01/05/2024

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Panoramas mezclan realidad y fantasía

16/05/2007
T. J. Chiang explica cómo se expresan sus teorías sobre realidad e ilusión en sus fotografías panorámicas en blanco y negro durante la exhibición de las mismas realizada en el TFAM. (Chen Mei-ling)

Un enorme tiburón ballena yace inmóvil dentro de una piscina bajo el calor del sol. A unos pocos metros, un niño también aprovecha el agua refrescante y se tiende completamente en el agua baja. Ambos conforman un extraño conjunto, y la escena evoca una diversa gama de reacciones emotivas e intelectuales; entre más lo mira el observador, más se borra la frontera entre la realidad y la ilusión, hasta que se desdobla y desaparece. Se supone que ésta era la intención del artista, dado que la obra, Respiración, es parte de la exhibición llamada Panorama de Taiwan--La ilusión realista, de T. J. Chiang, realizada en el Museo de Bellas Artes de Taipei (TFAM, siglas en inglés) del 17 de marzo al 6 de los corrientes.

Mientras que el muchacho, que se muestra en blanco y negro, es real, el colorido tiburón no lo es. Respiración está basada en una toma de ángulo amplio de una escultura que representa a un tiburón ballena en un parque marino en el sur de Taiwan –para guardar el misterio, ninguna de las fotos de Chiang explica dónde se tomó-- y es típica de las obras del artista, muchas de las cuales están basadas en el arte de otros. Chiang quita el color digitalmente de todos los objetos menos de uno en la imagen. En el caso de Respiración, el elemento clave fue el tiburón ballena. Otras obras en la exhibición destacan instalaciones públicas, grabados aborígenes, estatuas del ex presidente Chiang Kai-shek, e inclusive una escultura apenas afuera del TFAM.

Quizás Chiang está haciendo un comentario sobre el papel del arte en la vida, o sobre el papel del arte en el arte mismo, tal vez no. Según los boletines de información del TFAM, la técnica del artista, que él llama fotografía con escala cromática, "permite que los valores del blanco y negro coexistan con los colores de la obra y enfoquen la atención del observador en estos cautivantes panoramas". La literatura del TFAM continúa diciendo que ésto significa que "su obra existe entre los mundos análogo y digital; a color y blanco y negro; documental y surrealista". Se dice que Chiang está tratando de "alterar la realidad documental del medio fotográfico", permitiendo al público "considerar los confusos y múltiples cambios de la realidad e ilusión en la vida y sociedad".

El camino de Chiang hacia el arte no estuvo falto de dificultades. Primero que todo, sus padres creían que los varones debían estudiar ciencias, no artes, en la universidad. Por ello, a pesar de que había sido un miembro del club de fotografía de su colegio, ingresó al Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional Cheng Kung en Tainan, de donde se graduó en 1980. Estos estudios le brindaron una base para el análisis, diseño y trabajo experimental. Sin embargo, Chiang se había enamorado de la fotografía y luchó por hacer de ella su carrera.

"La fotografía puede ser un trabajo, un pasatiempo o una recreación", explicó. "Yo comencé a estudiar fotografía en mi tercer año de universidad. No obstante, todavía dudaba en escogerla como profesión ya que carecía de confianza. Nadie se atrevía a decirme que era la elección correcta, ya que implicaba un gran riesgo".

Mientras practicaba la fotografía como pasatiempo cuando era estudiante, Chiang descubrió la fotografía documental. Tras hacer su servicio militar y trabajar como ingeniero en Arabia Saudita con el fin de conseguir dinero para pagar sus estudios, de 1984 a 1987, tomó una maestría de Bellas Artes en fotografía en el Colegio de Arte Gráfico y Fotografía del Instituto Rochester de Tecnología en Nueva York. Esto lo puso en la inusual posición de tener títulos tanto en artes como en ciencias; así como formas de apreciar y entender la vida tanto artísticas como científicas. Según Chiang, ésto se convirtió en una ventaja para su fotografía.

"Muchas veces, los estudiantes de ciencias dan la impresión de ser pragmáticos sin ser flexibles", cuenta Chiang. "No obstante, yo siento que mi educación científica me permite entender conceptos más lógicos y no temer a los números. Como resultado, tengo un mejor control de la teoría y práctica de los efectos ópticos que otros".

