06/05/2024

Taiwan Today

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QUE LA EVIDENCIA HABLE

01/05/2015
Investigadora del Centro de Ciencia Forense a nivel nacional, que fue establecido en noviembre de 2002.
La ciencia forense y las tecnologías modernas juegan un papel cada vez más sobresaliente en las investigaciones criminales en Taiwan.

Durante su niñez, Liang Chiao-wei pasaba la mayor parte de su tiempo libre viendo programas sobre dramas de crímenes en la televisión y soñaba de día con seguir los pasos de su padre, que era agente de policía. Con 27 años de edad ahora, Liang ha disfrutado de un impresionante inicio de su carrera en la protección de la Ley. El año pasado, fue uno de los 28 agentes seleccionados por sus excepcionales desempeños por la Agencia Nacional de Policía (NPA, siglas en inglés), subordinada al Ministerio del Interior. El recibió este alto honor por haber ayudado a desarticular una importante banda de ladrones de automóviles. Si bien se sintió inmensamente orgulloso de recibir el reconocimiento, el joven modesto oficial rápidamente ha puesto de relieve el papel que las tecnologías para la ejecución de la Ley juegan en la solución del caso. “Las cámaras de vigilancia probaron ser cruciales”, señala Liang, quien ahora presta servicios en la norteña ciudad de Hsinchu. “Fui capaz de identificar numerosas pistas al estudiar cuidadosamente las tomas de las ofensas”.

En los últimos años, la NPA ha adoptado una variedad de modernos instrumentos para combatir el delito, ofreciendo poderosos recursos a los agentes encargados del cumplimiento de la Ley. Hablando en la inauguración de una nueva instalación en el Centro de Ciencias Forenses, bajo el Buró de Investigaciones Criminales (CIB, siglas en inglés) de la agencia, en diciembre de 2010, el entonces primer ministro y actualmente vicepresidente de la República de China, Wu Den-yih, manifestó que “los equipos avanzados y las sobresalientes capacidades forenses pueden poner al descubierto cada pieza crítica de evidencia, logrando que las investigaciones sean más eficientes y echando un sólido cimiento para la protección de los derechos humanos”.

“La ciencia forense solía jugar un papel relativamente menor en el trabajo de investigaciones en Taiwan”, dice Cheng Sheaw-guey, directora del centro. Esto comenzó a cambiar en 1989, con el establecimiento del Departamento de Ciencia Forense –el primero y hasta la fecha, el único de su clase en la nación– en la Universidad Central de Policía (CPU, siglas en inglés), la más alta institución de formación académica de la Policía en el país. Sin embargo, Cheng indica que el público taiwanés en su mayoría no estuvo al tanto de este aspecto del esfuerzo de la ejecución de la Ley hasta la aparición de CSI: Investigación de la Escena del Crimen, una popular serie de televisión estadounidense que comenzó a transmitirse a inicios de los años 2000. El interés del público en el campo también comenzó a crecer en esos momentos como resultado de una extensiva cobertura por los medios de comunicación acerca de la carrera de Henry C. Lee, un egresado de la CPU y uno de los científicos forenses más reconocidos en el mundo.

Lee fungió como oficial de policía en Taiwan antes de emigrar a Estados Unidos en 1965. Después de obtener un doctorado en Bioquímica en la Universidad de Nueva York en 1975, él desarrolló su reputación como un criminalista sobresaliente y fue consultado en numerosos casos famosos, incluyendo el juicio de O. J. Simpson. En Taiwan, es mejor conocido por asistir en la investigación acerca del disparo contra el entonces presidente de la República de China, Chen Shui-bian, en víspera de las elecciones presidenciales de 2004.

Cheng señala que si bien Lee alcanzó prominencia en Taiwan más o menos hace unos 10 años, de hecho, él mismo promovió el desarrollo de la ciencia forense en el país por décadas. Desde fines de los años 1980, los expertos forenses de Taiwan han viajado regularmente a Connecticut, donde Lee fundó el Instituto de Ciencia Forense Henry C. Lee en la Universidad de New Haven y donde anteriormente fungió como jefe de criminalística estatal de EE UU; para estudiar bajo el especialista. Cheng trabajó bajo el mando de Lee por cuatro meses en 1989, cuando ella participó en una investigación de homicidio, junto con su mentor. “El viaje tuvo un enorme impacto en mí”, dice ella. “Me percaté de cuán atrasada se encontraba Taiwan en el campo de la ciencia forense”.

Henry C. Lee (izquierda, primera fila), un científico forense internacionalmente reconocido, y Cheng Sheaw-guey (derecha), directora del Centro de Ciencia Forense.

En 1992, el CIB envió un científico para consultar con Lee mientras se preparaba para la inauguración de su Laboratorio de ADN al año siguiente. Después de crearse la instalación, que marcó un importante hito en la historia del trabajo de investigación criminal en Taiwan, las pruebas de ADN comenzaron a reemplazar gradualmente el previamente usado método de identificación basado en el tipo de sangre.

Para fines del siglo pasado, la ciencia forense comenzó a tener un papel cada vez más prominente en las investigaciones, y los departamentos de policía en todo el país comenzaron a establecer centros forenses a nivel local. El primero de ellos fue creado en Kaohsiung en 2000. El Centro de Ciencia Forense a nivel nacional, establecido por el CIB en noviembre de 2002, se encuentra en el tercer piso de su sede en la ciudad de Taipei.

