07/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Ocaso, auge

01/03/1994
Foto de Chang Su-ching
Debido a la historia llena de tensiones de las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwan desde la II Guerra Mundial, el actual volumen de asuntos a que se enfrentan Pekín y Taipei es sencillamente sorprendente. Las barreras de artillería y la retórica de la era de la Guerra Fría han sido reemplazadas por un espectro en expansión de relaciones pueblo a pueblo y lazos comerciales. Las noticias diarias están llenas de historias de ambos lados del estrecho: informes sobre el clima de inversiones en el territorio continental, intercambios académicos y periodísticos, problemas de las familias continentales y taiwanesas que se reúnen, y el estatus de los contactos semioficiales. Asuntos políticos aparentemente insolubles están cediendo ante un énfasis en el desarrollo económico. Aunque todos los aspectos de las relaciones a través del estrecho siguen siendo altamente politizados, el pragmatismo está ascendiendo en ambos lados. En esta edición se examinan algunos de los asuntos principales en las relaciones económicas a través del estrecho: el éxito y la frustración de los inversionistas y fabricantes locales que ya han trasladado sus operaciones al territorio continental; las políticas gubernamentales en torno a la actividad económica a través del estrecho; las instituciones que están ayudando (o restringiendo) los negocios y el comercio; y cómo el actual entorno económico encaja dentro del envolvente concepto de una "China mayor", así como en los contactos y comercio que ha tenido Taiwan durante siglos a través del estrecho. Aunque las complejas relaciones económicas entre Taiwan y el territorio continental se encuentran en un altamente fluido período de cambio, resulta claro que permanecerán. Lo que es menos claro es qué significado tienen para el futuro de China: una razón que hace que el tópico merezca una continua atención. Los laboriosos empresarios estuvieron en el corazón del éxito económico de Taiwan durante las últimas décadas, y cuando los costos de la tierra y la mano de obra subieron junto con la bolsa de valores a fines de los ochenta, y el nuevo dólar taiwanés se revalorizó de NT$40 a NT$25 por dólar estadounidense, los empresarios locales reaccionaron naturalmente: buscar un sitio más barato para hacer sus negocios. Las empresas pequeñas y medianas de Taiwan (que totalizan alrededor del 96%) no estaban en su mayoría preparadas para mejorar sus operaciones de manufactura de productos de mayor valor agregado, ni tampoco estaban listas para invertir en investigación y desarrollo que pudieran ayudarlas a crear productos de su propia marca. Las alternativas eran cerrar el negocio o trasladarse al exterior. Muchos inversionistas buscaron primero en el Sudeste Asiático. Antes de 1988, las empresas consideraban que Tailandia, Malasia y las Filipinas eran sitios especialmente buenos para inversiones conjuntas, frecuentemente a través de las comunidades chinas locales. Pero las diferencias lingüísticas y la falta de conocimientos acerca de las costumbres y la burocracia gubernamental en la región complicaron el panorama de las inversiones. Muy pronto, a pesar de los reglamentos del Gobierno de la República de China que prohiben la inversión directa en el territorio continental, los empresarios locales comenzaron a usar las inversiones indirectas a través del estrecho para sobrevivir o inclusive prosperar. Hoy, se estima que de diez a quince mil empresas pequeñas y medianas (PME) han invertido en el territorio continental, haciendo que Taiwan sea segunda en importancia en términos de inversiones, siguiéndole solamente a Hong Kong. El caso del empresario Wu Sheng-shun es típico. Wu ha estado ganando mucho dinero durante más de veinte años fabricando adornos de Navidad y Pascua para los mercados de ultramar. De repente, los costos de producción comenzaron a subir rápidamente a fines de los años ochenta. Aunque los pedidos de compra desde el exterior siguieron fuertes, el alza del costo de la mano de obra y la aguda revalorización del NT$ amenazaron la subsistencia de su fábrica de mano de obra intensiva. Wu tenía que escoger entre abandonar el negocio o moverse al exterior. El escogió trasladarse. En 1988, dos años antes que el Gobierno de la República de China permitiera