29/04/2024

Taiwan Today

Taiwán Hoy

El camino hacia el éxito -Un ejemplo digno de imitar

01/03/1984
En Kaohsiung, la segunda ciudad más grande de Taiwan, la vida de los ciudadanos está íntimamente relacionada con las empresas de un hombre llamado Wu Yiau-ting. La mayoría de ropa es comprada en uno de sus grandes almacenes la carne de cerdo y los huevos que comen diariamente provienen de su granja y los dirigentes comerciales se reunen frecuentemente, en su hotel. Sin embargo, son muy pocas las personas, incluso los periodistas, que lo conocen personalmente. "Estamos ansiosos por conocerlo. Hemos oído mucho sobre este hombre legendario, pero nunca lo hemos visto," comenta un miembro del personal del Banco de la Ciudad de Kaohsiung. El conglomerado Wu Yiau-ting abarca cuatro empresas -los Grandes Almacenes Tah Shing y Presidente, el Hotel Kingdom y la Corporación Agrícola Tah Shing- con un volumen comercial anual estimado en US$100 millones. Aunque se cree que se encuentra entre los primeros cien dentro de la República de China, su conglomerado nunca ha sido incluido entre los "500 de la República de China", porque Wu nunca ha revelado las cifras comerciales de sus negocios. El año pasado, la Oficina de Impuestos de Kaohsiung dio a conocer los primeros diez contribuyentes de impuestos de la ciudad, encontrándose Wu en el primer lugar. Pagó US$425.000 en impuestos por ingresos sugiriendo un ingreso anual de por lo menos US$750.000. Sin embargo, Wu se ha ocupado totalmente de sus negocios y nunca se ha sentido inclinado por satisfacer la curiosidad de los ciudadanos. Sus oficinas se encuentran en el último piso del Gran Almacén Presidente. Comparada con el ajetreo de las áreas comerciales y del ruidoso "Jardín Infantil" localizados en el mismo piso, su oficina más parece un refugio que un lugar para tomar decisiones. Aunque el hombre de negocios de 58 años vende la mayoría de la ropa de moda en sus dos grandes almacenes, él mismo usa todavía un traje con solapas anchas, pasado de moda. "Trabajo 365 días al año y no tengo domingos", comenta. Se le puede encontrar todos los días, ya sea en el Gran Almacén Presidente o en su granja en Pingtung, al sur de la ciudad de Kaohsiung. En Presidente, sus labores empiezan a las 9:00 a.m. y terminan entre 7 y 8:00 p.m. "Excepto dentro de su obligado círculo social, nunca almuerza", nos cuenta su secretaria personal, una china de ultramar. "Trabaja y trabaja, a veces hasta bien entrada la noche, sin comer nada. Cuando finalmente siente hambre, se pregunta, entonces, si ya comido ha." Cuando opta por trabajar en su granja, suele usar ropa de trabajo y manejar hasta Pintung temprano por la mañana para cuidar a sus cerdos de pura raza y no regresa a Kaohsiung sino hasta bien entrada la noche. Wu terminó la escuela primaria a la edad de 14 años y en los 44 años siguientes ha mantenido un gran amor por el trabajo. "Antes solía trabajar 18 horas diarias, pero ahora, he reducido mi horario a 14 horas con la esperanza de poder vivir más tiempo", dijo, agregando que considera su trabajo como una obligación personal. No solamente trabaja duro sino también es ahorrativo y pide que sus subordinados también lo sean. Posee un "Cadillac", pero sólo para usarlo con sus invitados. Suele usar un Yue Loong, carro compacto, fabricado localmente. Cuando el gerente general del conglomerado descubrió que el presidente era tan ahorrativo, empezó a llegar a la oficina en motocicleta. Wu ha sido descrito como un "vicioso del trabajo y preocupado por el dinero." Interpreta dicha descripción suya de esta manera: "Mi ambición ha sido construir una empresa. Si un hombre trabaja solamente por hacer dinero, nunca lo hará." Considera que cuando un hombre no demuestra interés por su trabajo, fácilmente llega a atrofiarse su mente. No le gusta beber licor, tampoco las fiestas, ni jugar al golf. "Jugar al golf es un ejercicio y caminar en un terreno de 100 hectáreas también lo es", enfatiza. Algunas veces, su hijo lo lleva en carro a las aldeas para que pueda ver el precio de los productos agrícolas. Cuando encuentra cualquier