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El arte no convencional de He Deh-lai

06/08/2001
Una pintura de frutas por el fallecido pintor taiwanés He Deh-lai (1904-1986). Esta pieza es ejemplo de uno de los temas favoritos del artista para sus bodegones. (Fotos cortesía del Museo Nacional de Historia)

El Museo Nacional de Historia realizó recientemente una exhibición de las obras del pintor taiwanés He Deh-lai, incluyendo 81 piezas en préstamo de la familia He, 28 del Museo de Bellas Artes de Taipei, y 5 del Buró Cultural de la Ciudad de Hsinchu. Muestras de cartas manuscritas, bosquejos y dibujos preliminares de He también fueron exhibidos para presentar la colorida vida del pintor a los visitantes.

Aunque no resulta fácil clasificar el arte de He dentro de la comunidad artística principal de Taiwan, explica un portavoz del museo, su interpretación de su propia vida es un estudio de la creación artística en una cultura marginada, especialmente dentro del contexto histórico especial de Taiwan durante el último siglo. Al introducir sus obras, Huang Kuang-nan, director del museo, dijo que las obras exhibidas muestran la individualidad, el sustento personal y la tolerancia moral del pintor.

Los primeros años del fallecido pintor en Taiwan transcurrieron bajo el yugo colonial japonés. El nació en el distrito de Miaoli en 1904 y fue adoptado por un rico terrateniente en el área de Hsinchu en 1908. En su juventud, él viajó a Japón para recibir educación profesional en las artes al estilo occidental y se quedó viviendo allá por más de sesenta años.

Gracias a su educación eclética, las escenas en sus lienzos giran en torno al Japón exótico y al Taiwan provincial. El anterior era la fuente radical de sus habilidades creativas y el último alimentó su alma. Ambas influencias estaban interconectadas para formar el tapete del tono encumbrado de He.

La vida especial que infunde en sus pinturas y poemas los diferencia de los otros artistas que trabajaban en Taiwan en esos momentos. Las diferencias surgen no sólo en los temas y estilo, sino también en la exploración de su pensamiento artístico y actitud estética.

Fue durante el tiempo en que el artista estuvo lejos de Taiwan que comenzó a tener inspiraciones influenciadas por su tierra natal. En sus numerosas pinturas abstractas sobre temas tales como la luna, la lluvia, el rocío y los atardeceres, uno puede sentir directa e indirectamente la influencia de las memorias de su temprana infancia, su madre y la vida en Hsinchu.

Para el artista, la influencia del pueblo natal no surgió del tiempo real en que estuvo allí. Más bien fue la perspectiva abstracta que obtuvo al encontrarse a una distancia del mismo, que fue convirtiéndose gradualmente en una fuerza que constantemente le orientaba al escenario de una tierra exótica no vista.

En su memoria e imaginación unidas a través del sentimiento, el pintor transformó mágicamente el sol, la luna y las estrellas en arqueotipos personales. Al mismo tiempo que captaba los rasgos únicos de las cuatro estaciones en Japón, y sus montañas y paisajes costeros, él filtraba la perspectiva de un extraño del centro-norte de Taiwan. A medida que He giraba entre el arte visual y el pensamiento artístico, su estilo nunca se fijó en una trayectoria de desarrollo lineal, sino más bien saltó hábilmente de un estilo a otro. Esta práctica ofreció a sus admiradores de mucho tiempo una frescura constante e inició su obra con una inconsistencia artística.

He retornó a Taiwan con su esposa en 1932 y comenzó lo que sería su período más activo. El organizó un instituto local de Bellas Artes en Hsinchu, participó activamente en clubes locales, realizó frecuentes exhibiciones y contribuyó a promover las actividades artísticas y culturales en el área de Hsinchu. Durante este período, él pintó el apasionado paisaje de su tierra natal, cargado con costumbres y prácticas subtropicales.

El artista casi dejó de pintar durante la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a sufrir de una enfermedad del estómago. El reanudó sus esfuerzos creativos en los años cincuenta con un estilo claramente diferente. Su forma fue más rígida. Los objetos consistían de líneas sencillas, mientras que el contenido apuntaba a reflexiones filosóficas de los objetos inanimados y los seres vivientes del planeta Tierra. Los críticos califican las obras de He de este período como una reflexión del artista que se forja a sí en los fuegos del sufrimiento y su entendimiento abarcador acerca de los orígenes de la vida.

