29/04/2024

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Taiwán Hoy

Raíces del éxito

01/01/1994
Foto de Chang Su-ching Más grande, más rápido y más barato: Recortar los costos es el principal interés de la investigación agrícola del centro. En la foto se ve un cultivo sin pesticidas o fertilizantes en el huerto experimental.
El pequeño grupo de edificios rodeados por tranquilos campos de cultivo parece cualquier cosa menos la sede de una organización que se dedica a mejorar la vida en los países en vías de desarrollo del mundo entero. Pero en los últimos veinte años, un grupo de los mejores expertos internacionales en materia de agricultura del Centro Asiático para la Investigación y el Desarrollo de Verduras (AVRDC, siglas en inglés) ha trabajado para mejorar la nutrición en el Tercer Mundo a través del desarrollo de mejores variedades de verduras, y después entrenar a los agricultores en sus métodos de cultivo. Desde este punto en el poblado de Shanhua, situado en el sur de Taiwan, ellos responden miles de solicitudes que anualmente hacen agencias gubernamentales e investigadores del mundo entero por semillas, información y otros materiales.

Los científicos comenzaron a estudiar la creación de un centro internacional para la investigación de verduras a fines de los años sesenta. Dos institutos mundiales de investigación agrícola ya habían sido establecidos para mejorar los cultivos en los países en vías de desarrollo, el Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo en México, y el Instituto Internacional de Investigaciones del Arroz en las Filipinas. El siguiente paso lógico parecía ser aumentar la producción de verduras. En aquel tiempo, la creciente población en muchos países en vías de desarrollo dejaba buena parte de su gente sin posibilidad de obtener verduras frescas.

En 1971, bajo la dirección de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los EE.UU., el AVRDC fue creado bajo los esfuerzos conjuntos de Japón, la República de Corea, la República de China, Vietnam, Tailandia, las Filipinas, los Estados Unidos, y el Banco Asiático para el Desarrollo. Taiwan fue escogida como la sede para el nuevo centro. Según el actual director general del centro, Emil Javier, experto filipino en cultivos vegetales, la isla fue seleccionada por su larga tradición en la horticultura, el clima ideal para el crecimiento de las verduras, y la voluntad del gobierno en dar apoyo. "El Gobierno fue muy receptivo", dice Javier. "La República de China puso la tierra y estaba deseosa de ofrecer todo género de instalaciones".

Foto de Chang Su-ching

Te estamos mirando, hijo. Esta plantita pertenece a uno de los miles de cultivos que reproducen anualmente los científicos del AVRDC en sus esfuerzos por obtener mejores variedades de verduras.

Samson Tsou, subdirector general y experto local en bioquímica que ha estado con el centro desde su fundación, explica que la investigación en las verduras parece ser la forma más eficaz de combatir la desnutrición mundial. "La forma más directa de ayudar a los países en vías de desarrollo en las áreas tropicales es darle alimentos, no darle, por ejemplo, un pescado, sino una caña de pescar", indica. "La idea era crear un centro de investigaciones para estudiar el cultivo y aumentar la producción". Tsou dice que a pesar de que el alcance del centro ha aumentado grandemente en las últimas dos décadas, la misión original ha permanecido la misma: hacer que sea más fácil para los agricultores cultivar verduras nutritivas en forma rápida y barata.

El centro ha estudiado cientos de variedades de verduras durante las últimas dos décadas, pero las principales cosechas actuales son: tomate, pimentón, berenjena, col china, cebolla, ajo y chalote. Cuando enfocan en un nuevo tipo de verduras, los investigadores del AVRDC se concentran en tres áreas: mejoramiento de la cosecha, métodos de cultivo, y diseminación de sus resultados.

Como primer paso en el estudio de una verdura, un grupo de científicos recolecta muestras de genes en áreas de cultivo alrededor del mundo. De vuelta en el centro, esas muestras son usadas para cultivar una serie de cosechas que son reproducidas por una característica en particular, como sería la resistencia a las enfermedades o tolerancia al calor. El proceso de pruebas y errores requiere mucha paciencia. "Se requieren alrededor de siete generaciones para estabilizar una nueva variedad", dice Tsou. "No es un trabajo excitante".

