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Tatuajes de cara a la historia atayal

06/06/2003

En las sociedades primitivas, el arte corporal, donde se incluyen los tatuajes, servía como base de los sistemas para reconocerse mutuamente. Los tatuajes --ya sea como símbolos religiosos, talismanes, indicadores de posición social o simplemente como adornos-- sirvieron para denotar las afiliaciones de grupo, ya fueran geográficas, étnicas, tribales o familiares.

Si bien el Gobierno en Taiwan y las comunidades aborígenes están conscientes de la importancia de preservar las culturas aborígenes de Taiwan, lamentablemente no se ha prestado la atención debida a las tradiciones relacionadas al tatuaje, las cuales están desapareciendo rápidamente. No obstante, en años recientes, los atayales --el segundo grupo aborigen más grande de la isla, con 90 mil miembros-- se han movilizado para preservar sus muy conocidos tatuajes faciales.

De acuerdo con la Comisión para los Asuntos Aborígenes, la costumbre del tatuaje data de unos 1.400 años atrás. Seis de las 10 tribus de la isla --incluyendo a los atayales, saisiyat, paiwan, rukai, puyuma y tsou-- usaban tatuajes.

Los atayales y los saisiyat, sin embargo, fueron las únicas dos que aplicaban diseños en espiral a sus caras. Mientras que las mujeres saisiyat se tatuaban solamente en la frente; los atayales aplicaban tatuajes en sus mejillas y barbillas, ejemplificando las aplicaciones más extensas de este arte entre las tribus aborígenes de la isla. Por esta razón, el tatuaje es la característica más distintiva de los atayales.

A pesar de tener conciencia acerca del valor de esta herencia cultural, preservar los tatuajes faciales resulta realmente un reto ya que constituye una carrera contra el tiempo. Por diversas razones, este arte solamente se puede observar hoy en día en las caras de aquellas personas mayores de 70 años.

"Dado que la mayoría de estos tatuajes son muy antiguos, es urgente preservar sus historias de vida como registros vivientes de la cultura de las tribus," expresó Tien Kuei-shih.

Tien es un atayal de mediana edad que se dedica a la investigación de las tradiciones relacionadas al tatuaje en su grupo étnico. "He entrevistado a todos los hombres tatuados; el más joven tiene 83 años y el más viejo 103. Cuando yo terminé mi primer estudio en 1993, todavía había 82 hombres con tatuajes faciales, pero ahora sólo quedan 34," advirtió.

Tien se ha dedicado al proyecto de registrar esta cultura en vías de desaparición con la esperanza de que las personas tanto de origen han como aborigen dejen de poner un estigma sobre los tatuajes, y comiencen a ver los serpentinos mensajes en tinta de los elaborados tatuajes faciales como impulsos estéticos y como una forma de pasar a las nuevas generaciones la herencia de la tribu.

"Algunos de los compañeros de clase de mi hijo se burlaron de él por los tatuajes de los ancianos de nuestra tribu. Los niños dijeron que lucían como rufianes. Al no tener ningún conocimiento de mi propia tribu, yo no podía explicar los significados de los tatuajes atayales. Me sentí avergonzado, así que decidí hacer una investigación," recordó Tien, de 50 años de edad.

Existen numerosas leyendas con el propósito de explicar el origen de los tatuajes. La más ampliamente aceptada dice que los pigmentos permanentemente arraigados ofrecieron a los antepasados de los atayales una forma para identificar y proteger a las generaciones venideras. Los atayales creen que una gran roca dio a luz a sus antepasados. Esa es la razón por la cual tratan a la naturaleza con reverencia.

Los atayales creen que después de la muerte, los espíritus tienen que cruzar un puente de arco iris. Solamente aquéllos con tatuajes faciales pueden ser recibidos en el Cielo gracias a la guía de sus antepasados. "Para mi gente, los tatuajes también tienen el poder para alejar el mal", explicó Tien.

Los atayales tenían una cultura bastante avanzada, en la que practicaban diferentes formas de producción, tal como la agricultura de tala y quema, cacería, pesca y recolección. Asimismo, sus trabajos en manualidades se consideran los mejores en todo Taiwan. Tradicionalmente, los atayales habitaron en las regiones montañosas de Taiwan, a alturas de 500 a 2.400 metros sobre el nivel del mar, sobreviviendo por medio de la caza y la tejeduría. La tribu utilizó el tatuaje como parte de sus rituales de iniciación. Para poder ser tatuados y adquirir así el derecho a casarse, los hombres debían probar sus habilidades en la caza y en la batalla, mientras se esperaba que las mujeres mostraran excelencia en el arte de tejer.

