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Coleccionista de tiquetes se convierte en innovador

26/06/2007
Ho Yuan-fu cuenta acerca de cómo materializó su idea de hacer tarjetas postales de madera. Otro de sus diseños imita los tiquetes de tren con nombre de lugares que denotan buena fortuna. (derecha)

Ho Yuan-fu se escapaba de la escuela para montarse en los trenes, y su hermano se volvió aficionado al vino; tras muchas vueltas de la vida, estos hechos llevaron a Ho a crear una artesanía original, con la que se gana la vida. Si ésto parece increíble, se vuelve aún más extraño. La forma artística que creó consiste en tarjetas postales de madera, que Ho vende junto con imitaciones de tiquetes de tren que llevan nombres de las estaciones de tren que se cree atraen la buena fortuna, en su pequeña tienda de una abandonada villa minera.

Ho admite que nunca fue buen estudiante. En sus tres años de educación secundaria a principios de los años ochenta, asistió a cuatro colegios diferentes. El último de éstos fue en el poblado de Chaojhou en el distrito de Pintung, a unos 40 kilómetros de distancia de su hogar en Kaohsiung, por lo que debía tomar el tren de ida y vuelta todos los días. De hecho, para probar que realmente había asistido a clases, sus padres le exigían que presentara los tiquetes de tren respectivos. Sin embargo, no era difícil para Ho cumplir con este requisito, ya que cuando quería escaparse, simplemente recogía los tiquetes que otras personas ya habían usado o botado. Esto lo llevó a amar los trenes y adoptar el hábito de coleccionar tiquetes de tren, poniendo en su lugar las primeras dos piezas del rompecabezas de su vida posterior.

La siguiente parte, o sea varias piezas, las aportó su hermano, recuerda Ho. La afición que su hermano sentía por el vino significó que su hogar siempre estaba lleno de las cajas de madera en las cuales se entregaban las botellas. Estos cajones estaban marcados con los sellos de los mercaderes y el año de producción, que dejaban hendiduras y colores interesantes en la madera. Ho relata que le gustaba cómo se sentían estas marcas en sus dedos y las examinaba cuidadosamente. "Me enamoré de la madera porque me daba un sentimiento de calidez", confiesa, explicando que ni siquiera en invierno, la madera era tan fría como el metal. Por el contrario, es flexible y se expande como reacción a los cambios en la temperatura. Aún más, los colores usados en los diseños eran simples, la mayoría de ellos en color vino o café oscuro. Según Ho, dada la textura de la madera, no es necesario añadir colores brillantes para atraer la atención; de hecho, él siente que entre más natural sea la impresión, mejor.

A pesar de que Ho no tomaba vino, comenzó a coleccionar los cajones de vino de Italia y el Reino Unido. Los logotipos de las marcas eran más que muescas para él, eran obras de arte en miniatura estampadas e impresas en la madera. Ho desarmó muchas de las cajas y las convirtió en libreros, pequeños gabinetes o decoraciones para la pared.

Casi todas las piezas estaban en su lugar, sólo faltaba que se le ocurriera la idea de las tarjetas postales de madera, marcadas o impresas con pequeños diseños artísticos.

Primero diseñó un sello de madera para el programa de reconstrucción de la Administración del Ferrocarril de Taiwan (TRA, siglas en inglés) en el poblado de Jiji, tras el devastador terremoto de 1999. Esta permitió a los usuarios del tren poner sellos en cuadernos u hojas de papel con un diseño conmemorativo como recuerdo de su visita. Esta empresa resultó muy exitosa, con cientos de personas haciendo fila para usar este sello, por lo que en su mente comenzó a germinar la idea de cómo mejorar este concepto.

Coleccionista de tiquetes se convierte en innovador

Las tarjetas postales de madera hechas por Ho, que tienen justo el tamaño requerido por Taiwan Post Co., muestran panoramas como el Ferrocarril del Bosque de la Montaña Ali y tiendas tradicionales. (Fotos de Chen Mei-ling)

