03/05/2024

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A PARTIR DE LA TIERRA

01/11/2015
La Granja Orgánica Tenha en Tainan ha reforzado su eficiencia de producción, adoptando modernas prácticas y técnicas de agricultura orgánica. (Foto de Huang Chung-hsin)
La agricultura orgánica aún constituye tan sólo una pequeña fracción del sector agrícola, pero la tendencia hacia esta práctica va en aumento.

Otrora cuando Chou Chun-chi era un estudiante de pregrado a mediados de la década de 1980, a menudo pasaba su tiempo libre montando su motocicleta a lo largo de los caminos angostos y serpenteantes que separan las granjas en la zona central de Taiwan. Siendo un diligente estudiante de Fitopatología, echaba un vistazo a los cultivos a medida que pasaba, deteniéndose cuando veía alguna señal de enfermedad. Iba a buscar a los trabajadores agrícolas responsables por los campos para discutir el asunto con ellos y ofrecerles su consejo. “Los ayudaba recomendándoles pesticidas, que resultaban a menudo bastante efectivos”, recuerda Chou, quien obtuvo un doctorado en Fitopatología en la Universidad Nacional Chung Hsing en la ciudad de Taichung, centro de Taiwan.

Durante las décadas siguientes, el ahora cincuentón cambió radicalmente su manera de abordar la agricultura. Cuando realizaba investigaciones postdoctorales en Estados Unidos a principios de la década del 2000, fue testigo del desarrollo de la agricultura orgánica y aprendió a apreciar las ventajas de los métodos de cultivo favorables al medio ambiente. En 2005, Chou fundó junto a otros socios la Granja Orgánica Tenha en el poblado de Rende, al sur del distrito de Tainan, actualmente el sector de Rende de la ciudad de Tainan. En ese entonces, era la granja de su tipo más grande en la nación. “Podía ver que la agricultura orgánica iba a ser tan popular en Taiwan así como lo fue en Estados Unidos, y estaba dispuesto a ayudar a desarrollar esta práctica en mi propio país”, explica.

La predicción de Chou en cuanto al desarrollo del sector ha sido confirmada con el paso de los años desde que estableció Tenha. Su granja, que ocupaba inicialmente diez hectáreas, de allí su nombre en inglés, antes de ser expandida a 16 hectáreas, desde entonces ha sido superada por varias otras en cuanto al tamaño. En la actualidad, la más grande de estas granjas en el país posee 79 hectáreas. Según la Agencia de Agricultura y Alimentos (AFA, siglas en inglés) bajo el Consejo de Agricultura (COA, siglas en inglés), hay 6.071 hectáreas de terreno cultivable orgánico certificadas en Taiwan hasta el año pasado. Esto equivale a casi un aumento de 390 por ciento en comparación con 2004, cuando el país sólo tenía 1.246 hectáreas de tierra cultivable certificada como orgánica.

Los agricultores recogen la cosecha en una granja en el Parque Nacional Taroko en la parte este de Taiwan. La Fundación de Agricultura Orgánica Tse-Xin ayuda a las granjas ubicadas dentro de este parque en la transición hacia las prácticas ecológicas. (Foto cortesía de la Fundación de Agricultura Orgánica Tse-Xin )

En comparación con muchos países occidentales, Taiwan llega tarde a adoptar estas prácticas agrícolas. El primer paso hacia la introducción de estos métodos fue dado en 1987 cuando el COA emprendió un programa de investigación para estudiar la factibilidad de establecer granjas orgánicas. En 1990, una afiliada de Mokichi Okada International Association (MOA, siglas en inglés), que promueve la medicina integral, los cultivos favorables al medioambiente y las artes, fue establecida en Taiwan. Esta fue la primera organización no gubernamental local (ONG) dedicada exclusivamente al avance de la agricultura orgánica. En los años siguientes, aparecieron varios grupos similares.