En el prefacio del libro Panorama de Taiwan--La ilusión realista, publicado al mismo tiempo que la exhibición, Chiang expresó su gran respeto por los modelos de fotografía documental. "Los fotógrafos como Robert Capa y Werner Bischof, quienes perdieron su vida tomando fotos de eventos noticiosos, pueden ser considerados tanto artistas como mártires", escribe.

La valentía como aquélla de Capa y Bischof fue lo más importante en la mente de Chiang durante su "aprendizaje" inicial. Sin embargo, un día en Tainan en 1978, al fotografiar a una anciana que luchaba por empujar un carrito cargado con cartones para reciclaje, ella se volvió en su contra, furiosa por su intento de capturar lo duro que era su vida en celuloide, y de esta forma tan abrupta Chiang se dio cuenta que tomar esas fotografías verdaderas no siempre daba resultados positivos. Lo más frustrante aún era que sus imágenes no podían evitar que alguien sufriera. "Parecía como si esa mujer me estuviera acusando de algo peor aún que sólo querer tomar su fotografía", recuerda el artista.

Chiang, quien en la actualidad trabaja como profesor del Departamento de Comunicaciones Gráficas y Publicaciones de la Universidad Shih Hsin en Taipei, tiene muchas ideas acerca del papel de la fotografía en la sociedad; como por ejemplo, la fotografía documental debe proteger a las personas o mejorar sus vidas. Sin embargo, él opina que en Taiwan las cámaras no logran este cometido. "Cuando un fotógrafo capta una escena, algunas veces es muy cruel", confiesa Chiang. "Si no considera la dignidad de la persona fotografiada, prefiero transformar las imágenes en creaciones artísticas". Esta creencia, junto con el recuerdo de la mujer que lo recriminó años atrás, contribuyó a su cambio de la fotografía documental a metas más creativas.

No obstante, el artista todavía cree en la honestidad que las fotografías deben transmitir, y sus nuevas obras están basadas en imágenes que había tomado anteriormente, aunque por razones muy diferentes. Chiang destacó que el significado de sus recreaciones artísticas de fotografías anteriores era que le daba la oportunidad de volver a plasmar escenas que habían ocurrido una vez en la vida. "A pesar de que nunca podrán volver a ser capturadas, si uno puede reproducir, dominar e interpretar la verdad otra vez, puede resultar un buen experimento", explica.

Chiang se ve a sí mismo como un fotógrafo racional que observa la sociedad a través del lente de una cámara. La aplicación de las diferentes escalas cromáticas permite la coexistencia del blanco y negro y los colores en sus panoramas. Un árbol de color verde brillante surgiendo entre una oscurecida arboleda en su obra Una jaula en la ciudad resulta ser el ejemplo perfecto. Este árbol en particular, hallado en el centro de la ciudad de Taipei, fue replantado dentro de una jaula gigante que contiene dos modelos de pájaros. La propuesta de Chiang cuestiona no solamente el papel del arte en la vida sino también cómo afecta el arte al arte mismo.

"Generalmente, son los objetos surrealistas los que se muestran a color", señala Chiang, explicando que su enfoque para manipular las perspectivas visuales necesita imágenes reales y manufacturadas en sus fotografías. "según las experiencias visuales de la gente, lo que ellos ven es colorido, pero la fotografía documental frecuentemente aparece en blanco y negro. Si la fotografía documental tiene algo de color, se ve rara. Así que estoy tratando de cambiar esta práctica, plasmando lo falso con colores y volviendo lo real blanco y negro".

Como fotógrafo profesional, Chiang está acostumbrado a capturar paisajes naturales sin ser interrumpido. Sin embargo, se presentaron situaciones en las cuales las personas entraban en la fotografía sin ser invitadas. Al principio, recuerda Chiang, dudaba acerca de la imperfección que estos personajes no planificados traerían a su obra, pero el caso en el parque marino donde el niño se acostó al lado del tiburón cambió su punto de vista. "Algunas veces una interrupción súbita brinda la oportunidad que sale de pronto pero que no hallaría si uno la buscara a propósito", confiesa Chiang. "En ese momento en el parque marino, yo tenía la cámara en mis manos y no estaba pensando en tomar una fotografía. De pronto, vi al joven estudiante entrar al agua para refrescarse". El resto ya es parte de la historia.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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