06/05/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Problemas bien enraizados

01/01/1989
Los agricultores de Taiwan han estado esperando pacientemenle por generaciones, cultivando sus campos diligentemente aun cuando sus primos en las urbes esraban sobre­ pasandolos en ingresos y algunos de sus hijos más brillantes se trasladaron a las ciudades en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo.

Sin embargo, los agricultores no ha estado tan quietos últimamente; y desde diciembre del año pasdo, ellos han montado una serie de manifestaciones y protestas en contra de las importaciones agrícolas, los bajos precios por los productos agrícolas, y la falta de un sistema de seguridad social que cubra sus necesidades.

Practicamente todos están de acuerdo en la razones de su descontento: protección inadecuada contra los productos importados, y subsidios insuficientes de parte del gobierno.

Pero las manifestaciones en sí no traen ninguna solución permanente, incluso si resultasen en más protección y mayores subsidios. Para aliviar las dificultades a que tienen que enfrentarse los agricultores de Taiwan, los problemas tienen que ser sondeados a un nivel más básico.

En el siguiente análisis, el Dr. Peng Tso-kwei, director de Instituto de Posgrado en Economía Agrícola de la Universidad Nacional Chung Hsing, nos comenta acerca de algunos de los asuntos claves a que se enfrentan por igual los agricultores y el gobierno al procurar crear una nueva era en el desarrollo agrícola de Taiwan.

La incesante erosión del potencial humano rural a medida que los trabajadores del campo emigran hacia las ciudades se ha convertido tanto en un síntoma como una causa de los problemas agrícolas de la isla. Solamente durante la década de los años setenta, esta "fuga laboral" alcanzó un estimado de 410.000 personas. El sector agrícola ha luchado para rellenar el potencial humano perdido a través de la mecanización; pero en la mayoría de los casos, la pequeña escala de las operaciones del campo ha limitado el uso efectivo de las maquina­ias, y la resultante falta de mano de obra ha llevado a grandes saltos en los salarios agrícolas que han tenido un promedio del 19,8 por ciento anual.

El aumento en la productividad no ha sido suficientemente grande como para absorber la presión de los salarios en aumento, lo que ha resultado en un gran aumento en los costos de producción en el campo agrícola y ha causado que los campesinos se dediquen a trabajos eventuales fuera del campo y adopten prácticas extensivas de cultivo (es decir, no intensivas). Al mismo tiempo, la tasa de gasto en alimentación en Taiwan ha declinado consistentemente a medida que el PNB ha crecido; y más, la estructura del consumo de alimentos ha cambiado a favor de más proteína animal. Esto ha causado la necesidad de importaciones en masa de granos para ser utilizado como alimento para el ganado y ha ocasionado una irónica contradicción en la estructura de producción de la isla: un excedente en la producción interna de arroz, junto con la importación en gran escala de productos agrícolas.

Para aliviar la contradicción de la agricultura en medio de la expansión económica, el gobierno inició en 1973, una serie de programas dirigidos a mejorar el ambiente de la producción agrícola, rebajar los costos de producción en el campo agrícola, estabilizar la producción del sector rural y aumentar los ingresos en el campesinado. Hasta 1987, cerca de US$4.000 millones han sido invertidos en dichos programas; y cuando se incluyen las construcciones rurales generales a nivel básico, la cifra sobrepasa los US$7.000 millones.

Este gasto ha tenido un efecto considerable. De 1981 a 1986, por ejemplo, los salarios en el sector agrícola aumentaron solamente un 3,5 por ciento anual mientras que el costo de producción del arroz subió solamente un 0,4 por ciento anual. La tasa de ingresos de la familia campesina con respecto a la no campesina subió del 64 por ciento en 1971 a 73 por ciento en 1986. Los indicatvos señalan que la agricultura ha surgido del fondo y ha comenzado un recobro.

Sin embargo, de acuerdo a las estadísticas de la Organización para Desa­rroll o y Cooperación Económica (OECD), la República de China ha dedicado solamente un 2,7 por ciento de su presupuesto global de 1986 a la agricultura. Esto se compara con el 6,3 por ciento del Japón, 7,5 por ciento de Corea del Sur, 4,1 por ciento de los EE.UU., 1,5 por ciento de Canadá, y 72,8 por ciento de la Comunidad Económica Europea (CEE). Más aún, la mayoría de los gastos de la República de China han ido a la construcción de infraestructuras y el mejoramiento del medio ambiente rural, con relativamente poco dinero dirigido hacia programas que beneficien directamente a los agricultores. Los agricultores, por lo tanto, no han obtenido una fuerte sensación de la preocupación del gobierno por su bienestar, y esto ha dado lugar a su descontento hacia las autoridades.

