04/05/2024

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El papel del arroz en la cultura taiwanesa

16/11/2001
Las bolas de carne cubiertas con arroz glutinoso son un bocadillo muy popular.

A inicios del mes pasado, la Oficina de Información del Gobierno y el Consejo de Agricultura realizaron una presentación del documental Comida del cielo: la cultura del arroz en Taiwan en el Centro Municipal de Recreación Infantil de Taipei. La película resalta la importancia del arroz en la historia, cultura y desarrollo económico de Taiwan.

Diplomáticos extranjeros, representantes del sector empresarial y otros dignatarios se encontraban entre los invitados a disfrutar de música china tradicional, una danza del león ejecutada por estudiantes de primaria y la película de 26 minutos de duración. Para la cena, los huéspedes saborearon platos taiwaneses típicos hechos con arroz en los puestos de comida instalados en el jardín del Area de Cultura y Artes Folclóricos.

Su Tzen-ping, director general de la Oficina de Información del Gobierno y anfitrión del evento, saludó a los presentes preguntando: “¿Ya han comido su arroz?” La pregunta provocó aplausos y risas entre los presentes que entienden el dialecto taiwanés y que reconocen que la misma es un viejo saludo usado por el pueblo de la isla.

El significado de este cortés saludo va más allá de una simple pregunta; el mismo conlleva un cumplido y un mensaje de preocupación por el bienestar de una persona.

Chen Hsi-huang, presidente del Consejo de Agricultura, explicó que el arroz es una comida corriente no sólo en Taiwan, sino en el mundo entero. Es el ingrediente principal de muchos tipos únicos de cocina y deliciosos platos como el sushi japonés; el sollongtang y el bi bim bab coreanos; el nasi goreng indonesio y el khao pad sapparot o arroz frito con piña tailandés.

Sin embargo, Chen señaló que los pueblos de Asia no son los únicos que disfrutan del arroz. Incluso en Europa y las Américas, el arroz aparece en muchas recetas especialmente desarrolladas para satisfacer el gusto y los requerimientos nutritivos de cada una de las diferentes regiones. Las combinaciones de las técnicas culinarias tradicionales con los ingredientes alimenticios locales han creado una variedad de sabrosos platos de arroz como la paella española, el risotto italiano y los pudines de arroz europeos.

De igual manera como el arroz nutre el cuerpo humano, también alimenta el espíritu del pueblo de la isla y continúa jugando un papel importante en las tradiciones y cultura de Taiwan.

Para los festivales tradicionales, el arroz siempre ha sido ingeniosamente transformado en diversos tipos de comida deliciosa y refinada. En una oración por la paz, armonía y una abundante cosecha, se usan con frecuencia tales especialidades de arroz como ofrenda a los dioses que protegen al pueblo y a la tierra que le da sustento.

Chen señala que Taiwan fue conocida en el pasado como la “Isla Celestial Penglai” por su producción de un tipo especial de arroz. Traído originalmente de Japón, el arroz Penglai es conocido por su fragancia única, forma ovalada, translucidez y delicioso sabor.

El explica que Taiwan produce tres tipos principales de arroz: arroz glutinoso, arroz Tsailai y arroz Penglai. Los productos de arroz glutinoso tales como las empanadillas, pudín de arroz “ocho tesoros”, pasteles de arroz, salchichas de arroz glutinoso y morcillas de sangre de cerdo son muy populares. El arroz Tsailai es perfecto para ser molido en polvo y transformado en bocadillos tales como pasteles de nabo, pasteles de taza y fideos de arroz. Los dulces de novia y galletones de frijol rojo también son bocadillos populares basados en el arroz.

Yeh Hung-chou, director de la película, dice que estuvo un año en el pueblo de Hsuehchia, distrito de Tainan, filmando el documental. Al igual que el ciclo agrícola, la película está dividida en cuatro partes: primavera, verano, otoño e invierno. Cada una comienza con una imagen digital de un motivo chino tradicional que es considerado de buena suerte.

La película comienza con un mapa y procede a presentar varias vistas de Taiwan para enseñar su atractivo paisajístico que impulsó a los marineros portugueses del siglo XVI a denominarla Ilha Formosa, que significa isla hermosa en su idioma. En aquel tiempo, la isla estaba habitada por tribus aborígenes que subsistían de la pesca, caza y colecta. El cultivo del arroz vino más tarde con la llegada de los inmigrantes de China continental.

El rápido paso de la introducción de la película a medida que la cámara recorre los dorados arrozales de la región, se torna más despacio gradualmente cuando enfoca en imágenes sobre la importancia cultural del arroz. Seguidamente se presenta al público dos fragmentos de loza en un museo de Kenting. Esas reliquias arqueológicas prueban a los expertos que aún hace falta una pieza del rompecabezas en el esfuerzo por conocer la historia del cultivo del arroz en Taiwan. En el extremo sur de la isla, los arqueólogos descubrieron fragmentos de loza que parecen tener más de 4 mil años. La impresión de la cáscara del arroz en la arcilla puede verse a simple vista.

