04/05/2024

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Indonesia: buscando el equilibrio

01/11/1995
Para muchas personas, particularmente aquellos que viven a miles de kilómetros de Asia, Indonesia trae a la mente la isla de Bali, con sus interminables playas, frutas tropicales, danzas exóticas y misteriosos ritos religiosos. Pero para los empresarios de Taiwan, Indonesia ofrece algo mucho más práctico, aunque tal vez sea tan atractivo como los otros aspectos mencionados. Este archipiélago desparramado que une los Oceános Pacífico e Indico, es también un paraíso para los inversionistas. Está rebosante de recursos naturales, incluyendo carbón, minerales metálicos, madera y productos agrícolas, y además es el segundo mayor proveedor de petróleo crudo en Asia, siendo el decimotercero del mundo. Su población de unos 200 millones de habitantes incluye una gran fuerza laboral que recibe uno de los regímenes salariales más bajos de la región. Y la mayor parte de los aproximadamente 2 millones de kilómetros cuadrados de tierra del país sigue inexplorada o sin desarrollar, ofreciendo un tremendo potencial para el crecimiento industrial.

Indonesia ha atraído a los empresarios de Taiwan desde inicios de los años ochenta, cuando los fabricantes comenzaron a buscar por primera vez lugares más baratos para invertir en ultramar. Pero sólo recientemente, los inversionistas han comenzado a tomar el país como una de sus principales opciones en el Sudeste Asiático. En 1994, las inversiones provenientes de Taiwan aumentaron a cerca de US$2.500 millones, dieciocho veces más que el año anterior. En ese año, Taiwan pasó del décimo al tercer lugar entre los inversionistas extranjeros en Indonesia. A fines de 1994, el número de proyectos de inversiones de Taiwan oficialmente registrados llegó a 317, aunque la cifra puede ser hasta diez veces más alta si se incluyen aquellos proyectos que han sido registrados bajo el nombre de socios indonesios.

Lu Pao-sun, representante de la Oficina Económica y Comercial de Taipei en Indonesia, concede los créditos de este repentino aumento de inversiones de Taiwan a dos fenómenos: la Política Hacia el Sur adoptada por el Gobierno de la República de China en 1992 para estimular a los empresarios locales a considerar el Sudeste Asiático como una base de inversiones que sirva de alternativa a China continental; y al esfuerzo que en 1993 hizo el gobierno indonesio para adoptar una serie de incentivos de inversión. "La coincidencia de esas dos cosas promovieron el deseo de nuestros empresarios de invertir aquí", dice Lu.

La República de China ha asignado una posición particularmente prominente a Indonesia en su Política Hacia el Sur. El país tuvo un empuje especial cuando el Presidente Lee Teng-hui lo visitó en febrero de 1994 y se entrevistó con el Presidente Suharto para discutir la posibilidad de cooperación industrial y agrícola entre las empresas estatales de ambos lados.

Esto fue seguido por una visita en abril de 1994 del Viceministro de Economía de la República de China, Lee Shou-jou, acompañado por funcionarios de ocho empresas estatales, incluyendo representantes de las industrias petroquímica, de acero, azúcar, fertilizantes y construcción. El grupo se reunió con funcionarios locales para discutir la posibilidad de establecer refinerias, parques industriales, zonas de procesamiento para la exportación y una plantación de azúcar. Hasta este momento, la Corporación China del Acero y la Compañía de Acero Krakatan de Indonesia firmaron un acuerdo de cooperación técnica, y la Taiwan Salt Works firmó un memorandum con la empresa estatal Garam Salt Co. para un proyecto de inversión conjunta. La Taiwan Power Co. también está trabajando en un acuerdo de cooperación con las empresas nacionales indonesias para construir oleoductos y realizar transferencias tecnológicas.