Cuando el centro logra finalmente desarrollar una variedad con la característica deseada, el próximo paso es probarla en el campo, generalmente en Taiwan o en un país miembro. Una vez que la nueva variedad haya probado ser exitosa, el centro crea un depósito de germoplasma para su banco genético. El AVRDC posee una de las mayores colecciones en el mundo de germoplasmas de verduras tropicales. Yeong Ho Lee, científico coreano en el banco genético del centro, explica que esa amplia gama de germoplasma es esencial para mejorar y mantener las cosechas. "Los materiales ofrecen una amplia base genética para el cultivo de verduras y una reserva de seguridad para protegerse contra los peligros de un depósito genético limitado y uniforme", dice.

Anualmente, el banco genético del AVRDC responde alrededor de veinte mil solicitudes de muestras de semillas provenientes de agencias gubernamentales e institutos de investigaciones del mundo entero. Desde su primer año de operación, el centro ha enviado paquetes de semillas a 186 países.

Después de dos décadas de operación, el AVRDC ha logrado varios éxitos mayores. Se le conoce mejor regionalmente por sus frijoles mung mejorados, una legumbre de color verde amarillento con alto contenido de proteínas que es muy popular en Asia. A fines de los años ochenta, el centro comenzó a crear una planta más corta y recta que produce semillas más grandes (la parte comestible de la planta). Por ejemplo, el frijol mung "Taiwan Green" está listo para ser cosechado a los 55 días, en comparación con los 65 a 75 días que requieren las variedades convencionales, y su rendimiento por hectárea ha aumentado de una tonelada y media a dos toneladas. En 1991, las variedades de frijol mung del AVRDC fueron cultivadas en 350.000 hectáreas de tierras de cultivo en China continental. En Tailandia, cerca del 80% de los cultivos de frijol mung están sembrados con plantas derivadas de originales del AVRDC.

Los investigadores están trabajando ahora para mejorar el frijol. "También hemos tenido éxito con frijoles mung resistentes a los insectos", dice el especialista coreano Doo-hwan Kim, encargado de reproducir el frijol mung en el centro desde 1990. "Ahora hemos comenzado a trabajar en otras características. No hay fin en el proceso de cultivo de variedades".

Localmente, el AVRDC tiene fama por haber desarrollado exitosamente las variedades de tomates resistentes al calor. Aunque los campesinos de Taiwan habían cultivado tomates en pequeña escala antes que fuese fundado el centro, muy pocas variedades sobreviven en el caluroso clima veraniego de Taiwan. El centro comenzó a trabajar en el aumento de la tolerancia al calor en 1976. Los científicos comenzaron pronto a distribuir una sucesión de nuevos cultivos, cada uno de ellos con alto rendimiento, así como frutos más grandes y jugosos. La variedad inicial del centro rendía un promedio de 29 toneladas por hectárea, mientras que la nueva variedad más popular del centro rinde 70 toneladas por hectárea.

Después de la introducción de los tomates del centro, las cosechas en toda la isla crecieron de 210.000 toneladas con un valor de NT$550 millones (US$20 millones) en 1975, a 640.000 toneladas con un valor de NT$1.000 millones (US$37 millones) en 1984. Aunque el volumen de producción ha bajado desde entonces, debido a las bajas en los precios de los productos agrícolas, la mayoría de los agricultores han optado ahora por cultivar los tomates derivados del AVRDC. "Virtualmente todos los mayores cultivadores siembran ahora una o más variedades del AVRDC, y se estima que un 20% de los tomates procesados que exporta la isla tiene sus orígenes en el centro", dice N.C. Chen, especialista local en horticultura y jefe de los programas locales del centro.

El proyecto de investigación de mayor demanda actualmente en el programa son los ajíes o chiles picantes. "Hemos seleccionado ajíes por sus valores nutritivos y económicos", dice la especialista norteamericana en ajíes, Jean Poulos. "Los ajíes son ricos en vitaminas A y C". Ella recalca que el hierro en las hojas comestibles de la planta puede ayudar a aliviar el muy difundido problema de la deficiencia de hierro en la mujer, y que los ajíes son incluso usados por los farmacéuticos locales para preparar un ungüento para dolores musculares. "Más importante aún, los agricultores pueden obtener buenos ingresos con los ajíes, incluso en una pequeña parcela de terreno", indica Poulos.

