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Wulai: un lugar de múltiples facetas

06/07/2006

Para la mayoría de la gente en Taiwan, Wulai, un pequeño poblado situado en las montañas al sur de Taipei, es considerado uno de los mejores lugares para bañarse en un valle de aguas termales, hacer una barbacoa a la orilla del río, o montarse en un teleférico pasando por la Cascada Wulai. En realidad, Wulai tiene mucho más que eso. Conforme el pueblo atayal de esta área trata de recuperar su herencia cultural, ellos a su vez están transformando su lugar de nacimiento en un "jardín botánico" que puede disfrutar la gente de Taipei y del mundo entero.

"Wulai es un gracioso jardín secreto que cambia su faz de acuerdo con las cuatro estaciones", se jacta Chang Jin-rong, jefe del pueblo. "Muestra el drama real de la naturaleza vívida y coloridamente. El pueblo es sin duda el más refrescante y tranquilo patio trasero de la metropolitana Taipei". De hecho, ya se ha convertido en uno de los lugares turísticos más populares para los residentes del norte de Taiwan, junto con Beitou y Yangmingshan.

Ubicado en la cara norte del Monte Syue, Wulai se encuentra rodeado por montañas y ríos pintorescos. Es el punto más alto en la cuenca de Taipei y es el poblado más grande y más al sur en el distrito del mismo nombre. Su área total es de cerca de 321 kilómetros cuadrados, que cubre casi un 16 por ciento del área total del distrito de Taipei. Su prístina belleza natural, aunada al original bagaje cultural de los aborígenes atayal que lo llaman su hogar, lo convierten en un destino ideal para los visitantes interesados en la cultura y el ecoturismo.

Lo primero que viene a la mente de las personas en general cuando se menciona el tema de Wulai son sus aguas termales. De hecho, el nombre "Wulai" proviene de la palabra atayal que significa "agua caliente que sale de las rocas". En los últimos años, un par de hoteles de alta categoría, tales como el Spring Park International y Pause Lands, se han inaugurado con el propósito de atraer a los turistas internacionales, y han causado gran sensación al traer ideas frescas a la adormecida industria local de servicios.

"En la actualidad, las personas desean comida, instalaciones y servicios de mejor calidad", indica Gao Su-ming, la tataranieta del primer colono chino han en Wulai, Gao Pei-gan. Su esposo, Chang Ming-i, ya posee dos conocidos hoteles con aguas termales en el pueblo. "Por ello es que estamos construyendo un hotel más grande, y lo llamaremos Villa del Agua Viviente", declaró.

Ciertamente, los hoteles lujosos no son la única opción para los amantes de las aguas termales. En un feriado cualquiera, cientos de personas, jóvenes y viejos, disfrutan las aguas termales del arroyo en los bancos de piedritas del río Houtong, completamente gratis. Ellos excavan huecos grandes y se entierran en el agua de manantial llena de minerales. También hay una veintena de spas y casas de baños estilo japonés a lo largo de la carretera principal, que lleva a la Calle Vieja de Wulai.

Muchos visitantes frecuentes pueden señalar sus casas de baño favoritas, pero pocos saben acerca de los deliciosos productos agrícolas locales: té y hongos oscuros. Dado el hecho de que Wulai es el pueblo más montañoso en el distrito de Taipei y descansa a una altitud por encima de los 200 metros sobre el nivel del mar, parece bastante razonable para los agricultores locales tomar la decisión de cultivar hongos oscuros. No obstante, nadie esperaba que los campesinos en Wulai lograran plantar té, especialmente té negro.

La industria local de turismo ha pasado por diversas etapas en las últimas cinco décadas, recordó Gao. Durante las décadas de los cincuenta y sesenta, Wulai se volvió famoso por sus cantos y bailes aborígenes, las artesanías atayales, las carretillas sobre rieles y su renombrada cascada. La inauguración del primer teleférico en el Hotel Yuenshien a principios de los sesenta creó un nuevo nicho para los operadores de viajes locales. El punto focal cambió a los turistas en el sur de la isla conforme se fue mejorando la infraestructura, y comenzó a crecer la economía local a finales de los setenta. Durante esos años. Wulai se convirtió en un destino favorito para que los sureños compraran hongos oscuros y té tipo baozhong de Wenshan.

Chang y su esposa abrieron su primera casa de té, y vendieron artesanías y productos agrícolas locales en 1981. Esto fue antes de que ellos se unieran a la moda de abrir spas veinte años atrás. Ellos redecoraron la casa de té en 1989, convirtiéndola en un moderno spa popular localizado justo al lado de la entrada a la calle principal del pueblo.