Alentados por los esfuerzos del Gobierno de la República de China, cada vez más empresarios de Taiwan han establecido pequeñas y medianas empresas en Indonesia. Las compañías con capital de menos de US$5 millones totalizan actualmente el 95% de las inversiones registradas. Otro gran impulso para esos inversionistas ha sido el esfuerzo del gobierno indonesio desde 1985 para desarrollar las industrias manufactureras del país y terminar con la dependencia de las exportaciones de petróleo y gas natural, que pueden estar sujetas a drásticas fluctuaciones de precio.

Los bajos precios del petróleo fueron la causa principal de más de una década de bajo crecimiento económico. La tasa de crecimiento anual menguó a un mero 4% durante los años ochenta. Hoy, los productos no petrolíferos generan el 80% de las divisas extranjeras del país, comparado con solamente el 20% antes de 1980; y las exportaciones en este sector están creciendo a un promedio del 6% anual en los años recientes. El nuevo sector manufacturero está concentrado en los textiles, calzados, ferretería y partes electrónicas elementales, que también son las principales áreas de las inversiones de las compañías taiwanesas.

Para atraer más fabricantes extranjeros, Indonesia ha iniciado una serie de significativos incentivos financieros en los últimos años. Junto con Vietnam y Filipinas, ahora ofrece los mejores paquetes de incentivos entre los países del Sudeste Asiático. El gobierno ha simplificado los procedimientos para la importación de capital y ha reducido o eliminado los impuestos sobre los equipos importados usados en la manufactura. Esta liberalización también ha dado fin a la prohibición de importación de materias primas usadas en las industrias orientadas hacia la exportación. El año pasado, el gobierno revocó el reglamento de un capital mínimo de US$250.000 que se requería para cualquier inversión individual, y también ha eliminado reglamentos que controlan la localidad de los proyectos de inversión. Además, los inversionistas extranjeros pueden poseer el 100% de las acciones en cualquier proyecto y hasta el 95% de cualquier inversión conjunta. Los empresarios de Taiwan confirman que la legislación simplificada y los recortes de impuestos están logrando una diferencia. "Ellos realmente nos ahorran muchos problemas", dice Lin Budiman, Director Ejecutivo del Taiwan Business Club.

Pero incluso sin esos incentivos, los inversionistas de Taiwan serían atraídos a Indonesia. Allí se ofrece una de las ventajas más valiosas para las industrias de mano de obra intensiva tales como la de textiles y calzados: una enorme y barata fuerza laboral. Las fábricas sacan provecho de una reserva de unos 80 millones de trabajadores, la mitad de ellos con edades que oscilan entre los 20 y 39 años, y un salario mínimo diario de US$2,10 en Yakarta y US$1,70 en las otras áreas. Los inversionistas de Taiwan dicen que generalmente ofrecen mucho más que el salario mínimo para estimular a sus trabajadores a quedarse en el trabajo, pero el pago sigue siendo más bajo que lo que reciben los trabajadores de fábrica en Taiwan.

Esos salarios bajos fueron la razón principal para que Lin trasladara su compañía, Indo Taichen Textile Industry, a Yakarta en 1989. "Los salarios de los trabajadores en Taiwan aumentaban continuamente y reducían nuestro margen de ganancia", dice. "Eventualmente no pudimos sino comenzar a buscar trabajadores en Indonesia". Aunque los salarios en Indonesia han aumentado 250% en los últimos seis años, Lin no está preocupado. "Siguen siendo los más bajos en el Sudeste Asiático", indica.

Sin embargo, los gerentes de las compañías de Taiwan tienen algunas quejas acerca de los trabajadores de Indonesia. "Su eficiencia de trabajo sólo alcanza el 75% con respecto a la de los trabajadores de Taiwan", dice Lee Chun-tang, Presidente de junta directiva de Chun Yu Works & Co., que produce tornillos y partes para auto. "Su productividad tampoco es tan buena como la de los trabajadores continentales". Pero los inversionistas elogian también fuertemente la actitud positiva de trabajo de los indonesios, indicando que ésta sobrepasa los otros reveses. "Ellos son sinceros", dice Lee, "y son leales, que es una cualidad que se está perdiendo gradualmente entre los trabajadores de Taiwan".