El proyecto aún se encuentra en su etapa inicial. "Estamos trabajando ahora en su resistencia a las enfermedades y tolerancia al calor, pero no hemos desarrollado todavía producto final alguno", indica ella. "Posiblemente necesitaremos cinco años más antes de tener algo que presentar por el esfuerzo que hemos hecho. Sin embargo, es sólo una cuestión de tiempo. Estoy segura que tendremos éxito tal como lo hicimos con el tomate y el frijol mung".

El mejoramiento de las técnicas de cultivo es también otro aspecto vital del trabajo del AVRDC. Los investigadores del Programa de Sistemas de Producción del centro están enfocando en la administración de cosechas, ciencias del suelo, socioeconomía y jardinería casera. "Nuestros principales problemas son la alta temperatura, inundaciones y sequías", dice el experto en administración de cosechas inglés, David Midmore, director del programa. Los torrenciales aguaceros de verano, por ejemplo, constituyen un problema común en Asia. "Demasiada agua significa que el suelo se tornará anoxigenado", explica Midmore. "Sin suficiente oxígeno, las hojas comienzan a marchitarse. Para resolver este problema, estamos probando ahora varias técnicas, incluyendo capas elevadas que mantienen el sistema de raíces por encima del agua". Según Midmore, los tomates plantados en capas elevadas rinden entre 30 y 50% más.

La economía es una consideración clave en el desarrollo de las nuevas técnicas de cultivo. Los investigadores están estudiando las formas de recortar los costos mediante el cultivo sin fertilizantes o pesticidas. En el huerto experimental del centro, los investigadores siembran okra, batatas, maíz, cebollina, avellana de agua, aguacate y apio chino sin fertilizantes o pesticidas. "En vez, sembramos hierba de limón y menta alrededor y dentro del huerto; esas plantas ahuyentan los insectos", dice el asistente de campo, D.L. Wu. "Y con la "inter-siembra" (alternando hileras de verduras con hileras de otras plantas), el huerto atrae menos insectos. Usamos hojas, tallos y malezas como fertilizantes".

El AVRDC está también promoviendo otro pesticida natural único. "Es una combinación de herramientas viejas y nuevas", explica el entomólogo hindú N.S. Talekar. "Por ejemplo, los cultivadores de brécol en Taiwan pueden usar (tres especies) avispas para controlar la polilla de la col. Las avispas ponen sus huevos sobre las larvas de la polilla, que se alimentan de las hojas de las verduras. Cuando nacen las avispas, matan a la polilla". De esta forma, indica Talekar, los agricultores pueden ahorrarse 20 a 40% en pesticidas.

La misión más importante del centro es asegurarse que sus descubrimientos lleguen a investigadores, maestros y agricultores alrededor del mundo. El Programa de Cooperación Internacional del AVRDC ofrece publicaciones a seiscientas bibliotecas en todo el mundo, y su propia biblioteca pública tiene diez mil publicaciones internacionales sobre el cultivo de verduras. El centro envió el año pasado, más de veinte mil copias de materiales de investigación impresos en chino, inglés. francés y español.

"El centro ha creado una maravillosa base de datos en sus veinte años de historia", dice el norteamericano Jack Reeves, director del departamento de publicaciones y comunicaciones. En 1985, el centro desarrolló una base de datos computarizados que puede ser contactada por varias redes de computadoras internacionales. "Claro está, ofrecemos toda la información que tenemos a quien la necesite", dice Reeves. "Somos un importante editor de publicaciones sobre verduras tropicales".

Los programas educativos constituyen uno de los trabajos más importantes del centro. "Desde 1974, hemos entrenado a más de mil investigadores, de casi cada uno de los países de Asia", dice Reeves. El AVRDC también ha ofrecido oportunidades de investigación para estudiantes de posgrado desde fines de los años setenta. Cinco estudiantes extranjeros están ahora trabajando en el centro, provenientes de Suiza, Alemania y los Países Bajos. Su conferencia internacional más reciente atrajo 136 científicos. El centro celebra por lo general una o dos conferencias al año, y los participantes vienen desde tan lejos como Africa y Sudamérica. Además, el AVRDC envía regularmente grupos de expertos para asistir en proyectos agrícolas especiales en otros países.