artículo a un precio más bajo -considerando también el costo de transporte- ordena a sus empleados comprar el producto para revenderlo en la ciudad. "Así es el comercio", comenta el ejemplar hombre de negocios. Wu considera que "un hombre nunca tendrá una segunda vida, por lo tanto, debe hacer algo que pueda ser significativo en esta." En el pasado, fue citado como uno de los jóvenes más sobresalientes de la nación. Siempre enfatiza su creencia para estimular a sus empleados jóvenes, diciéndoles que la vida tiene más significado cuando los logros de una persona son elogiados por los demás. Un empresario de Kaohsiung cataloga a Wu como un hombre pragmático obsesionado por "las transacciones al contado." La participación de Wu en el negocio de los grandes almacenes -lo cual se adecúa a estos términos­ puede remontarse a sus primeros años. Recordando dichos años, dijo: "Nadie me cree, ni siquiera mis hijos. Para ellos, mi verdadera infancia les parece increíble, pues consideran que empecé mi negocio por una herencia, por medio del contrabando o incluso, por la falsificación de cheques." Wu Yiau-ting nació en la aldea de Hsiti, Tinan. A la edad de seis años, sus padres lo enviaron a la casa de su tío para trabajar como ayudante de albañil. Cuando no estaba estudiando o trabajando, tenía que pastorear ganado. Cuando terminó la primaria y le tomaron una foto con sus compañeros de estudio, tuvo que voltear la cabeza hacia un lado para ocultar un agujero que tenía en la gorra de béisbol que llevaba puesta. (Hoy, las gorras de béisbol son "imprescindibles" en las vitrinas de sus almacenes porque le recuerdan sus difíciles días pasados.) Después de terminar sus estudios primarios, Wu trabajó de albañil y solía bromear con sus amigos diciéndoles que era "ingeniero." El punto decisivo de su vida ocurrió cuando tenía 17 años y estaba trabajando para una corporación de construcción. Su jefe, un japonés, le demostró su aprecio por sus esfuerzos, aumentándole el sueldo. Cuando recibió el dinero de su primer aumento, fue directamente a un almacén operado por un empresario japonés, con intención de comprar un espejo para su mamá. Pidió a la dependienta que le mostrara las distintas clases de espejos. La muchacha, al ver su apariencia tan pobre, dio media vuelta y se fue. Entonces, enojado, al verse despreciado, se prometió a sí mismo que algún día, operaría él mismo un almacén y aseguraría el mejor servicio a todos los clientes. Esta determinación llegó a ser la meta de sus esfuerzos. Primero fue vendedor ambulante de ropa, luego alquiló un local y vendía artículos de lana a un almacén. Cuando logró hacer algunos ahorros, compró, por US$500, un terreno enfrente del almacén. Esta parcela de tierra es ahora el sitio de su Gran Almacén Tah Shing. En 1953, el precio de los artículos de lana subió y obtuvo buenas ganancias. Pero en lugar de invertir en algo que siempre se había prometido: en su propio almacén, tuvo la previsión de obtener, primero, experiencia. Viajó al Japón para aprender técnicas modernas de administración. Allí pasó un año aprendiendo- desde su puesto de portero de un famoso almacén japonés- todos los detalles que un jefe debe saber para poder administrar un negocio. Luego regresó a Kaohsiung, decidido a construir su propio imperio. Aunque había invertido bastante en el almacén, alquiló un pequeño apartamento para vivir en él, empleando su dinero en la importación de artículos de almacenaje en el comercio del mercadeo, nuevo aún, para los funcionarios aduaneros. Con decisión y sentido común, este ambicioso hombre de negocios construyó un imperio comercial en Kaohsiung; lejos de Taipei, el principal establecimiento de comercio de la isla. De esta forma, hace 25 años, Wu abrió el primer gran almacén moderno de la nación -Tah Shing. Importó las primeras escaleras eléctricas, atrayendo a curiosos no solamente de la ciudad de Kaohsiung sino de las ciudades vecinas, para admirar las "escaleras que caminan." Hace quince años, cuando otros consideraron que Kaohsiung era una ciudad demasiado pequeña y provinciana como para tener éxito allí un hotel