Algunos inversionistas también han descubierto que se puede aumentar la productividad si se toma más en cuenta las diferencias culturales. Polin Hsiao, propietario de la Rines Rindu Socks Factory, siente que a su compañía le ha ido mejor desde que comenzó a integrar a los indonesios en la administración. "La mejor forma es permitir que los trabajadores locales administren a su propia gente", dice. Los trescientos empleados en su fábrica son supervisados por diez indonesios.

Nick K Ni, Asistente del Director de la Oficina Económica y Comercial de Taipei, dice que los empresarios de Taiwan deben respetar también las costumbres religiosas locales si desean tener éxito. "La cosa más importante es que se tiene que conocer los tabúes de la gente islámica, ya que el 90% de los indonesios son mulsumanes", indica. "Por ejemplo, están prohibidos la carne de cerdo, el alcohol y los cigarrillos. Y nunca le toques la cabeza a alguien con tu mano izquierda, lo cual es considerado un insulto. Es mejor que los inversionistas conozcan todas esas cosas".

Las compañías taiwanesas también deben seguir la costumbre islámica en Indonesia de ofrecer salas de oración, una para hombres y otra para mujeres, a un costado de sus fábricas. Los trabajadores más píos se retiran varias veces al día a esas sencillas salas, que por lo general contienen solamente una pequeña alfombra de orar, pergaminos con capítulos del Corán y un florero con flores. Aunque algunos de esos rituales religiosos causan cierta inconveniencia, los gerentes de las compañías consideran que pueden ser fácilmente incorporados al horario de la fábrica, especialmente debido a que los trabajadores no necesitan orar juntos. "Cada período de oración dura dos horas", explica Hsiao. "Siempre que los trabajadores oren dentro de esas dos horas, ellos no quebrantan la sagrada doctrina, y no se interrumpirán las operaciones de la fábrica. El ritual de oración no demora los horarios de producción".

Además de la fuerza laboral barata y confiable, otro atractivo que tiene Indonesia son los bajos precios de la tierra. Lin Budiman informa que se encuentra entre los más bajos en el Sudeste Asiático, a pesar de haber aumentado unas cinco veces desde 1989. En el Parque Industrial Jiep, cerca de Yakarta, el costo de la tierra es de alrededor de US$112 por pie cuadrado y se alquila a US$12 por pie cuadrado anualmente. En otros centros industriales, tales como Bandung, capital de Java Occidental, y Surabaya, capital de Java Oriental, el precio promedio de la tierra puede ser tan bajo como US$50 a US$60 por pie cuadrado.

Sin embargo, en ciertos aspectos Indonesia obtiene la calificación más baja por parte de los inversionistas entre los países de la región. Según un estudio realizado este año por la Oficina Económica y Comercial de Taipei y el China Export Bank, los inversionistas taiwaneses en Indonesia dicen que algunos de sus mayores problemas son el resultado de la pobre infraestructura del país, ésto incluye el transporte, comunicaciones, electricidad y agua. El estudio revela que esta es la principal razón por la que solamente el 40% de los proyectos de inversión aprobados se materializan.

Pero algunos inversionistas han observado ciertas mejoras a través de los años. James Lin, fundador de Chun Yu Works & Co., se acuerda haber tenido que instalar sus propios generadores de electricidad cuando su compañía inició operaciones hace veintidós años en Yakarta. Los servicios de electricidad y agua no estuvieron disponibles sino hasta en 1981, y con frecuencia no eran de confiar. "Pero ahora", dice, "el agua y la electricidad son bastante estables".