Después de dos décadas de introducir regularmente mejoramientos a la agricultura, el AVRDC ha ganado localmente una impresionante reputación. "Doce variedades (de verduras) han sido exitosamente desarrolladas y diseminadas en Taiwan", dice el director del programa local, N. C. Chen. "Y todas esas variedades, especialmente el tomate y el frijol de soya, han generado una significante cantidad de dinero para la República de China". Y el AVRDC está siendo ahora bien considerado entre los medios de investigación agrícola a nivel internacional.

El éxito del centro ha conllevado a una creciente presión para expandir sus estudios más allá de Asia. Con esto en mente, el AVRDC cambió su mandato de investigación regional a global en 1990. "Hay países en otros continentes que nos solicitan ayuda, así que comenzamos a llegar a otras regiones más allá de Asia", dice el director general Javier. La sede en Taiwan continúa enfocando en Asia, pero sirve también como sede para las nuevas sucursales regionales que se inauguran en otras partes.

El año pasado, el AVRDC creó una oficina regional en Tailandia y un centro africano en Tanzania. Este año, el centro estableció una tercera oficina en Costa Rica. Cada una de estas oficinas está administrada principalmente por científicos y personal de apoyo locales. El centro está ahora trabajando para establecer acuerdos de colaboración adicionales con organizaciones de investigación nacional en Asia y Africa.

El AVRDC ya se encuentra bien relacionado internacionalmente a través de sus investigadores internacionales de primera clase: reproductores de plantas, patólogos, virólogos, bioquímicos, expertos en suelo y economistas reclutados en todo el mundo. Los actuales veintiún miembros de la administración superior vienen de quince países. "Seleccionamos nuestra administración con gran cuidado", dice Javier, que trabaja en el comité de selección. "Ellos tienen que ser buenos en su profesión y suficientemente fuertes para sobrevivir en un país extranjero y trabajar con personas de diversas culturas".

La viróloga alemana Sylvia Green ha trabajado en la sede del AVRDC por trece años. Su hijo nació en el recinto. "El AVRDC tiene una muy buena reputación en el campo agrícola", dice Green. "Esa es la razón por la que vine en primer lugar. La agradable atmósfera de trabajo es lo que ha hecho que me quede. Nos parecemos a una gran familia". Jean Poulos añade que el centro tiene una excelente reputación en su país de origen, los Estados Unidos. Cuando entró a trabajar allí hace tres años, fue "un sueño hecho realidad" para ella.

Originalmente, los fondos del AVRDC venían solamente de los países miembros, pero a medida que la reputación del centro comenzó a crecer, comenzaron a llegar cada vez más presupuestos de otros países que patrocinan proyectos de investigación específicos. Hoy, el Gobierno de la República de China ofrece más de la mitad del presupuesto del centro, y el resto viene principalmente de los EE.UU. (11%), Alemania (7%), y Japón (3%). Canadá, Suiza y el Banco Asiático para el Desarrollo también han ofrecido fondos para proyectos especiales.

Si bien el centro sobrevive financieramente al adjudicarse fondos gubernamentales anuales o en base a proyectos, los investigadores confían que los gobiernos del caso seguirán apoyando su labor. El Director General Javier enfatiza que el centro ha ganado una reputación al dar buenos rendimientos por los fondos. "El AVRDC es capaz de lograr tanto con tan poco", indica. "Somos solamente una sexta parte del tamaño del Instituto Internacional de Investigaciones sobre el Arroz, y no tenemos tanto dinero en nuestros bolsillos. Creo que nuestro éxito está basado en la disciplina del pobre: no tenemos nada que malgastar, por lo tanto, somos muy cuidadosos en dar prioridad a nuestra investigación". Cada proyecto es llevado a cabo con una clara meta en la misión de ayudar a los agricultores a producir verduras en forma más eficaz. "Por ejemplo, con los tomates nos concentramos primero en la tolerancia al calor. Después de lograr esto, cambiamos a otra meta", dice. "Vamos paso por paso". ■

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