La inauguración de la instalación construida con múltiples propósitos para el centro en diciembre de 2010, incrementó de manera significativa sus capacidades. El nuevo centro es 50 por ciento mayor que las antiguas instalaciones, y está dotado de tecnologías avanzadas para asistir en una variedad de trabajos de investigación, incluyendo aparatos modernos para pruebas de ADN y análisis químico de sustancias tales como drogas y plantas. “Ahora puedo añadir nuevos equipos e instalaciones, lo cual era imposible anteriormente debido al limitado espacio”, observa Cheng.

El nuevo centro también contiene seis cuartos para pruebas de poligrafía, comparado con apenas uno en el sitio anterior. “Los nuevos cuartos tienen mejores paredes acústicas, que ofrecen un excelente amortiguador de sonidos y mejoran la precisión de las pruebas”, explica ella. La instalación más espaciosa también ha mejorado la seguridad. En el pasado, las oficinas tenían que duplicar su función como laboratorios, lo que significaba que las armas y municiones confiscadas con frecuencia eran examinadas en entornos estrechos e inseguros.

Huang Lan-ying, profesora asistente en la Escuela de Posgrado en Criminología de la Universidad Nacional de Taipei, destaca que “de todos los tipos de trabajos de policía en Taiwan, desde investigaciones criminales al control de tránsito, el sector de ciencia forense posee la mano de obra más especializada”. Por esta razón, Cheng hace especial hincapié en el desarrollo de los recursos humanos. Y con la experiencia de los beneficios de la colaboración internacional, ella invita regularmente a científicos extranjeros para que visiten el centro, incluyendo a Lee, quien vino recientemente con dos expertos que se especializan en análisis del patrón de las manchas de sangre y dactiloscopia. “Los recursos humanos son nuestra propiedad más importante, por eso, tomo muy seriamente el entrenamiento en el trabajo”, señala ella.

“El mejoramiento de nuestras capacidades en ciencia forense ha ayudado a los agentes a resolver varios crímenes importantes en los últimos años, además de un significativo número de casos fríos”, señala Tsai Chun-chang, subdirector general de la NPA. El oficial cita dos incidentes previamente no resueltos de violaciones de la década de 1990 que fueron solucionados cuando los culpables volvieron a cometer el delito en forma separada en 2011. Los investigadores forenses lograron cotejar el ADN tomado de los violadores después de delitos más recientes con las muestras obtenidas de la evidencia de sus anteriores ofensas, guardadas en los archivos del Centro de Ciencia Forense.

El Centro de Ciencia Forense fue trasladado a su nueva instalación de múltiples usos en diciembre de 2010.

Al mismo tiempo, Cheng destaca el papel que la ciencia forense ha jugado al revelar la verdad acerca del Incidente del Guang Da Xing No.28, que involucró el disparo fatal contra un pescador taiwanés por los Guardacostas de Filipinas en mayo de 2013. Inmediatamente después del incidente, el Gobierno filipino reclamó que el Guang Da Xing No.28 había provocado el mismo al arremeter contra la nave filipina. Sin embargo, los expertos forenses taiwaneses probaron posteriomente que las dos embarcaciones nunca colisionaron. “Dejad que la evidencia hable y descubrirás la verdad”, afirma Cheng.

La nación también ha hecho significativas inversiones en otras tecnologías para combatir el delito en los últimos años, más notablemente, en cámaras de supervisión. Según la NPA, más de 142.000 cámaras de vigilancia policial han sido montadas en espacios públicos en todo Taiwan en el transcurso de la última década. Esas cámaras han aumentado la tasa de solución de delitos, además de prevenir que innumerables ofensas fuesen cometidas. “La policía solía depender fuertemente en las declaraciones de los testigos, pero las imágenes de vigilancia son obviamente más confiables que la memoria humana”, señala Liang.

En 2004, las cámaras de vigilancia fueron los medios principales que usó la policía para resolver 944 casos criminales, o apenas 0,3 por ciento del total de casos resueltos ese año. Para 2013, esta proporción subió a cerca del 15 por ciento. Adicionalmente, la cantidad de delitos durante este período de tiempo reportó una disminución anual de alrededor de 523 mil a aproximadamente 300 mil.

La NPA también está utilizando soluciones de tecnología informática para mejorar la eficiencia del trabajo policial. Por ejemplo, la agencia comenzó a desarrollar en 2007 su Sistema Operativo M-Policía, que permite a los agentes a verificar rápidamente la identidad de las personas. La más nueva función del sistema, inaugurada en 2012, permite que la policía compare fotos tomadas con aparatos móviles con fotos de identidad almacenadas en la base de datos del sistema de registro familiar de la nación.

Está de más decir que los delincuentes han reajustado su comportamiento como resultado de las mejoras en las capacidades de investigación de la fuerza policial. “La gente es más cautelosa ahora al cometer una ofensa”, indica Liang. Por ejemplo, él señala que muchos delincuentes cubren sus placas de automóvil cuando sospechan que un área podría tener cámaras de vigilancia. “En un caso así, tengo que revisar una gran cantidad de filmaciones de un número de cámaras con la esperanza de que hayan pasado algo por alto y me dejen algunas pistas que puedan revelar sus identidades”, indica. “Es un trabajo que consume tiempo y cansa, pero también es muy compensativo”. De hecho, si bien la ciencia forense y las tecnologías modernas ofrecen poderosos instrumentos nuevos a los investigadores, la dedicación de los agentes encargados de la Ley sigue siendo el fundamento de los esfuerzos para combatir el crimen en la nación.

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