internacional de turistas, Wu desoyendo los insistentes consejos de sus parientes y amigos, construyó el Hotel Kingdom en 1968 a un costo de US$95.000. Según Lu Ming-chuan, presidente de la Corporación China del Acero de Kaohsiung, antes de que Wu construyera dicho hotel, envió primero, un equipo de investigación de mercadeo para contar el número de personas que llegaban diariamente a dicha ciudad para asegurarse del potencial comercial de la localidad. Hace once años, cambió el derrotero de sus esfuerzos por ampliar su comercio al campo, comprando una granja y estableciendo la Corporación Agrícola Tah Shing. Gastó US$800.000 de una sola vez, importando verracos y cerdos hembras de Estados Unidos; luego invirtió otros US$600.000 para importar una transportadora de comida automática de 13,5 millas de largo, de la cual se siente muy orgulloso. Los asociados comerciales norteamericanos empezaron a bromear con él, llamándolo "Señor trece millas y media." Hace diez años, Wu invirtió US$2,5 millones en la construcción del Gran Almacén Presidente en un campo arrocero y predijo que la remota localidad pronto se convertiría en el centro comercial de la ciudad de Kaohsiung. Tenía razón... "Antes de lanzarse a una empresa, lo más importante es hacer un estudio de mercadeo", enfatiza Wu, agregando que cuando está considerando un paso del negocio, nunca falla en evaluar el potencial de desarrollo, chequeando datos como población, ingreso y cifras de consumo. Al lanzarse al negocio, considera que es muy importante importar las últimas novedades para atraer la atención de los clientes. Cuando construyó el Gran Almacén Presidente, también introdujo el primer elevador transparente de la nación. Subrayó también, su preocupación por el mantenimiento del ambiente comercial limpio, una ventilación adecuada, amabilidad en el servicio y completa comodidad para los clientes. Los artículos son dispuestos por departamentos de manera que faciliten su localización. Para lograr la solución más eficiente a los complejos problemas administrativos, Wu paga US$5.000 mensuales a un consultor extranjero. "Hasta ahora, he empleado de 30 a 40 expertos durante el año. Reemplazo inmediatamente a un consultor cuando lo encuentro incompetente, algunas veces, después de sólo dos o tres días de servicio", señaló. Dichos expertos norteamericanos y japoneses han introducido efectivas técnicas de venta, métodos más adecuados para reclutar y entrenar personal eficiente, pólizas especiales para adquisición de mercaderías y para mantener inventarios limitados de costos, métodos administrativos para granjas agrícolas, bosquejos operacionales para el restaurante del hotel y eficientes sistemas de contabilidad. El gran almacén Presidente cuenta aún con un consejero japonés. Los ejecutivos comerciales de Wu han aprendido de los consejeros cómo adaptar los sistemas de contabilidad al sistema administrativo. Según Li Ming-hsiang, gerente del departamento de contabilidad del almacén Presidente, la administración y contabilidad en la mayoría de las compañías locales operan separadamente. En dicho almacén, el balance mensual de pérdidas y ganancias del departamento de contabilidad está tan ingeniosamente diseñado que sirve de base para resolver los problemas. "Evaluamos el costo de nuestras operaciones sobre la base de este balance y cuando descubrimos que los costos de un departamento particular, son altos, inmediatamente buscamos sus causas y soluciones. El departamento de contabilidad produce también informes mensuales de ventas para compararlos con los de los meses anteriores. Si encontramos que las ventas en cierto departamento han disminuido, podríamos, por ejemplo, cambiar los escaparates para atraer más a los clientes." Los consejeros han ayudado a Wu a establecer sistemas de tabulación. Por ejemplo, en la administración de personal, la asistencia del empleado es tabulada a diario y así, Wu puede darse cuenta inmediatamente cuando un departamento tiene exceso de personal y cuando le hace falta en otro, permitiéndole así, intercambiarlo en los respectivos departamentos. En