29/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

Y el método viejo persiste...

01/09/1986
La producción en masa ha sido tomada como un hecho en nuestro medio altamente industrializado para productos primarios tales como el papel y los materiales impresos. En realidad, el consumo diario de productos de papel es tan grande que necesita de avanzados métodos tecnológicos de producción. Mientras la mayor parte de nosotros no nos preocupa los tipos de papeles que se usan en nuestros periódicos o cartas, para los conocedores de la caligrafía china y de otras aplicaciones igual de especializadas, las variedades de los papeles producidos en masa no son suficientes. Esa es la razón del porqué las venerables viejas técnicas chinas de hacer papel en forma manual aun subsisten y se hallan bien en la pequeña aldea agrícola de Puli (埔里) . Localizada casi en el centro geográfico de la provincia de Taiwán, Puli, con sus suaves colinas y riachuelos de cristalinas aguas, es una vista pastoril para los ojos cansados de las ciudades. La caña de azúcar y los bananos son algunos de sus productos agrícolas, así como el famoso vino amarillo chino, que se considera favorecido por la dulce y pura agua de la localidad. Se dice además que dicha agua es también responsable por el blanco y suave cutís de las mujeres de Puli. Con todo eso, Puli ha estado recibiendo la atención por algo más, su papel. La aldea es el sitio de varias fábricas que producen papel de alta calidad en el tradicional método chino. El proceso básico usado en Puli permanece siendo el mismo usado por los fabricantes de papel chinos de antaño. Pero la asistencia mecánica ha sido añadida en áreas que no afectan la calidad final del papel, sino que ayudar a ahorrar tiempo y aumentar moderadamente la producción. Para hacer su papel, la privada Fábrica de papeles de Taiwán utiliza tres diferentes tipos de hierbas importadas desde Tailandia, kozo, salago y gampi. Después de remojarlas por 24 horas, se las cocinan por tres horas y se blanquean (las fibras de esas plantas se desprenden más fácilmente que las del bambú, por lo tanto no se necesitan tanto remojo y cocción en esos pasos iniciales). Después del blanqueado, las fibras son limpiadas a manos para evitar que hayan impurezas. El próximo paso es el que consume más tiempo en el proceso tradicional -el machacar las fibras a pulpa. Ahora se hace con la ayuda de una máquina que en 30 minutos reduce todo un montón de fibras a una consistencia pastosa. En estos momentos, se le añade una sustancia resinosa. La pasta puede ser coloreada con un tinte si se desea. Seguidamente, se procede a un paso que virtualmente no ha variado desde que se hizo papel por primera vez, sacudir la pasta en un sedazo de bambú. Se requieren años de experiencia o de lo contrario la distribución dispareja en el sedazo produciría un papel de pobre calidad. La delgada capa que está en el sedazo, y que se guarda para su secado es ya papel, y se las amontona en hojas similares volteando el sedazo. Cuando se hayan reunido cierta cantidad de hojas, se llevan a una prensa para sacar la humedad excesiva (una máquina reemplaza ahora las tablas y piedras de antes). Y lo que queda es pelar las hojas una por una y secarlas con aire caliente. Con la excepción de ayudas mecánicas menores, el observar todo el proceso es como tomar un viaje al pasado, varios siglos atrás. La Fábrica de papeles de Taiwán se fundó en 1935 y se dedica a la preservación de la venerable tradición china de hacer papel y poder suplir con papel especial de muy alta calidad. Claro que algo manual produce en cantidad limitada. La fábrica trata de satisfacer órdenes que llegan a diario del exterior, tan pronto como pueda. El espíritu de la calidad es la medida del éxito de esta empresa con 50 años de existencia. También demuestra que en un mundo de producción masiva, aun queda lugar para lo tradicional. □

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