05/05/2024

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Filipinas: de vuelta al negocio

01/11/1995
Durante varios siglos, los comerciantes chinos, en su mayoría de la provincia de Fukien (Fujian), han viajado al sur para establecer contactos comerciales en Filipinas. Muchos de esos primeros comerciantes permanecieron en el país. A través de las generaciones, los comerciantes chinos crearon uno de los sectores empresariales más exitosos en las Filipinas, sobresaliendo en la banca, los bienes raíces, y el negocio al por menor. De hecho, algunos empresarios afirman que las empresas de propiedad china ahora ocupan entre el 50% y el 80% de la economía filipina.

Los inversionistas de Taiwan comenzaron a reubicarse en forma significativa en el vecino país del sur durante los años sesenta y setenta. Hoy, ellos son el cuarto mayor grupo de inversionistas extranjeros en el país, después de EE.UU., Japón y Hong Kong. Actualmente, para los empresarios taiwaneses, una hora en avión hacia las Filipinas será menos excitante que el viaje en barco durante varios días, a veces hasta peligroso, que tenían que hacer las generaciones pasadas, pero los retos a que se enfrentan una vez que llegan allí siguen siendo con frecuencia tan duros como antes.

Veinte o treinta años atrás, el principal atractivo que atraía a los empresarios taiwaneses para instalarse en Filipinas era su mercado interno. El fabricante de productos químicos David Lih y su padre trasladaron una de sus fábricas a Manila hace dieciocho años. Con una inversión total de US$1,1 millones, Lih comenzó a producir nitrocelulosa, un aditivo para pinturas. Ahora, él emplea a 145 trabajadores en su empresa, la TNC Philippines, Inc. Toda la producción es vendida localmente. "Decidimos venir debido al mercado local", dice Lih. "Como poca gente de aquí estaba en la industria, la competencia no era muy fuerte".

Ben Liaw también trasladó su fábrica, Kyoto Leather Goods, a Manila en 1980 debido a consideraciones de mercado, pero el mercado que apuntaba era los EE.UU. Cuando la economía de Taiwan comenzó a crecer rápidamente a fines de los años setenta, Liaw predijo que la isla perdería pronto su estatus bajo el Sistema General de Preferencias (GSP, siglas en inglés), un sistema de ventajas arancelarias establecidas por las Naciones Unidas para los países en vías de desarrollo. Sin los privilegios del GSP, Liaw se enfrentaba a aranceles de importación del 6,5% en las ventas hacia los EE.UU. Por lo tanto, él decidió exportar de un país con un estatus GSP más seguro. Filipinas apareció como un buen candidato. Lo predicho por Liaw resultó correcto: el estatus del GSP para Taiwan fue retirado en 1985, pero Filipinas sigue en la lista.

En los años que siguieron después que Lih y Liaw salieron de Taiwan, los crecientes costos laborales obligaron a un gran número de empresarios a trasladarse a ultramar. Antes de 1990, cuando el Gobierno de la República de China prohibía las inversiones en China continental, la mayoría de las compañías que iban a ultramar se concentraban en el Sudeste Asiático. Las inversiones taiwanesas en las Filipinas crecieron en los años ochenta, aumentando de US$7 millones en 1986 a US$149 millones en 1989.

Los principales factores de atracción fueron los competitivos costos laborales existentes en el país y su entorno angloparlante. "Si bien existían condiciones similares en otros países del Sudeste Asiático, el lenguaje se convirtió en la principal consideración", explica Ben Liaw. Alrededor del 90% de la población filipina habla inglés. Esto alivia la barrera del idioma debido a que los estudiantes de Taiwan comienzan a estudiar inglés como materia obligatoria en la secundaria básica, y muchos empresarios lo hablan bien para poder dedicarse al comercio internacional. "Aquí, no tenemos que aprender otro idioma para poder hablar o leer los documentos legales y libros de contabilidad", indica Liaw.

A partir de 1990, las inversiones taiwanesas bajaron dramáticamente, a US$12,5 millones en 1991 y a US$5,5 millones en 1993. El principal factor fue el auge de las inversiones en China continental después que el Gobierno de la República de China levantó la prohibición para las inversiones directas de capital en octubre de 1990. Otra razón fue la inestabilidad política en las Filipinas. Entre 1986 y 1992, la Presidente Corazón Aquino se tuvo que enfrentar a siete intentos de golpe de estado. El más serio, en diciembre de 1989, atrajo una amplia cobertura noticiosa internacional debido a que un grupo de empresarios y turistas extranjeros fueron tomados como rehenes en un hotel en el centro de Manila. Todos los servicios bancarios, postales y aéreos fueron suspendidos por cuatro días.