que las industrias de Taiwan hicieran inversiones en el territorio continental, Wu inició operaciones en Shenzhen, una zona económica especial que colinda con Hong Kong. Wu comenzó alquilando una pequeña fábrica, donde continuó produciendo artículos para exportación. El primer año fue difícil. Debido a que sus trabajadores continentales no tenían experiencia, casi no obtuvo ganancias. Más aún, como su fábrica en Taoyuan (cerca de Taipei) seguía operando, él tenía que estar viajando frecuentemente entre ambos lados. "Tenía que cuidar de mi fábrica en casa y entrenar nuevos trabajadores en el continente al mismo tiempo", dice Wu. "Estaba tan ocupado que perdí siete kilos y mi salud comenzó a deteriorarse poco después de haber instalado mi fábrica en el continente". Al mismo tiempo que Wu sufría del agotamiento físico, la salud del ambiente inversionista de Taiwan también estaba deteriorándose. En 1989, Wu decidió que su fábrica en Taiwan no tenía futuro. La vendió y se concentró en Shenzhen. Cuatro años después, Wu se encuentra mejor que antes, física y financieramente. El tiene ahora varias fábricas que manufacturan adornos, artesanías y novedades de plástico, así como materiales para imprenta y empaque. Esas fábricas, con una inversión total de US$10 millones y 2.700 empleados, tienen un valor de producción anual que oscila entre US$16 a 18 millones. Wu exporta todos sus productos a Europa y Norteamérica. Chiang Yen-hsiung, otro inversionista de Taiwan en Shenzhen, también ha tenido éxito al transplantar sus negocios a ultramar. Su fábrica en el territorio continental comenzó a producir ventiladores eléctricos en abril de 1989. "Eramos una de las industrias en ocaso de Taiwan", dice Chiang. "Los costos de producción eran tan altos que tuvimos que trasladarnos para sobrevivir". Chiang cerró su fábrica de Taiwan en 1990 y dejó solamente una oficina de ventas. Su fábrica continental tiene ahora 1.700 empleados con una producción anual de 2,8 millones de ventiladores eléctricos. Al inicio, él era el único fabricante de ventiladores eléctricos en Shenzhen. Hoy, alrededor de diez fábricas de Taiwan se han reubicado allí. "En este negocio, pareciera que todo el mundo se ha mudado al continente", dice Chiang. "El campo de batalla se ha trasladado al territorio continental, pero la competencia sigue siendo tan fuerte como cuando estábamos en Taiwan". Esas dos empresas son ejemplos típicos de las 1.500 empresas de Taiwan en Shenzhen, así como las otras miles existentes a través de toda China continental. Aunque Wu y Chiang comenzaron un par de años antes que muchos otros inversionistas, las razones de su traslado han sido básicamente las mismas: los altos costos de producción en Taiwan, seria falta de mano de obra, y la aguda revalorización del nuevo dólar taiwanés. Más aún, ellos han encontrado que el ambiente inversionista del territorio continental está lleno de un cautivador potencial. Pero para muchas industrias de Taiwan, existe también una razón emocional detrás de la económica. Muchos empresarios que ahora operan en el territorio continental han estado en sus industrias por una o dos décadas y se rehusan a abandonarlas. Ellos no desean ver un ocaso de las industrias en las que han hecho un esfuerzo de por vida para crearlas. "Deseamos que nuestras industrias continúen desarrollándose", dice Lee Pa-hui, gerente general de Waon Electric Appliances Development (Shenzhen) Co. "Pero dado el actual ambiente en Taiwan, resulta muy difícil para nosotros sobrevivir si nos quedamos allí". La casa matriz de Lee, Tung Fu Electric Co., es un ejemplo del caso. Aunque es uno de los fabricantes de ventiladores eléctricos más grandes de Taiwan, Tung Fu se enfrentó a los mismos problemas de la supervivencia empresarial que tuvieron Wu y Chiang. Trasladarse afuera parecía ser la única solución, ¿pero adónde? Antes de tomar la decisión de trasladarse a Shenzhen en 1991, la compañía de Lee pasó cinco años buscando sitios adecuados para la producción en ultramar. "Examinamos muchos lugares, desde Asia hasta América Latina", dice Lee. "Hay lugares donde la tierra y la mano de obra son baratas, pero la mayor parte de nuestro personal técnico no habla las lenguas locales. En el territorio continental, no tenemos que preocuparnos acerca del lenguaje". Después de dos años en Shenzhen, Lee dice que la decisión