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Nuevo filme fusiona viejo arte con los jóvenes

26/11/2005

La película dramática en mandarín del director taiwanés Cheng Wen-tang, La Travesía, tuvo su estreno de gala hace un par de meses en la Sala de Reuniones Literarias del Museo Nacional del Palacio (NPM, siglas en inglés), el mayor repositorio de obras de arte chino antiguas en el mundo. La película de 105 minutos de duración fue proyectada en los cines locales posteriormente.

En su obra, Cheng, quien también escribió el guión, emplea el arte chino antiguo y el museo como hilo temático que teje las vidas de los tres jóvenes adultos que son los principales personajes del filme: Eiichiro, un japonés que visita Taiwan en lo que podría ser descrito como una búsqueda espiritual; Jing, una mujer taiwanesa que trabaja como empleada del NPM; y Dong-heng, un amigo de Jing que es escritor independiente y se encuentra comisionado para escribir acerca del museo.

De lo arriba descrito, uno podría deducir que no es mera coincidencia que el museo haya patrocinado el estreno de gala. El mismo comisionó a Cheng para que describiera un argumento donde el museo y su arca de tesoros artísticos tienen un impacto beneficioso en las vidas de la gente moderna. Su propósito es llegar a los taiwaneses más jóvenes, quienes se han distanciado del museo considerándolo como un tenebroso mausuleo para recordar a personas que murieron hace mucho tiempo, y cuyas vidas y cultura no tienen conexión con ellos.

Además de los tres principales protagonistas, el drama tiene un importante actor entre las sombras, Su Shih, un famoso funcionario de la dinastía Sung, conocido también como Su Tung-po, que es reconocido como el mayor poeta chino de esa época, además de ser un excelente calígrafo y pintor de bambúes. Su también es famoso por ser el "niño terrible" de la corte imperial Sung. Su individualismo con espíritu libre, franqueza al hablar, insistencia en la acción correcta y agudo sentido satírico lo pusieron en aprietos con los funcionarios corruptos y ambiciosos de la corte en Kaifeng. Esto trajo como resultado que fuese desterrado en no menos de una docena de veces, en cierto momento hasta la remota isla de Hainan, en el Mar de China Meridional.

En La Travesía, Su aparece en una de sus obras caligráficas montadas en forma de rollo con dos de sus poemas originales, conocidos en el mundo literario como el Han Shih Tieh. Para apreciar adecuadamente la historia de Cheng sobre los jóvenes del día de hoy y su resonancia con un hombre que vivió hace ya casi un milenio, es necesario hacer algunos comentarios acerca de Su y el Han Shih Tieh.

La palabra tieh es un sustantivo que significa "misiva" o "apuntes". La expresión han shih, que significa "comida fría", es la abreviatura del Han Shih Chieh --Festival de la Comida Fría o Práctica de la Comida Fría-- un período de conmemoración ritual en honor de Chieh Tzu-hui, un funcionario de gran rectitud que vivió en el Período de Primavera y Otoño (722 a.C. - 481 d.C.), donde se supone que uno debe comer solamente alimentos fríos. En los siglos más recientes, la Práctica de la Comida Fría duraba tres días, desde el 105º al 107º después del solsticio de invierno, que cayó este año entre el 27 y 29 de marzo.

Narra la historia que, a pesar de la inquebrantable lealtad de Chieh y su autosacrificio con el fin de proteger al joven príncipe Chung Er del estado de Chin, gracias a la estupidez y falta de rectitud de este último, él termina sufriendo y lamentándose en manos de viles funcionarios que rodean a Chung Er, siendo forzado junto con su madre al exilio, donde tienen que sobrevivir de la mejor manera posible en un entorno agreste. Finalmente, Chieh y su madre sufren una muerte violenta e injusta.

Después que Chung Er se percata de su error, él inicia con gran remordimiento la práctica anual del ritual Han Shih como un acto de contrición. Se dice que el Festival del Cing Ming, conocido como Festival de Limpieza de Tumbas, también se originó en conmemoración al heroíco Chieh, quien no pidió nada a cambio de su autosacrificio, excepto que Chung Er mantuviera su rectitud moral o cing ming.

Escribiendo para el tiempo del Han Shih en la primavera de 1082, Su, entonces con 47 o 48 años de edad, anota en el poema introductorio que era su tercer Han Shih desde que pasó al exilio en el pequeño poblado de Huangjou, hoy día Huanggang, en la provincia de Hubei. En sus poemas, él se lamenta que, al igual que en los dos años anteriores, la primavera que siempre había considerado como un tiempo de renovación de energía y esperanzas, estaba maldecida con una temida lluvia de otoño que ensucia con lodo las flores y la nieve. El compara la primavera con un joven enfermo cuyo cabello, cuando finalmente se levanta de la cama, ya es blanco. Y su cabaña como un pequeño bote perdido en aguas cubiertas con niebla.

