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Artista que usa materiales locales lleva el arte del vidrio a una nueva era

16/12/2006

Existe una leyenda aborigen que nos cuenta acerca de un príncipe pavo real que se enamoró de la hija de un jefe Paiwan. Como deseaba casarse con ella, descendió del cielo a la Tierra e hizo un gran despliegue de innumerables cuentas de vidrio de colores como muestra de su amor. La historia termina con la princesa cruzando el arco iris hacia el otro lado del cielo y desapareciendo con su amado.

Según Dalujhalun Lebenlang, profesor aborigen del arte de las cuentas de vidrio en el Estudio Artístico Cuentas de Libélula, éste es el origen de las "cuentas de libélula", un precioso tesoro entre los miembros de la tribu Paiwan.

Estas historias y las cuentas de vidrio asociadas a ellas son parte de la inspiración detrás del arte del maestro artesano de cuentas, Hsu Chin-lang; a pesar de que el artista no es Paiwan, y ni siquiera es aborigen. Hsu, de 56 años de edad, es un chino han de Hsinchu, en el noroeste de Taiwan, un área rica tanto en minerales de silicio utilizados en la fabricación de vidrio, como en el gas necesario para este proceso. Este artista ha empleado los últimos 43 años de su vida desarrollando nuevas formas de arte en vidrio, 100 de las cuales fueron mostradas en una reciente exhibición en el Museo Nacional de Historia, y serán presentadas el próximo año en el Museo del Vidrio en Hsinchu.

En una era más temprana de la historia de Taiwan, las cuentas de vidrio fueron usadas como una forma de moneda dentro de las complejas relaciones de intercambio entre los diferentes grupos aborígenes de la isla, aquéllos de otras partes del Sudeste Asiático, e inclusive con los holandeses y otros comerciantes occidentales en la región. Estos últimos podrían haber sido el origen de estas cuentas y de la tecnología para fabricarlas, usándolas para intercambiarlas por especias y, en el caso de Taiwan, por pieles de animales.

La fuerte jerarquía social de los Paiwan --el grupo indígena más grande del sur de Taiwan-- y la resultante concentración de riqueza y poder en unas cuantas familias nobles significó que, a través de los siglos, la mayoría de estas cuentas cayeran en sus manos. Por lo tanto, los Paiwan son los más conocidos hoy en día por sus cuentas de vidrio de entre todos los aborígenes de Taiwan. Si bien las cuentas han tenido usos ceremoniales, decorativos e inclusive espirituales --con diferentes cuentas para simbolizar conceptos como amor, protección, lágrimas del Rey Sol, las tierras natales tribales, y por supuesto, el magnífico pavo real; pero sobre todo, indicaban el estatus social de su dueño.

Las cuentas de vidrio aborígenes, al igual que la cultura aborigen en general, son solamente una de entre la amplia gama de influencias en las que se basa Hsu para sus obras. Otras, según cuenta el artista, provienen de todo lo que ha visto en las calles, ferias de los templos o presentaciones de artes tradicionales en Taiwan.

Por ejemplo, su colorida obra "El Señor Dashih", completa con su faz multicolor y frente cornuda, fue inspirada por un viaje de Hsu a la ciudad sureña de Chiayi durante el séptimo mes lunar, el mes de las ánimas.

"El Caballero Dashih, la deidad del infierno, es honrado en el Templo Dashihye en la ciudad de Chiayi. La ceremonia pudu para la salvación de las almas se convirtió en la fuente para esta obra", explicó Hsu.

Otras cuentas también tocan el tema religioso, entre ellas una reproducción en blanco y negro de la Bodhisattva Guanyin de Mil Brazos. Como la imagen budista más popular en Taiwan, la imagen de Guanyin es invocada con regularidad por los artistas de todos los medios imaginables. Pocos pueden ser tan adornados e intrincados como la modelada por Hsu en forma de cuenta.

Por lo tanto, no debe sorprendernos que las obras de arte de Hsu, aunque miden solamente unos 2 por 3,5 centímetros, cuesten alrededor de 100 a 500 dólares estadounidenses. Aún más, como cada una es hecha a mano, no hay dos cuentas de vidrio iguales, aclara Hsu.

Los visitantes al estudio de Hsu en Hsinchu son invitados a tratar de desarrollar su estilo, o con el apoyo del gobierno local que ha inaugurado un museo dedicado al vidrio, los residentes pueden inclusive tomar sus cursos de trabajo en vidrio en tres de los colegios comunitarios de la ciudad.

Conforme se fue desarrollando el arte de Hsu a través de los años y fue surgiendo su estilo tan distintivo, los estudiantes del arte de las cuentas de vidrio se han ido aglomerando a la puerta de su estudio en Hsinchu. Uno de ellos, Chen Shu-huei, habló sobre la importancia de la experiencia personal con su arte. "Basado en sus diferentes trasfondos y experiencias, las personas hacen cuentas de vidrio que son muy distintas unas de otras. Yo tiendo a usar una metodología más que todo estética en mi estudio de las bellas artes, mientras que Hsu prefiere tomar la cultura y vida locales como sus temas".

Esto puede ser observado en su serie "Máscaras de la ópera china", que dieron a Hsu la oportunidad de mezclar elementos de la cultura popular taiwanesa con su propio punto de vista individual. Aún más, los tonos utilizados para identificar las caras de los diferentes personajes de la ópera le permitieron esgrimir su interés en el color. Esta última característica es una de las que definen su arte. Como afirmó uno de los jóvenes visitantes a la exhibición al ver la representación de un león chino que se veía bastante tradicional en todos los otros aspectos: "Vaya, mira, ¡ese león es azul!"

Hsu también se distingue de otros artistas de cuentas de vidrio en que muchas de sus piezas no tienen forma redondeada como las demás. No solamente crea figuras con forma de animales, seres humanos y hasta cabezas, sino también que entre más irregulares pueda hacerlas, más satisfecho de ellas se siente. Por supuesto que para lograr estos efectos, se requiere de materiales de más alta calidad que aquéllos que estaban disponibles para los pioneros artesanos de cuentas aborígenes en Taiwan.

No obstante, una de las series particularmente fina de la exhibición fue dedicada a las cuentas con formas clásicas. Ejecutadas recientemente, los tonos fríos de las delicadas imágenes de flores, mariposas, aves y peces contrastaban fuertemente con los colores brillantes de sus obras anteriores. Las piezas florales, que incluían cerezas, rosas y orquídeas, mostraban una clara influencia japonesa; sin embargo, fueron manifestadas usando el distintivo estilo de Hsu.

Muchas de las cuentas hechas por Hsu son adquiridas por coleccionistas como obras de arte únicas. Unas son compradas por turistas que buscan un artículo original "Hecho en Taiwan"; mientras que otras son escogidas como regalos, tal vez para ser usadas como las coloridas cuentas que el príncipe pavo real empleó para cortejar y conquistar a su novia.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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