Fue entonces cuando dio en el clavo al concebir la idea de las tarjetas postales de madera, y en sus primeros intentos empleó una impresora láser para imprimir una imagen del gigante ciprés de Formosa en la Montaña Ali. Sin embargo, este intento no tuvo gran éxito ya que los costos excedieron el valor planificado de dos dólares estadounidenses como precio de venta de cada tarjeta. Con el fin de reducir los costos de producción, Ho contrató cuatro pintores para diseñar las imágenes para las tarjetas postales. Ellos crearon dibujos de las estaciones ferroviarias, personajes de caricaturas, lugares panorámicos, estrellas de cine, mapas de Taiwan y otros, que fueron impresos en láminas de suave madera contraperchada del tamaño de una tarjeta postal. Hasta la fecha, Ho y su equipo han producido 72 diseños, que vende en tres tiendas de tarjetas postales y recuerdos de trenes que abrió en Kaohsiung, Taipei, y recientemente, en la antigua zona minera del poblado de Pingsi en el distrito de Taipei.

Tras décadas de estancamiento económico, el área de Pingsi ha experimentado un renacimiento al promover el turismo basado en su belleza natural, vestigios históricos, y un tramo ferroviario local, uno de los únicos tres de este tipo que administra la TRA en todo el país.

La tienda de Ho, la Casa de Historias del Ferrocarril de Taiwan, fue inaugurada en 2005, y está ubicada al lado de la estación en Jingtong, una de las villas que componen Pingsi. Estas tiendas nacieron originalmente de la fascinación de Ho por los tiquetes de tren. Para muchos taiwaneses con inclinaciones religiosas, los tiquetes de tren con auspiciosas combinaciones de nombres de estaciones se convirtieron en talismanes curiosos o recuerdos de buenos deseos. Los tiquetes de Jhueifen a Chenggong, ambos en el distrito de Taichung, suenan parecido a "jhueifen chengong" que significa "luchar por romper marcas y tener éxito", que es una forma de motivar a los estudiantes que tienen exámenes. Aún más populares son los tiquetes de Yongkang a Bao-an, ambos en el distrito de Tainan, porque, cuando se leen al revés como "yong bao an kang" sugieren "salvaguardar eternamente la paz y la salud". La demanda supera la oferta, por lo que Ho imprimió sus propias copias, al igual que otros boletos con nombres ficticios tales como Singfu, que significa "felicidad"; o Ping-an, "paz". Ho vende estos tiquetes en sus tiendas por tan sólo de 0,15 centavos de dólar estadounidense.

De los tiquetes pasó a las tarjetas postales, y finalmente a crear sus originales tarjetas postales de madera. No obstante, antes de venderlas, Ho debió asegurarse de que estuvieran de acuerdo con los reglamentos de la Taiwan Post Co. Entonces, reajustó el tamaño de sus cartas, para que con sus 11 por 15 por 0,5 centímetros y 80 gramos de peso cumplieran con al tamaño y peso máximos permitidos para los envíos postales. Sus tarjetas postales tienen espacio para escribir la dirección y poner una estampilla, pero también tienen un agujero para ensartar una cuerda, ya que Ho sabe que muchas personas las compran como recuerdos de viaje más que para enviar a sus amigos. Sin embargo, también vende estampillas en sus tiendas y sus ayudantes están entrenados para ayudar a los que desean mandarlas. Una ventaja de enviar las tarjetas por correo, aunque sea a uno mismo, es que las tarjetas tendrán un sello postal que registra la fecha del viaje. Por otro lado, las cuerdas permiten a Ho colgar las postales decorativamente en su tienda, lo que a su vez llena el local con un fresco aroma a madera.

A pesar de que Ho insiste en que no le gusta la administración del ferrocarril, es algo difícil de imaginar dada la cantidad de diseños inspirados en este sistema. Estos incluyen caricaturas de los empleados del ferrocarril, y fiambreras con cubiertas temáticas. Ho también entrenó al personal de sus tiendas en Kaohsiung y Taipei para que promuevan la belleza de Jingtong y motiven a los clientes a que visiten ese lugar. Las personas que presenten una tarjeta postal de madera comprada en una de las tiendas podrán recibir otra gratis al mostrarla en la tienda de Jingtong, explica Ho. Aunque ésto significa dar una tarjeta gratis, Ho se encuentra feliz de hacerlo, ya algunas personas incluso viajan desde Kaohsiung para aprovechar esta oferta.

Ho no ha dejado de crear innovaciones. Su siguiente idea es hacer postales tridimensionales que presenten los mejores paisajes de Taiwan, claro, aquéllos que se ven desde los trenes, por supuesto.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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