Además, cuando la tribu luchaba contra otras tribus, le cortaba la cabeza a los invasores y tras la batalla hacía una fiesta en la que exhibía las cabezas de sus enemigos. Si los hombres eran exitosos en la caza de cabezas, se les otorgaba el derecho de lucir tatuajes especiales en el pecho, la frente, y los pies. Así los tatuajes representaban honor y gloria para las tribus.

Para las mujeres, el diseño en espiral simbolizaba castidad y responsabilidad. Las niñas obtenían su primer tatuaje a los cinco años, y el segundo a los 15 como símbolo de haber llegado a la edad adulta. Aparte de servir como muestra de aprecio por sus habilidades para tejer, el tatuaje servía como una forma para probar su pureza. Se decía que las muchachas promiscuas morirían durante el proceso.

Al alcanzar la madurez, las mujeres eran tatuadas en otoño o invierno. Los maestros del tatuaje usaban hilos de yute para dibujar patrones, luego perforaban la cara con agujas de hierro y aplicaban cenizas en las heridas.

"A pesar de que solamente se usaban materiales naturales, el proceso frecuentemente causaba una infección. Nosotros creíamos que los antepasados curaban a las jóvenes castas", explica Tien.

Cuando se miran más de cerca los tatuajes, es fácil observar que los de las mujeres eran mucho más complejos. Ellas lucen una línea recta en sus frentes y barbillas, con dos líneas en forma de U en sus mejillas. Los hombres, por otra parte, tienen solamente una línea recta en sus frentes y barbillas.

Entre más complejos los patrones, más responsabilidades tenía uno en la sociedad, señala Tien. "El patrón de los tatuajes para los hombres es más simple, y tomaba cerca de cuatro horas para completarse, mientras que el de las mujeres podía tomar 10 o más horas".

A pesar de que los atayales viven en una sociedad patriarcal, la posición social de las mujeres era dada por sus contribuciones a sus familias; en particular, se decía que aquéllas con sus caras decoradas con patrones oscuros en espiral daban buena suerte.

Los tatuajes faciales también cumplían con una función estética, ya que las marcas en ambas mejillas destacan la belleza al hacer que la cara parezca más larga.

Debido a la falta de entendimiento acerca de los estilos de vida únicos de las minorías étnicas, tales como los aborígenes, algunas personas han visto en los tatuajes un signo de salvajismo.

Aquellos que tenían tatuajes enfrentaron una discriminación muy severa después de que el pueblo han emigró a Taiwan.

Durante la ocupación japonesa (1895-1945), los atayales eran conocidos como los peifan --la tribu del norte-- y también como los wangtzufan, que significa literalmente la tribu del carácter wang, ya que generalmente tenían tatuajes en forma del carácter chino wang (soberano) en su cara. Sin embargo, el gobierno colonial consideraba la ornamentación de la piel como una costumbre violenta y maligna, ya que la asociaban con la caza de cabezas. Por ello prohibieron el tatuaje. Esta veda se extendió hasta 1913, pero para entonces ya había causado una pronunciada disminución en el arte corporal. "La generación más anciana es la última con tatuajes faciales," agrega Tien. Hoy en día, la generación más joven de los atayales ya no lleva marcas faciales.

Un aspecto significativo pero poco conocido de los estilos de vida tribales son las diversas formas de manifestaciones artísticas tales como los textiles con patrones simbólicos, significativas decoraciones para las paredes, esculturas en madera o danzas rituales.

Los tatuajes corresponden a una amplia red de códigos entremezclados junto con la estructura de las culturas tribales. Sin embargo, la preservación de la decoración corporal ha sido la más difícil.

"Conforme la gente envejece, las arrugas gradualmente cubren sus caras. El número de ancianos --quienes pueden ser vistos como la mejor fuente de la tradición oral acerca de la historia de Taiwan-- se ha reducido mucho," suspira Tien.

"A pesar de que los tatuajes tienen significados sobrenaturales para quienes los portan, no logran ayudar a la generación más anciana a defenderse del paso del tiempo. Espero que el Gobierno ponga más esfuerzos en salvar esta cultura en vías de extinción," opina Tien.

Tien ha abierto un estudio acerca de la cultura de tatuajes faciales en el distrito de Hualien, hogar de la mayoría de los atayales. También registra esta cultura en ocaso, para preservarla por medio de fotografías, y compartir así su legado cultural con las generaciones venideras.

"Aunque no usen realmente tatuajes en su cara tal y como lo hicieron sus antepasados, espero que los atayales modernos comprendan las antiguas costumbres y valoren las cosas que los tatuajes simbolizan: gloria, honor y virtud".

Adaptado del Taiwan Journal por Silvia Villalobos.

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