Algunos inversionistas de Taiwan dicen que los medios de comunicación exageraron los peligros y dificultades causados por el desorden político. Ben Liaw enfatiza que los civiles rara vez estuvieron en peligro incluso durante las luchas más serias. El único momento de inconveniencia que tuvo durante sus quince años en el país fue durante el incidente de 1989, cuando el distrito bancario de Manila fue rodeado por los rebeldes.

Pero otros inversionistas siguen escépticos. "Para los inversionistas extranjeros, lo más importante es la estabilidad política", dice David Lih. "Cuando escuchan rumores acerca de intentos revolucionarios, se sienten inseguros y se cambian a otros lugares".

Cuando Fidel Ramos fue electo Presidente de las Filipinas en junio de 1992, él colocó la estabilidad política como su máxima prioridad. Durante los últimos tres años, el país no ha tenido ningún intento de golpe de estado (aunque sigue existiendo cierta intranquilidad, causada principalmente por grupos radicales musulmanes en la sureña isla de Mindanao). El gobierno está trabajando duro para deshacerse de la imagen de volatilidad política. "Muchas personas tienen la impresión de que Filipinas no es estable", dice Wang Kai, sub-representante de la Oficina Económica y Cultural de Taipei en Filipinas. "La situación ha mejorado bastante desde que asumió al poder el Presidente Ramos. Actualmente, resulta bastante seguro invertir en la mayoría de las áreas".

El problema más serio a que se enfrenta Filipinas actualmente cuando trata de atraer a los inversionistas de Taiwan es la competencia cada vez más fuerte de los vecinos países del Sudeste Asiático. Durante los últimos treinta años, Filipinas pasó de uno de los países más desarrollados en la región a ser el país más atrasado entre sus vecinos. Tailandia y Malasia, por ejemplo, ofrecen ahora mejores infraestructuras, como son carreteras, energía eléctrica y servicios de telecomunicaciones, así como el incentivo de un mercado local con creciente capacidad de consumo. Al mismo tiempo, Vietnam y China continental ofrecen costos laborales y de producción mucho más bajos. Entre los diferentes destinos para invertir en Asia, Filipinas parece haber quedado en el medio, no pudiendo ofrecer ni los beneficios de una economía desarrollada ni los bajos costos de las naciones subdesarrolladas.

Por ejemplo, los salarios, que se encuentran en término medio para la región, son un poco más bajos que los de Malasia y Tailandia, pero más altos que los de China continental, Indonesia y Vietnam. Pero siguen siendo más bajos que los sueldos de Taiwan. En la fábrica de David Lih, los trabajadores reciben US$230 al mes, un sueldo que no es particularmente bajo si se compara con los otros países asiáticos, pero que es menos de una cuarta parte de lo que se paga a los trabajadores de fábrica en Taiwan.

Uno de los principales atractivos para los inversionistas de Taiwan es la numerosa población china existente en el país, lo cual asegura una red comercial y social, así como escuelas en idioma chino para los niños. Solamente Manila ofrece más de cien escuelas chinas. Y los empresarios instalados allí dicen que ellos no sienten en general resentimiento o prejuicio en contra de los chinos, como sí sucede en otros países asiáticos. Otra ventaja para Filipinas es su proximidad a Taiwan. En dos días, una compañía puede embarcar los productos semi-acabados de una fábrica en Filipinas a Taiwan.

La gran cantidad de mano de obra calificada es otro atractivo. "Una de nuestras mejores ventajas es nuestra fuerza laboral altamente calificada", dice Milfreda Guevarra, Subsecretaria de Finanzas de las Filipinas. "Son jóvenes y bien educados, por lo tanto, son confiables y pueden ser entrenados".

El sistema educativo de Filipinas se encuentra más desarrollado que en muchos países vecinos. La tasa de alfabetismo entre los adultos alcanza al 94%. Hasta hoy, más de once millones de personas se han graduado del bachillerato, un millón de las universidades y medio millón de las escuelas técnicas o vocacionales del país; lo cual ofrece una variedad más amplia de mano de obra calificada que la mayoría de los países de la ASEAN.

Guevarra señala también que los patrones pueden beneficiarse del énfasis que la cultura filipina coloca en el comportamiento amistoso. Ella señala que en un reciente estudio sobre la calidad de los empleados de McDonalds en Asia, los japoneses son considerados los más eficientes, pero los filipinos son los más amistosos.

A pesar de ésto, los patrones taiwaneses han experimentado ciertas dificultades al trabajar con mano de obra filipina. El mayor problema es la propensión de los trabajadores hacia las huelgas. La Constitución de Filipinas concede a los ciudadanos el derecho a huelga, un privilegio que los trabajadores ejercen con frecuencia, algunas veces en forma de paros a corto plazo en virtud de desacuerdos relativamente menores con la administración. Se debe destacar que en la región asiática, las huelgas son extremadamente raras.

