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Jóvenes empresarios - Caen bajo el embrujo de las muñecas vudú

26/08/2007
Estas muñecas vudú esta adornadas con bufandas, sombreros y otras prendas. (Chen Mei-ling)

Una muchacha le contó al empleado de la tienda que soñaba con convertirse en una chef famosa, que pueda cocinar platillos de todo el mundo. Por esta razón, buscaba una muñeca que representara este objetivo. Desgraciadamente, el dependiente le replicó que no existía tal muñeca a la venta. La muchacha quería un talismán que le brindara suerte e inspiración para alcanzar sus metas. Estaba deseosa de hallar un guardián que le mostrara el camino.

"La solicitud de esa muchacha me inspiró para crear un nuevo producto", explica Jacky Tsai, uno de los tres fundadores de Ethnic Co. Ltd., una empresa que se dedica a la manufactura de muñecas vudú. Posteriormente, la compañía creó un nuevo muñeco llamado "el Dios de la Cocina". Hecho para parecer un chef, el muñeco tiene un sombrero de cocinero y viste un uniforme blanco. "Para diferenciarnos de los otros, ofrecemos diseño creativo y servicio de alta calidad. Cada muñeca posee su propósito especial", afirma.

Tsai conoció a su socio comercial, Ivan Chen, mientras ellos trabajaban en el departamento de mercadeo de la misma compañía. Tsai recuerda que sin importar lo mucho que se esforzara en un proyecto, el crédito siempre se lo daban a su supervisor. Por ello, los dos colegas, junto con Elaine Chen, decidieron iniciar su propio negocio. Los tres jóvenes montaron un puesto en la bulliciosa calle cerca de la intersección de las Avenidas Zhongxiao Este y Dunhua Sur, donde transitan muchos jóvenes. Tsai, graduado del Departamento de Mercadeo de la Universidad Católica Fu Jen, había aprendido que entre más parecidos los productos, mayor es la competencia. Por ello, creía en vender algo original.

En 2004, se llevó a cabo un desfile de modas en Milán que destacaba diseños étnicos en ropa y accesorios. Al ver tal creatividad, Tsai predijo que los diseños étnicos se tornarían muy populares en el futuro cercano, así que empezó a importar joyería del Sudeste de Asia, tales como brazaletes, collares y aretes.

Posteriormente, el trío viajó a Tailandia para buscar más productos, y se toparon con un puesto donde se vendían muñecas. La primera impresión instintiva de Tsai fue negativa, ya que pensó que las muñecas eran malignas porque parecía que fueran usadas para maldecir a las personas. Para su sorpresa, los operadores del puesto no eran médicos brujos, sino estudiantes tratando de ganar dinero para costearse su educación.

Las muñecas estaban hechas de cáñamo rústico, que los estudiantes usaron para moldear las figuras. Los muñequitos no parecían nada extraordinario, pero las agujas saliendo de la cabeza y del corazón de ellos evocaban sentimientos de desasosiego. Con su experiencia en mercadeo, Tsai opinó que las muñecas misteriosas despertarían la curiosidad de la gente. Las muñecas juegan un papel en la religión vudú, que es todavía desconocida para la mayoría de las personas. "Este sentimiento mágico capturó mi imaginación", recuerda, refiriéndose al potencial comercial de las muñecas.

A su regreso a Taiwan, Tsai se sintió motivado para crear algo diferente de las muñecas de cáñamo. Por otro lado, también realizó investigaciones para corroborar sus impresiones negativas acerca del vudú. "No es como el estereotipo común de echarle una maldición a alguien para que se muera", señala. Las tribus en la parte occidental de Africa seguían ideas antiguas y adoraban a la naturaleza, incluyendo el Cielo y la Tierra, al igual que a los animales. Los miembros de las tribus creían que los espíritus les brindan salud y fortaleza, de tal forma que el 80 por ciento de los espíritus eran buenos y el resto malo, explica.