En años recientes, prácticamente cada Gobierno local en Taiwan ha tratado de atraer turistas auspiciando grandes eventos, tales como festivales. No obstante, esta prosperidad tiene un costo muy alto, y en el caso de Wulai este precio podría incluir el bienestar de los atayales. El Gobierno inició el Festival de las Flores de Cerezo y las Aguas Termales --que se llevó a cabo del 25 de enero al 25 de marzo de este año-- para atraer a miles de visitantes cada año. Sin embargo, a los ojos de la comunidad atayal, el evento no es más que un transparente intento comercializado de generar entradas para la comunidad empresarial local.

Por otro lado, el Festival de los Espíritus Ancestrales es un muy importante y sacrosanto evento anual en los corazones del pueblo atayal de Wulai. La ceremonia sagrada es posiblemente el evento más importante en su cultura. En otoño, tras la cosecha, los jefes de cada familia se reunen para discutir los detalles del festival, que debe seguir los principios de Gaga, una disciplina moral transmitida de generación en generación. A través de ceremonias como ésta, los atayales de Wulai están tratando de restaurar sus propias creencias religiosas de larga historia tras un siglo de opresión.

El artista local Temuyasa es un firme creyente en los espíritus ancestrales. El "Picasso de Wulai", como es conocido, nunca tuvo una educación artística formal, no obstante, sus obras y su vida han sido el enfoque de muchos reportajes especiales para televisión. Hace unos años, sufrió un accidente de tránsito que casi le cuesta una pierna. Tuvo que renunciar a su trabajo como obrero de construcción y quedarse en casa, aceptando cualquier encargo ocasional que pudiera encontrar para poder mantenerse. Una noche, tuvo un sueño muy vívido acerca de su espíritu ancestral, quien le dijo que debía comenzar a pintar y revivir la cultura atayal.

Esta visión se convirtió en su inspiración para comenzar a pintar retratos de las personas que se topaba en su vida diaria, pero que vestían el tradicional estilo de vestido atayal. A diferencia de otros artistas taiwaneses, él crea sus pinturas porque ése fue el mandato de su espíritu ancestral. "Algunas veces, ciertas personas dicen que no tienen suficiente dinero como para comprar mis obras. Yo solamente les digo que me den lo que puedan", confiesa Temuyasa con una sonrisa. "Ahora, voy a mostrar mis obras no solamente en papel, sino también lo voy a imprimir en camisetas, tazas y lozas de cerámica", nos cuenta acerca de sus planes de mercadeo.

Durante el período colonial japonés (1895-1945), la cultura y tradiciones atayales fueron prácticamente eliminadas casi por completo. El sistema de educación obligatoria fue ejecutado en un tono discriminatorio, como se evidencia en el nombre de la escuela local: La Institución Educativa para Alumnos Aborígenes de Wulai.

Durante los 50 años que Japón gobernó Taiwan, las autoridades forzaron a los niños de escuela a aprender japonés, y habían severos castigos para los pequeños que desobedecían. Tras la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno del Kuomintang decidió mantener las mismas políticas, solamente que forzaron a los niños de Taiwan a aprender mandarín en lugar del japonés, a costa de sus propias lenguas maternas. De nuevo, las ricas tradiciones de la herencia cultural atayal enfrentaron un grave peligro a su existencia.

"Tal vez el hecho de que Wulai esté tan cerca de Taipei la ha hecho más vulnerable a la asimilación frente a la invasión cultural, primero por los japoneses y después por el pueblo han; al menos comparados con otras tribus atayal diseminadas en otros distritos de Taiwan", explica Lowo Dong, subdirectora del Museo Atayal de Wulai y miembro del grupo aborigen Pinuyumayan de Taitung.

"No sé si deba decir ésto, pero con más y más gente han mudándose acá, solamente menos de la mitad de la población de cinco mil personas de Wulai son de origen Atayal, y muchos de ellos, tristemente, ya no guardan la tradición de Gaga", confiesa Dong.

Cuando la mayoría de las personas piensa en Wulai, visualiza un destino para unas vacaciones en aguas termales. Muchos no son conscientes de que este lugar donde sale agua caliente entre las rocas es hogar del único museo atayal que se mantiene con fondos del Gobierno del Distrito de Taipei. La mayoría pasa felizmente inadvertida de que los cerca de 2.500 atayales en este pueblo están luchando de sesperadamente para revivir su cultura y tradiciones perdidas, y tratando de hacer una vida mejor, a tan sólo 45 minutos de la estación de metro de Xindian.

Traducido del Taiwan Journal por Silvia Villalobos

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