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Documental narra la historia de los títeres de mano en Taiwan

06/07/2001
Hsiao Hsi Yuan, uno de los grupos titiriteros más famosos de Taiwan, lleva el tradicional arte al escenario.(Fotos cortesía del Ho Min-jui, Hanson Production Corp.)
Con motivo del estreno del documental Teatro en la palma de su mano: los títeres de mano , una ceremonia presidida por el primer ministro, Chang Chun-hsiung, recientemente se llevó a cabo en el Salón Imperial del Almacén Nueva York, Nueva York, ubicado en Taipei.

La ceremonia, patrocinada por la Oficina de Información del Gobierno (GIO, siglas en inglés), contó con la participación de embajadores y representantes comerciales radicados en Taiwan, así como personalidades de los círculos artísticos e informativos locales.

Inicialmente, el documental fue propuesto a finales de 1997 por la GIO como una manera de dar a conocer esta tradición local al mundo. La Corporación de Producciones Hanson fue comisionada para hacer el documental con Yu Kan-ping, quien ha dirigido películas que han sido altamente elogiadas en Taiwan, tales como La misma luz de luna, Pueblos entre dos Chinas y Dos pintores . El rodaje principal del filme se inició en marzo de 1998.

Una de las razones por las que Yu fue invitado a dirigir el documental es que sus más recientes producciones han involucrado documentales impresionistas y la grabación de la herencia cultural de los pueblos aborígenes de Taiwan. En los últimos años, Yu se ha dedicado a sí mismo a hacer estrictamente documentales sobre las tribus aborígenes.

Para producir este documental, el equipo de filmación visitó reuniones religiosas locales; concursos de ópera; y actuaciones públicas. Además, entrevistó docenas de actores, músicos, directores y académicos, acumulando más de 300 cintas originales. Estas fueron combinadas con un gran volumen de material histórico y otras cintas de referencia para producir el documental.

Yu ha dirigido una fascinante visión acerca de la historia reciente de Taiwan. Su película introduce las escuelas más importantes de títeres de mano, una de las cuales es la Escuela Huang de Wu Chou Yuan.

Al iniciarse el filme, la audiencia lee el texto: "Mis diez dedos se convirtieron en diez mil tropas. Y cuento historias del pasado distante. Uso mi vida para hacer presentaciones de títeres de mano. Y esto ilumina mi vida".

Tal vez estas palabras describen bien al famoso y anciano titiritero Huang Hai-tai, quien ahora tiene más de cien años de edad. El inició su carrera en los títeres cuando tenía quince años y finalmente convirtió este arte folclórico en una empresa familiar. Es considerado un tesoro nacional.

El primer ministro Chang dijo que respeta las grandes aportaciones que Huang Hai-tai ha hecho a la cultura en Taiwan. "En mi niñez, me emocionaba cuando había una presentación de títeres en un templo o teatro", recordó Chang. "Mientras veíamos la presentación, estábamos muy emocionados y felices. Crecí en la generación que con frecuencia veía presentaciones de títeres, y nosotros estábamos muy familiarizados con Huang."

Intentando contar la historia de Taiwan mediante una narración sobre los títeres de Taiwan, el director Yu empleó una estructura cinematográfica complicada, que es su estilo único.

Las piezas musicales de Taiwan, incluyendo canciones folclóricas tradicionales, fueron usadas para hacer los arreglos musicales del documental, provocando emociones colectivas y sentimientos de nostalgia.

El filme empieza con la llegada de los primeros colonizadores de Taiwan que trajeron consigo tradiciones del arte de títeres de las zonas de Zhangzhou y Quanzhou, en la provincia de Fukien, China continental, durante mediados de la dinastía Ching (1644-1911). Las escenas de la película muestran a esos viajeros llevando paquetes y cruzando el nublado Estrecho de Taiwan antes de que empezaran a construir casas en la isla.

De acuerdo a Chiang Wu-chang, asesor de la película, el desarrollo de los títeres de mano en Taiwan puede dividirse en siete fases distintas. Primero, las actuaciones fueron esencialmente aquéllas de China continental.

Entablando una fiera batalla, los dos títeres entretienen a un grupo de personas cerca de un templo en el distrito de Yunlin.

Entablando una fiera batalla, los dos títeres entretienen a un grupo de personas cerca de un templo en el distrito de Yunlin.