le ha dado a su fábrica un futuro más competitivo. La inversión total ha aumentado de US$2,5 millones a más de US$6 millones. Waon emplea actualmente mil trabajadores en la fábrica de Shenzhen y produce 2 millones de ventiladores eléctricos anualmente para mercados en Europa, Australia, América Latina y los EE.UU. A diferencia de Wu y Chiang, Waon no intenta cerrar su fábrica en Taiwan, aún cuando el número de trabajadores se ha reducido a 150, menos de la mitad de su tamaño original. Aunque los costos de producción siguen siendo altos, la fábrica de Taiwan está tratando de mejorar su margen de ganancias enfocando en productos de alta calidad para el mercado japonés. "El Gobierno (de la República de China) desea que mantengamos nuestras raíces allá", dice Lee. "Pero parece que nuestra fábrica aquí en el territorio continental tiene mejor oportunidad para florecer". En los últimos años, muchas industrias de ocaso, en su mayoría de mano de obra intensiva, han tenido que trasladar a ultramar sus principales líneas de producción. Muchos fabricantes de calzados, paraguas, juguetes, bicicletas, electrónicos y componentes de computadoras ya se han vuelto a instalar en otras partes o tienen planes de hacer eso. Según un estudio realizado en 1993 por el Ministerio de Economía de la República de China, más del 80% de las industrias manufactureras de Taiwan han hecho inversiones en ultramar en los últimos tres años, y más del 77% de esas inversiones han sido en el territorio continental. Las inversiones en el territorio continental siguen un patrón general. Los empresarios comienzan preguntando a sus amigos acerca de su experiencia, después inspeccionan el ambiente antes de tomar decisión alguna. Las inversiones iniciales son generalmente pequeñas y hechas tentativamente, con miras a recortar cualquier pérdida. Si la primera inversión resulta satisfactoria, los empresarios proceden a realizar proyectos mayores y de más largo plazo. Pekín ha permitido oficialmente las inversiones de Taiwan en el territorio continental desde 1983, cerca de siete años antes que Taipei. Pero las inversiones a través del Estrecho comenzaron realmente mucho antes. (La inversión sigue siendo en una vía, desde Taiwan al territorio continental, debido a restricciones del Gobierno de la República de China) Es difícil señalar una fecha exacta debido a que el dinero de Taiwan entró por primera vez al territorio continental bajo los nombres de compañías en Hong Kong, EE.UU. y otros lugares. Pero las compuertas se abrieron después de noviembre de 1987, cuando el Gobierno de la República de China permitió que los residentes visitaran a sus familiares continentales. Claramente, muchos viajes para reuniones familiares incluyeron discusiones acerca de cómo establecer operaciones comerciales. Desde entonces, la cantidad de inversiones ha aumentado rápidamente. Huang Yao-nan, de la Oficina de Asuntos de Taiwan en Shenzhen, se acuerda que antes de 1990 habían menos de cuatrocientas inversiones de Taiwan en el área, y todas eran muy pequeñas. "Resulta difícil para la gente creer que la mayor inversión entonces era solamente de US$1 millón", indica. Las empresas taiwanesas están ahora haciendo inversiones por millones de dólares en fábricas, maquinarias y derechos para el uso de la tierra. (La tierra no puede ser de propiedad privada, de modo que la gente solamente puede alquilar los derechos de uso hasta por cincuenta años.) "La mayoría de los primeros inversionistas de Taiwan se dedicaban a manufacturar productos para la exportación, y planeaban golpear y correr", dice Huang. "Pero ahora, ellos desean asentarse". Huang indica que los empresarios de Taiwan se encuentran entre los más inteligentes del mundo. "Ellos nunca harán grandes inversiones si no están seguros de la ganancia", manifiesta. Según los inversionistas con más experiencia en el territorio continental, cada industria usa una estrategia diferente de inversión. Para aquellas industrias que se orientan hacia los mercados extranjeros, la propiedad única es tal vez la mejor forma de reducir costos, e invertir en las áreas costeras hace que sean convenientes los embarques. Para aquellas interesadas en el enorme mercado continental, las inversiones conjuntas les dan a los fabricantes de Taiwan una ventaja debido a que el porcentaje de ventas en el territorio continental para