Aunque el gobierno no ofrece cifras acerca del número de huelgas, los funcionarios afirman que el problema está disminuyendo. "Los años anteriores fueron difíciles", dice la Subsecretaria de Finanzas, Milfreda Guevarra. "Pero, desde 1993, la situación ha mejorado". Entretanto, algunas organizaciones laborales han tomado medidas para tranquilizar a los potenciales inversionistas. El sindicato de trabajadores de la nueva Zona Económica Especial y Puerto Libre de Bahía Subic ha sido proclamada recientemente una zona donde están prohibidas las huelgas.

Tanto David Lih como Ben Liaw dicen que les va bien con sus empleados, y nunca han tenido una huelga en sus fábricas. "Tienes que hablar con ellos y hacerles saber que te preocupas por ellos", dice Liaw. "Mientras más te comuniques, menos problemas tendrás". Lih dice que crear relaciones sólidas con los empleados puede garantizar la estabilidad de la fuerza laboral. "Algunos de mis trabajadores han estado conmigo desde que empecé", dice Lih. "Algunos han traído a los miembros más jóvenes de sus familias debido a que les gusta trabajar conmigo".

Leticia Ibay, Directora Ejecutiva del grupo de servicios técnicos de la Junta de Inversiones, también enfatiza en la importancia de que los patrones extranjeros establezcan relaciones amistosas con los empleados. "Un suave 'buenos días' o una pequeña sonrisa le ayudará como patrón" , dice ella. "No los trate como empleados. Si los trata como miembros de un equipo, tendrá menos problemas".

Pero algunos patrones taiwaneses se quejan de que los trabajadores no están dispuestos a poner un poco de empeño para hacer horas extras o trabajar bajo presión. "Las principales quejas de mis trabajadores son acerca del volumen de trabajo y el tiempo extra", indica Ben Liaw. El añade que el ritmo de trabajo es generalmente más rápido en Taiwan. "Los filipinos prefieren trabajar lentamente", dice. "Tiene uno que acostumbrarse a ellos".

Debido a la fuerte competencia en la región, el gobierno filipino ha dado máxima prioridad al mejoramiento del clima de inversiones. Desde que asumió su cargo el Presidente Ramos, el gobierno ha iniciado ciertos proyectos de desarrollo y los inversionistas afirman que ya se notan ciertas mejoras. Por ejemplo, la energía eléctrica, que era un problema de mucha importancia a inicios de los años noventa, ha mejorado gracias a un proyecto de trece años iniciado en 1982, a un costo de US$32.000 millones. Bajo el mismo, se han construido quince nuevos proyectos privados de energía eléctrica hasta mediados de 1994. Los inversionistas dicen que los frecuentes apagones de luz que azotaban hasta diez horas diarias a los inversionistas durante las horas de mayor demanda, han disminuido en los últimos dos años.

La administración de Ramos también introdujo un plan de desarrollo económico de seis años, Philippines 2000, orientado a convertir la nación en un país de reciente industrialización para cuando termine el presente siglo. Cerca de US$26.400 millones, o el 70% del presupuesto, ha sido asignado para desarrollo de infraestructuras, incluyendo la construcción de carreteras, aeropuertos y ferrocarriles, así como el mejoramiento de centrales eléctricas y sistemas de telecomunicaciones. Una deuda externa de US$36.800 millones ha dejado a Filipinas con escasos recursos para llevar a cabo el plan, pero los funcionarios han creado varias estrategias para generar fondos. Un plan importante es privatizar industrias locales, tales como la banca, la manufactura de acero, la construcción de buques y el sector petroquímico.

El gobierno también ha tomado varios pasos directos para atraer a los inversionistas extranjeros. En 1991, se aflojaron los reglamentos de inversión para ofrecer más incentivos, períodos de arriendo de tierra más largos, y transacciones más libres de divisas extranjeras. Especialmente atractivo para los inversionistas de Taiwan es, la suspensión de las restricciones de la participación extranjera en la propiedad de empresas exportadoras (definida como aquella que exporta por lo menos 60% de su producción), y los nuevos reglamentos que permiten un mayor acceso al mercado interno.

Esos incentivos complementan bien los esfuerzos del Gobierno de la República de China para estimular a los inversionistas locales a enfocar hacia los países del Sudeste Asiático como medida para evitar depender demasiado de las inversiones en China continental. "Ahora que se ha estabilizado la situación política, la primera prioridad del gobierno filipino es la reactivación económica", dice Wang Kai, de la Oficina Económica y Cultural de Taipei. "Es el momento en que más necesitan de las inversiones extranjeras y, por lo tanto, es el tiempo perfecto para nuestra política de inversiones hacia el sudeste asiático".