Kaohsiung, ningún almacén se compara con el de Wu. Cuando un cliente entra ya sea al Tah Shing o al Presidente, podrá encontrar a empleadas ocupadas en limpiar los mostradores o los ventanales. Otros almacenes, en cambio, en la parte sur de la ciudad, no le dan importancia a estos detalles. Wu le presta la misma atención, tanto a los pequeños detalles como a tomar decisiones importantes. Según Wang Kun-tsan, gerente general del Presidente, quien ha trabajado para Wu por 25 años, Wu Yiau-ting siempre les pide a sus empleados usar sus narices, oídos y ojos. Una vez, Wang le estaba acompañando a una inspección en uno de los almacenes; repentinamente, Wu se paró y le dijo: "¿Escuchas ese ruido y sientes el mal olor? Probablemente alguna máquina tiene problemas." Wang escuchó atentamente y olió profundamente, encontrando que tanto el ruido como el olor provenía de una lámpara. Una inspección demostró que el transformador de la lámpara estaba goteando aceite. Algunos observadores comparan la administración de Wu con un procedimiento militar. El negocio del Presidente empieza a las 10:15 a.m. A las diez, todas las muchachas, en elegantes uniformes, zapatos de tacones altos y usando pintura de labios de color brillante, están paradas en sus puestos escuchando una transmisión administrativa a través de los altoparlantes. Antes de que se dirijan a sus mostradores, deben dejar sus bolsos en un departamento especial para evitar robos, comprar golosinas o para evitar cualquier tentación de robar el dinero del almacén. Debido a que Wu podría llegar a inspeccionar su empresa comercial a cualquier hora, los miembros de su personal están siempre alertas. Aún el gerente del Hotel Kingdom se le vió una vez recogiendo un palillo de dientes del suelo. "Esta es ahora nuestra costumbre. Siempre será demasiado tarde para mí pedirle a un muchacho que lo haga", expresó. Aunque el mantenimiento es siempre ignorado en otros almacenes, este no es el caso de los almacenes Presidente o Tah Shing. Por ejemplo, todas las tuberías del aire acondicionado en el cuarto de control son mantenidas tan limpias como que si fuesen nuevas. Debido a que Wu fue "ingeniero", ahora examina todos los anteproyectos de construcción, cambiando a veces los diseños. Cuando se estaba construyendo el almacén Presidente. Wu, a media noche inspeccionaba el proyecto usando una linterna para detectar si las paredes estaban bien terminadas. "Tales fallas no pueden ser detectadas durante el día", solía decirle a sus empleados. Wu sabe que por sí mismo no podría administrar una empresa tan grande y confía en las ventajas que ofrece la delegación de poder. "Nos dio el poder a nosotros, pero nos pide entregarle las cifras a él", comenta un jefe de sección quien trabaja para él desde hace mucho tiempo. El almacén Presidente insiste en entrenar a su personal por sí mismo para asegurar que cumpla efectivamente las operaciones de cada departamento del almacén. Actualmente, el gerente general Wang aplica algunos de los principios en reclutar miembros del personal. "Les pido que empiecen desde la escala básica", agregó. "Solamente si el personal empieza desde lo más bajo puede darse cuenta de los errores que una persona en este nivel podría cometar y buscarle así, la solución", continuó diciendo. Aunque solamente terminó la primaria, Wu es un lector insaciable quien lee, por lo menos, dos horas cada noche antes de irse a la cama. No solamente aprende de los libros sino también colecciona ávidamente información comercial de revistas y periódicos. Ha viajado por todas las naciones principales del mundo, excepto los países comunistas. "Un empresario debe ver el mundo entero hace notar". Ahora está trabajando en la genética de la ganadería y pasa la mayor parte de su tiempo en la granja. Considera que la crianza de verracos será su mejor oficio en los años venideros, puesto que el negocio de los almacenes necesita una gran energía para desarrollar nuevos mercados y mantenerse al ritmo cambiante de los tiempos, por lo cual, debe dejarlo para los más jóvenes. □

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