Conforme Tsai profundizó sus estudios, descubrió que el vudú era similar a la naturaleza humana. "Hay oscuridad y luz en cada corazón. Tratamos de enfatizar en el lado positivo de la vida", afirma, señalando que la gente tiene una necesidad de sentirse segura y que las muñecas responden a este propósito. Tsai ofreció varias categorías de las muñecas por unos 7,60 dólares estadounidenses, incluyendo aquéllos para la protección, el amor y las maldiciones. La gente puede escoger las muñecas de acuerdo a sus necesidades.

Por ejemplo, "el Pequeño Príncipe", de bondadoso corazón, es el nombre del personaje principal del cuento para niños de Antoine de Saint-Exupéry; y su labor es proteger a la gente contra los peligros de la sociedad. El príncipe guardián sostiene un escudo y una espada en sus manos, mientras que su capote azul flota en el aire. Para los oficinistas, "la Momia" combate a los jefes, supervisores y colegas dominantes. La momia está envuelta en capas de vendajes blancos y tiene agujas atravesando su corazón.

No todas las muñecas vudú son figuras mitológicas de la historia o de la ficción. Por ejemplo, una muñeca vudú está vestida como un ladrón que usa un uniforme a rayas de preso. También lleva un saco de mercancías robadas en su espalda. Dentro de la bolsa no lleva joyería o efectivo, sino un corazón,. Tsai llama a este muñeco "el Ladrón de Corazones", para aquéllos ansiosos por ganar el afecto de su ser amado.

Por lo que concierne a Tsai, la amenaza más grande para su vida no son las muñecas vudú, sino los seres humanos que copian sus diseños originales. Los productos pirateados lo frustran, o peor, arruinan a su motivación para crear. "Hay muchas diferencias entre una muñeca genuina y una copia," afirma Tsai.

El cuerpo de una muñeca vudú auténtica debe ser sólido y duro, porque la muñeca fue tejida a mano, enfatiza Tsai. A diferencia de ésta, un artículo pirateado a menudo fue amarrado flojamente y conectado en las coyunturas con más poco de un cordón. La forma de una muñeca falsa es a menudo desproporcionada en los cuatro miembros, con el cuerpo siendo demasiado corto o demasiado largo.

Los ojos son otra característica importante para comprobarlo, revela Tsai. Las cuentas de los ojos deben ser cosidas en la superficie con un hilo en vez de pegadas a la cara con goma. Cualquier diferencia menor puede cambiar enormemente el aspecto de una muñeca vudú, según el creador original.

Para atraer clientes a comprar las verdaderas muñecas vudú de su compañía, Tsai ofrece garantías y servicio después de la venta. También indica que como todas las muñecas son hechas a mano, era imposible producir muñecas idénticas. Por ejemplo, los hilos se cruzan en lugares diferentes en la cara de la muñeca, algunos debajo de los ojos y otros sobre la frente.

"Cada muñeca es única porque el hilo es tejido por personas. Es difícil hacer una producción en masa", explica Tsai. "Además, los productos hechos a máquina carecen del encanto de la individualidad". Las muñecas son todas hechas a mano, así que es muy importante saber cuidarlas. No pueden ser puestas en una lavadora, sino aplicar jabón líquido y después secar con una aspiradora.

Tsai eligió los hilos de algodón en vez de fibras de cáñamo porque el algodón es de uso general en la ropa humana. El cáñamo parecía espantoso, mientras que el algodón tiende a sentirse suave y femenino, según Tsai. Para lograr un equilibrio razonable entre las diversas texturas, decidió utilizar el hilo de algodón.

Añadir accesorios a las muñecas completó el efecto. Por ejemplo, las muñecas que Tsai exporta a Japón tienen más decoraciones, como un sombrero, un capote o un arma; que las que envía a Estados Unidos. Tsai ha adaptado el diseño de las muñecas a diversas inclinaciones culturales. "Para Japón, enviamos las muñecas con muchos accesorios y las embalamos en cajas de lujo", cuenta Tsai. "Por otro lado, los estadounidenses prefieren diseños simples y comunes".

Al inicio, las muñecas vudú eran solamente a un medio para alcanzar un fin, una forma para que Tsai ingresara al mundo de los negocios por sí mismo. Para su sorpresa, terminó explorando la religión vudú y ayudando a las personas a alcanzar sus sueños.

Traducido del Taiwan Journal Por Silvia Villalobos

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