inversionistas extranjeros es fijado caso por caso, pero por lo menos se ofrece un 30% del total de las ventas. Las compañías con fondo exclusivamente de inversionistas extranjeros (incluyendo de Taiwan) están generalmente limitadas a vender menos del 20% de sus productos en el territorio continental. Mientras la mayoría de las PME de Taiwan enfocaron originalmente en los mercados de exportación cuando se trasladaron al territorio continental, cada vez más de ellas están ahora tratando de vender sus productos dentro del territorio continental. "Tuvimos muchos años de experiencia en exportaciones cuando estábamos en Taiwan", explica Frank Tsai, subgerente general de Waon. "Estamos más familiarizados con el mercado internacional y también tenemos buenas conexiones. Pero el mercado continental es tan enorme que ninguna empresa puede ignorarlo". Ya sea exportando o vendiendo al mercado continental, las ganancias no son tan fáciles. Existen muchas dificultades que sobrepasar antes que los inversionistas de Taiwan puedan alcanzar una segunda cúspide en su éxito comercial. "Puedo hablar acerca de las ventajas de hacer inversiones (en el territorio continental) durante tres días y tres noches", dice Jackson Yu, fabricante de relojes electrónicos. "Pero también puedo hablar acerca de las desventajas por otros tres días y tres noches". Entre ellas, indica Yu, el riesgo político es algo que preocupa a todos. Después del Incidente de Tienanmen en junio de 1989, muchas compañías abandonaron o cancelaron sus planes de inversión. Yu pospuso su inversión por casi un año hasta que se sintió más confiado acerca de la estabilidad política del territorio continental. "El riesgo político es algo que no podemos predecir", dice Yu. "Siempre ha sido un obstáculo mental para todos los inversionistas de Taiwan. Si ocurre algún evento político importante, existen buenas posibilidades de que todos mis esfuerzos e inversiones sean eliminados". Aunque el lenguaje ayuda a atraer empresarios de Taiwan a China continental, existe un problema de comunicación. "La gente (en ambos lados del estrecho) ha vivido en dos diferentes ambientes políticos y económicos por cuatro décadas", dice Frank Tsai. "Ellos tienen formas diferentes de pensar y manejar los asuntos, aún cuando el lenguaje es el mismo". Y esas diferencias con frecuencia constituyen la razón del fracaso de muchas inversiones conjuntas, añade Tsai: "¿Cómo puedes esperar que una persona que ha crecido en una economía de planificación central entienda las decisiones en una economía de mercado, tales como las razones para rebajar los precios?" Uno de los mayores atractivos del territorio continental es la enorme y generalmente barata mano de obra. Pero los costos laborales varían grandemente en diferentes regiones. En las regiones costeras y principales áreas industriales, un obrero puede ganar RMB400 (US$70) a RMB500 (US$86) al mes, que es el doble o triple de lo que gana la gente en las provincias del interior. Sin embargo, los salarios más altos en el territorio continental siguen siendo solamente una décima parte de lo que gana un trabajador de Taiwan. El salario no es lo único que atrae a los obreros continentales a las fábricas de Taiwan. "Los beneficios complementarios son aún más importantes", dice Wu Sheng-shun. "Por ejemplo, no existe un sistema de seguro laboral en el territorio continental, de modo que una fábrica con un médico resulta más atractiva. Tal vez debido a los salarios más altos y mejores beneficios complementarios, resulta fácil encontrar trabajadores dedicados". Pero Jackson Yu dice que ésta es la verdad primordialmente con los obreros de líneas, pero no con el personal administrativo. "La actitud del personal administrativo intermedio (del territorio continental) es terrible", dice Yu. "Sus mentes están totalmente ocupadas en cómo obtener un aumento salarial o trasladarse a otra fábrica por un salario más alto". Si bien la falta de personal administrativo intermedio es un problema común de los inversionistas taiwaneses en el territorio continental, también resulta difícil usar personal de Taiwan para todos esos puestos. Por lo tanto, buscar y mantener la lealtad de los gerentes se ha convertido en el principal reto de la supervivencia en las operaciones continentales. Muchos empresarios de Taiwan han gastado considerable tiempo