienen. Los inversionistas y empleados pueden ganar dinero, y el gobierno podrá obtener sustanciales impuestos todos los años. Los beneficiados realmente en este proyecto son el gobierno y los trabajadores.

Todas las industrias crean contami­nación, y esto es algo que se debe resolver. Pero si una fábrica tiene el equipo para controlar la contaminación conforme a los estándares nacionales, se le debe permitir que opere. Si no llega a los estándares, tiene que paralizar sus operaciones. Y si sus operaciones se vuelven peligrosas para la salud pública, deberá ser multada y se dará compensación a cualquier víctima que haya. La protección ambiental tiene que equilibrarse con el desarrollo económico. Pero muchos de los así denominados casos de protección ambiental son en realidad casos de resistencia irracional; ellos sólo desean una compensación adelantada.

Muchos empresarios dicen que su competitividad y ganancias se ven reducidas en forma significativa por la reglamentación tan estricta de Taiwan. ¿Qué tiene que decir el gobierno al respecto?

Esta pregunta también tiene relación con nuestro ambiente general de inver­siones. La eficiencia administrativa de Taiwan ha sido puesta bajo escrutinio de los inversionistas extranjeros. Primera­mente, tenemos estrictas reglamentaciones con respecto a las inversiones y las operaciones comerciales. En el pasado, las leyes reflejaban una mentalidad que hacía énfasis en combatir la deshonestidad y la corrup­ción. En consecuencia, tenemos algunas reglamentaciones estrictas, y los funcio­narios públicos generalmente se sienten con las manos atadas cuando tienen que tratar con los empresarios. Desde la perspectiva del sector privado, pareciera que los funcionarios públicos son inflexibles y solamente actúan según las instrucciones.

Pero revisar las leyes es un proceso extremadamente complejo y difícil, y los funcionarios en el Yuan Ejecutivo sienten que se requiere de un esfuerzo extraordi­nariamente decidido. Es como tratar de mover una montaña. Sería mejor que el Yuan Legislativo fuese como una junta directiva que fijara los principios o directrices principales, pero dejara los detalles a los gerentes para que se encar­guen de ellos. Pero el Yuan Legislativo interfiere con frecuencia en las funciones administrativas del gobierno al involucrarse demasiado en los asuntos que tienen que ver con el Yuan Ejecutivo. Esto tiene un impacto negativo sobre las leyes que se aprueban, y ha demorado la función general del gobierno.

En segundo lugar, los empresarios tienen que hacer trámites en demasiadas oficinas gubernamentales. En la mayoría de los casos, se involucran los tres niveles del gobierno: local, provincial y central. Es realmente una pérdida de tiempo y esfuer­zo humano, y también crea problemas. Necesitamos una redistribución de la autoridad entre los diferentes gobiernos en todos los niveles de modo que las empresas puedan ser atendidas con mayor eficacia.

Parece que APEC ofrece importantes oportunidades a Taiwan en el desarrollo de una fuerte presencia económica re­gional. ¿Cuáles son las principales prioridades?

Es una rara oportunidad poder ser parte de una organización internacional tan prominente y ser tratado como una contraparte igualitaria. Eso merece nuestra completa atención. Nuestra principal misión en la APEC tiene que ver con la liberalización. En la Declaración de Bogor (Indonesia) de 1994, todos los participantes indicaron que la meta común es lograr la liberalización comercial y de inversiones para los países desarrollados para el año 2010, y los países en vías de desarrollo en 2020. Somos como un grupo de personas que trata de escalar una montaña. Cada uno debe ayudar a los otros. Si uno se queda atrás, los demás se verán obligados a empujarlo o halarlo para que alcance al resto.

La Agenda de Acción de Osaka, adoptada en 1995, se ha convertido en la directriz primaria de nuestra meta común de liberalización. Cada país miembro tiene que proponer su propio plan de acción, así como sugerir acciones comunes. Debemos lograr un consenso. Para inicios de 1996, cada miembro deberá estar en capacidad de decir qué tipo de acciones para liberalizar tomará, y esto será como un abono inicial para una compra común.

En una reciente reunión en Osaka, cada uno puso especial atención a los asuntos agrícolas. En primer lugar, los EE.UU. no entiende bien nuestras políticas agrícolas. Posteriormente, Malasia dirigió la discusión; nosotros (República de China) evitamos ser los primeros en ser atacados. Todos los países en esta región desean prosperidad, y la liberalización será el factor clave para alcanzar esto. Por ende, es esencial que trabajemos en la liberalización de nuestro mercado interno.

También estamos hablando acerca de la cooperación económica y técnica regional. La Rep. de China juega un papel importante en este aspecto. La mitad de los miembros de APEC son países en vías de desarrollo. ¿Les podría ayudar la experiencia norteamericana o japonesa? Esas dos potencias líderes están mucho más avanzadas en su desarrollo económico que los países en vías de desarrollo en Asia. Creo que los países de APEC podrían aprovechar más fácilmente la experiencia de Taiwan debido a que estamos en la misma región y que sólo recientemente nos hemos convertido en país desarrollado.

En los últimos años, la República de China ha estado promoviendo la Política Hacia el Sur para alentar a sus inversionistas a desviar sus inversiones hacia el Sudeste Asiático. Nuestras inversiones allí ya han ayudado a la creación de muchas oportu­nidades de trabajo y nuestra asistencia técnica ha beneficiado las pequeñas y medianas industrias. Podemos contribuir bastante en esas áreas. Por otro lado, nuestro país necesita de la ayuda en los campos de los recursos energéticos y la industria pesquera. Deseamos aprender de países que estén más adelantados que nosotros en estas áreas.

¿Cuál es el estatus de la Política de Inversiones Hacia el Sur?

La política tiene dos propósitos principales: Primero, orientar a los inversionistas hacia otros lugares, pues concentrarse en China continental podría causarnos una pérdida de ventajas en las negociaciones a través del Estrecho de Taiwan. Segundo, los países del Sudeste Asiático tienen una enorme fuerza laboral y abundantes recursos. Si logramos ayudar a esos países a desarrollar su economía, nosotros también nos beneficiaremos. Podemos aumentar nuestras exportaciones hacia allá a medida que mejoremos nuestras relaciones mutuas, lo cual fortalecerá nues­tra seguridad nacional.

La principal dificultad para las compañías de Taiwan en el Sudeste Asiático es la financiación, pero estamos alentando a los bancos de la República de China para que abran sucursales allá. Para sobre­ ponerse a la falta de capacidad adminis­trativa en la región, hemos comenzado un programa para reclutar personas para que vengan a nuestro país a recibir entrena­miento por dos años. Ellos regresarán como gerentes en las compañías de Taiwan o solicitarán préstamos para iniciar sus propios negocios. Una tercera dificultad ­ ―la educación adecuada en el extranjero para los niños de los empresarios de Taiwan― está siendo resuelta a través de la reciente inauguración de muchas escuelas chinas en aquellos lugares.

Consideramos que el comercio con el Sudeste Asiático es tan importante como nuestro comercio con EE.UU., Europa o Japón. Ya tenemos US$27.000 millones en inversiones en la región, y hemos creados un gran número de oportunidades de empleo. La mayoría de los países tienen un crecimiento de más del 8%, y hemos contribuido a eso. Ahora tenemos rela­ciones más estrechas con los países del Sudeste Asiático, lo cual es una ventaja política. Económicamente, la región se está convirtiendo gradualmente en uno de nuestros principales mercados. Ya ocupa alrededor del 11% de nuestro volumen de exportación, lo cual la convierte en un mercado tan grande como el nuestro en Japón.

―Entrevista por Eugenia Yun

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