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Tesoros del Museo Británico en Taiwan

16/04/2007
Los visitantes observan el Busto de Antínoo, estatua de mármol del siglo II. (Chen Mei-ling)

Para muchas personas de Taiwan, pasar días caminando por las salas del Museo Británico en Londres, disfrutando las exhibiciones de todo el mundo mientras adquieren una dosis de cultura mundial lo suficientemente fuerte como para que dure toda la vida, era un sueño difícil de alcanzar. Las restricciones del tiempo y la terrible realidad de tener que viajar cerca de diez mil kilómetros siempre han aparentado ser barreras insuperables, disipando las aspiraciones culturales, indistintamente cuán fuertes sean.

Gracias a los esfuerzos combinados del Museo Nacional del Palacio (NPM, siglas en inglés) y el Museo Británico, los ciudadanos de Taiwan podrán ver ahora una exhibición parcial de las extensivas colecciones del museo europeo que muestran diversas facetas de la evolución de la civilización humana. La exhibición, titulada Tesoros de las culturas del mundo: el Museo Británico después de 250 años, fue inaugurada el 4 de febrero y estará abierta al público hasta el 27 de mayo. La misma es parte de una serie de eventos para crear una atmósfera más culturalmente festiva durante las recién concluidas celebraciones del Año Nuevo chino.

Dividida en 13 secciones --incluyendo Mesopotamia, Egipto, Europa, Asia, el Mundo Islámico, Africa, Oceanía y las Américas-- la exhibición muestra obras de escultura y pintura; así como artefactos históricos y culturales hechos de una amplia variedad de materiales, incluyendo piedras preciosas, cristal, oro, plata, bronce, piedra, madera y cerámica; que datan desde el paleolítico hasta el siglo XX. De los 271 objetos históricos que se exhiben, valorados en más de 150 millones de dólares, 15 por ciento de ellos aparecerán por primera vez en Asia.

Según la directora del NPM, Lin Mun-lee, permitir que las personas que no tienen la oportunidad de viajar al extranjero puedan ver una exhibición de clase mundial fue la razón principal de los esfuerzos para asegurar la visita del Museo Británico a Taiwan en esta oportunidad.

"Desde la perspectiva de la responsabilidad social de los museos, estoy dispuesta a ayudar al pueblo de Taiwan a absorber los conocimientos más recientes y aprender más cultura al menor costo posible", señala la directora.

Lin explica que el Museo Británico ha tratado durante dos años de traer la exhibición a Taiwan, y su llegada es el resultado de extensivos preparativos y negociaciones entre las dos organizaciones y los gobiernos de ambos países.

"Los funcionarios británicos se encuentran muy activos y están complacidos con este intercambio cultural", dice ella. "No es fácil organizar una exhibición de esta magnitud, pero afortunadamente, las fechas coincidieron perfectamente con la reapertura del NPM".

Andrew Burnett, subdirector del Museo Británico, está de acuerdo con Lin y cree que su primera colaboración con el NPM ha "salido muy buena". Describiendo su institución como "un museo del mundo", Burnett espera que los visitantes puedan adquirir un mejor conocimiento acerca de las diferentes culturas y civilizaciones a través del tiempo, ayudándoles a convertirse en "ciudadanos del mundo" que tengan una visión global.

Hoy, con el conflicto en el Medio Oriente amenazando con destruir el desarrollo social local, esta mantra es más importante que nunca, especialmente al pensar en una región reconocida como la Cuna de la Civilización. Varios objetos que "deben ser vistos" en la exhibición fueron desenterrados en Mesopotamia, incluyendo la Lira de la Reina y el altorrelieve en piedra sobre la muerte de un león.

Descubierta en el Cementerio Real en Ur, las partes de madera de la lira de más cuatro mil años de antigüedad se habían podrido a través del tiempo y fueron recobradas sólo después que el arqueólogo británico, Leonard Woodley, vertió yeso líquido sobre las delicadas fisuras dejadas por su desgastado marco. Separando con una brocha la tierra del molde endurecido, él descubrió un instrumento adornado por una cabeza de toro bañada en oro e incrustaciones geométricas de lapislázuli. Los observadores esmerados podrán también ver que el animal decorativo rodea la caja de resonancia, mostrando la preferencia por símbolos animales en la región de Mesopotamia, donde confluyen los ríos Eufrates y Tigris.

A través del Mar Rojo, podemos encontrar diseños similares en la antigua cultura egipcia. Los animales eran considerados como guardianes en los rituales, y cuatro deidades con figuras del ser humano, mandril, halcón y chacal eran moldeadas en la tapa de jarrones funerarios conocidos como "jarrones canópicos". Esos contenedores se usaban para preservar las vísceras de los cuerpos momificados.

Según los especialistas del Museo Británico, los órganos, a excepción del corazón, eran extraídos del cuerpo del difunto a través de la nariz. Cuatro órganos principales, incluyendo el hígado, los pulmones, el estómago y los intestinos, eran guardados en los jarrones durante la momificación. Los antiguos egipcios creían que los hijos de Horus --el guardián de los órganos-- a saber, Amset, Hapy, Duamutef y Kebehsenuf, protegerían las vísceras. Desde una perspectiva científica, la preservación de los órganos era necesaria para evitar la descomposición de las momias.