Sin embargo, tales mejoras progresan lentamente, principalmente debido al limitado capital del gobierno indonesio. Para lograr que todo vaya más rápido, el Presidente Suharto declaró en 1993 que cualquier proyecto que esté fuera del alcance del presupuesto nacional será puesto a disposición de los inversionistas extranjeros. Actualmente, consorcios de Japón, Francia, Alemania y varios otros países están compitiendo para obtener mega-proyectos planificados que incluyen el sistema del metro en Yakarta.

Otro área problemática es la burocracia indonesia. Muchos inversionistas consideran que los procedimientos gubernamentales son demasiado lentos y complicados. "La poca eficiencia administrativa debilita el peso de las ventajas que tiene Indonesia al competir con los otros países de la ASEAN", dice el fabricante de medias Polin Hsiao, que también es Presidente del Club Comercial de Taiwan en Bandung. "Se requieren varias docenas de permisos para montar una fábrica, y todos los documentos deben ser renovados anualmente". Hsiao también conoce de casos donde los inversionistas solicitantes han sido retenidos por varios años sin una razón aparente. "Es peor que en China continental", indica.

Indonesia también tiene desventajas de otra índole al competir con China continental. Aparte de una tasa de productividad más alta, el territorio continental no tiene salarios mínimos y tiene menos barreras lingüísticas y culturales. Esos factores han atraído algunos inversionistas taiwaneses que estaban en Indonesia, especialmente en la industria textil, que sufrió una baja del 4% en las exportaciones el año pasado. La competencia ha sido particularmente fuerte a partir de 1991, cuando el Gobierno de la República de China permitió oficialmente que los empresarios taiwaneses invirtieran en el territorio continental.

Algunos empresarios de Taiwan también se preocupan ya que la industria textil de Indonesia tendrá cada vez más dificultad para competir con otros países en vías del desarrollo, particularmente Vietnam. Hsiao siente que el reciente decline en las exportaciones textiles es una mala señal. "Esto muestra que si Indonesia no hace algunos cambios pronto la industria decaerá", indica. "Si Vietnam y China continental no estuvieran disponibles para las inversiones extranjeras, Indonesia hubiera rellenado el vacío que dejaron en el mercado Corea del Sur y Taiwan cuando modernizaron su sector manufacturero".

A pesar de todo, muchos fabricantes de textiles, incluyendo a Hsiao, han decidido quedarse en Indonesia. Ellos creen que los productos indonesios pueden continuar superando a aquellos de otros países. Hsiao está ocupado mejorando la producción en su fábrica, que produce medias deportivas Adidas, mediante el diseño de nuevos productos y el desarrollo de una máquina computarizada para tejer medias. "Para competir con China continental y con el mercado internacional, debemos probarle al cliente que la calidad de nuestros productos es mejor", dice. "La modernización tecnológica es nuestra única alternativa". Otros empresarios creen que los diseños textiles tradicionales del país también lo colocan en otra posición. "Los textiles de alta calidad en Indonesia aún tienen campo para prosperar" , dice Eugene Y.T. Chen, funcionario de la Oficina Económica y Comercial de Taipei en Yakarta. "Los textiles indonesios tienen sus propias características étnicas".

También existen otras razones por las cuales se puede escoger a Indonesia de entre otros sitios de inversión, especialmente China continental. Una de ellas es que, muchos inversionistas consideran que el gobierno indonesio es sincero y se puede confiar en su deseo por atraer inversiones extranjeras. "China continental es famosa por los caprichosos cambios de su legislación de inversiones", dice Hsiao. "Por otro lado, ha cancelado muchos incentivos para los inversionistas de Taiwan en los últimos años". El considera que Indonesia es más estable social y políticamente que el territorio continental, una situación que los analistas políticos predicen que continuará cuando Suharto inicie su séptimo período presidencial de cinco años en 1998.