Posteriormente, las presentaciones de títeres usando música tradicional de Pei-kuan se hicieron comunes, ya que éste era un estilo de música muy popular en Taiwan en ese entonces. Dado los fuertes ritmos característicos de este tipo de música, el estilo de títeres de mano en sí pasó por varios cambios para adaptarse. Los titiriteros hicieron que los personajes se movieran al tiempo de la música. A medida que ponían a punto su arte, los titiriteros finalmente desarrollaron las capacidades para que sus títeres se elevaran por los aires, se echaran maromas, entablaran fieros combates y se pavonearan por los pequeños escenarios en medio de los aplausos de la audiencia.

A principios de la era de la República de China, las audiencias por lo general disfrutaban de actuaciones con tramas similares a los de las antiguas novelas chinas, tales como El romance de los tres reinos , por Lo Kuan-chung, de la dinastía Ming (1368-1644), y las narraciones judiciales históricas de funcionarios justos e incorruptibles, como Shih Kung, y Peng Kung.

La caballería, uno de los temas importantes de las historias chinas, se convirtió en el foco principal de las obras de títeres de mano en la década de los veinte. Los personajes principales de la religión taoísta, que representan la lealtad, con frecuencia encontraban a funcionarios honestos que derrotaban a los civiles malvados.

Sin embargo, según indicó Tseng Yung-yi, otro asesor del film, los títeres de mano, al igual que otras formas de arte y literatura, han sido utilizados como un medio para divulgar propaganda. Los japoneses y el Kuomintang usaron el alcance y la influencia del teatro de títeres de mano durante sus respectivos gobiernos.

A finales de la guerra sino-japonesa de 1937-1945, el Gobierno japonés en Taiwan prohibió las actuaciones basadas en acontecimientos de la historia china. Dado que no se podía usar ni el mandarín ni el taiwanés, el estilo japonés de los títeres prevaleció. No obstante, en la práctica los titiriteros pudieron seguir las nuevas reglas a la vez que seguían expresando el resentimiento y la oposición a la opresión. Canciones y diálogos en los dramas propagandísticos influyeron las mentes de los miembros de la audiencia.

El KMT trajo otro período de propaganda a las presentaciones de títeres. A principios de los años cincuenta, el teatro de títeres de Taiwan estaba dominado por dramas que denunciaban el comunismo, y otros temas antisoviéticos y antimarxistas. De acuerdo al documental, las compañías de títeres cooperaron con el Gobierno porque tenían miedo de que sus licencias fueran revocadas.

El estilo de títeres ¨luz dorada", que se remonta a fines de los años 40, fue llevado una vez más al escenario por nada menos que Huang Chun-hsiung, hijo de Huang Hai-tai. Hoy en día, las actuaciones de títeres de mano emplean efectos audio-visuales modernos, y son populares en la televisión y en las películas. Con nuevas técnicas expresivas y producciones profesionales, los títeres de mano no solamente entretienen a las generaciones más viejas quienes las recuerdan con cariño, sino también estimulan un amor hacia el teatro de títeres en los corazones de los jóvenes de hoy. La dedicación e innovación han permitido el florecimiento de este arte tradicional.

Los artistas que han contribuido con sus voces en la producción del documental incluyen a Huang Hai-tai; Huang Chun-hsiung; Chen Yi-hsiung; Hsu Wang; Chung Jen-pi; Huang Shun-jen; Chiang Szu-mei y Mao Ming-fu.

Las personas que vean este documental tendrán un claro entendimiento acerca de los títeres en Taiwan. Al concluir el filme, las palabras de Tseng Yung-yi sirven de inspiración. "Siempre he estado contra la politización del arte y la literatura", indicó. "En chino, decimos que una generación no puede ser utilizada como una herramienta. Pierde su habilidad para trascender el tiempo. Su significado como arte es disminuido".

"China continental nunca ha tenido grandes dramaturgos. ¿Por qué?", pregunta Tseng. "Las obras de teatro fueron herramientas propagandísticas de la revolución. No tienen ningún valor en retrospectiva. En el nuevo milenio, esperamos que los títeres se desarrollen de una manera totalmente diferente".

Traducción de María F. González del Taipei Journal

Fotos cortesía del Ho Min-jui, Hanson Production Corp.

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