En la exhibición, una momia de tamaño natural ha sido colocada cerca de los Jarrones Canópicos para dar una visión completa del proceso de momificación. En particular, la "Tabla de madera de la Momia de la Mala Suerte" que se colocaba encima de un cadáver envuelto, fue un objeto controversial debido a su oscura leyenda. Burnett explica que la maldición de la momia ha sido una historia que nunca ha dejado de atraer la imaginación de las personas cuando se habla acerca del antiguo Egipto.

"Una de las tablas de momia en la exhibición supuestamente trae mala suerte e incluso está asociada con el hundimiento del Titanic", dice. "Tal vez, todos los visitantes de la exhibición deben ser muy cuidadosos al acercarse a ese cadáver", dice Burnett en son de broma.

No sólo los egipcios, sino también los griegos y romanos apreciaban la forma humana, mostrando un sentimiento natural en sus obras de arte, descartando la influencia fantasmal. El respeto de la gente hacia la vida puede apreciarse en esas estatuas.

La Estatua de Dionisio fue descubierta en Cirene, una colonia griega del siglo II en lo que es actualmente Libia. La deidad del vino y la agricultura tiene una corona de hojas de vid en su cabeza, a la vez que sostiene un racimo de uvas en sus manos, ejemplo perfecto de la apreciación por la figura humana.

Burnett dice que una cosa que algunas personas no aprecian es que la estatua fue pintada en varios colores en vez de ser blanca. "Ya casi en el siglo XX, la gente se vino a percatar del arte neoclásico alrededor del siglo XIX, especialmente después que Gran Bretaña y Bélgica recrearon el antiguo arte romano. Siempre era mostrado en blanco, y sólo posteriormente la gente supo que el arte clásico era en realidad multicolor y muy diferente en apariencia", explica.

Aunque la gente difícilmente podrá notar los vestigios del color rosado en la estatua, los pezones reflejan un tenue color carne. "Sería un poco exagerado", dice Burnett. "La piel sería un poco más rosada que lo normal, y el vestido podría ser de cualquier color. Podría ser azul oscuro, que era uno de los colores usados por Dionisio", explica.

Dionisio era una deidad que vestía un largo manto envuelto alrededor de su espalda y brazo, pero que dejaba al descubierto su pecho y genitales. La estatua podría desatar algunas de las fantasías más desenfadadas acerca de las partes privadas no cubiertas, pero Burnett dice que era bastante normal para los hombres de esa época mostrarse en poses valientes sin cubrir sus órganos. "Los griegos le dieron a los romanos mucho sobre la figura humana y apreciaron la belleza del cuerpo humano".

En la opinión de Burnett, esas estatuas no llevaban ninguna sensación de erotismo, y sólo cuando uno visita las ruinas de los antiguos prostíbulos en Pompeya es posible ver escenas explícitas de sexo. "Los romanos mostraban escenas eróticas, pero lo hacían en privado", explica. "La tendencia era no expresar la sexualidad en público".

Comparado con la reticencia de los romanos para tocar en público los aspectos relacionados con el sexo, la cultura del Sudeste Asiático cultivaba su fe en la fertilidad. La apreciación por un cuerpo voluptuoso se puede hallar en el saktismo e hinduismo. El saktismo hace hincapié en la reproducción e integración del hombre y la mujer; por ende, las deidades femeninas son generalmente presentadas con senos rellenos, y numerosos brazos y manos.

La pose de la diosa Sakti parece ser más activa que pasiva. Además, bajo la influencia de la Grecia Antigua, las estatuas de Gandhara, la provincia fronteriza en el noroccidente de Pakistán, lucen más masculinas y fuertes. Una guía del NPM explica: "Los modelos lucen griegos, pero visten ropa hindú, de modo que puede verse la combinación de dos culturas. Ellos tienen una nariz grande, cejas gruesas, labios delgados y párpados dobles".

Las estatuas asiáticas de los siglos segundo y tercero tienen características similares a los rasgos europeos comprueban posteriormente que la interacción entre las diferentes culturas ha ocurrido desde hace tiempo. Tal vez, ésto explica por qué algunas personas carecen en la actualidad de un sentido de identidad en el mundo. Las personas que acuden a la exhibición podrán abrazar el pasado y descubrir la armonía que existía entre las antiguas civilizaciones. Esta es la experiencia que Burnett desea que la gente adquiera después de ver la exposición.

"Con frecuencia, el papel del museo es servir de puente entre el pasado y el presente", manifesta. "Esas exhibiciones pueden recordarnos asuntos contemporáneos. Creo que la gente lucha por su identidad y por el lugar al que pertenecen en el mundo. Las exhibiciones acerca de las culturas del mundo ayudan a que las personas piensen acerca del pasado, reflexionen más y redescubran su posición dentro del esquema de las cosas".

Traducido del Taiwan Journal por Luis M. Chong L.

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