Bajo la incesante presión de parte de los EE.UU. y de las tendencias en el desarrollo económico, la República de China se ha mantenido a una política de más libre comercialización agrícola desde 1979. Los aranceles de importación han sido gradualmente rebajados; del 19,2 por ciento en 1986, la tarifa simple promedio fue rebajada a solamente 9,7 por ciento en inicios de 1988. Esta no es muy diferente de las cifras del 12,3 por ciento para la CEE y el 7,5 por ciento del Japón.

Sin embargo, la ausencia de barreras no arancelarias como aquellas impuestas por Japón y la CEE es asunto que preocupa a la República de China. Con las reducciones arancelarias, los productos agrícolas pueden ser importados a Taiwan en grandes cantidades. Además de continuar importando productos primarios como el maíz, frijol de soja, trigo y sorgo, se están importando también en volumen masivo bienes de consumo tales como frutas, jugo de frutas y carne de pavo. Esto afecta directamente las ganancias de la producción agrícola, especialmente de los agricultores de tiempo completo.

Naciones más avanzadas como los EE.UU. y los miembros de la CEE ayudan a sus producciones agrícolas a través del apoyo de precios o políticas de ingreso dirigidas subsidiar la inadecuada competividad de sus productos en el mercado mundial. Pero la República de China no ofrece un tan fuerte apoyo para su sector agrícola.

De acuerdo al cálculo de los valores equivalentes de subsidios a los productores agrícolas de 1982 a 1986 por el Departamento de Agricultura de los EE.UU., el valor promedio pesado de los subsidios (como un porcentaje del valor total de producción) en la República de China era solamente del 19,2 por ciento; muy por debajo de las cifras para los EE.UU. (24,6 por ciento), la CEE (35,4 por ciento), Corea del Sur (59,5 por ciento), y Japón (71,7 por ciento). Esto indica que la producción agrícola de Taiwan. Con sus relativamente débiles precios y apoyos de ingreso, caería en una situación desesperante en caso que fuesen liberalizadas las importaciones.

En resumen, desde los años setenta, el desarrollo agrícola en la República de China ha estado bajo severas presiones de parte de la producción, tales como el aumento de los salarios agrícolas y el rápido aumento de los costos de producción. Pero en los últimos años, la mayor parte de los productos agrícolas locales no han estado bajo una presión competitiva de las importaciones en el mercado, de modo que pueden ser vendidos a precios más altos que sus costos de produc­ción. Además, los campesinos aún pueden ser capaces de tomar varias medidas para reducir más sus costos de prouucción.

Bajo la presión de la liberalización de los productos agrícolas que comenzó en la presente década, los agricultores de la isla no son ya capaces de obtener un remuneración razonable de su producción de alto costo. Debido a esto, y junto con la insuficiente inversión agrícola del gobierno, el cambio estructural en las operaciones de las granjas pequeñas y la creciente concientización política de los agricultores, junto con el inadecuado funcionamiento de las organizaciones campesinas, los campesinos de Taiwan han perdido su confianza en las semioficiales organizaciones campesinas, y por extensión, en el gobierno. El resultado ha sido una serie de manifestaciones de protesta de parte del campesinado.

Comprendiendo las razones de los existentes problemas agrícolas, y de las necesidades de los campesinos de la isla, el gobierno debe ahora delinear principios y medidas más claras para asegurar un adecuado nivel de protección en contra de los productos agrícolas importados. Las medidas a corto plazo adoptadas en forma precipitada no podrán tener el efecto general que se necesita. Las murallas arancelarias nunca han logrado los resultados deseados y va en contra de las actitudes prevalecientes. Una mejor posición sería acelerar la creación de una estructura de barreras no arancelarias, o pedirle a los agricultores que organizen un sistema de autocoordinación, o seguir el ejemplo del Grupo para la Promoción de la Comercialización Agrícola del Japón.

Y tener organizaciones agrícolas de beneficio público para que manejen las exportaciones e importaciones de los productos agrícolas, manteniendo al mismo tiempo los precios en el mercado interno para así garantizar los intereses de los campesinos locales y alcanzar el objetivo de usar las importaciones para complementar la producción local en vez de atacar la agricultura de la nación.