Con la ayuda de los gobiernos indonesio y de la República de China, los inversionistas de Taiwan están haciendo grandes esfuerzos por consolidar su posición en Indonesia. La República de China ha trabajado con los fabricantes para establecer varias zonas industriales. El gobierno indonesio ha prometido otorgar un área de 100 hectáreas para la construcción de una zona industrial en Medán, la tercera ciudad más grande del país. Los fabricantes patrocinarán el 30% de los costos del terreno y la infraestructura, y el Gobierno de la República de China correrá con el resto de los gastos. Medán es una ciudad especialmente prometedora debido a que el 14% de su población es de etnia china. Cincuenta fabricantes de Taiwan ya han mostrado su interés por instalar sus factorías allí.

Otro lugar que está atrayendo mucho la atención es la Isla de Batán, situada a sólo veinte kilómetros de Singapur. El gobierno indonesio espera convertir la isla en una base industrial de alta tecnología y un centro financiero y turístico. Ocho parques industriales están actualmente operando en Batán, siendo el segundo más grande el Parque Industrial Kuang Hwa, establecido en 1989 por la Batam International Development Co., un grupo compuesto por inversionistas taiwaneses. Hasta ahora, tres fabricantes de Taiwan han montado sus fábricas allí. Por su parte, el Gobierno de la República de China ha patrocinado seminarios para presentar Batán a los potenciales inversionistas.

Una infraestructura más prometedora se está desarrollando también en Batán. Debido al alto porcentaje de inversionistas de Singapur, el gobierno de dicho país está ayudando a construir carreteras, puentes, aeropuertos, puertos y centrales eléctricas. Además, la Taiwan Development & Trust Co., una empresa estatal de la República de China, ha prometido dar asistencia técnica para el establecimiento de fábricas en el Parque Kuang Hwa. Y los inversionistas taiwaneses detrás del proyecto tienen planes para hacer que el área sea lo más atractiva posible. "Estamos construyendo plantas y depósitos, y también planeamos construir edificios residenciales", dice Tsai Chin-pei, auditor de la Batam International Development Co. "Desde Batán, se puede llegar a Singapur en sólo veinte o treinta minutos en barco; también hay un inmenso terreno para ser explotado en la isla".

Pero algunos inversionistas están escépticos acerca de las posibles perspectivas que ofrece Batán. Steve Fang, director de varias compañías, siente que ya hay demasiados inversionistas singaporenses en la isla, y éstos han hecho que el costo de vida en la isla se haya elevado más que en cualquier otro sitio de Indonesia. "Apenas comí un plato de fideos en un puesto de comida callejero en Batán, me percaté que ningún negocio podrá tener éxito aquí", dice. "Si yo creo que comer en Batán es caro, ¿cómo podrán vivir los obreros aquí?" Actualmente los salarios aquí son 30% más altos que en Yakarta y atraen a muchos trabajadores de afuera, Fang cree que el alto costo de vida eventualmente los disuadirá de ir a ese lugar. Los salarios altos, dice, también mantendrán alejados a los inversionistas. Además, Fang considera que la infraestructura de la isla es muy subdesarrollada como para lograr que la inversión sea factible.

Pero para muchos fabricantes, escoger Batán como sitio para invertir es un asunto de equilibrio, al igual que en el resto de Indonesia. La poca infraestructura y la ineficiencia burocrática del país queda en equilibrio gracias a otros puntos fuertes. Como lo indica Eugene Chen de la Oficina Económica y Comercial de Taipei en Yakarta: "La ventaja de que la mano de obra y las tierras sean abundantes y baratas en Indonesia no desaparecerá pronto". Y, al igual que muchos inversionistas, él cree que este país continuará en el tope de la escala en comparación con sus principales competidores. "Comparado con Vietnam", dice Chen, "donde la educación fue interrumpida por la guerra, y China, donde la inestabilidad política proyecta una sombra en la mente de cada hombre de negocios, Indonesia sigue siendo una promisoria base para las inversiones". ■

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