En la parte del filme que enfoca en la primavera, se presenta al público una vista amplia de arrozales empantanados y un toma de cerca de brotes de la planta. Se presenta a un campesino de 67 años de edad, de apellido Kuo, quien sigue plantando con un arado tirado por buey. Con agilidad que no revela su edad, Kuo se agacha y coloca suavemente cada plantita dentro del espeso lodo fertil, donde echará raíces y crecerá.

El tradicional método de cultivo de arroz de mano de obra intensiva que usa el viejo campesino contrasta con escenas de cultivo moderno con equipos automatizados. Una revolución en los métodos de cultivo trajo prosperidad económica a la isla.

La película incluye una escena que muestra cómo se hace pasta de arroz usando un viejo molino de mano durante el Festival de los Difuntos, una época del año en que la gente venera a sus antepasados ofreciéndoles alimentos hechos de arroz. Entre ellos se encuentran pasteles rojos en forma de tortuga que simbolizan buena suerte y longevidad.

Las escenas de los festivales religiosos muestran de manera muy apta el respeto de los participantes hacia la fuerza de la naturaleza. A un costado de casi todos los arrozales se encuentra un diminuto templo con una imagen sentada del venerado Dios de la Tierra. Los campesinos le rezan regularmente, ofreciendo una respetuosa inclinación de la cabeza y algunas palabras de reverencia cada vez que pasan cerca en camino o de vuelta del trabajo.

Los agricultores rezan por una abundante cosecha, que depende de las fuertes lluvias que caen alrededor del 20 de abril. Cuando por fin llegan esas “lluvias de los granos”, los campesinos hacen un suspiro de alivio al conocer que las siembras del año han tenido un buen comienzo.

La sección del documental que enfoca en los meses de verano incluyen una toma de cerca de un campesino sudando profusamente mientras trabaja en el campo. Sobrepuesta en la pantalla se encuentra el viejo adagio taiwanés: “Cada grano de arroz equivale a 100 gotas de sudor”. Con certeza, ésto implica mucho trabajo, ya que un plato promedio de arroz contiene más de 4 mil granos individuales.

Los taiwaneses tienen muchas supersticiones creadas para instar a la gente a apreciar el grano que ha sido obtenido con tanto esfuerzo. Algunas veces, se regañan a los niños que desperdician incluso un grano de arroz. Sin embargo, la película presenta una forma más alegre de impartir la frugalidad. Una escena muestra a la familia Kuo en la cena y el viejo campesino Kuo le dice a su nieta sobre el arroz que ha quedado en su cara y en el plato. “Tienes arroz cerca de la boca. Asegúrate de comerlo todo, o terminarás casándote con un marido con la cara picada”, advierte el abuelo.

Aunque en la actualidad los tsung-tzu o tamales de arroz glutinoso constituyen un bocadillo favorito durante todo el año, el Festival de los Botes Dragón solía ser la única época del año en que los niños podían saborear el pegajoso bocadillo en el pasado.

Para celebrar el otoño, la época de la cosecha, el filme presenta granos maduros listos para ser recolectados. Pequeños tractores se mueven incesantemente entre los campos, cortando y juntando las espigas de precioso grano. En el pasado, una docena o más de trabajadores se ayudaban uno a otro en la cosecha, yendo de un campo a otro. El patio o la calle en frente de una tradicional casa de campo en Taiwan era el sitio ideal para colocar los granos al sol, y secarlos lentamente por dentro y por fuera.

La película también muestra la tradicional piladora de arroz de Yang Zhen-zong. Dentro de la casa de dos pisos se encuentra un intrincado sistema de poleas, engranajes y correas de hule. La compleja maquinaria quita la cáscara del arroz sin dañar su grano perlado. Manteniendo la tradición, Yang, de 75 años de edad, toma una pequeña porción del arroz procesado a cambio de sus servicios. Donde antes hubo un próspero negocio, ahora apenas alcanza para subsistir, dice Yang.

Para cerrar el ciclo completo del año y del filme, la escena de invierno del director lleva a los espectadores de vuelta a la familia Kuo en momentos en que prepara la comida tradicional para el Año Nuevo chino, que incluye pequeñas bolas de arroz glutinoso que pueden ser cocinadas en sopas dulces o saladas. Es un evento familiar y los ancianos enseñan a los niños los detalles más finos de esta tradición.

El documental de Yeh muestra cuán íntimamente relacionado se encuentra el arroz con todos los aspectos de la vida tradicional de la isla. Su simbolismo se filtra en algunos de los eventos más importantes e íntimos de la sociedad taiwanesa.

Traducido por Luis M. Chong L. de Taipei Journal .

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