Taiwan Today

Los relucientes jardines de crisantemos en los anocheceres de Taiwan, constituyen un deleite para la vista. Las calles nocturnas de la ciudad con su resplandeciente variedad de colores, son algo desconocido en este lugar. Miles de bombillas eléctricas iluminan el área del jardín con su radiante luz. No existen bulliciosas aglomeraciones; sólo el sonido producido por el correr del agua, así como el canto de las ranas y de los insectos en los campos de arroz, entrelazados en agradables sinfonías. El jardín de flores de la carretera, co-desarrollado especialmente para el interés de la horticultura, está localizado en Tienwei, en el municipio de Changhua, en la parte central de la isla. Aproximadamente 600 personas en dicha área se ocupan en el cultivo de flores. De las 180 hectáreas de terreno para el cultivo de flores, 70 están destinadas a los cultivadores de crisantemos. Los jardineros de Tienwei pueden producir 40 millones anuales de flores de crisantemos, tanto para el mercado local, como para el extranjero, siendo exportadas la mayor parte de ellas hacia el Japón y Hong Kong. Debido a sus abudantes colores y a sus cualidades de conservación, el crisantemo es usado frecuentemente para arreglos florales y los crisantemos producidos bajo iluminación de luz eléctrica en Tienwei, son cultivados especialmente para dicho propósito. Existen crisantemos de verano, de otoño y de invierno. Ordinariamente un crisantemo florece cuando es iluminado por 12 a 15 horas; sin embargo, demasiada iluminación o luz solar, podría retrasar el aparecimiento de las flores. Puesto que Taiwan está localizada en la zona subtropical, el grado de latitud es bajo y el lapso de iluminación (debido a las lluvias y al cielo nublado) es corto. Consecuentemente, el florecimiento y crecimiento normal de las flores se produce más temprano y su tallo contiene poca agua. Por eso no resultan muy adecuadas para arreglos florales. Además el largo del tallo de la flor resultante es menor de 90 cms., la medida standard para exportación. Si se ayuda su crecimiento con luz eléctrica, el tallo de la flor será más alto y fuerte y el tiempo de aparición de la flor será controlado adecuadamente. Diez días después de ser trasplantadas las semillas del crisantemo, se erigen en los jardínes de las mismas, postes de bambú, para sostener los cordones de electricidad. Las luces eléctricas colocadas a cada seis pies, se encienden cada noche durante tres horas. Puede ser peligroso si el equipo de iluminación es demasiado simple y ordinario. Las bombillas recalentadas pueden estallar o quebrarse fácilmente, debido a las repentinas y torrenciales lluvias. Cuando un aguacero se convierte en torrente, debe interrumpirse la corriente eléctrica. Actualmente, los jardines iluminados son controlados con interruptores automáticos, por lo que cuando ocurren cortos circuitos, la electricidad se interrumpe automáticamente. Chiang Cheng-chen, un "veterano cultivador" de 30 años, se ha ocupado en el cultivo de flores durante más de diez años, siendo su principal asistente, su propia esposa. Ha llegado a ser muy famoso dentro de la localidad, por haber sido el pionero en desarrollar nuevas técnicas de iluminación. Descubrió que con intervalos de apagado y encendido de iluminación, cada 10 minutos, el consumo de electricidad puede reducirse a la mitad y obtenerse similares resultados. Mientras trabaja en los jardínes, Chiang enciende su equipo de sonido, de manera que tanto las personas como las flores puedan deleitarse con el inigualable placer que ofrece la música. Al igual que para el cultivo de vegetales, el cultivo de crisantemos tiene que depender también de la naturaleza para una buena cosecha. Pero la sobreproducción también es motivo de preocupación, puesto que hace descender los precios. Cada día, al cortar, nivelar el terreno, trasplantar, irrigar, fertilizar, regar pesticidas, erigir el equipo de iluminación, cosechar, empacar y transportar, Chiang debe servirse de sus plantas casi a cada minuto. Detrás de la delicadeza y vistosidad de las flores, están todos los sudores y amarguras que el jardinero ha tenido que experimentar. □