Al usar Han Shih para marcar el paso del tiempo, Su estuvo obviamente trazando un paralelismo entre su propia suerte con aquélla de Chieh Tzu-tui. Ambos eran funcionarios honestos que fueron víctimas de los malos. Aunque hace mención de sus dificultades físicas y lo triste de perder el tiempo en medio de la desolación, sus palabras no surgen como un autolamento. En vez, al igual que muchos de sus poemas, tienen un alentador poder espiritual, con un tono de orgulloso desafío, así como la aceptación estoíca y tranquila de lo que venga por vivir correctamente.

De hecho, se dice generalmente que la mejor poesía de Su fue escrita en tiempos de castigo, cuando estuvo lejos de las intrigas políticas de la corte imperial y cerca de la naturaleza. Sus poemas pueden ser interpretados como registros de su crecimiento espiritual, que podría haber sido sorprendente de no haber sido desafiado por la adversidad.

También resulta interesante observar que, paralelamente con las muchas tribulaciones que sufrió Su durante su vida, el Han Shih Tieh tuvo una suerte similar. A través de los siglos, fue pasando de un dueño a otro en China, Japón y finalmente, Taiwan, donde un coleccionista lo vendió al NPM en 1987. Durante el proceso, pasó por numerosas guerras y desastres. Sus bordes fueron recortados por un incendio en el Viejo Palacio de Verano de la Corte Ching en 1860, que fue iniciado por la fuerza expedicionaria conjunta franco-británica. De nuevo fue chamuscado en un incendio provocado por el gran Terremoto Kanto que sacudió Japón en 1923.

Como lo observa Cheng, los desórdenes que presenció Su en vida y la misiva caligráfica que tuvo resuenan fuertemente con la experiencia de diferentes grupos en Taiwan que han sufrido de alguna forma de perturbaciones. Para ellos, y para todas las personas que trabajan para salir adelante en la vida, el ejemplo de Su, así como el contenido y la historia del pergamino Han Shih Tieh llevan un mensaje de inspiración, mencionado por el título de la película, La Travesía. Inevitablemente, tenemos experiencias de pérdidas dolorosas y cambios difíciles de soportar en las circunstancias externas; sin embargo, no a pesar de, sino que a través de tales procesos es que aprendemos qué es lo realmente importante y cómo ser mejores personas.

En el momento en que se juntan sus vidas, los tres jóvenes del argumento se enfrentan a desafíos donde tienen que superar pérdidas y seguir adelante. Haciendo eco de la vida del poeta Su, Eiichiro es degradado en su compañía debido a frívolas políticas internas. Casi al mismo tiempo, fallece su abuelo, no sin antes decirle al joven Eiichiro que él desea ver una vez más la versión original del Han Shih Tieh. El abuelo había restaurado el pergamino cuando pertenecía a un japonés, tomando un año en terminar el proyecto. Durante ese tiempo, el espíritu de Su quedó profundamente grabado en su corazón.

Tras las pérdidas de su posición en la compañía y de su abuelo, Eiichiro se autodestierra visitando Taiwan con la vaga noción de echar un vistazo a la caligrafía que le había mencionado su abuelo. En el museo, él le pregunta a Jing si puede ver la obra y recibe como respuesta que la misma se encuentra en los depósitos y que no puede ser sacada al público.

Jing persuade a su amigo, Dong-heng, para que ayude a Eiichiro a comprender a fondo el Han Shih Tieh y su historia. En el proceso, los tres desarrollan un lazo espiritual que les fortalece y ayuda a sentir una salida en sus respectivos senderos del autodescubrimiento. Con un nuevo y mejor entendimiento de sí y de su vida, Eiichiro adquiere la nueva determinación de retornar a Japón y hacer frente a los retos que vienen. Su primer desafío será tener que separarse de sus queridos compañeros espirituales.

En cuanto al papel del NPM en la película, es un arreglo donde puede ocurrir algo mágico. Allí, uno puede conectarse de manera inesperada con los sentimientos y puntos de vista apasionados de los artistas, cuyas obras, a pesar que datan de muchos siglos atrás, nos hablan con tal frescura como antes, si es que abrimos nuestros sentimientos hacia ellas. ¿Quién sabe qué pintura, escultura u otra obra de arte tocará un nervio en nosotros y nos ayudará a movernos hacia adelante con renovada energía?

Cheng simboliza este poder ilimitado y transformativo del arte directamente en una escena donde Jing, que finalmente ha obtenido el permiso para entrar en la bóveda perforada en la montaña detrás del NPM donde se almacenan decenas de miles de invaluables tesoros artísticos, tiene una visión de una especie de túnel del tiempo que se extiende por todas partes para llegar al oceáno vasto y atemporal.

La Travesía es la segunda película temática que dirige Cheng, a pesar que su tercera, Cha cha cha azul fue estrenada primero en el Festival del Cine de Kaohsiung en septiembre pasado. Su primer filme temático, En algún lugar en la tierra de los sueños, obtuvo el premio a la Mejor Película en la sección de la Semana de la Crítica Internacional en el Festival del Cine de Venecia en 2002.

Traducido del Taiwan Journal por Luis M. Chong L.

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