El Gobierno respondió al crecimiento del movimiento agrícola favorable al medio ambiente con la publicación de estándares orgánicos nacionales en 1999. Otro importante estímulo para el desarrollo del sector ocurrió en 2007, cuando la Ley de Producción y Certificación Agrícola entró en vigor. Esta legislación regula la producción, el procesamiento y el empaque de los productos orgánicos, así como su procesamiento y empaque. Además, la ley introdujo multas de hasta 32.260 dólares estadounidenses para individuos o compañías que etiqueten deliberadamente mal los alimentos de conformidad con los estándares oficiales. La ley también permite la descalificación de entidades de certificación que cometan negligencia al acreditar los terrenos orgánicos. La AFA realiza inspecciones regulares en los productos etiquetados como orgánicos a fin de garantizar la integridad tanto de los cultivadores como las organizaciones que emiten las certificaciones.

En 2001, el MOA se convirtió en el primer grupo en Taiwan con licencia para acreditar a los cultivadores según los criterios orgánicos nacionales. Hoy, hay alrededor de diez de estos organismos. Entre tanto, la Fundación Nacional para la Industria Animal (NAIF, siglas en inglés), una organización no gubernamental auspiciada por el Gobierno, es la única entidad en Taiwan que puede certificar granjas siguiendo los estándares nacionales para ganado orgánico, que fueron publicados en 2003.

En los últimos años, diversas organizaciones gubernamentales se han involucrado activamente en la promoción del desarrollo de la agricultura ecológica. En 2009, varios gobiernos locales comenzaron a alquilar terrenos cultivables de la empresa estatal Taiwan Sugar Corp., que posee considerables extensiones de terreno por todo el país, y subarrendándola a agricultores de cultivos orgánicos. Asimismo, el Consejo para los Asuntos de los Veteranos, de nivel ministerial, que también controla significativas áreas de terreno agrícola alrededor de Taiwan, ha arrendado terrenos directamente a los agricultores para el mismo propósito. De 2009 a 2014, estas iniciativas llevaron al establecimiento de 14 áreas para granjas orgánicas con una extensión de 642 hectáreas.

Las ONGs locales también están desempeñando un importante papel en el desarrollo de las granjas ecológicas. Uno de los principales grupos es la Fundación de Agricultura Orgánica Tse-Xin. Establecida en 1997, la organización comenzó a certificar a cultivadores orgánicos en 2003, antes de que su división de acreditación se separara en 2011 como una entidad independiente llamada Corporación de Certificación Orgánica Tse-Xin. Hoy en día, esta corporación es responsable de la certificación de aproximadamente un tercio de la tierra cultivable orgánica de Taiwan.

Muchas granjas en la sureña ciudad de Tainan han adoptado métodos agrícolas orgánicos con el fin de proteger a las especies de animales locales como la jacana con cola de faisán. (Foto cortesía de la Fundación de Agricultura Orgánica Tse-Xin)

Además, la fundación estableció Leezen Co., una cadena de 112 tiendas de alimentos orgánicos ubicadas por todo el país, y ha desarrollado iniciativas para enseñar a los agricultores sobre las prácticas del cultivo orgánico y sostenible. Importantes granjas en el sector, tales como Tenha, también han ayudado a educar a los trabajadores agrícolas. “Muchos agricultores nos han visitado para aprender más sobre prácticas ecológicas favorables al medio ambiente, y algunos de ellos nos suministran ahora productos orgánicos que empacamos y vendemos con nuestra marca”, dice Chou.

Es importante indicar que la cantidad de terreno orgánico certificado oficialmente representa un cuadro incompleto del crecimiento de este sector. “Las granjas grandes están dispuestas a obtener la certificación porque saben que ayudará a sus ventas, mientras que las más pequeñas no creen que sea necesaria porque venden principalmente sus productos a pequeños grupos de personas, ya sean parientes, amigos y consumidores que saben de ellos por testimonios personales”, explica Li Tsang-lang, director general de la AFA.

Aun cuando cumplen con los requisitos, muchos agricultores a pequeña escala eligen no obtener la certificación debido a los costos y papeleo que involucra. También existe un considerable número de granjas que no satisfacen todos los estándares para la certificación orgánica, pero que han realizado grandes avances para lograr esta meta; por ejemplo, eligiendo eliminar el uso de pesticidas químicos. Los productos cultivados en estas granjas se etiquetan a menudo como libres de tóxicos, aunque no es una designación oficialmente reconocida.