Después de eso, He comenzó un período de manipulación del verso morfológico. Algunas de las obras más populares del artista provienen de este período, cuando él usó frases de poemas escritos en caracteres japoneses y chinos en el cuerpo de su arte. El pintor era especialmente adepto a usar los caracteres chinos que todavía siguen en uso en el lenguaje escrito de Japón.

En Japón, el pintor disfrutó de un tranquilo estado mental y podía describir pequeños objetos de la vida diaria en su lienzo. Obras tales como Roca de hielo, Sapo, Aguja e hilo, y Moneda antigua enfocan en objetos que son considerados comunes, presentando una visión graciosa pero poco usual a través del pincel de He.

Chuang Shih-ho, un pintor de Taiwan nacido en 1923, recuerda a He como un hombre “pacífico”. Esa paz mental fue aparentemente predicada en su actitud de no vender sus pinturas. En cierta ocasión, él vendió su obra Sapo a insistencia de un amigo. Esa misma noche, él tuvo una horrible pesadilla en donde el sapo regresaba a buscarlo.

La muerte de su esposa fue un golpe severo para He, y el evento marcó su período artístico final. El dedicó una colección de poemas en su memoria. Sus pinturas durante ese período estaban repletas de un diálogo exploratorio sobre temas de amor, vida y muerte. Tanto el pintor como sus admiradores consideran que son una franca confesión y la reunión final de una vida llena de pensamiento y sentimiento. El pintor murió de una enfermedad cardíaca en Japón a la edad de 83 años.

Este período final no fue el único en que He enfoca en la muerte. La imagen de una calavera apareció en obras que completó antes de tener 30 años. La obra Una calavera riéndose (1929-1934) es un retrato de cerca de una calavera que parece burlarse de las personas de todos los estratos sociales, tal vez dando a entender que la muerte nos llega a todos.

Varias pinturas al óleo que He completó en los cincuenta muestran esqueletos humanos. En una de tales obras, un esqueleto abraza y conversa con un hombre, expresando así el deseo de morir que afecta al triste joven —tal vez el pintor mismo. Completadas después de su encuentro con la muerte, esas obras —pintadas principalmente con tonos amarillos, marrones y verdes con líneas ondulantes que representan las fuerzas de la enfermedad y la inestabilidad--han sido interpretadas como subproductos de los retazos del trastorno interno de su creador.

Para Wang Shu-chin, que está estudiando la historia de las bellas artes en Taiwan, las obras de He sobre el tema de la muerte son reminiscencias de ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde iremos? de Paul Gauguin. Ella reconoce que He usa el tema de la vida y la muerte para describir la condición humana y representa el conocimiento y la ausencia de temor de He hacia la muerte.

El lema del artista, exhibido en su estudio, es que el pintor es parte del ser humano y para lograr la inmortalidad él debe refinar incesantemente su propia obra. Una mente refinada y positiva es como un lago limpio o un espejo transparente que puede reflejar el mundo, y nutrir palabras de elegancia y dignidad. En uno de sus problemas, He señala que el pintor pintará con su propio corazón cuando quiera crear la mejor pieza de su propia vida. También, una obra de arte de 10 centímetros de ancho no es diferente de aquélla que cubre toda una pared debido a que el pintor considera cada una de ellas como todo su universo.

Para He, la creación es tan fácil como respirar y no debe existir recriminación entre los estilos de la pintura occidental, oriental o la caligrafía. Los 21 pequeños dibujos en la muestra, cada uno con menos de 20 centímetros de ancho, están realizados sobre diferentes materiales y presentan gatos, naranjas, brotes de bambú y paisajes.

Según He Chuan-hsuan, sobrino del pintor, el Gato de He aparece entre sus obras debido a la amistad durante mucho tiempo con otro famoso artista de Taiwan, Lee Tse-fan. Hace décadas, cuando la casa de madera de Lee estaba infestada con ratones, He pintó la obra y la envió a Lee. Cuando He pidió simbólicamente al gato para deshacerse de los ratones de la casa de su amigo, Lee observó riendo que el gato pintado estaba durmiendo.

La exposición de un mes titulada El diálogo entre una tierra extraña y la tierra natal--Una exhibición conmemorativa a He Deh-lai, clausuró el 29 del mes pasado.

Traducido por Luis M. Chong L. de Taipei Journal .

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