seleccionando y entrenando trabajadores continentales en la filosofía y métodos básicos de la administración de empresas. "Los obreros aquí no están calificados, pero trabajan duro", dice Lee Pa-hui de la Waon Electric. "No deseamos que tengan la sensación de que sólo sirven para trabajar en los escalones más bajos". En la fábrica de Lee, la mayoría del personal administrativo ha sido pasado a manos del personal continental. Los empleados de Taiwan se concentran ahora en los departamentos de finanzas, ventas, e investigación y desarrollo. Inicialmente, el bajo costo de la tierra en China continental fue otro atractivo para los inversionistas de Taiwan. Si bien los costos del uso de la tierra siguen siendo bajos comparados con Taiwan, los inversionistas se quejan acerca de la irrazonable inflación en el mercado. La queja de Chiang Yen-hsiung es común entre los comerciantes taiwaneses en Shenzhen. Hace dos años, cuando Chiang deseaba expandir su fábrica, adquirió los derechos de uso de un pedazo de tierra por cincuenta años al precio de RMB130 (US$23) por metro cuadrado. En otoño pasado, cuando fue a retirar su certificado de derecho de uso, se le comunicó que debía pagar un extra de RMB470 (US$82) por metro cuadrado debido a que el precio había subido. El está todavía negociando el precio, y podría incluso mudarse de Shenzhen. Si bien la mano de obra y la tierra son comparativamente más baratas, muchos inversionistas están descubriendo otros gastos inesperados que se añaden a sus costos de producción. Por ejemplo, los servicios de agua y electricidad en muchas áreas recién desarrolladas no son regulares, de modo que muchos fabricantes tienen que excavar sus propios pozos y comprar sus propios generadores. Pero, entre todos los gastos inesperados, la categoría que genera más quejas son los honorarios: docenas de cuotas gubernamentales que se cobran bajo diferentes nombres. Los gobiernos de distritos o pueblos cobran cuotas de las fábricas taiwanesas por un número aparentemente infinito de razones. Algunas de ellas, como las cuotas para el desarrollo de la ciudad, o las cuotas de protección ambiental, suenan razonables. Pero otras resultan obviamente ridículas. Un inversionista de Taiwan en Shenzhen nos cuenta la historia de un amigo que produce medicinas. A pesar que la fábrica mantiene un ambiente cuidadosamente controlado libre de bacterias, los dueños siguen pagando a las autoridades una cuota para eliminación de ratas. "De otra manera, ellos nunca aprobarían la inspección de salud local y serían multados veinte o treinta veces la cantidad original de la cuota para eliminación de ratas", indica. Los empresarios de Taiwan en Shenzhen estiman que tienen que pagar hasta treinta tipos diferentes de honorarios. Y el mayor problema es que no hay estándares al respecto. Afortunadamente, en respuesta a las continuas quejas, las autoridades continentales están confeccionando al fin una lista estandarizada de cuotas. El financiamiento es otro problema. Para las PME, esto es parte esencial de sus negocios. En Taiwan, ellas usan con frecuencia su tierra para amortizar préstamos bancarios y pagan las materias primas con cheques con fecha postergada. "En otras palabras, podemos hacer transacciones de tres millones de dólares con solamente un millón de dólares en nuestros bolsillos", dice Chiang Yen-hsiung, fabricante de ventiladores eléctricos. "Pero nuestro estilo de financiamiento no trabaja aquí". Chiang explica que todas las ventas se hacen al contado, de modo que desarrollar el vasto mercado continental resulta difícil para la mayoría de las PME de Taiwan. Más aún, como los bancos continentales están cortos de dinero al contado, ellos tienen una limitada cantidad de fondos para préstamos para las empresas de Taiwan. También resulta difícil para los empresarios taiwaneses obtener préstamos de las sucursales locales de los bancos de Hong Kong u otros bancos extranjeros, debido a que ellos requieren generalmente de una propiedad de tierra como instrumento colateral. "Sería ideal si el gobierno (de la República de China) permitiera que uno o dos bancos de Taiwan estableciesen sucursales aquí", sugiere Chiang. Pero actualmente, el gobierno sigue prohibiendo que su sector financiero establezca sucursales en el territorio continental. Las preocupaciones expuestas individualmente por los inversionistas