Yang Cheng-hsin, quien tiene una pequeña granja en el sector de Gongliao, en la ciudad de Nuevo Taipei, practicó la agricultura orgánica por varios años antes de obtener la certificación orgánica. Inicialmente, cultivaba para uso personal. “Decidí cultivar productos orgánicos por el bien de la salud de mi familia”, explica el hombre de 47 años de edad, quien trabaja sólo a jornada parcial como agricultor. Hace dos años, comenzó a vender su arroz y hortalizas al público, optando por solicitar la certificación.

La granja de Yang, con 3,18 hectáreas, fue acreditada como orgánica el año pasado. Su terreno también recibió la etiqueta de Conservación Verde Tse-Xin, en reconocimiento por su adopción de métodos agrícolas que protegen a la vida animal local. “Creamos esta designación con el propósito de eliminar las prácticas agrícolas que son dañinas a la vida silvestre”, explica Su Muh-rong, director ejecutivo de Tse-Xin.

Yang Cheng-hsin evalúa sus cultivos orgánicos, en las terrazas de arrozales en Gongliao, ciudad de Nuevo Taipei. Su granja recibió la certificación de orgánica el año pasado. (Foto de Huang Chung-hsin)

La etiqueta fue primero concedida en 2011 a los agricultores del sector de Guantian en Tainan. Según Su, entre 2009 y 2010, más de cien jacanas con cola de faisán murieron como resultado de los químicos utilizados en los campos de castañas de agua en el área. En respuesta, el Buró de Asuntos Forestales del COA comisionó a Tse-Xin para que ayudara a los residentes locales a modificar sus técnicas de cultivo con el fin de proteger a esta especie de ave. Hasta la fecha, la etiqueta de Conservación Verde ha sido otorgada a un total de 210 hectáreas de terreno en Taiwan.

Aunque se ha realizado considerable progreso en un período relativamente corto, la agricultura orgánica abarca sólo una pequeña fracción del sector agrícola de la nación. Es difícil determinar el área total de terreno sin certificar que se ha dedicado a las prácticas del cultivo ecológico, pero la AFA cree que es menor que la cantidad de terreno orgánico acreditado, que representa apenas 0,75 por ciento de todas las tierras agrícolas del país. En cuanto a la producción de ganado orgánico, hay aún mayor oportunidad para implementar mejoras. Además de Tenha, que en 2009 obtuvo una certificación de la NAIF por su cría orgánica de aves de corral, sólo otras dos compañías han sido acreditadas como productoras de pollos y huevos orgánicos. En la actualidad, éstas son las únicas granjas en Taiwan que crían aves de corral orgánicas.

El alto costo de la agricultura favorable al medio ambiente es una de las razones principales por las que muchos agricultores se adhieren a las prácticas convencionales. “Sólo la mitad de mis pollos llegan a adultos, mientras que el porcentaje de los criados convencionalmente es de más del 90 por ciento”, explica Chou. Del mismo modo, Li hace hincapié en que el volumen de producción de los terrenos cultivados de forma orgánica es entre 20 a 50 por ciento menor que aquéllos que usan métodos típicos.

Sin embargo, el entorno es positivo. Con las mejoras que ocurren anualmente en las técnicas agrícolas ecológicas, la brecha entre la agricultura orgánica y la convencional en términos de eficiencia de producción está estrechándose consistentemente. Por ejemplo, Tenha ha experimentado un crecimiento de sus ingresos en más del 150 por ciento desde 2008, aun cuando el tamaño de su terreno permaneció sin cambio durante este período. Aún más, la AFA ofrece ahora subsidios que cubren por lo menos dos tercios de los gastos que los agricultores deben pagar a los entes que acreditan la certificación de terrenos orgánicos.

Ante todo, Yang señala que lo más importante es que los consumidores están volviéndose cada vez más conscientes de los asuntos relacionados con la seguridad alimentaria, y están dispuestos a pagar un poco más por los productos orgánicos. “La demanda excede lo que puedo ofrecer”, dice el agricultor. “Los clientes tienen que llamarme con antelación para hacer sus pedidos, y los que llegan tarde, se quedan generalmente sin nada”, afirma Yang.

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