En 1992, los dos gobiernos firmaron un acuerdo para garantizar las inversiones. Al año siguiente, el Gobierno de la República de China extendió un préstamo por US$60 millones, así como asistencia técnica para convertir la antigua base militar norteamericana de Bahía Subic en una zona franca de procesamiento industrial para la exportación. La ceremonia de colocación de la primera piedra se realizó en febrero de 1994.

Desde entonces, la zona industrial de Bahía Subic se ha convertido rápidamente en uno de los sitios más populares para las inversiones de Taiwan. Cuando las tropas estadounidenses se retiraron en 1991, dejaron una infraestructura avaluada en US$8.000 millones. Servicios de agua y electricidad de alta calidad, carreteras, depósitos y otras instalaciones, constituyeron fuertes atractivos. Los inversionistas taiwaneses y filipinos desarrollarán conjuntamente 300 hectáreas en el área. La primera fase del proyecto, donde 120 hectáreas de instalaciones que pertenecían a las tropas estadounidenses han sido convertidas en empresas comerciales, ya ha sido completada y algunas compañías taiwanesas, incluyendo el gigante de las computadoras, Acer, ya están operando allí. Cincuenta empresas de Taiwan han invertido un total de US$180 millones en el lugar hasta julio del presente año.

También se están llevando a cabo otros proyectos de desarrollo diseñados para atraer inversionistas extranjeros. Uno de los mayores es una zona de acuicultura de 1.500 hectáreas cerca de la ciudad de Laoag, en la costa noroccidental de Luzón. El sitio se encuentra a solamente 480 kilómetros al sur de Kaohsiung, y se puede llegar con un vuelo directo de 45 minutos. El Consejo de Agricultura de la República de China ha descubierto que el sitio es prometedor para la producción de tilapias, meros, lisas, camarones y langostas. Aunque no se han aceptado todavía solicitudes de inversión para el proyecto, existe un fuerte interés entre los empresarios taiwaneses con experiencia en su propia industria de acuicultura altamente desarrollada en la isla.

Las estadísticas dadas a conocer por la Junta de Inversiones de Filipinas muestran que el interés de los empresarios taiwaneses por invertir en dicho país está creciendo. En 1994, las inversiones taiwanesas que han sido aprobadas aumentaron casi cincuenta veces en relación al año anterior, alcanzando US$268 millones.

Pero a pesar de que la inversión de dólares taiwaneses está aumentando en el país, la cantidad es inferior comparada con las inversiones de Taiwan en otras partes de Asia. Una razón de esto es que Filipinas alienta más las inversiones en pequeñas empresas que en las otras naciones asiáticas. "Las pequeñas y medianas empresas son nuestra principal necesidad", dice Milfreda Guevarra. "La gente en el campo necesita compañías más pequeñas para generar empleos". Por ejemplo, la fábrica de artículos de cuero de Ben Liaw representa una inversión de apenas US$1 millón, pero ofrece empleo a más de mil trabajadores. "Básicamente, (el gobierno filipino) da la bienvenida a cualquier tipo de industria", dice Liaw." No importa que la inversión sea grande o pequeña, que sea de mano de obra intensiva o de tecnología intensiva, siempre y cuando ofrezca empleos".

Una queja que tienen los inversionistas es la ineficiencia burocrática. Muchos dicen que la mejor forma de pasar por encima de las formalidades burocráticas es mediante las relaciones públicas. "Las leyes y los reglamentos están bien desarrollados aquí, el problema es su ejecución", dice David Lih.

La posición que predomina entre los inversionistas es que, a pesar de que el entorno de las Filipinas está mejorando y ofrece ahora varias nuevas y prometedoras zonas industriales, el país tendrá que mejorar significativamente en ciertos aspectos para poder competir con otros países de la ASEAN. "El gobierno filipino cree que ofrece el más atractivo entorno y los mejores incentivos, y que es éste el mejor sitio para invertir en el mundo", dice Ben Liaw. "Pero muchos inversionistas extranjeros no piensan así. Y lo demuestra el hecho de que, Filipinas tiene la tasa más baja de crecimiento económico en el Sudeste Asiático".

El gobierno ha tomado conciencia de tales reservas entre los inversionistas potenciales. "La recuperación de nuestra economía dependerá mucho de la capacidad de nuestro gobierno para poner en marcha los programas de desarrollo de infraestructura", dice Dante Canlas, Subdirector General de la Autoridad Nacional de Desarrollo Económico. Leticia Ibay, de la Junta de Inversiones, lo pone en términos más sencillos. "Hay un largo camino que seguir, pero sabemos que estamos encaminados hacia la dirección correcta". ■

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