En el pasado, la política de precios había puesto demasiado énfasis en la equitatividad. Se enfocó en los subsidios para el precio del arroz, pero pasó por alto la necesidad de una política de precios para promover una mayor eficiencia en las operaciones agrícolas. Los campesinos a tiempo completo con operaciones relativamente mayores no sintieron que ganaban beneficio alguno de este tipo de política, y el gobierno tuvo que cargar con un consecuentemente fuerte peso financiero pero no pudo estimular las inversiones de parte de los campesinos a tiempo completo.

El gobierno debe por lo tanto ser selectivo en su política de precios en torno a los productos agrícolas y ofrecer a los campesinos dirección de tiempo completo enfocado en términos de productos, áreas de producción y escala de las granjas de manera que la política sea aplicada a quienes realmente necesitan de dicha directriz. Las medidas adoptadas en la conducción de esta política no deben ser limitadas a los precios garantizados; juzgando por las experiencia de los EE.UU., Japón y Europa, los pagos por deficiencias y los subsidios en costo son excelentes medidas de apoyo, ya que ninguno de ellos interfieren con los precios del mercado.

Bajo la tendencia de la liberalización, los productos agrícolas nacionales deberán por lo tanto, continuar siendo vendidos en el mercado a precios de mercado, y podrían lograr una posición ventajosa en el mercado a través de la buena calidad y frescura. No se hará daño alguno a los intereses de los campesinos ni al desarrollo industrial. Sin peso sobre el costo del inventario, el gobierno podrá gozar de fuentes estables de alimentos en todo tiempo. Esta es la dirección en que el gobierno debe dedicar sus esfuerzos para poder resolver los problemas de la actual política de precios.

Para que las políticas gubernamentales alcancen la mayor efectividad, se debe tomar en consideración el poderío de las organizaciones campesinas. Las asociaciones campesinas regionales que fueron desarrolladas en el pasado, jugaron de hecho un papel exitoso en el curso del desarrollo agrícola de la nación. Pero los tiempos han cambiado y la estructura de producción ha sido reajustada, mientras que las organizaciones campesinas regionales no han sido capaces de ir al tanto con el desarrollo de varios sectores individuales de producción. Aunque la Asociación Provincial de Agricultores de Taiwan maneja las exportaciones de algunos productos agrícolas, ella es incapaz de tomar carta en otros sectores que han quedado bajo la presión de las importaciones.

De esta manera, la futura dirección del desarrollo a largo plazo será hacia la creación de grupos de agricultores centralizados en sectores productivos, especialmente la ganadería, que puede movierse hacia operaciones comercializadas; así como la horticultura que tiene una producción con valor económico relativamente alto. Las organizaciones campesinas que han sido creadas alrededor de los sectores productivos estarán en mejor posición para procurar una expansión al tomar oportunidades a tiempo y luchar por mayor eficiencia productiva. Si el desarrollo regional puede ser enfatizado a través de la coordinación con asociaciones agrícolas ya bien desarrolladas, las organizaciones campesinas de la nación podrán romper con la camisa de fuerza que ahora las controla.

Claro está, el fortalecimiento del apoyo gubernamental hacia la agricultura no significa que la agricultura puede abandonar su búsqueda por el crecimiento y la competividad. El progreso tecnológico seguirá siendo el enfoque del futuro desarrollo, especialmente la colocación de la investigación tecnológica en línea con las necesidades del mercado, de manera que se puedan evitar las inversiones no necesarias.

Finalmente, uno debe hacer hincapié que los problemas agrícolas actuales no pueden ser resueltos en un corto período de tiempo, ni tampoco pueden ser rectificados a través de la conducción o mejoramiento de unas cuántas medidas. Una solución básica radica en la revisión o creación de leyes y estructuras necesarias; una revisión general de las mismas deberá ser llevada a cabo lo más pronto posible, y se le debe infundir a los agricultores más confianza hacia la ayuda del gobierno así como el reconocimiento de sus contribuciones por la sociedad en general. Ellos no deben ser conducidos a las calles debido a ciertos reveses temporales, con el riesgo de ser tomados como herramienta política en beneficio de otros.

El sector agrícola de la nación debe continuar siendo una fuerza para la estabilidad social al proveer con las necesdidades del pueblo tal como lo hizo en los años cincuenta, como una fuerza para la estabilidad económica al ofrecer potenciales oportunidades de trabajo como lo hizo en los años setenta y como una fuerza de estabilidad política a través de la característica diligencia frugal que por costumbre muestran los campesinos. En base a un cimiento de confianza mutua, el gobierno y los agricultores deben trabajar juntos para crear una nueva era en el desarrollo agrícola de la Repúblíca de China. □

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