taiwaneses son básicamente las mismas, y sus actitudes en torno a cómo enfrentarse a esos problemas son también similares. "Francamente, las políticas, negociaciones o acuerdos firmados entre Taipei y Pekín son de poca ayuda", dice el fabricante de relojes Jackson Yu. "Lo que realmente controla mi vida son los gobiernos locales de ciudad o distrito (en el territorio continental), o incluso funcionarios de bajo rango en un pequeño departamento". La forma aceptada de reducir las molestias es establecer buenas relaciones con los funcionarios locales, una situación ya muy familiar para los empresarios de Taiwan. De hecho, muchos inversionistas sienten que China continental se parece al Taiwan de hace varias décadas, cuando la isla ofrecía costos de producción baratos y un pueblo altamente trabajador, pero sufría de una inadecuada infraestructura, leyes y regulaciones deficientes, y agencias gubernamentales ineficientes. "Todo lo que pasa aquí es parecido a lo que ocurría en Taiwan hace veinte o treinta años", indica Yu. Pero han ocurrido algunos avances. Por ejemplo, en la etapa inicial de las inversiones en el territorio continental, los inversionistas tenían que resolver sus problemas individualmente. A medida que crecieron en número, descubrieron que era beneficioso organizarse. Actualmente existen ocho asociaciones de comerciantes de Taiwan en el territorio continental, todas empleando personal continental. Aparte de servir como canal de comunicación con las autoridades continentales, las asociaciones ofrecen consejos, comparten experiencias administrativas, e intercambian informaciones comerciales. "La asociación es el hogar de los comerciantes de Taiwan aquí", dice Wu Sheng-shun, presidente de la Asociación Comercial de Taiwan en Shenzhen, que tiene 800 miembros y es la mayor de las ocho. "Mantenemos buenas relaciones con las autoridades, de modo que usualmente podemos resolver los problemas más fácilmente que los inversionistas individuales". Algunas de las empresas más grandes de Taiwan también han comenzado a mostrar interés en el enorme mercado continental. Por ejemplo, President Enterprises Corp., el mayor fabricante de productos alimenticios de Taiwan, y Chung Shing Textile Co., ya han establecido varias fábricas en el territorio continental. Las empresas mayores están tal vez interesadas en enfocar el mercado continental en vez de exportar sus productos. Y, al desarrollar el vasto mercado continental, esas grandes compañías tienen también una mejor oportunidad para establecer sus marcas comerciales en el mercado. James Chen, que supervisa las inversiones continentales de Chung Shing, dice que es más difícil establecer una marca internacional de Taiwan debido a su pequeña población. "Hemos escogido Shanghai para hacer nuestra primera inversión debido a que es una ciudad comercial internacional", dice. "También hay muchos consumidores de otras provincias y otros países que pueden ayudar a expandir nuestra marca comercial". Chung Shing fue la primera compañía aprobada por el Gobierno de la República de China para hacer inversiones en el territorio continental, pero no tomó acción alguna hasta 1991. La compañía opera actualmente una fábrica de alimentos y cuatro de textiles en el territorio continental, y tiene planes de inaugurar más. En el presente, todas las fábricas son inversiones conjuntas. "No estábamos familiarizados de ninguna manera con el mercado continental", dice Chen. "Los socios locales que ya tenían conexiones de relaciones públicas nos ahorraron mucho tiempo y problemas al establecer las redes de ventas locales. Pero lo más importante es seleccionar su socio local cuidadosamente y poner todos los detalles en el contrato". Aún cuando las operaciones comerciales de Taiwan, sean grandes o pequeñas, se enfrentan a muchos problemas en el territorio continental, la mayoría de las empresas parecen sentir un optimismo general hacia el futuro. "Nos quejamos", dice Jackson Yu, "pero también entendemos que el territorio continental está aprendiendo cómo trabaja una economía de mercado, de modo que aceptamos muchas cosas irrazonables durante el proceso de aprendizaje". ¿Vale la pena trasladarse hacia el territorio continental? "Creo que he tomado la decisión correcta", indica Yu. "Es mejor que sea así, o perderé todo". ■

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